Yirmiyahu y la oportunidad que perdimos de evitar la destrucción del Templo.

En los días del rey Yoyaquim HaShem le habla al profeta Yirmiyahu y le dice que vaya al Bet haMiqdash y transmita este mensaje:
CAP 26: 1-6  «Así dice HaShem, …así le dirás… a todos [los que vienen de] las ciudades de Yehudá …no omitas ni una sola palabra. Tal vez te hagan caso y se arrepientan de su mal camino. Si así lo hicieran,  [Yo también] desistiré del mal que pensaba hacer [con el Bet haMiqdash y Yerushalayim]  por causa de sus malas acciones. Tú les advertirás que así dice HaShem: ‘Si no me obedecen ni se rigen por la ley que Yo les he entregado,  y si no escuchan las palabras de mis siervos los profetas, a quienes una y otra vez he enviado y ustedes han desobedecido,  entonces haré con esta casa lo mismo que hice con Shiló’.» 
Aquí el profeta demuestra cuál es realmente su misión. La profecía que anuncia la destrucción del Bet haMiqdash , en este momento, todavía puede ser evitada.  HaShem envió a los profetas para salvar a Su pueblo de las consecuencias  de su mal proceder. Al Bet haMiqdash le puede pasar lo que le pasó al Mishkán de Shiló, destruido por los Filisteos en los tiempos del profeta Shemuel. Pero, si el pueblo se arrepiente y corrigen su proceder, la destrucción se puede evitar…
La pregunta es: ¿Cómo reaccionó la gente que estaba en el Bet haMiqdash ante estas palabras? ¿Aprovecharon la advertencia de Yirmiyahu para corregirse?
Los Sacerdotes, y los falsos profetas, que eran los líderes del Bet haMiqdash, querían condenar a Yirmiyahu a morir. Ellos veían que este nuevo profeta amenazaba su autoridad y liderazgo y comenzaron a linchar a Yirmiyahu. ¿Cómo se justificaron? Acusaron a Yirmiyahu  de ser portador de malas noticias. Los falsos profetas anunciaban que todo estaba bien. Señalaron a Yirmiyahu como hereje y demandaron su ejecución. Con mucha hipocresía los sacerdotes y los falsos profetas decían: ¿Cómo es posible que este hombre diga que el Bet haMiqdash se va a destruir? Acaso piensa que HaShem no tiene el poder para evitar la destrucción de Su Santuario?
Pero como ya lo explicamos, para HaShem el edificio del Bet haMiqdash, sus paredes, sus recintos y sus techos no significan nada si el pueblo no se conduce con integridad.  Las personas que actúan mal no pueden  venir al Bet haMiqdash a limpiar los pecados que conscientemente seguían cometiendo. El ritual religioso, si no está acompañado de una conducta religiosa, es una forma de cinismo y sacrilegio.
Las fuertes palabras de Yirmiyahu contra esta actitud hipócrita hablan por sí mismas:
CAP 7: 3- 11 «Enmienden su conducta y sus acciones, y yo los dejaré seguir viviendo en este país.  No confíen en las palabras engañosas que [los falsos profetas] repiten: ‘¡Éste es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor [que nunca será destruido]’ .   Si corrigen su conducta y sus acciones, si practican la justicia los unos con los otros,  si no oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar, ni siguen a otros dioses …  entonces los dejaré seguir viviendo en este país, en la tierra que di a sus antepasados para siempre…. [pero hasta ahora] ustedes …roban, matan, cometen adulterio, juran en falso, queman incienso al Baal, siguen a otros dioses que jamás conocieron, ¡y luego vienen y se presentan ante Mí en esta casa que lleva Mi nombre [el Bet haMiqdash] , y dicen: ‘[Aquí] Estaremos a salvo’, para luego seguir cometiendo todas esas abominaciones! ¿Creen acaso que esta casa que lleva Mi nombre es una refugio de ladrones? «. 
Los Yehudim dejamos pasar la oportunidad de hacer Teshubá, de absorber el mensaje del profeta arrepentirnos. Y al poco tiempo la ciudad de Yerushalayim y su Templo fueron destruidos…. Las palabras de Yirmiyahu, lamentablemente,  no fueron escuchadas en su generación. Pero fueron escritas para las generaciones del futuro. Para nosotros. En estos días que vienen, que son días de duelo nacional, nuestra misión principal es dedicarnos a la introspección, recordar los errores de nuestros antepasados para corregirlos y no repetirlos jamás.



El profeta Yirmiyahu (Jeremías) y la advertencia final.

Para comprender qué llevó al pueblo de Israel a abandonar la Torá hay que remontarse a los tiempos del Rey Menashé. Menashé reinó en Yehudá (Judea, así se llamaba el estado judío en esos tiempos) por 55 años (687 – 643 aec).   Fue el reinado más largo, y de alguna manera, el peor de todos. En su afán por hacer la paz con el poderoso Imperio Asirio, Menashé transformó a Yehudá en una provincia asiria en todos los sentidos. Importó los dioses asirios y su culto, y eliminó por completo la Torá y la observancia de las Mitsvot. Fueron 2 generaciones que   estuvieron total mente desarraigadas de cualquier práctica judía y alejados de HaShem.    El Bet haMiqdash fue utilizado para la adoración de ídolos, y los Cohanim que se negaron a servir ídolos fueron expulsados dos.  Los jueces judíos, famoso por su sentido de equidad,  también se asimilaron, y ya no juzgaban con la justicia de la Torá sino con la justicia asiria, que siempre le daba la razón al que tenía mas dinero o poder.  Luego de Menashé reinó su hijo Amón, que fue peor que su padre, pero por lo menos reinó por poco tiempo: dos años.
A Amon lo sucedió Yoshiyahu (640-610 aec). Quien implemento toda una revolución religiosa para volver a servir a HaShem.  La historia de Yoshiyahu es fascinante.  En sus tiempos, mientras hacían ciertas reformas en las edifico del del Bet haMiqdash encontraron un Sefer Torá escondido.  Después de más de 60 años de total abandono religioso no había quedado ningún otro libro de Torá que no haya sido destruido. Al leer la Torá por primera vez en su vida, el rey Yoshiyahu se conmovió y decidió  volver a servir a HaShem. Y así comenzó un proceso de Teshubá nacional, que tuvo un éxito parcial.
Aquí es donde entra en la escena el profeta Yirmiyahu, quien trató por todos los medios de convencer a pueblo de  regresar a la observancia religiosa.
Veremos ahora algunas ilustraciones  de su profecía.
IDOLATRIA:

En el capítulo 10 de Yirmiyahu leemos:

“No sigan el ejemplo de otras naciones, ni se dejen asustar por las señales del cielo (=astrología) ,como esas naciones lo hacen. La práctica de esos pueblos es vanidad.  Cortan un tronco en el bosque, un escultor lo labra con su cincel, luego lo adornan con plata y oro, lo aseguran con clavos y martillo, para que no se caiga [y lo adoran como si fuera un dios!]. Los ídolos parecen espantapájaros en un campo sembrado de melones; no pueden hablar, y hay que cargarlos, porque no caminan. No tengan miedo de esos ídolos, que a nadie hacen mal ni bien. [Comprendan que] HaShem es el Dios verdadero, el Dios vivo, el Rey eterno…

SHABBAT: 
En el capítulo 17 de su libro, vemos como Yirmiyahu trata de convencer al pueblo de volver a observar el Shabbat.  Los Yehudim estaban tan asimilados que para ellos el Shabbat era un día más. Los asirios, que eran muy buenos comerciantes, habían contribuido a esta asimilación burlándose de aquellos judíos que no trabajaban en Shabbat, acusándolos de holgazanes. HaShem le ordena a Yirmiyahu que se pare en la entrada del mercado, en Shabbat, y le diga al pueblo:
«Di a la gente: Reyes y pueblo de Yehudá, habitantes de Jerusalem que entran por estas puertas, escuchen la palabra de HaShem…en Shabbat,  y por consideración a sus propias vidas, no carguen sus mercancías ni las metan por las puertas de Jerusalem… no hagan en este día ningún trabajo. Consagren el Shabbat,  tal como le ordené a sus antepasados…»
CORRUPCIÓN: 
Yirmiyahu tenía muy claro que el abandono de la observancia religiosa era también responsable por el abandono de la justicia, especialmente por la protección de los que menos tienen: los pobres, las viudas, los huérfanos.   Hay una frase que se repite una y otra vez en las profecías de Yirmiyahu: yedi’at HaShem, «conocer a haShem». Para Yirmiyahu conocer a haShem significa «imitar a HaShem»,  la máxima expresión de la espiritualidad judía. Pero ¿Cómo se imita a HaShem?  HaShem es El protector de huérfanos y viudas, El que practica el jesed, bondad, con los necesitados, y libera a los oprimidos.  Este mensaje se repite decenas de veces en el libro de Yirmiyahu.  En el capítulo 9 vemos un muy breve ejemplo: «Así dice HaShem, que no se enorgullezca el sabio por su sabiduría, ni el poderoso por su fuerza, ni el rico por su riqueza. Si alguien se quiere enorgullecer, que se enorgullezca de conocerme, de saber que yo soy HaShem, que actúo en la tierra con bondad, justicia y rectitud, y eso es lo que Yo quiero [que ustedes también practiquen] .»  
Continuará…



¿Qué llevó a la destrucción de Jerusalem?

