נפש כי תחטא ומעלה מעל בה’ וכחש בעמיתו בפקדון או בתשומת יד או בגזל או עשק את עמיתו
והיה כי יחטא ואשם והשיב את הגזלה אשר גזל או את העשק אשר עשק או את
Y habló HaShem a Moisés y le dijo: Cuando alguien peque y cometa una falta …engañando a su prójimo.. . por robo, o por extorsión …devolverá lo que tomó al robar, o lo que obtuvo mediante extorsión y [recién] entonces traerá al sacerdote su ofrenda de expiación…para HaShem
Levitico 5: 22-25
SACRIFICIO Y ARREPENTIMIENTO
La Parashá de la semana pasada y la de esta semana describen a los qorbanot, los sacrificios y ofrendas que se ofrecían en el Mishkan o Tabernáculo y que tenían varias funciones. Algunos eran parte del servicio diario en el Templo de Jerusalem. Otros se ofrecían durante las festividades, y algunos qorbanot eran ofrendas individuales, para agradecer a Dios o también como expiación de alguna transgresión cometida. Veamos un ejemplo de esta última categoría. La Torá describe el asham guezelot, un sacrifico que se traía cuando alguien robaba y luego se arrepentía y confesaba su falta. El sacrificio era en este caso, el último paso de su expiación, la forma en la que su falta quedaba finalmente cancelada. Hay dos puntos muy importantes sobre este qorbán que nos enseñan acerca de la altura moral del pueblo judío y de nuestra Torá.
UN BILLETE DE 100
En primer lugar, la Torá describe varias formas de robo: Ademas de mencionar el hurto directo, la Torá menciona, por ejemplo, el caso de alguien que encuentra algo que no le pertenece, un objeto que no se puede identificar a quién pertenecen, como una moneda o un billete que uno encuentra en la calle: no hay forma de saber de quién es porque los billetes no tienen nombres, ni direcciones ni signos identificatorios que puedan ser usados para encontrar a su dueño. Pero hay objetos que uno sí puede identificar a quién pertenece: por ejemplo una billetera. Si encuentro una billetera, un celular o cualquier objeto identificable, y en lugar de procurar encontrar y devolverlo a su dueño me lo quedo para mí, la Torá lo considera como «robo».
LA BICICLETA
Un segundo ejemplo: osheq, oprimir a una persona económicamente. Hay un caso muy específico que la Guemará reporta como el ejemplo más común de este tipo de opresión. Los Sabios lo describen con las palabras hebreas «LEJ VASHOB, LEJ VASHOB», que significa, «vete (ahora) y regresa (mañana)». Esto ocurre por ejemplo, cuando yo le debo dinero a una persona, esa persona viene a cobrar su dinero y yo , aunque tengo el dinero para pagarle, le digo: «vete y regresa otro día» . Este acto (que creo que en Argentina se llama: «bicicletear») también requería un sacrificio expiatorio porque esta clasificado por la Torá como «robo», ya que me quedé con un dinero que no me pertenece, aunque sea temporariamente, y le «robe» tiempo a mi acreedor.
¿COMO NO «USAR» LA RELIGION?
La Torá también aclara que el qorbán o sacrificio debía ser ofrecido solamente después de haber restituido lo que uno robó. De esta manera la Torá afirma que el qorbán, un acto religioso, no puede reemplazar la restitución, un acto de justicia. Tal como ocurre en Yom Kippur, no puedo pretender que Dios perdone mis faltas hacia el prójimo a menos que yo primero obtenga el perdón del prójimo. En este caso, debo saldar las cuentas con la víctima de mi delito y recién después tengo derecho a buscar mi expiación religiosa. El Midrash Tanjumá dice que esta idea está formulada de manera explícita en las palabras de David haMélej, en Tehilim, Salmo 24. Allí, el rey de Israel se pregunta: מי יעלה בהר ה’ ¿Quién merece subir al monte de HaShem, y pararse en el lugar de Su santuario? Y la respuesta inmediata es נקי כפיים «Aquel cuyas manos están limpias» de robo o hurto, agrega el Midrash (Tanjumá, Parashá 1). Dios no acepta los sacrificios que vienen de los corruptos, que no se arrepienten ni tratan de hacerse cargo de sus errores o trasngresiones. El sacrifico no es un soborno a HaShem. Es inaceptable y ofensivo que alguien traiga un sacrificio a Dios y pretenda el perdón Divino sin que antes obtenga el perdón humano y haya pagado por lo que robó.
Nuestra Parashá, Tehilim y el Midrash apuntan a un mismo mensaje: «NO» a la hipocresía religiosa, que no era poco común en otros pueblos y religiones.