domingo, abril 28, 2024
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YITRO: ¿En qué pensás cuando ves las pirámides de Egipto?

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En preparación para la Perashá que leeremos mañana por la mañana, Yitró, que contiene la celebración del Pacto entre Dios y el pueblo judío en el Monte Sinaí ( מעמד הר סיני) y la presentación de los 10 Mandamientos como parte de ese pacto, estamos analizando el Primer Mandamiento: “Yo, HaShem, soy tu Dios, que te liberó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”. Ayer explicamos la primera parte de este versículo. Dijimos que este mandamiento consiste en aceptar a Dios como nuestro Soberano (Eloquim), y nos recuerda nuestro compromiso de conducirnos de acuerdo a Sus leyes. Aclaramos asimismo que la fe en Dios en el judaísmo no se reduce a una declaración verbal acerca de Su existencia  sino que se expresa fundamentalmente por lo que hacemos respecto a Dios (reconocerlo, amarlo, obedecerlo).
Hoy veremos la segunda parte de este versículo.
yo soy HaShem “tu Dios, que te liberó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos”
Dios no se presenta como “el Creador de los cielos y la tierra” , sino como “quien nos rescató de Egipto”.
¿Cuál es la diferencia?
¿CREADOR O LIBERTADOR?
En primer lugar cabe destacar que al mencionar la salida de “Egipto” se deja en claro que estos Mandamientos NO son de alcance universal, sino particulares para el pueblo que sufrió allí la esclavitud y fue milagrosamente rescatado de allí.  Desde un punto de vista formal y técnico, la Biblia concibe como código de ley universal a los 7 Mandamientos de Noaj, 4 (o 5) de los cuales son muy parecidos en su contenido a los 10 Mandamientos (no matar, no robar, no practicar la idolatría, el adulterio y el incesto, no ofender el nombre de Dios). Para comprender mejor esta distinción, recordemos que el contexto histórico de las 7 leyes tiene que ver con el pacto que Dios hizo con Nóaj y sus descendientes luego del diluvio universal.  Mientras que el contexto de los 10 Mandamientos es la celebración de un pacto con una nación en particular, Israel, que formalmente se compromete a la observancia de no 10 sino 613 mandamientos.
FUERA DE LA JURISDICCION DEL FARAON
Puede haber otra razón por la cual Dios se presenta como quien nos sacó de Egipto y no como el Creador del Mundo. Este pacto se celebra 7 semanas después de haber abandonado Egipto. Los esclavos judíos han vivido por generaciones al servicio del Faraón, y el Faraón y sus oficiales son la única fuente de autoridad que han conocido.  Dios le recuerda ahora al pueblo que su situación es diferente. No están en Egipto, territorio del Faraón. Ya no tienen que obedecerlo. Están “fuera de Egipto”, en el desierto, tierra de nadie: jurisdicción Divina.
Para entender más en profundidad el contraste que este versículo presenta entre Dios y el Faraón, recordemos que el Faraón forzaba a sus súbditos judíos a obedecer y trabajar para él. Mientras que Dios, como se ve en esta extraordinaria Perashá, “le ofrece” al pueblo judío celebrar “un pacto” con Dios, con responsabilidades mutuas y derechos. De esta manera, indirecta pero sin ambigüedades, la Torá denuncia la esclavitud, la tiranía y la arrogancia de los hombres que usan la violencia para imponer su voluntad a otros.
MEMORIA SELECTIVA
Finalmente veamos por qué este versículo aclara que Egipto era “ la tierra de esclavos”. Tal como pasa el día de hoy con muchas personas que no viven en medio oriente, “Egipto” suena como un destino turístico perfecto:  Giza y sus pirámides; el Valle de los Reyes, y Tutankamon;
el delta del Nilo, etc.  En los tiempos de la Torá Egipto ya era famoso por sus imponentes pirámides, por su caudaloso rio Nilo, por su esplendor, su excentricidad y sus riquezas. Egipto era la mayor superpotencia mundial. La Torá entonces le advierte a los Yehudim no pensar en Egipto con romanticismo. “Recuerda que en esa hermosa tierra fuiste sometido a la esclavitud”. Cuenta el famoso historiador griego Herodoto que en el año 600 antes de la era común, 800 años después de Moisés, el faraón egipcio se embarcó en proyectos de construcción “faraónicos”. Lo más relevante es que Herodoto registra los costos de producción de ese proyecto: 120.000 esclavos murieron en esa obra. No hay registros del número de judíos que murieron trabajando para el faraón en los tiempos de Moshé (aunque un famoso Midrash cuenta que los egipcios usaban los cuerpos de niños judíos cuando no alcanzaban los ladrillos). Al describir Egipto como “la casa de esclavos” la Torá quiere que no seamos víctimas de la memoria selectiva, y que cuando pensemos, por ejemplo en las pirámides, no olvidemos el costo que se tuvo que pagar….
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