 El primer Bet haMiqdash, Gran Templo de Jerusalem, fue destruido por los babilonios en el año 586 antes de la era común, hace más de 2600 años atrás.
Nuestros Sabios explicaron que los enemigos de Israel eran como la vara con la que HaShem castigaba al pueblo de Israel por sus transgresiones. Por lo tanto, cuando ayunamos en recuerdo a la destrucción del Bet haMiqdash no lo hacemos para recordar las batallas peleadas o para acumular resentimiento contra el enemigo, sino más que nada para concientizarnos de nuestra responsabilidad colectiva en estos eventos. ¿Por qué? Porque nuestra Torá y nuestros Jajamim enseñaron que el enemigo nunca podría haber destruido nuestro Templo si la presencia de HaShem no lo hubiera abandonado.  Y también nos enseñaron que la presencia de HaShem se aleja de nosotros cuando abandonamos la Torá y sus caminos de bien. Y ahí sí quedamos expuestos y vulnerables ante el enemigo.  
Es por esta razón que nuestros Sabios nos explicaron que el primer Bet haMiqdash fue destruido fueron 3 motivos principales: los Yehudim de esa generación, lamentablemente, se entregaron al culto de otros dioses (abodá zará). También predominaban el crimen, los asesinatos (shefijut damim) y la promiscuidad sexual (guilui arayot).
HaShem envió a sus representantes , los Nebiim o Profetas para advertir al pueblo judío y hacerles ver que estaban yendo por el camino equivocado. Los Profetas hablaban al pueblo y les hacian escuchar “el punto de vista de Dios”. Denunciaban la injusticia y advertían que si los Yehudim seguían en su mal camino, HaShem se iba a alejar de ellos y quedarían en las manos de enemigos muy poderosos, salvajes y sin compasión. Pero el pueblo judío, lamentablemente, no escuchó a los Profetas… y así la destrucción del Bet haMiqdash se tornaba casi inevitable…
En los últimos años del primer Bet haMiqdash el profeta que más se destacó fue Yirmiyahu (Jeremías). El vivió en el reinado de Yoshiyahu, de Yoyaquín, de su hijo Yoyajín y del último rey de Yehudá: Tsidqiyahu.
Presentamos a continuación un breve ejemplo de sus palabras al pueblo, que nos demuestran el estado inmoral de la sociedad de Yehudá.
Yirmiyahu, capítulo 22:
Primero, el profeta Yirmiyahu  advierte al rey y al pueblo de las consecuencias de lo que están haciendo:
22:1-13 «Así  dijo HaShem,  … Practiquen  la justicia y la rectitud, libren del explotador al oprimido, no humillen ni maltraten a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, no derramen la sangre del inocente. … Si de veras hacen esto que les mando, seguirá habiendo reyes que ocupen el trono de David, los cuales entrarán en carrozas y a caballo por las puertas de este palacio, acompañados de los funcionarios y del pueblo…Pero si no hacen caso de estas advertencias, este palacio quedará convertido en ruinas. Yo, HaShem, lo afirmo.”»
En el siguiente profundo texto Yirmiyahu se dirige al Rey Yoyaquín y a los ricos, y denuncia dos cosas: primero, como éstos se abusaban de los judíos pobres, y segundo el excesivo materialismo que practicaban. Es muy interesante observar como Yirmiyahu no critica el confort en sí, no aboga por un voto de pobreza, pero indica que el confort material no debe ser un objetivo en sí, que reemplace las aspiraciones espirituales.
Capitulo 22:13-17 “¡Ay de ti, que a base de maldad e injusticias, construyes tu mansión y tus altos edificios. Haces trabajar a los demás sin pagarles sus salarios…dices: “Voy a construirme un gran palacio, con amplias salas en el piso superior.” Y le abres ventanas, recubres de cedro sus paredes y lo pintas de rojo… ¿Piensas que ser rey consiste en vivir rodeado de cedro? Tus ancestros disfrutaban de una vida [con confort]; pero [también] actuaban con justicia y rectitud, y les fue bien… defendían los derechos de los pobres y oprimidos… eso es lo que se llama conocerMe, así Yo, HaShem, lo afirmo… pero tú sólo te preocupas por las ganancias mal habidas; dejas morir al inocente, y oprimes y explotas a tu pueblo.”
Continuará…



SHABBAT JAZON: El 9 de Ab y la hipocresía religiosa

Este Shabbat por la mañana comenzaremos la lectura del libro de Debarim y al finalizar leeremos una Haftará especial del libro  de Yesha’ayahu (Isaías). A esta  Haftará se la conoce como «Jazón» (por su primera palabra)  y por extensión al Shabbat antes del 9 de Ab se lo llama Shabbat Jazón.

Este texto de la Haftará se encuentra en el libro de Isaías 1: 1-27, y es una visión profética en la que este gran profeta de Israel reprende a los habitantes de Jerusalem por su falta de integridad y su corrupción. La Haftará describe los pecados que provocaron que Dios ignorara nuestras oraciones y plegarias y eventualmente llevaron a la destrucción de nuestro primer Bet haMiqdash. Al leer y recordar los errores de nuestros antepasados, podemos reflexionar sobre nuestro propio comportamiento, mejorar nuestras acciones y merecer ver nuestro Bet haMiqdash reconstruido muy pronto, en nuestros días.

Entre los muchos puntos que denunció el profeta, vale la pena recordar su criticismo sobre la hipocresía religiosa.

Así dijo a la gente de Yerushalayim en nombre de haShem: 15. [Así dice Dios], cuando extiendas tus manos en oración, apartaré Mis ojos de ti; aun cuando Me ofrezcas muchas oraciones, no te escucharé, [porque] tus manos están llenas de sangre.

Yesha’ayahu denunció a las personas corruptas que mataban, robaban, engañaban en sus negocios, practicaban el soborno, corrompían la justicia y simultáneamente ¡rezaban a Dios! Y no solamente eso: también pretendían que Dios escuchara sus oraciones y respondiera sus pedidos! Como dice el profeta Yesha’ayahu: estos feligreses llegaban al Templo, «con sus manos manchadas de sangre», y ofrecían sacrificios, como si Dios pudiera ser sobornado con regalos u ofrendas para ignorar sus malas acciones. Estos individuos, que quizás no eran pocos, tenían una idea muy infantil, inmadura y pagana de Dios.

Yesha’ayahu les explicó que NO existe el divorcio entre lo que uno hace y cómo uno reza. Un judío no puede practicar todo tipo de inmoralidades, y luego ir al  Templo y a rezar ¡como si nada hubiera pasado! Como si todo estuviera bien. Como si Dios no supiera lo que realmente hicieron y la maldad de su corazón. Yesha’ayahu les explica que eso es inaceptable: que la honestidad y la moralidad, la no explotación de los más débiles, es una obligación religiosa imperiosa. Y que cuando una persona se comporta piadosamente en el Templo y es un corrupto en sus negocios, ¡es un hipócrita! Y HaShem detesta la hipocresía religiosa más que la no religiosidad. Dios no está recluido en el Templo. Él sabe lo que hacemos. Rechaza la oración de los corruptos y demanda que nuestra vida sea honesta y virtuosa no solo en el Templo, sino también (o especialmente) fuera del Templo!

Yesha’ayahu también les dice que no están condenados para siempre a ser ignorados por Dios. Les explica que si una persona corrupta se arrepiente, mejora su comportamiento y se vuelve honesta, HaShem lo aceptará nuevamente. Para que esa situación se revierta y Dios esté dispuesto a escuchar sus oraciones, Yesha’ayahu les dice lo que tiene que hacer:

(1: 16-17)

“…Purifíquense [de sus malas acciones]. Dejen de hacer el mal, aprendan a practicar la justicia, busquen la rectitud, defiendan a los oprimidos, luchen por la causa del huérfano, y defiendan a las viudas «.

