viernes, agosto 15, 2025
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RESUMEN DE LA PARASHA EQEB

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Esta Perashá continúa con el  discurso de Moshé Rabbenu antes de despedirse definitivamente del pueblo judío, ya que Dios no le permitirá ingresar a Israel con el resto del pueblo. Moshé habla de las bendiciones que Dios brindará a Israel por cumplir la Torá. Y estas bendiciones, a su vez, le van a permitir al pueblo cumplir con la Torá en paz y sin sufrir persecuciones o pobreza material. Moshé les recuerda que HaShem es quien los asistirá en la guerra contra los enemigos y los ayudará a conquistar la tierra desplazando a los habitantes de Canaán.

Moshé también les advierte del peligro de olvidarse de Dios cuando uno se cree fuerte y poderoso, o cuando tiene su estómago lleno y piensa que ya no necesita de la asistencia divina. Una de las formas de recordar a Dios es la recitación del Birkat Hamazon, la mitsvá de agradecer a Dios después de comer.

Moshé advierte al pueblo sobre el peligro de la prosperidad y cómo la riqueza puede llevarlos a olvidarse de Dios y practicar la idolatría. La idolatría siempre se asoció con la superstición. Cuando uno tiene riquezas y no se concentra en darle el crédito a Dios por lo que uno tiene y agradecerle por Su generosidad, tiende a buscar «métodos mágicos de protección», directa o indirectamente asociados a la idolatría, ya que invocan poderes ajenos a la Torá. Esta adicción a la superstición termina alejando al hombre de Dios. Los judíos debemos ser humildes en tiempos de prosperidad económica y éxitos militares y recordar que es Dios, y no nuestro propio poder, quien nos concede el triunfo y el bienestar.

El pueblo está por ingresar a la tierra de Israel, que tendrán que conquistar militarmente. De las palabras de Moshé se puede percibir que tenían miedo de no ser merecedores de la asistencia divina en la difícil batalla que les espera, por culpa de los pecados de sus padres. Moshé les explica que, luego del pecado del becerro de oro, el pueblo judío perdió parte de su mérito. Pero les asegura que esto no debe desmoralizarlos en sus próximas batallas, ya que HaShem les otorgará la victoria y con Su ayuda derrotarán a los habitantes de Canaán. Moshé les cuenta que los habitantes de esa tierra merecen ser expulsados de la tierra santa por sus propias malas acciones, como la idolatría, el asesinato y la promiscuidad.

Moshé les presenta otros factores que también contribuirán a la futura victoria de Israel, a pesar de no ser completamente merecedores de la misma: en primer lugar, que Dios le prometió a Abraham, Yitzjaq y Yaacob que sus descendientes heredarán su tierra. Y en segundo lugar, que si Dios no les concede la victoria, el nombre de Dios será profanado entre las naciones, ya que cuestionarían Su poder para proteger a Su nación y cumplir Su promesa con ellos.

Moshé plantea la famosa pregunta: «¿Qué quiere Dios de nosotros?» Y su respuesta es que Dios quiere que sigamos los caminos de rectitud, ayuda al prójimo y justicia, por nuestro propio bien.

Gran parte de esta Perashá está dedicada a describir las hermosas características de la tierra de Israel. Y también se explica, en lo que hoy conocemos como el segundo párrafo del Shemá Israel, que la tierra de Israel, supervisada directamente por Dios, “reaccionará” por instrucción divina a nuestro comportamiento: por un lado, recompensará con abundantes lluvias nuestra lealtad a Dios. Por el otro lado, los cielos se cerrarán, no habrá lluvias y nuestra permanencia en la tierra será imposible si traicionamos nuestro pacto con Él. Como consecuencia de la pobreza, tendremos que abandonar la tierra prometida y escapar como refugiados a un exilio hostil.

El pueblo de Israel obtendrá la victoria sobre sus enemigos, logrará conquistar la tierra prometida y podrá habitar en ella para siempre si escucha los mandamientos y sigue los caminos de HaShem.

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