lunes, diciembre 9, 2024
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Tehilim # 11: Cuando parece que nadie esta mirando…

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עיניו יחזו עפעפיו יבחנו בני אדם  

  

(11:1) En este Mizmor los amigos de David le aconsejan a él y a su familia que escapen. Le dicen que el enemigo está cerca, al acecho, esperando su oportunidad para atacar. Y la mejor opción es «escapar a  la montaña como los pájaros», que vuelan hacia los montes donde se sienten seguros, porque allí sus depredadores no pueden alcanzarlos. Pero David se niega a escapar. Tiene fe en HaShem.  Y por eso dice «En HaShem confiaré». Él es mi refugio.

(11:2) David reconoce que, ciertamente, sus enemigos «están preparando sus arcos y flechas para disparar contra él, desde la oscuridad». Aquí la oscuridad no se refiere necesariamente a la oscuridad física sino al anonimato. Los peores enemigos de David no son los que debe enfrentar abiertamente en el campo de batalla. Los hombres más peligrosos son los que conspiran contra el Rey David en secreto. Desde su propia corte. Los traidores. Los que lo alaban frente a sus ojos, o los que supuestamente lo protegen, pero en secreto planean su muerte.

(11:3) David reconoce que en momentos de peligro es natural que «el hombre justo se pregunte, ¿Qué podré hacer contra mis enemigos?» En ese instante parece que la única solución es escapar, salir volando hacia los montes.

(11:4) Pero el Rey David encuentra la respuesta para sus amigos y para sí mismo: En el escenario terrenal, visible, nos parece que los malvados triunfarán, seguirán teniendo éxito en su corrupta misión. A simple vista, nada podrá impedir que sigan sembrando la destrucción.   Pero, afirma David, no hay que olvidar que «HaShem desde Su trono celestial observa todo lo que pasa en nuestro mundo, y Él distingue entre los hombres». En otras palabras, HaShem distingue entre el hombre bueno y el malo, entre el justo y el corrupto. Los hombres pueden simular ante otros hombres. Pero a diferencia de los ojos humanos que pueden ser engañados con artimañas , mentiras y duplicidad, la «mirada de haShem» penetra en el corazón de los hombres. Él, y sólo Él,  conoce la verdad. Sabe lo que sentimos, pensamos y planeamos.

(11:5) Y hay algo más, D-s no es un observador pasivo. Un espectador.  «HaShem ama a los justos», y de alguna manera los protegerá. «HaShem no tolera (y de hecho, aborrece) al hombre que ama la corrupción y la violencia» y de alguna forma, eventualmente, lo castigará.

(11:6) Ya vimos lo que hizo D-s con las ciudades de Sodoma y Gomorra, epitome de la inmoralidad y la injusticia, las «destruyó con fuego y azufre». HaShem no practica la impunidad. No dejará sin castigar la injusticia de los malvados.

(11:7) «Porque haShem», que todo lo ve, que distingue entre el bueno y el malo, «ama las causas justas, y protegerá a aquellos que dirigen sus ojos hacia Él.» Aquí no se refiere únicamente a los hombres que elevan sus ojos hacia HaShem para rezar. Se refiere por sobre todo a los justos. ¿Y cómo define David a los justos? Aquellas personas que antes de obrar piensan: «¿Cómo se verá lo que voy a hacer a los ojos de haShem?». Los justos son los hombres que tiene plena y permanente conciencia de que HaShem nos está observando. Los justos son aquellos que se proponen vivir una vida que sea digna y justa a los ojos de D-s.

 

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