Cuando HaShem ve nuestro arrepentimiento nos acepta nuevamente y escucha nuestras oraciones. Y así tendremos el mérito de ver nuevamente nuestro Bet haMiqdash reconstruido.




TISHA BEAB: El día que Jerusalem fue cancelada

Este miércoles 26 de julio por la noche, comenzaremos el ayuno del 9 de Ab (Tish’a BeAb), que es el día de duelo nacional del pueblo judío. El ayuno y el duelo se observarán hasta el jueves 27 de julio por la noche.

Consulta aquí https://www.myzmanim.com/search.aspx los horarios del ayuno en tu ciudad de residencia.

כֹּה אָמַר ה’ צִיּוֹן שָׂדֶה תֵחָרֵשׁ, וִירוּשָׁלַיִם עִיִּים תִּהְיֶה

En Tish’a BeAb recordamos 5 eventos trágicos que sucedieron en nuestra larga historia y tratamos de reflexionar respecto a nuestra responsabilidad sobre los mismos.

La menos conocida de estas tragedias es también una de las más relevantes, ya que de cierta manera la relevancia de este acto sigue vigente. Me refiero al «arado de la ciudad» de Jerusalem (חרישת העיר), en el año 130 de la era común.

Para comprender por qué fue arada la ciudad –y lo que esto significaba en esos tiempos– debemos repasar un poco lo que ocurrió luego que el segundo Templo fue destruido por los romanos (año 68 de la era común). 

Cuando Adriano se convierte en el nuevo emperador romano, la situación de los judíos en Judea comenzó a empeorar. Uno de los momentos más tensos fue cuando el emperador viajó al Medio Oriente, en los años 129 y 130 de la era común, para visitar las tierras «más exóticas» de su imperio, como Egipto, Libia, Nubia, etc. El emperador se horrorizó ante una de las prácticas más comunes que llevaban a cabo los gentiles en esa región: la castración de esclavos y sirvientes (eunucos), que se practicaba para “domesticar” a los esclavos y hacerlos más dóciles, como se hace con los animales. En Roma, esa práctica estaba prohibida. Adriano decidió que todos los pueblos de su imperio adoptarían esta prohibición. Aclaremos que esto no ocurría en la tierra de Israel, la provincia romana de Judea, porque la castración está terminantemente prohibida por la Torá. No solo la castración humana, sino también la de animales, algo que era (y sigue siendo) totalmente aceptado en el mundo no-judío.Adriano penalizó la castración humana con la pena de muerte.

El gran problema fue que los enemigos de los judíos y del judaísmo, que nunca faltan, convencieron a Adriano de que la circuncisión judía también debía ser penalizada, por ser considerada una forma de castración. A nuestros enemigos no los fue difícil convencer al emperador, ya que éste no era muy amigo de los judíos. Y así fue que Adriano decidió penalizar la circuncisión judía con la pena de muerte. De nada sirvió que una delegación de Sabios judíos se reuniera con los representantes romanos para que le explicaran al emperador que la circuncisión no tiene nada que ver con la castración. Algunos historiadores especulan que Adriano fue influenciado por los primeros cristianos, que como sabemos a fin de reemplazar la práctica judía, habían abolido la circuncisión reemplazandola por el bautismo. La nueva postura antijudía de Adriano representaba una gran victoria para su causa.

Este decreto, que tuvo lugar alrededor del año 129, afectó tremendamente los ánimos de los judíos, que declararon estar dispuestos a sacrificar sus vidas a fin de cumplir el primer precepto que le corresponde a un niño judío. Ribbí Yishmael ben Elishá llegó a decir: “Quizás haya llegado el momento de que dejemos de casarnos y traer hijos al mundo (Babá Batrá 60 b)” ya que si los romanos descubrían que un niño fue circuncidado lo matarían a él y a sus padres. Pero la anulación del Berit Milá fue solo el preludio de otras tragedias que estaban por suceder…

En ese fatídico viaje por medio oriente, Adriano tomó otra terrible determinación que resultaría atroz para el pueblo judío: el emperador, que continuamente recibía peticiones de los judíos para que les permitieran reconstruir el Bet HaMiqdash, decidió “prevenir para siempre” que el Templo fuese reconstruido y declaró que planeaba remover las ruinas de la Ciudad Santa, a fin de eliminar cualquier vestigio de memoria judía de su destrucción. 

Para eso Adriano ordenó hacer tres cosas. 

1. Jerusalem sería reconstruida, «reseteada», al estilo romano, como una ciudad romana. Esto se hace removiendo las viejas ruinas de la ciudad y «arando el terreno para fundar los cimientos de la nueva ciudad”, creando los nuevos surcos se demarcaba los nuevos límites de la flamante metrópolis.

2. Cambiar el nombre de la ciudad. Desde ese entonces, Jerusalem se llamaría Aelia Capitolina”. “Aelia”, en honor a Adriano, ya que su segundo nombre era «Aelio» y “Capitolina”, en honor al ídolo romano, Júpiter Capitolino.

3. Construir en el terreno del Templo de Jerusalem un templo pagano para Júpiter Capitolino, el dios romano favorito de Adriano.

El día que la ciudad de Jerusalem fue arada, con el fin de ser erradicada para siempre de la memoria judía, fue el 9 de ab del año 130 de la era común.

También el nombre de «Jerusalem» fue cambiado y por siglos los romanos y luego muchos cristianos llamaron a Jerusalem Aelia o Capitolina (la construcción del templo pagano en el area del Bet HaMiqdash, nunca se llevó a cabo). 

Este evento fue celebrado por los romanos, como era su costumbre, acuñando una moneda ilustrativa. El texto de la moneda que vemos en la imagen abajo dice: «Col(onia) Ael(ia) Capit(olina)». En esta moneda se ve claramente a Adriano, representando a Roma, arando / erradicando la Ciudad Santa. 

El arado de la ciudad de Jerusalem y el cambio de su nombre demuestran que los gentiles hicieron todo lo posible, y más, para borrar la memoria de la Jerusalem judía y que perdiésemos cualquier esperanza de reconstruir nuestra ciudad capital. 

Baruj HaShem, ya nadie se acuerda de Adriano, ni del nombre «Aelia Capitolina» que solo se encuentra en los libros de historia antigua. 

Pero por el otro lado, milagrosamente, y después de 1900 años, no hay ser humano en la tierra que no haya escuchado acerca de JERUSALEM. Que ahora no es romana, ni cristiana , ni árabe, sino JUDÍA. ¡Es nuestra eterna ciudad capital y está más hermosa, feliz y llena de vida que nunca!

Adriano no solo intentó que el mundo olvidara a Jerusalem. Este terrible emperador, uno de los enemigos más obsesionados contra el pueblo judío en la historia, también cambió el nombre de Israel. En ese entonces los judíos teníamos dos nombres para Israel, uno era “Judea”, el territorio donde vivían los descendientes del Reino de Yehudá (que sobrevivió el asedio de los asirios, al tiempo que las otras 10 tribus fueron exiliadas) y también “Erets Israel”, la tierra de Israel. Para estar seguro de que los judíos nunca más volverían a reclamar la tierra de sus antepasados o incluso soñar con ella, Adriano cambió el nombre de Israel y la llamó: «Palestina», recordando que los pueblos invasores (pelisthim, significa en hebreo invasores extranjeros) se habían apoderado ahora de la tierra y ya no le pertenecía más a los judíos.

  

Adriano fracasó en su obsesionado intento de borrar la memoria judía de Jerusalem. E irónicamente (o estratégicamente) fue gracias a la observancia de Tish’a BeAb —el día de duelo por Jerusalem—que nunca nos permitimos dejar de recordar, llorar y rezar por la ciudad sagrada y su Templo. Y milagrosamente hoy estamos viviendo el PRIVILEGIO de ver a Yerushalayim «lista» para que B»H pronto veamos allí nuestro Bet HaMiqdash.

Por el otro lado, el plan de Adriano de erradicar el nombre de Israel y cambiarlo por Palestina, sigue siendo una de las batallas que después de 2.000 años todavía seguimos enfrentando en foros internacionales. Los enemigos de Israel ya no son los romanos. Ahora tienen un nombre diferente y una religión distinta, pero siguen con la misma agenda: erradicar a los judíos de su tierra, y que no se recuerde más el nombre “Israel”.

Pero no lo estean logrando y no lo van a lograr. 

Quiera el Todopoderoso que este sea el último Tish’a BeAb que tengamos que llorar por la destrucción de nuestro Bet HaMiqdash y que el próximo año veamos a Jerusalem totalmente reconstruida. AMEN

 




1. ¿Qué ocurrió el 9 de Ab?

