miércoles, noviembre 13, 2024
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Rabbi Aquiba y los peces judíos

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DESOBEDIENCIA CIVIL

Alrededor del año 130 de la era común, 60 años después de la destrucción del Segundo Bet haMiqdash, los terribles decretos del emperador Adriano incluían la prohibición de estudiar y enseñar Torá. De esta manera, el malvado emperador romano buscaba borrar la Torá de la mente y el corazón de los judíos. Adriano sabía que mientras lo judíos fueran fieles a su Dios y obedecerían Sus leyes no lo considrarian a él como el soberano de los judíos.  Ahora, el decreto de Adriano dejaba a los judíos con una sola alternativa: la desobediencia civil. Los judíos se rebelaron contra este decreto y algunos de ellos pagaron este acto de fe con sus vidas. Sin embargo, no todos los judíos estaban de acuerdo en que había que luchar y arriesgar la vida para preservar la Torá. Tal como ocurre el día de hoy, en aquellos tiempos también había judíos a los que no les importaba vivir como romanos. Estos judíos asimilados criticaron a los Sabios los acusaban de “provocar a los romanos” y de “aumentar el antisemitismo” promoviendo la Torá. La Gemara en Berajot 61b registra un fascinante encuentro entre dos judíos con puntos de vista opuestos sobre este tema. Uno de ellos era nada menos que Rabbi Aquibá, el rabino más destacados de esa época.

EL PRIMER ENCUENTRO

 Esta historia transcurre durante el año 134 o 135. Ribbi Aquibá nació en el año 50, por lo que cuando ocurrió esta historia debió tener alrededor de 80 años. Desafiando el decreto de los romanos, Rabbi Aquibá enseñaba Torá en público. La Gemara nos cuenta acerca de un judío asimilado llamado “Papos hijo de Yehuda” ( פפוס בן יהודה). Lo primero que notamos es que este individuo ya había adoptado un nombre latino, “Papus”, desligándose de esta forma simbólica, pero muy elocuente,   de su pasado judío, representado por el icónico nombre de su propio padre: “Yehudá” (que significa «de judea» o «judío»).  Esta persona con un pasado hebreo y un presente romano se enfrentó a Ribbi Aquibá cuando enseñaba la Torá y le dijo: “Aquibá, ¿no tienes miedo de provocar a los romanos? Te atraparán y te condenarán a muerte por enseñar Torá».  Así, para Papos, los judíos que viven como judíos «provocan la ira de los romanos». Y la única forma en que los judíos podemos vivir en paz, y evitar el antisemitismo es viviendo como los romanos. Es asombroso ver lo relevante de esta historia, que tiene 2000 años de antigüedad, y no ha caducado. Millones de judíos en Estados Unidos y en el mundo piensan o actúan de una manara muyn parecida a la de Papos en esos tiempos.

EL ZORRO Y LOS PECES

Ribbi Aqiba le respondió a Papos con una extraordinaria parábola: Una vez, un zorro caminaba cerca del río y vio a los peces correr de un lado a otro, como si huyeran de algún peligro. El zorro, que trató de engañar a los apetitosos peces y les preguntó: ¿De qué están huyendo? Y los peces le respondieron: Nos escapamos de las redes de los pescadores .  Entonces el astuto zorro les dijo: ‘¿Por qué no suben a la orilla aquí junto conmigo? Aquí podrán vivir a salvo de las redes de los pescadores. Los peces le respondieron  al zorro: No se puede creer que digan de ti que eres tan inteligente: no te das cuenta que si en el agua, que es nuestro hábitat natural, tememos por nuestra vida, ¿cómo crees que podamos sobrevivir fuera del agua?  Ribbí Aqiba le explicó entonces la páranla a Papos :  La situación a la que nos enfrentamos los judíos en este momento es similar a la de los peces. En primer lugar, la Torá es para los judíos, lo que el agua es para los peces. Mientras sigamos dentro de nuestra Torá, aunque eso nos exponga al peligro, podemos seguir respirando y tratando de sobrevivir y evitar ser asesinados  por los soldados romanos que nos persiguen.  Pero si aceptamos la engañosa invitación del zorro, el gobierno romano,  y abandonamos la Torá, saltando fuera del agua, estaremos cometiendo suicido.

DOS TIPOS DE ROMANOS

Ribbí Aqiba le clarificó a Papos que hay dos tipos de romanos. El pescador y el zorro. Ambos buscan lo mismo: ¡tragarse a los peces! Hacer desaparecer a los judíos.   La única diferencia es que los pescadores no ocultan su intención. El ejército romano persigue a los judíos y tiende sus redes a plena luz del día y no trata de disimular su intención letal. El zorro, por otro lado, es más sutil. Los politicos e intelectuales romanos nos invitas a unirnos con ellos y vivir  juntos como un solo pueblo: el romano. Los romanos –como antes lo hicieron los griegos– ofrecían a los judíos la “Pax Romana”: formar parte del poderoso imperio romano, con una sola condición. Que los judíos simplemente salgan del agua, dejen su Torá. Ribbi Aquiba concluyó: “Prefiero estar expuesto a los pescadores y ser atrapado en el agua, que cometer suicidio espiritual. Y que te quede claro: una vez afuera del agua, cuando ya no puedas respirar como judío, el zorro te va a devorar. Esa fue su intención desde el primer momento” . 

Eventualmente Ribbí Aquibá fue atrapado por los romanos y fue condenado a muerte. Pero mientras esperaba su ejecución tuvo un nuevo encuentro con Papos ben Yehuda: esta vez el encuentro no tuvo lugar al lado del río sino en un lugar completamente diferente: el calabozo…  

Continuará 

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