jueves, diciembre 12, 2024
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La carta de Maimónides a los judíos conversos

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Aparte de sus libros sobre el Talmud (Pirush haMishnayiot) , la Halajá (Mishné Torá), la filosofía judía (More Nebujim)  y la medicina, diez tratados sobre temas médicos, Maimónides también escribió centenares de respuestas rabínicas sobre preguntas que le llegaban de todos lados del mundo. Y también compuso unas famosas cartas, Iguerot HaRambam, que a diferencia de las preguntas y respuestas son más extensas y podrían considerarse como monografías o pequeños libros sobre ciertos temas interesantísimos.  

Una de estas cartas se llama Igueret haShmad, la carta sobre “Las conversiones forzadas”. 

LOS YIHADISTAS ALMOHADES

En ese entonces los judíos estaban sufriendo la persecución religiosa de un grupo extremista musulmán, los Almohades, que aparte de luchar contra otros grupos islámicos también trataban de imponer su religión a los cristianos y judíos.  Este grupo se hizo muy poderoso a partir de 1147, cuando Maimónides tenía 12 años. Como sabemos, Maimónides y su familia escaparon de Córdoba y luego de España,  hacia el norte de Africa y al final llegaron a Egipto. Pero la persecución dejó sus cicatrices en Maimónides y entre otras cosas su experiencia le fue muy útil cuando tuvo que escribir a los judíos que como él, habían sido víctimas de la persecución.  

ISIS EN EL SIGLO 13

Cuando llegaban los Almohades a las juderías,  amenazaban de muerte a los judíos, hombres mujeres y niños, y muchos optaban por convertirse al Islam. Estas  conversiones no eran sinceras sino forzadas y todos esperaban que en poco tiempo la presión cediera y la vida volviera a la normalidad.  Una vez convertidos los judíos vivían exteriormente como musulmanes pero hacían todo lo posible, a veces arriesgando sus vidas para observar el judaísmo de la mejor manera posible. 

CÓMO EQUIVOCARSE DE RABINO

Los líderes de las comunidades judías le escribieron una misiva a un rabino (presumiblemente de Europa y que vivía entre cristianos) y le preguntaban cómo debían proceder y  qué podían hacer para reparar lo hecho.  Este Rabino tuvo palabras muy duras para ellos y les dijo que habían hecho muy mal en convertirse, que era imperdonable y que tenían que haber sacrificado sus vidas en lugar de haber pretendido aceptar el islam. Este rabino ya no los consideraba judíos. 

Los líderes religiosos quedaron profundamente amargados con esta respuesta y estaban desesperados porque muchos judíos que habían arriesgado sus vidas para mantener algo de su judaísmo en lo oculto habían perdido ahora toda su motivación y decían: “si de todas maneras ya no somos considerados judíos, convirtámonos completamente al islam”. Los lideres religiosos se dirigieron en onces a Maimonides, explicándoles las circunstancias que estaban viviendo y copiando la respuesta que dio el primer rabino.     

CARTAS QUE CURAN

La carta que Maimónides le escribe a estos judíos es conocida como “Igueret haShmad”, la carta acerca de las conversiones forzadas.  

En primer lugar Maimónides critica muy duramente al primer rabino y lo trata de insensible e ignorante. 

Maimónides explica por ejemplo que a diferencia de la conversion al cristianismo que implicaba la ceremonia del bautismo y la adoración a ídolos, los que se convertían al islam solo tenían que hacer una declaración verbal en la que decían que “Mahoma era el enviado de Dios”. Y que se justificaban que hayan pronunciado esas palabra para salvar sus vidas y las de sus hijos. 

Incluso en el caso de un judío que se vio forzado a adorar ídolos no se lo puede condenar y alejar sino que cuando quiere regresar al judaísmo hay que ayudarlo a integrarse nuevamente en la comunidad y mostrarle el camino de regreso con amor y atención.   

¿RABINO JUEZ O RABINO MEDICO?

Maimónides les dio mucho aliento a todos los que se tuvieron. que convertir por la fuerza y los motivó a seguir cumpliendo con la Torá secretamente hasta que las cosas volvieran a la normalidad.    

La crisis espiritual no hay que verla como un delito sino como una enfermedad. No necesita de un juez que la venga a sentenciar, sino de un médico que la venga a curar. Y ese médico fue Maimónides. 

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