En pocos días más observaremos el ayuno de Tish’a beAb, que es el día de duelo nacional. Este año, el ayuno comenzará el miércoles 26 de julio al atardecer y terminará el jueves 27 de julio al anochecer.

Para conocer con exactitud los horarios de este ayuno ver aquí .

LAS TRES SEMANAS En preparación para el ayuno del 9 de Ab, observamos ciertas costumbres de duelo. Estas tradiciones, que difieren considerablemente de una comunidad a otra, se vuelven más estrictas a medida que nos acercamos al 9 de Ab.

Hay 4 niveles de duelo que guardamos:

  1. El primer nivel, el menos estricto, es desde el 17 de Tamuz hasta el comienzo del mes de Ab (miércoles 19 de julio).
  2. El segundo nivel es el duelo que guardamos desde el principio del mes de Ab hasta la semana del 9 de Ab.
  3. El tercer nivel de duelo es durante la semana del 9 de Ab, es decir, desde el domingo anterior, 23 de julio.
  4. El nivel más severo de duelo es el que observamos el día 9 de Ab propiamente dicho (26/27 de julio).

LAS TRES SEMANAS (el nivel de duelo menos estricto)

CASAMIENTOS: Los rabinos del Talmud, Maimónides, el Shulján ‘aruj, etc., no mencionaron ninguna restricción respecto a la celebración de bodas durante estas semanas, antes del comienzo del mes de Ab. La antigua costumbre sefaradí, por lo tanto, no limitaba la celebración de un matrimonio entre el 17 de Tamuz y el comienzo del mes de Ab. Sin embargo, la costumbre ashkenazí fue suspender la celebración de matrimonios a partir del 17 de Tamuz. En la actualidad, y para mantener un nivel de uniformidad en el tema de los matrimonios entre las dos comunidades, las congregaciones sefaradíes también han adoptado la costumbre de suspender los matrimonios en estos días.

SHEHEJEYANU: El Shulján Aruj menciona que es apropiado evitar el consumo de una fruta de temporada nueva, lo cual requiere la recitación de la bendición Shehejeyanu, durante estas tres semanas. La costumbre sefaradí (Rab Obadaia Yosef) y ashkenazí (Penine Halajá) es reservar la recitación de Shehejeyanu por una fruta nueva para Shabbat.

CORTE DE CABELLO: La costumbre para la mayoría de los sefaradíes es permitirse cortarse el cabello o afeitarse hasta la semana de Tish’a BeAb. La tradición ashkenazí (Ramá 551:4) y la costumbre de los judíos marroquíes es diferente: está prohibido cortarse el pelo o afeitarse desde el 17 de Tamuz hasta después de Tish’a BeAb (las restricciones de corte de cabello no se aplican a las mujeres).

Rab Yosef Bitton

Nuestros rabinos mencionan las cinco tragedias que ocurrieron el 9 de Ab

1. JET HAMERAGUELIM (ca. 1500 antes de la era común): En el desierto, los judíos aceptaron el informe calumnioso de los diez exploradores. Lloraron y se quejaron a D-s por haberlos sacado de Egipto. También sugirieron que el Todopoderoso no sería capaz de ayudarlos en la conquista de la Tierra de Israel y derrotar a tantos enemigos. HaShem decretó que todos los que tenían 20 años o más no entrarían a la Tierra Prometida. Por el contrario, iban a estar en el desierto durante cuarenta años, hasta que toda esa generación desapareciera. La noche en la que los Yehudim lloraron y fueron condenados a morir en el desierto era Tish’a beAb.

2. JURBAN HABAYIT HARISHON (586 aec): En los tiempos del rey Tsidqiahu, el 10 de Tebet, los Babilonios capturaron la ciudad de Jerusalén. El asedio se mantuvo durante dos años y medio. Los Yehudim no tenían provisiones, alimentos o madera. Miles de personas murieron de hambre o de brotes epidémicos. El 9 de Tamuz los babilonios destruyeron el muro que protegía la cuidad y saquearon, mataron y destruyeron. Aún así, el Bet haMiqdash se mantuvo en funcionamiento hasta el día 17 de Tamuz, cuando por primera vez desde los días del Éxodo, se suspendió el sacrificio diario (Qorbán haTamid). El 7 de Ab, los babilonios entraron en el Bet haMiqdash y lo profanaron. El 9 de Ab, cerca de la puesta del sol, los babilonios encendieron el fuego que incendio nuestro Bet haMiaqdash durante esa noche y durante todo el día siguiente. Miles de judíos fueron asesinados, esclavizados o exiliados al imperio Babilónico. La historia de la destrucción de Jerusalén y su desolación se narra en Meguilat Ejá.

3. JURBAN HABAYIT HASHENI: En el año 68 de la era común, el 17 de Tamuz los romanos rompieron los muros que protegían Jerusalén e invadieron la ciudad santa. Durante las siguientes tres semanas saquearon la ciudad y destruyeron todo lo que vieron. En el noveno de Ab, después de profanar el santuario, Tito HaRasha destruyó y quemó nuestro Segundo Bet HaMiqdash. Cientos de miles de Yehudim fueron asesinados, vendidos como esclavos o exiliados. Los rabinos explicaron que los Yehudim estaban divididos y se peleaban entre ellos mismos (Sinat Jinam). Los Jajamim afirmaron que los romanos destruyeron un Bet haMiqdash que «ya estaba destruido por dentro», ya que cuando los Yehudim no estamos unidos, la Presencia de HaShem no está con nosotros.

4. NILKEDA BETAR : En el año 135 de la era común, los judíos se rebelaron contra el imperio romano. Esta vez con la aprobación de grandes rabinos y líderes judíos, entre ellos, Rabbí Aqibá.  La rebelión de Bar Kojba fue aplastada por el emperador romano Adriano. La ciudad de Betar (los Sefaradim la llamamos «Biter»), la última resistencia de los judíos contra los romanos, fue capturada por el enemigo en Tisha be-Ab. Cientos de miles de judíos (de acuerdo a la Gemara en Guitin 57b, Adrianus mató 4.000.000 de Yehudim) fueron asesinados y sus cuerpos fueron dejados sin enterrar.

5. NEJERASH HAHEJAL: Alrededor del mismo período, también en un 9 de Ab, el área más sagrada del Templo y sus alrededores fue arada por el general romano Turno Rufo. Jerusalem se convirtió en una ciudad pagana, y pasó a llamarse Aelia Capitolina.  El acceso a Jerusalem fue desde ese entonces prohibido para los judíos.

Otros trágicos acontecimientos ocurridos en el 9 de AB

1096

La Primera Cruzada comenzó el 9 de Ab de 1096. 10.000 judíos fueron asesinados en el primer mes, lo que llevó a la destrucción de las comunidades judías de Francia y la costa del Rhin. Aproximadamente 1.2 millones de judíos fueron asesinados en las cruzadas.

1290

Los judíos fueron expulsados de Inglaterra el 18 de julio de 1290 (un 9de Ab).

1492

Los judíos fueron expulsados de España después de haber vivido allí por más de 6 siglos. El edicto de expulsión obligaba a los judíos a abandonar el país a finales de julio de 1492. Tisha beAb caía ese año el 1ro de agosto. Hay diferentes versiones acerca del número de judíos que vivían en España antes de la expulsión. Hay quienes mencionan que habían al menos  250.000 judíos en España. Aunque el historiador español Juan de Mariana menciona que habían 800.000 judíos en España. Otras fuentes afirmaron que los judío en España sumaban 600.000 almas. De acuerdo a esta última opinion, 200.000 judíos permanecieron allí como «conversos». 200.000 fueron asesinados o murieron mientras huían de España y Portugal y 200.000 lograron escapar y establecerse en Marruecos, Argel, Túnez, Turquía (Turquía fue la mayor colonia de refugiados españoles en los tiempos de la expulsión), Grecia, Egipto , Siria, Erets Israel (Safed y Jerusalén), etc.

En  tiempos modernos

El 2 de agosto de 1941, el 9 de Ab, el comandante de la SS Heinrich Himmler recibió formalmente la aprobación del partido nazi para «La Solución Final». Como resultado, el Holocausto comenzó durante el cual pereció casi un tercio de la población judía del mundo.

El 23 de julio de 1942, 9 de Ab, comenzó la deportación en masa de Judios del gueto de Varsovia, en camino a Treblinka.

