domingo, julio 6, 2025
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JUQAT: Tres enseñanzas bíblicas para el nuevo ejército de Israel

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LOS HOMBRES LANGOSTAS

En algún punto no especificado en la Perashá de esta semana, Juqat, el texto bíblico hace un salto en el tiempo y nos transporta desde el segundo año de la salida de Egipto al año 40. Los nuevos protagonistas son la joven generación del pueblo de Israel, que esta vez está lista para luchar y conquistar la tierra prometida.

La generación anterior nació y vivió toda su vida en la esclavitud. No sabían luchar ni defenderse. Se habían liberado de la esclavitud pero sufrían del miedo a la libertad. Vieron y experimentaron los milagros más imponentes de la historia —las diez plagas, la apertura del mar, la revelación de Dios en el monte Sinaí, el maná que caía del cielo— ¡pero no se convencieron! Dios estaba con ellos, ¡pero no lo veían!  Fue la generación derrotista que se definió a sí misma como “langostas” que no podían defenderse del enemigo.

Esta generación ahora ha desaparecido. El cambio en la mentalidad del pueblo judío, lamentablemente, no ocurrió como un proceso de transición desde la esclavitud a la libertad. Ocurrió, como lo dijo una vez sin compasión el secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger: “Algunas veces el cambio de mentalidad no tiene lugar a través de un lento proceso de aprendizaje, sino funeral tras funeral”.

La nueva generación que no se crió obedeciendo al Faraón sino observando la voluntad de Dios comienza ahora su implacable campaña de conquista de la tierra prometida.

¿CÓMO NO NEGOCIAR CON SECUESTRADORES?

El primer desafío que enfrentan es sumamente relevante para nuestros días. Los cananeos de la ciudad de Arad, en el Negueb, atacan a los judíos.  ¿Saben qué hacen los cananeos? ¡Toman prisioneros judíos! ¿Y qué hace el nuevo ejército de Israel en su primer desafío? Primero rezan a Dios, le prometen lealtad y gratitud a Dios si les concede ese primer triunfo. Luego, ni se les ocurre negociar con los secuestradores, ya que en Medio Oriente eso refleja debilidad y estimula al enemigo a secuestrar más judíos.  La nueva generación ataca a los secuestradores del enemigo, los elimina y rescata a los rehenes. La Torá no parece muy a favor de negociar con terroristas. ¿Y el resultado?  No se escucha de ningún otro pueblo Canaanita que toma rehenes judíos. Lección número 1.

LA PRIMERA GUERRA

Inmediatamente después, encontramos a los judíos en lo que hoy es Jordania. Antes de atravesar el río Jordán para llegar a Israel, tienen que atravesar los territorios de Sijón y Og, reyes del Emorí y del Bashán respectivamente.

Sijón era un poderoso rey, con fama de invencible.

Ahora, el comandante en jefe del nuevo ejército de Israel, nada menos que “Moshé Rabbenu”, le envía a Sijón un “mensaje de paz”, . Moshé le dice a Sijón más o menos así:

“El pueblo de Israel solicita permiso para atravesar su territorio sin desviarse del camino principal, sin arruinar tus campos o viñedos, y sin intención de beber agua de tus pozos. No buscamos la guerra contigo. Solo queremos pasar por tu territorio para cruzar el río Jordán y llegar a nuestro destino: la tierra de Israel que nos fue prometida por Dios” (Bamidbar 21:22).

Sorprendentemente —o no— Sijón rechaza el generoso mensaje de paz de Israel y sin provocación alguna sale a atacar a los judíos. Irónicamente, el primer desafío militar para el nuevo ejército de Israel no fue atacar y conquistar sino “defenderse de sus atacantes”. Estamos ante la primera batalla del Ejército de “Defensa” de Israel.

Sijón calculó mal:

“Israel lo venció a punta de espada y heredó su territorio, desde Arnón hasta Yabok, hasta la tierra de Amón…”

No quedó nada del violento Sijón que no quería ni buscaba la paz.  E Israel “heredó su tierra”, del otro lado del Jordan, la anexó. Porque de acuerdo a la Torá, si alguien te ataca, te defiendes y le ganas, no le tienes que regresar su territorio: ahora es TU POSESIÓN. Lección número 2. Tierra conquistada, tierra anexada.

SEGUNDA GUERRA

Luego llega la segunda guerra que enfrentó el nuevo ejército de Israel. La batalla contra Og que también salió a atacar a Israel, sin provocación.

“El pueblo (de Israel) se dirigió hacia el norte por el camino de Bashán, pero Og, el rey de Bashán, salió con todo su pueblo para enfrentarlos en batalla en Edrei. Dios le dijo a Moshé: ‘No le temas, porque yo te lo entregaré a él y a todo su pueblo en tus manos. Harás con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey de los emoritas, que habitaba en Jeshbón.’ El pueblo de Israel lo derrotó a él y a todo su pueblo completamente… ” (Bamidbar 21:33-35).

Israel eliminó a Sijón y a Og porque no querían, y si los dejaban allí, era solo una cuestión de tiempo hasta que se rearmen de nuevo y ataquen, secuestren, violen o asesinen a los judíos. No se puede dejar lobos hambrientos alrededor del “rebaño de Dios” que solo quiere vivir en paz. Lección número 3.  ¡Los lobos son insaciables! Y cuando más los alimentas, más hambre tienen.

 

LOS NUEVOS SOLDADOS

No puedo dejar de conectar nuestra Perashá con nuestra realidad hoy en día, y con los valientes jóvenes soldados que hoy pelean con un espíritu bíblico indomable. Ellos comprenden que están luchando las Miljamot Hashem, “las guerras contra los enemigos de Dios, que son los enemigos de Su pueblo, Israel”. Estos soldados, que poseen una profunda Emuná, son cada vez más prominentes en el nuevo ejército de Israel.

Ayer miraba el programa periodístico “Los Patriotas” (הפטריוטים) del canal 14 de Israel, que se transmite de domingo a jueves a las 21.00 horas. En ese programa entrevistaron a dos soldados que cubrían sus rostros por seguridad (ver foto). Habían regresado de Gaza después de varias semanas de combate cara a cara contra terroristas de Hamas. Pertenecen a la nueva unidad Jashmonayim, integrada por soldados jaredíes (ultraortodoxos) que en el pasado no se reclutaban al ejército. Fue emocionante escucharlos: “Alef” y “Shin” —sus nombres se ocultaban por seguridad— expresaron su orgullo de servir a su pueblo y protegerlo, conscientes de que están escribiendo historia. Dijeron una y otra vez que, a partir del 7 de octubre, no podían quedarse con los brazos cruzados y que todo lo que querían era servir en una unidad del ejército donde respeten sus principios religiosos. Y estaban muy orgullosos de que ahora exista es unidad: Jashmonayim.

Esta es la nueva generación, la de los judíos del 8 de octubre, que traerá más Torá y principios judíos más sólidos al ejército de Israel.

Estos soldados, familiarizados con nuestra historia bíblica, saben muy bien que con terroristas no se negocia. Y tienen muy claro que las tierras conseguidas con sangre no se devuelven. Además, entienden perfectamente que no se puede tener compasión por los enemigos “amalequitas” (aquellos que solo buscan matarte). Porque luego del 7 de octubre, los judíos reaprendimos una lección que la Torá nos había enseñado hace mucho tiempo: que cada vez que le perdonás la vida a un lobo, estás matando a una oveja.

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