כיצד מתוודה? אומר אנא ה’ חטאתי עוויתי פשעתי לפניך, ועשיתי כך וכך, והרי ניחמתי ובושתי במעשיי, ולעולם איני חוזר לדבר זה.
Hoy veremos la última parte del Viduy que representa también el paso final del proceso de Teshubá.
Luego de que uno confiesa sus transgresiones y expresa su arrepentimiento y vergüenza por lo realizado, uno debe decir: ולעולם איני חוזר לדבר זה «Y nunca más voy a volver a repetir esto que hice mal». El Viduy concluye con nuestro compromiso con nosotros mismos, expresado frente a HaShem, de no volver a cometer esta transgresión en el futuro.
La idea de la Teshubá es que al final del proceso suceda un cambio en mi proceder. En este momento este cambio ocurre al nivel de mi decisión: me comprometo a no hacerlo más. La prueba final de que cambié tendrá lugar cuando me enfrente a un escenario similar al que había cuando cometí mi transgresión, y ahora no haga lo mismo.
Para ilustrar esta idea imaginemos que estamos hablando de una persona que bebe en exceso hasta emborracharse. Se arrepintió, lo articuló con palabras y se sintió sinceramente avergonzado de lo hecho. Lo fundamental ahora es si este hombre en su corazón o en su mente piensa seguir bebiendo o si ha decidido dejar para siempre el alcohol. Sin esta determinación el proceso de Teshubá será incompleto.
Por supuesto que como explican nuestros rabinos, la verificación final de esta determinación se probará cuando este individuo tenga una vez más la oportunidad de beber y no lo se haga. Si se abstiene NO porque alguien se lo esté impidiendo sino porque así lo determinó y lo decidió él cuando hizo su Teshubá. Esta es la Teshubá completa.
Por el otro lado, si uno se arrepiente, confiesa y se avergüenza por lo que hizo mal, pero piensa seguir con el mismo hábito, o si uno sabe que en la próxima fiesta no va a hacer nada para controlarse, entonces la Teshubá no valió de nada…
Los Sabios dan el siguiente ejemplo: en los tiempos del Bet haMiqdash existían todo tipo de impurezas rituales. La purificación se realizaba sumergiéndose en el Mikvé o baño ritual. El cadáver de un reptil, por ejemplo, era una fuente de impureza ritual o tum-á. ¿Qué pasaría si alguien se sumerge en el Mikvé y emerge del mismo sosteniendo en su mano el cuerpo muerto de un pequeño reptil? Por un lado, se sumergió en el Mikvé; por el otro lado, todavía tiene en su mano lo que provocó su impureza. Entonces, ¿se purificó o sigue impuro? La respuesta es muy simple: esta persona sigue impura. Lo mismo sucede , dijeron nuestros Sabios, con aquel que hace Teshubá, confiesa y se arrepiente de lo hecho pero aún sigue sosteniendo en su mente los mismos pensamientos que lo llevaron a actuar mal. Todavía no tomó la determinación de dejar esos hábitos destructivos que en realidad son la fuente, la causa, de su «impureza» o transgresión.
La Teshubá debe incluir la decisión de cambiar. Para Maimónides, los malos hábitos suelen tener sus raíces en ciertas disfunciones mentales. Psicológicas diríamos hoy. Debo cambiar mi pensamiento, mi actitud. Pensar en los efectos y las consecuencias de mis malos hábitos y atacar allí, en la mente, que es donde está la verdadera raíz de mi problema.