El 10 de Ab los siguientes eventos tuvieron lugar:

El centro comunitario judío AMIA en Buenos Aires fue destruido con un coche bomba, matando a 85 personas e hiriendo a 300, el 18 de julio de 1994.

El plan de retirada unilateral de Israel, también conocido como el «Plan de Desconexión de Gush Qatif», o el «plan de expulsión de Gaza», o haHitnatkut, comenzó el 10 Ab, 15 de agosto de 2005. 8000 Yehudim fueron desterrados de sus casas y la tierra fue entregada a la autoridad Palestina.  Se dice que este evento precipitó la elección del Hamas en el 2006, y conllevó a los ataques con misiles desde Gaza, que ya causaron 2 guerras.




1. ¿Cómo comenzó la destrucción de Jerusalem?

APRENDER DE LA HISTORIA
Estamos en un periodo de tres semanas– desde el 17 de Tamuz hasta el día 9 del mes de Ab (7 de Agosto de 2022) que se lo conoce con el nombre en hebreo: «Ben haMetsarim», «Entre las tragedias, en alusión a los trágicos acontecimientos que recordamos en el 17 de Tamuz y en el 9 de Ab. Estos son días en los que guardamos un grado de duelo que va creciendo en la medida que nos aproximamos al 9 de Ab, que es el día de duelo nacional del Pueblo judío. Estos son también días de reflexión, no solamente para conmemorar y recordar nuestra historia, sino especialmente para aprender de los errores que cometimos en el pasado. La filosofía de nuestra Torá es que  Tora judía es que hay una relación directa entre nuestro comportamiento religioso y el nivel de Protección Divina que merecemos, particularmente en el nivel colectivo, o sea, como pueblo. Como lo dice la Torá explícitamente en Perashat Bejuqotay (Levítico 26:14-46) y Perashat Ki-Tabó (28:15-69), cuando cumplimos nuestra parte del pacto y honramos nuestro compromiso con Dios, el Todopoderoso honra Su parte del pacto protegiéndonos contra nuestros enemigos.  
 
CUANDO LOS HERMANOS SE PELEAN…
Cuando nuestros Sabios analizaron, por ejemplo, qué fue lo que llevó a la destrucción del Segundo Templo (año 68 de la era común), no atribuyeron nuestra derrota al enorme poder militar de los romanos. Los Sabios, en lugar de eso, enseñaron a “mirarnos al espejo”. Y a preguntaron ¿Qué paso con nosotros mismos? ¿Qué hicimos mal para no mercer la ayuda Divina? En este caso, la respuesta que nos brindaron es muy específica: nuestro pecado fue “sinat jinam”. “Odio irracional entre hermanos”. Es decir, divisiones entre los propios judíos: sectarismo político, religioso, social. Algo que curiosamente creo que todavía no hemos superado. Esta intolerancia entre nosotros mismos, es irracional porque es muy peligrosa. Y es peligrosa por dos motivos: 1. Porque provoca que la Presencia (y protección) Divina nos abandone y 2. Porque las divisiones nos debilitan y quedamos expuestos a nuestros implacables enemigos. 
En realidad, todo lo que se necesita saber acerca de las desastrozas consecuencia de “sinat jinam” se puede aprender de la historia de dos hermanos Yojanán Hurquenus y Yehudá Aristóbulo. 
Lo ocurrido con ellos 130 años antes, desencadenó “literalmente” la destrucción de nuestro Bet haMiqdash. 
 
 
¿Cómo ocurrió que el pueblo judío, luego de haberse liberado de los griegos a través de los Jashmonayim (año 165 antes de la era común) y luego de haber establecido un estado judío independiente, terminó siendo invadido y luego destruido por los Romanos?  
Recordemos que en el año 141 aec, los judíos finalmente habíamos recuperado nuestra independencia y teníamos nuestro propio «ejército judío» que era muy poderoso y famoso por la bravura de sus soldados. Este fue un periodo de unión y fortaleza entre los Yehudim, bajo el liderazgo de Shimón, el hijo de Matitiyahu, donde gozábamos de una relativa paz y vivimos de acuerdo nuestra Torá. Definitivamente, HaShem estaba con nosotros.
Pero todo cambió en el año 65 aec. 
 
 
 
CUANDO LOS HERMANOS SE PELEAN …
 
Yojanán Hurquenus y Yehudá Aristóbulo reclamaban el trono luego de la muerte de Alexander Yanai. Y no se podían poner de acuerdo. La enemistad y el odio entre dos hermanos se reflejaba también en sus seguidores y adeptos politicos que no dudaban en aliarse con pueblos paganos para reforzar sus propios ejércitos.  La situación era tan mala que el «estado judío estaba al borde de una guerra civil” por las guerras entre estos dos hermanos y sus adeptos.  En esos años, los Romanos que estaban creciendo militarmente, habían enviado al famoso comandante Pompeyo al mediterráneo para proteger a sus barcos romanos de los piratas que los atacaban y los saqueaban. Una vez en Medio Oriente Pompeyo vio que la situación política en Judea era muy frágil y decidió aprovecharse de la situación. Se ofreció para arbitrar entre los dos hermanos y decidir quién debería asumir el cargo. Los judíos, distraídos con sus sangrientas batallas internas no se dieron cuenta de que estaban cayendo en una trampa mortal que abría las puertas a los romanos para apoderarse de Jerusalem…. Pompeyo decidió que Yojanán, el menos poderoso de los dos, debía ser el nuevo monarca. No conforme con el veredicto, Aristóbulo reunió un ejército en Yerushalayim. Pompeyo, con el beneplácito de Yojanán, trajo a su ejército y comenzó una guerra civil que duró más de 3 meses y en la que murieron más de 12.000 soldados judíos. Una vez vencido Aristóbulo, y con el ejercito judío ya debilitado Pompeyo desplazo a Yojanán, se apoderó de la ciudad de Jerusalem acabando y terminó así con el estado judío independiente. Los romanos se habían instalado en Jerusalem para quedarse, y nosotros les habíamos abierto las puertas…   
 
Para mas información sobre este periodo histórico ver aquí (hebreo: https://he.wikipedia.org/wiki/%D7%90%D7%A8%D7%99%D7%A1%D7%98%D7%95%D7%91%D7%95%D7%9C%D7%95%D7%A1_%D7%94%D7%A9%D7%A0%D7%99)
 
 
Continuará 
 
 
 
 
Halajot de las 3 semanas 
 
Durante estas tres semanas, desde el 17 de Tamuz hasta el 9 de Ab, observamos ciertas restricciones de duelo. Estas costumbres difieren considerablemente de una comunidad a otra y se vuelven más estrictas a medida que nos acercamos al 9 de Ab.
 
Hay 4 niveles de duelo que guardamos
 
1. El primer nivel, el menos estricto, es desde el 17 de Tamuz hasta el comienzo del mes de Ab (domingo 10 de julio).
 
2. El segundo nivel es el duelo que guardamos desde el principio del mes de Ab hasta la semana del 9 de Ab.
 
3. El tercer nivel de duelo es durante la semana del 9 de Ab, es decir, desde el domingo anterior. Este año, 2021, el 9 de Ab cae un domingo, el 18 de julio, y por consiguiente las restricciones de la semana del 9 de Ab no se aplican.  
 
4. El nivel más severo de duelo es el que observamos el día 9 de Ab propiamente dicho.
 
Presentamos aquí algunos ejemplos del primer nivel, es decir, desde este pasado domingo hasta el comienzo del mes de Ab:
 
CASAMIENTOS: Los rabinos del Talmud, Maimónides, el Shulján ‘aruj, etc. no mencionaron ninguna restricción respecto a la celebración de bodas durante estas semanas, antes del comienzo del mes de Ab. La antigua costumbre Sefaradí, por lo tanto, no limitaba la celebración de un casamiento entre el 17 de Tamuz y el comienzo del mes de Ab. La costumbre Ashkenazí, sin embargo, fue suspender la celebración de casamientos a partir del 17 de Tamuz. En el presente, y para mantener un nivel de uniformidad en el tema de casamientos entre las dos comunidades, las congregaciones Sefaradíes también han adoptado la costumbre de suspender los casamientos en estos días.
 
SHEHEJEYANU: El Shulján Aruj menciona que es procedente evitar el consumo de una fruta de temporada nueva, lo cual requiere la recitación de la bendición Shehejeyanu, durante estas tres semanas. La costumbre Sefaradí (Rab Obadaia Yosef) y Ashkenazí (Penine Halajá) es reservar la recitación de Shehejeyanu por una fruta nueva para Shabbat.
 
