Una de las costumbres que nuestros Jajamim instituyeron para recordar la destrucción del Bet haMiqdash —especialmente en momentos de gran alegría— es la colocación de cenizas sobre la cabeza del jatán (novio) antes de entrar a la jupá, el palio nupcial.
Fuente talmúdica
El Talmud, en Baba Batra 60b, relata:
אמר רבא: בשעה שחרב בית המקדש גזרו חכמים שלא ישא אדם אשה, ולא יוליד בנים…
אמרו לו: נניח ישראל בלא פריה ורביה?! אלא כך אמרו: סד אדם ביתו בסיד, ומשייר דבר מועט…
עושה אדם כל צרכי סעודה ומשייר דבר מועט…
עושה אדם תכשיטי אשה ומשייר דבר מועט…
עושה אדם חתונה לבנו ומשייר דבר מועט.
מאי היא? אמר רב פפא: אפר מקלה בראש חתן.
Traducción:
Rabá dijo: Cuando fue destruido el Bet haMiqdash, los Jajamim establecieron restricciones para limitar la alegría… Una de ellas: “Un hombre puede celebrar una boda para su hijo, pero debe dejar algo incompleto”.
¿Qué es lo que se omite? Rav Pappa respondió: se colocan cenizas del fuego sobre la cabeza del jatán.
Codificación halájica
Esta tradición está registrada en el Shulján Aruj, Oraj Jayim 560:2:
נוהגים לשום אפר מקלה בראש החתן במקום הנחת תפילין…
Traducción:
Es costumbre colocar cenizas sobre la cabeza del jatán, en el lugar donde se colocan los tefilín (es decir, en la parte superior de la frente).
Detalles de la práctica
Las cenizas utilizadas tradicionalmente son éfer miklé, es decir, cenizas comunes de un horno, leña o chimenea, que en tiempos antiguos se obtenían fácilmente en cualquier hogar.
También puede utilizarse cualquier ceniza de madera común —incluso la de fósforos usados.
En nuestros días, muchas personas acostumbran a usar cenizas o polvo traído de la ciudad de Yerushalayim. No es obligatorio hacerlo, pero tiene un valor simbólico muy profundo.
Las cenizas se colocan específicamente en el lugar de los tefilín shel rosh —la parte más sagrada de la cabeza— para recordarnos que, incluso en el punto más alto de alegría, el judío no olvida la destrucción del Templo.
Este gesto se realiza con una pequeña cantidad de ceniza, de forma discreta y sin afectar la apariencia del novio.
En algunas comunidades se acostumbra recitar en ese momento el versículo de Tehilim 137:6:
אִם אֶשְׁכָּחֵךְ יְרוּשָׁלִָם, תִּשְׁכַּח יְמִינִי.
תִּדְבַּק לְשׁוֹנִי לְחִכִּי, אִם לֹא אֶזְכְּרֵכִי;
אִם לֹא אַעֲלֶה אֶת יְרוּשָׁלִַם, עַל רֹאשׁ שִׂמְחָתִי.
Traducción literal al español:
Si te olvido, oh Jerusalem, que mi mano derecha olvide su destreza.
Que mi lengua se pegue a mi paladar, si no me acuerdo de ti;
si no elevo a Jerusalem por encima de mi mayor alegría.
También nos recuerda otro versículo que menciona el profeta Yeshayahu 61:3:
לָשׂוּם לַאֲבֵלֵי צִיּוֹן, לָתֵת לָהֶם פְּאֵר תַּחַת אֵפֶר
Traducción:
Para consolar a los dolientes de Tzión, y que puedan tener [en sus cabezas] un adorno (el tefilín) en lugar de ceniza.
La práctica en la actualidad
Muchas comunidades sefaradíes y ashkenazíes siguen conservando esta antigua costumbre.
En algunos casos, las cenizas son colocadas por el rabino o quien oficia la ceremonia, justo antes de que el jatán camine hacia la jupá.
En otras comunidades, el mismo novio o sus amigos se colocan las cenizas previamente, en un momento privado y más informal, antes del inicio de la ceremonia.
Cabe señalar que esta costumbre está mencionada explícitamente en la Guemará, y desde una perspectiva talmúdica, tiene una base más clara y antigua que la famosa costumbre de romper una copa bajo la jupá, la cual aparece en Berajot 30b como una expresión general de tristeza dentro de la alegría.