CORTE DE CABELLO: La costumbre para la mayoría de los Sefaradim es permitir cortarse el cabello o afeitarse hasta la semana de Tish’a BeAb. La tradición Ashkenazí (Ram»a 551:4) y la costumbre de los judíos marroquíes es diferente: cortarse el pelo o afeitarse está prohibido desde el 17 de Tamuz hasta después de Tish’a beAb (las restricciones de corte de cabellos no se aplica a las mujeres).
 



El saqueo del Templo de Jerusalem y la construcción del Coliseo en Roma

EL SAQUEO DEL BET HAMIQDASH.
El Bet haMiqdash, el gran Templo de Jerusalem, fue destruido y saqueado por el ejército de Tito, el hijo de Vespasiano, el emperador romano, el 9 de Ab del año 68 de la era común (70, para los historiadores modernos). Una vez de regreso a Roma, Tito fue recibido como un gran héroe por su padre y juntos organizaron una procesión de victoria sin precedentes en la historia de Roma. En esa marcha de triunfo se exhibían los increíbles y numerosos tesoros robados del Bet haMiqdash, el gran Templo de Jerusalem. Por ejemplo, la famosa Menorá, el candelabro, el Shulján haPanim, una mesa sólida y Mizbaj haQuetoret, el altar del incienso. Estos 3 artefactos estaban hechos de oro puro. Pero esto solo representa una muy pequeña parte de las riquezas que fueron robadas del Bet haMiqdash.
El profesor Louis Feldman, un experto en historia y lenguas clásicas que enseña en Yeshiva University , New York, escribió hace unos años un extenso artículo titulado «La financiación del Coliseo» («Financing the Colosseum») donde introduce dos fascinantes temas. El primero, el descubrimiento reciente de una antigua inscripción en el Coliseo donde se refiere al origen de los fondos que se usaron para su construcción. El segundo tema, tan desconocido como el primero, describe las abundantes riquezas del Bet haMiqdash y su origen. 
Yo quisiera referirme a estos dos puntos, agregando algo sobre lo que no escribe el profesor Feldman: ¿Por qué había tanta riqueza en el Bet haMiqdash y para qué se utilizaban esos fondos?   
 
Comenzaremos por la inscripción. 
 
EX MANUBIIS
El profesor Géza Alföldy de la universidad de Heidelberg, Alemania, descubrió que debajo de una inscripción de piedra del siglo V, que describe ciertos arreglos hechos en el Coliseo en ese tiempo, se escondía una inscripción mucho más antigua atribuida a Tito. Esto no es poco común. En el pasado, para escribir un texto sobre piedra o sobre un pergamino de cuero, se utilizaba muchas una materia prima «reciclada», es decir, piedra o cuero que había sido utilizado para escribir un texto anterior y ahora ese texto se borraba para escribir una nueva inscripción. A los pergaminos que contienen un texto nuevo escrito sobre un texto viejo «borrado» se los conoce como «palimpsestos». En nuestro caso, se descubrió que debajo de la inscripción del siglo V se escondía una inscripción que escrita en ocasión de la inauguración del Coliseo, que se empezó a construir en el año 72, en el reino de Vespasiano y concluyó en el año 80, cuando el emperador era su hijo Tito.
Lo más novedoso de esa nueva inscripción es que, tal como era la norma en esos tiempos, la inscripción también indica de dónde habían salido los fondos para construir el anfiteatro, que fue por siglos el más grande del mundo, con una capacidad para 80.000 espectadores. Las palabras claves son:  ex manubiis, es decir, «del botín de guerra».  
El texto completo dice: «El emperador Tito César Vespasiano Augusto ordenó que el nuevo anfiteatro se hiciera con lo obtenido de (la venta del) botín de guerra».
En su artículo el profesor Feldman demuestra que ese botín no pudo ser otro que el obtenido en la conquista de Jerusalem, más específicamente, todas las riquezas que fueron robadas del gran Templo de Jerusalem (para más detalles sobre este y otros puntos se puede consultar aquí su artículo en inglés:
 
Mencionaremos hoy 3 ejemplos que menciona Feldman. Y mañana B»H continuaremos. 
 
1. HERODES
Sabemos que en el interior del templo había ciento de artefactos y miles de decoraciones de oro y plata. Lo que es menos conocido es lo que relata el historiador judío del siglo I, Flavio Josefo, acerca del exterior del Templo que había sido recientemente remodelado por Herodes. «No le faltaba nada que pudiera sorprender ni al alma ni a los ojos». Herodes no escatimo esfuerzos y Josefo dice que el exterior del templo «Estaba cubierto completamente por enormes placas de oro» y agrega que «cuando salía el sol las paredes irradiaban un destello tan ardiente que las personas que trataban de mirarlo se veían obligadas a apartar la vista, porque el abundante oro reflejaba los rayos solares».
 
2. MAJATSIT HASHEQUEL 
Todos lo años se juntaba un impuesto dedicado a la manutención y funcionamiento del Bet haMiqdash llamado «majatzit hasheqel», el medio sheqel. Esta moneda de plata valdría en nuestros días el equivalente a 5 dólares. Tengamos en cuenta que en ese entonces vivían en Israel, de acuerdo a Feldman, «entre 4 y 8 millones de judíos» .  
 
3. DONACIONES
Aparte, muchísimos Yehudim, como dice la Mishná en Sheqalim, donaba también sus casas y campos para el Bet haMiqdash. 
Las donaciones no llegaban solo de los judíos de Israel. El Templo era el principal (o el único) beneficiario de donaciones de todos los judíos del mundo. En esos tiempos, primera mitad del siglo I de la era común, si bien la mayoría de los judíos vivía en Israel, también había importantes comunidades judías en Alejandría (Egipto), Roma, Turquía, Siria, Iran, Irak y el norte de África. Muchas de estas comunidades eran muy prósperas. Y los judíos que residían allí solían enviar permanentemente regalos y ofrendas para el mantenimiento y la prosperidad del Bet haMiqdash. Una ilustración: Cicerón cuenta que en los tiempos de Flacus fue embargado un transporte que cargaba 110 kilos de oro que estaban siendo enviados por los judíos de cuatro ciudades de Asia menor para el Templo de Jerusalem. 
 
 
Cuando los romanos llegaron al Templo y comenzaron a saquear sus riquezas encontraron, según Josefo: «innumerables [en latín: apeiron = incontables] sumas de dinero, innumerable cantidad de sedas con joyas incrustadas, y otros metales preciosos, porque el Templo era el depositario de muchas riquezas cedidas por ricos y nobles…»
Finalmente, y para tener una idea más aproximada del impacto económico que tuvo el saqueo del Bet haMiqdash, mencionemos que luego de que el Bet HaMiqdash fuese saqueado había tanta riqueza en el imperio romano «que el valor del oro bajó a la mitad».  
 
Lo que es más: Vespasiano había heredado un imperio que estaba en la bancarrota, principalmente debido a las excentricidades de su antecesor, el impredecible y trastornado Nerón (que murió en el año 69). Sin embargo, luego de despojar Jerusalem, Roma experimentó un par de décadas de abundancia y prosperidad sin precedentes. 
 

Ver también este artículo: https://www.abc.es/historia/abci-holocausto-imperio-romano-judios-asesinados-para-construir-coliseo-201901290222_noticia.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F




YOM MEORI, un triste poema Sefaradí de Tisha BeAb

El sucesor de João II, Manuel, se dio cuenta de la conveniencia de tener comerciantes y artesanos judíos en su reino y se comportó de manera más permisiva hacia ellos. No obstante, los monarcas católicos, los principales instigadores de la deportación de judíos, no aprobaban el hecho de que Portugal se volviera el refugio para los judíos y conversos que ellos habían expulsado de España. Cuando la realeza española iba a casar a su hija, Isabel de Asturias, con Manuel de Portugal, la primera condición que estipularon fue que Portugal no le diera asilo a los refugiados judíos.

En 1497, el rey de Portugal inició un proceso de “conversión colectiva de facto” mediante el cual todos los judíos presentes en el reino de Portugal eran considerados a partir de ese momento Cristianos Nuevos. Y por supuesto, una vez convertidos, tenían prohibido, bajo pena de muerte, “judaizar”, es decir, practicar cualquier ritual judío.

En ese momento la mayoría de los judíos comenzaron a vivir en apariencia como cristianos, esperando la oportunidad de marcharse cuanto antes hacia otros destinos. Miles de familias judías convertidas de facto vivieron en esta situación durante años, y algunas de ellas por tres, cuatro o más generaciones.

Los hijos de las familias que se rehusaron a convertirse y no tenían la posibilidad de irse de Portugal fueron tomados de manos de sus padres a la fuerza, algo que ni siquiera la cruel Inquisición española se atrevió a hacer. Miles de niños jóvenes, menores de catorce años, fueron llevados a la fuerza a conventos para ser criados como católicos. Más de setecientos jóvenes judíos adolescentes, hombres y mujeres, fueron llevados a una terrible travesía en barco hacia Saõ Tomé (Santo Tomás), una isla que había sido recientemente colonizada por exploradores portugueses de la costa oeste de África Central, y era utilizada como una cárcel para criminales. Según informes contemporáneos, muchos de aquellos jóvenes que no fueron devorados por los reptiles enormes que habitaban ese lugar murieron rápidamente de hambre o exposición las inclemencias climáticas.

El Rab Saba escribe sobre este terrible acontecimiento en su libro Tzeror Hamor, Parashat Ki Tavo:

«Esta es la gran desgracia que cayó sobre nosotros en Portugal, que el rey tomó a los jóvenes y los envió en barcos a las islas de reptiles para poblarlas».

Dos de los hijos del Rab Saba fueron capturados en estas circunstancias. Se dice que para buscarlos, se disfrazaba de campesino cristiano y visitaba los conventos. Cuando llegaba recitaba en voz alta el Shema Israel  la plegaria central del judaísmo en el medio del patio. Al escuchar la voz de Rab Abraham, atraídos por la melodía familiar del Shema, los niños judíos que se encontraban allí se acercaban a él y lloraban desconsoladamente. Nunca volvió a ver a sus hijos.

En 1495, falleció el rey João II y con el ascenso del rey Manuel (Emanuel I, el Afortunado) la situación de los judíos no mejoró. Dentro del primer año de su mandato, Manuel contrajo matrimonio con la princesa española Isabel de Asturias, la hija de Fernando e Isabel. Los monarcas españoles pusieron como condición de matrimonio que el rey Manuel debía deshacerse de todos los judíos de Portugal. El 4 de diciembre de 1496, Manuel ordenó que para noviembre del año siguiente, ningún judío tenía permitido permanecer en Portugal. Para los judíos que se habían rehusado a convertirse en España, arriesgando sus vidas y abandonando todos sus bienes para defender su fe judía, otra vez había llegado la pesadilla de la elección entre conversión o un exilio incierto.

Muchos judíos se negaban a convertirse y abandonaban el territorio portugués de la manera en la que podían. Al enterarse de esto el rey Manuel reconsideró la pérdida de ciudadanos judíos y el impacto negativo que ello tendría en la economía de su reino, y decidió mantener a los judíos en el país a cualquier precio. Para cumplir con las condiciones expuestas por los reyes de España, decidió “convertir a todos los judíos automáticamente y por decreto”, es decir, sin que fuera necesario su consentimiento.  En otras palabras, en lugar de “expulsar a los judíos de Portugal”, resolvió “expulsar al judaísmo de los judíos”. Y una vez que hizo esto comenzó una tremenda presión para que los judíos se bautizaran voluntariamente. Por lo general esa presión se tercia amenazando a los padres que si no se convertían, iban a perder a sus hijos.  

En ese momento, había un grupo de veinte mil judíos en Oporto, que estabas desesperados por marcharse de Portugal, entre ellos estaba el Rab Saba, y los oficiales portugueses les informaron que iban a poder partir en barco pero no desde  Oporto sino desde Lisboa. En Pésaj, el 19 de marzo de 1497, llegaron a Lisboa, pero en lugar de ser evacuados, los niños judíos de ese grupo fueron detenidos y a sus padres los enfrentaron a la terrible decisión de abandonar su fe o abandonar a sus hijos. Muchos judíos se convirtieron para salvar a sus hijos.  Y además porque el rey Manuel se comprometió a no permitir que el tribunal de la Inquisición llegara a Portugal por al menos veinte años. Esta promesa fue cumplida, y así, por mas de 30 años, los judíos vivían en apariencia como cristianos y en la intimidad seguían practicando el judaísmo si temas a ser descubiertos por la inquisición y condenados a la hoguera.  

יום מאורי 
יוֹם מְאוֹרִי חָשַׁךְ בְּגֵרוּשׁ קַסְטִילְיָא אוֹי לִי עַל שִׁבְרִי שֶׁבֶר יְרוּשָׁלַיִם אַל תִּזְכְּרִי עוֹד אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי כִּי לְשֶׁבֶר קַאסְטִילְיָא לֹא נִמְצָא צֳרִי מִפּוֹרְטוּגַל נִשְׁמַע קוֹל נְהִי בְּמָרָה אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי כִּי אֵין שֶׁבֶר כְּשִׁבְרִי וּמָזוֹר כִּמְזוֹרִי עַז פָּנִים מֶלֶךְ קָשֶׁה מְנֻוָּל שְׁמוֹ אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי שָׁכַח שֵׁם אֱלֹהֵי יִשְׁעִי וְאוֹרִי יְלָדִים הָאוֹמְרִים בְּכָל יוֹם שְׁמַע יִשְׂרָאֵל אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי אוֹמְרִים לָעֵץ הָקִיצָה וְלָאֶבֶן עוּרִי הַמְיַחֲדִים בְּכָל יוֹם ה’ אֶחָד אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי אָמְרוּ אָב בֵּן וְרוּחַ אֲשֶׁר הוּא יוֹצְרִי קִיְּמוּ וְקִבְּלוּ אֲבוֹתָם כָּהֵם אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי אָמְרוּ שְׁלוֹשָׁה אֵלֶּה הֵם כִּתְרִי וּנְזִירִי סִפְדוּ וּנְהוּ נְהִיָּה עַל בֵּית הַתְּפִלָּה אֲהָה עָלַי וְאוֹיָה לִי אֵיךְ סִפְרֵי הַקֹּדֶשׁ נִטְמְנוּ בַּעֲפָרִי וַחֲכָמִים חֲסִידִים וְאַנְשֵׁי מַעֲשֶׂה אֲהָה עָלַי וְאַלְלַי אָמְרוּ בְאִישׁ מֵת שַׂמְתִּי אֲנִי שִׂבְרִי נַחֲמֵנוּ הָאֵל בְּקָרוֹב בִּתְשׁוּעָה בִּמְקוֹם אֲהָהּ אָרִים בִּתְרוּעָה בְּבוֹא יִנּוֹן וְאֵלִיָּה גוֹאֲלִי

Mi día de luz se volvió en oscuridad, con la expulsión de Castilla ¡Ay de mí por mi sufrimiento!

Ya no me recuerdes la destrucción de Jerusalem, porque por la destrucción de [las comunidades judías de] Castilla no he encontrado un remedio [que me cure] .

Desde Portugal se escucha una voz que llora de amargura, 
porque no hay destrucción como la mía y exilio como mi exilio.  

El perverso y cruel rey [de Portugal Manuel] “menuval” su nombre, forzó a que se olvidara el nombre de mi Dios, mi Salvador, mi Luz!

Los niños que todos los días decían “Shemá Israel”, ahora le dicen a la madera [la cruz] “¡resucita!” y a la piedra [las estatuas de los santos] “¡despierta!”  .

Los que antes decían  “Dios es uno”, ahora dicen “el padre, el hijo y el espíritu”,  son mi creador. 

Sus padres [también] tuvieron que aceptar [la conversion forzada para no morir] y tuvieron que decir: “estos tres son mi corona y mi tiara”.  

Llorad y decretad luto por las Sinagogas [abandonadas], y por los rollos sagrados [de Torá] que tuvieron que ser enterrados en el polvo.

Y por los sabios píos y por los hombres de acción, que han sido forzados a decir: “En un hombre muerto pongo mi esperanza”. 

Que Dios pronto nos consuele con Su salvación, y que en lugar de llorar “AHA” cantemos con alegría, con la llegada de nuestro Mesias y Elíahu HaNabí 




Reflexiones de Tish’a beAb

Hoy es un día de ayuno y también  de introspección y arrepentimiento.

Los rabinos explicaron que en el momento de la destrucción del Bet haMiqdash (586aec) los judíos practicaban los tres pecados capitales: la idolatría, el asesinato y la promiscuidad. Después de la destrucción de Jerusalén los judíos fueron exiliados a Babilonia y, finalmente, después de 70 años en el exilio, pudieron regresar a Israel para construir el Segundo Bet- haMiqdash. ¿Por qué Hashem nos permitió volver? Porque los Yehudim se arrepintieron y corrigieron su comportamiento. Abandonaron esos pecados. HaShem aceptó su Teshuba y concedió a Am Israel otra oportunidad.

El segundo Bet haMiqdash fue destruido hace casi 2000 años (68 ec). Los rabinos explicaron que los judios de esa época eran meticulosos en todas las leyes rituales, pero se odiaban unos a otros (sinat jinam). Podían humillar a una persona públicamente y nadie salía en defensa de la víctima. Hablaban mal unos de otros, (leshón hará) , sembrando las semillas de hostilidad sin ningún remordimiento. Reinaban la intolerancia y la envidia. Se concentraban más en los que los dividía que en lo que los unía. Había tres ejércitos judíos, capaces de enfrentar y tal vez derrotar a los romanos, pero estos ejércitos competían y luchaban entre sí. Y fueron un adversario muy fácil para los romanos.

Este comportamiento provocó que la Presencia de HaShem abandonara el Bet-haMiqdash. Y sin la presencia de Dios, el Bet haMiqdash era una estructura endeble y frágil de piedras y arcilla, destinada a colapsar. Sin la presencia de Dios éramos una presa fácil para nuestros enemigos.

Después de la destrucción de Jerusalem terminamos en un exilio del que todavía no salimos.  Aún no tenemos nuestro Tercer Bet haMiqdash . Aún no hemos tenido una oportunidad o señal Divina  para restaurar la Casa de Hashem. ¿Por qué? ¿Será porque HaShem está rechazando nuestro arrepentimiento? ¿O tal vez porqué todavía no nos hemos arrepentido de los pecados que nuestros antepasados practicaron hace 2000 años atrás? Veamos. ¿Hemos corregido esas faltas sociales?  ¿Hemos superado el odio, la competencia, las divisiones y la envidia entre nosotros mismos?   O tal vez todos esos terribles pecados por los que fue destruido el Segundo Bet haMiqdash se han convertido en un comportamiento aceptable para nosotros, algo que nos acostumbramos a tolerar, una forma de vida  de la que no sentimos que nos tenemos que arrepentir…

Tal vez, sólo cuando estemos más unidos, y seamos más tolerantes y respetuosos entre nosotros, podamos ver la construcción del Tercer Bet haMiqdash.

Todo comienza por darnos cuenta que depende de nosotros.

Que sea éste el último año que lloramos por nuestro Bet haMiqdash. AMEN. 



Judea se libera de Roma (años 66-68 de la era común)

Si bien la rebelión judía contra Roma culminó con la destrucción de nuestro Bet haMiqdash, también demostró el coraje y la determinación de los Yehudim para luchar por obtener un estado judío independiente.

La rebelión, llamada en hebreo HAMERED HAGADOL comenzó en el año 66. Los judíos se atrincheraron en la ciudad de Yerushalayim, que estaba protegida por muros muy poderosos.

Los Yehudim, sin embargo, no tenían un frente unido. Y al mismo tiempo que se enfrentaban al ejercito romano, también se peleaban entre sí: los que querían rebelarse contra Roma, liderados por Menajem haGuelilí, contra el ejercito judío de Agripas II junto a los saduceos, que se negaban a rebelarse contra Roma.

Menajem había atacado la famosa fortaleza de Metsadá (Masada) y se había hecho con muchas armas capturadas de los romanos.  Ahora Menajem utilizaba estas armas contra el ejercito de Agripas que contaba con unos 2.000 soldados. Estas batallas civiles duraron una semana, con la victoria de Menajem. Menajem también derrotó al ejercito Romano y mató a todos los soldados apostados en Jerusalem.

Por el otro lado, se organizó un nuevo comando judío liderado por El’azar hijo del gran sacerdote Jananyiá. El’azar ordenó que no se ofrecieran más sacrificios en el Bet haMiqdash en honor al emperador romano. Esta era una clara señal de que los judíos ya no aceptaban la autoridad de los romanos y se estaban declarando como un estado independiente de Roma.

 

En Yerushalayim la situación era muy tensa. El’azar se enfrentó con Menajem, diciendo que  Menajem se comportaba como un tirano. “No queremos cambiar a un tirano [el emperador de roma] por otro tirano {Menajem]”, dijo El’azar.  El’azar se enfrentó al ejercito de Menajem y ejecutó a su líder.

Mientras tanto, los romanos que estaban perdiendo la guerra en Yerushalayim, decidieron vengarse de los Yehudim que vivían en otras ciudades de Israel: Acco, Ashquelón, Cesárea, etc.  Flavio Josefo reporta que decenas de miles de judíos fueron masacrados por los romanos en este periodo. Roma envío un gran ejercito con un total de 40.000 soldados al mando de Casius Galus para sofocar la rebelión en Jerusalem. Mientras avanzaba desde el norte, Casius arrasaba y hacia incendiar toda ciudad y pueblo judío que encontraba en su camino.  Esto también hizo que la rebelión judía contra Roma se expandiera fuera de Yerushalayim y contará con más apoyo interno.

Cuando llegaron a Jerusalem, los romanos sitiaron la ciudad y los soldados se organizaron en formación de ataque. Los Yehudim estaban preparados para defender la ciudad con sus vidas.  Los romanos atacaron durante seis días consecutivos. Trataban de escalar el muro con unas torres especiales, pero los Yehudim resistieron y repelieron el ataque.  Josefo cuenta que los romanos hacían una formación militar llama “la tortuga”: se protegían con sus escudos de cualquier ataque desde arriba de la muralla, mientras azotaban con terribles golpes la puerta de la ciudad tratado de derribarla o incendiarla. Casius también intentó con arqueros, para debilitar las defensas judías apostadas en las altas torres de la muralla, pero los Yehudim también resistieron.

Durante seis días el ejercito de Casius lo intentó todo, pero no pudieron quebrar las defensas judías.  Y entonces, ocurrió lo que nadie esperaba: Casius sorpresivamente emprendió la retirada. Los historiadores no están seguros si esto se debió a que Casius subestimó la capacidad de los Yehudim para seguir adelante con su rebelión, o si su ejercito no estaba lo suficientemente organizado, o si no contaba con los suministros necesarios para su ejercito, ya que las milicias judías comandadas por otro líder, Shimón ben Guiorá, se encargaban de emboscar y destruir a las caravanas que traían refuerzos y suministros para Casius.  Esta retirada fue un verdadero milagro. Y si hubiéramos permanecido unidos, dijeron nuestros Sabios, con la ayuda de HaShem, nunca nos habrían vencido.

Mientras los Yehudim celebrábamos esta milagrosa victoria, el emperador Nerón preparaba una nueva ofensiva contra la ciudad, esta vez al mando del experimentado comandante Vespasiano.

Es muy interesante ver como la victoria de los Yehudim se reflejaba en la vida diaria. Cuando derrotaron a Casius Galus los Yehudim recuperaron su libertad y como parte del celebración de esta victoria acuñaron su propia moneda, el shequel, símbolo de la nueva autonomía judía.

Las monedas romanas estaban ilustradas con una imagen de Hércules u otros dioses paganos. Las monedas judías se ilustraban con una copa (moneda del lado izquierdo), que representaba al Brt hMiqdash y sus objetos sagrados, o un Lulab, un Etrog, o una granada (lado derecho) , uno de los frutos especiales de la tierra de Israel.

El texto, escrito en hebreo antiguo, decía por ejemplo: ALEF LEJERUT TSION , es decir, “Año 1 de la independencia de Zion”.

En la moneda que presentamos en la imagen arriba dice, del lado derecho, AÑO 4, SHEQUEL ISRAEL, y del lado izquierdo se menciona el lugar donde estas monedas fueron acuñadas YERUSHALAYIM QUEDOSHA, “Jerusalem, la [ciudad] santa”.

(Continuará….)




Tisha beAb y la gran rebelión del año 66

Ayer explicamos que hacia la mitad del primer siglo de la era común, los judíos vivíamos bajo el imperio romano.  Los romanos trataban incesantemente de eliminar el judaísmo y trasformar a Judea en una provincia “normal” pagana del imperio romano.

La agresión de los romanos contra los judíos llegó a su pico en los tiempos del procurador Florus,    que gobernó Judea desde el año 64 hasta el año 66.  Florus había sido designado por el extravagante y tirano emperador romano Nerón, que reinó desde el año 54 hasta el 68 de la era común. El plan maestro de Florus era saquear el Bet haMiqdash y robar todos sus tesoros: es decir, los objetos sagrados del Templo de Jerusalem que estaban hechos de oro puro.  Florus quería debilitar a los judíos y así quebrar su resistencia. Y no tuvo escrúpulos para lograr sus objetivos.

En el año 66 Florus llegó a Yerushalayim y se llevó 12 talentos de plata del Bet haMiqdash,  con la excusa que lo hacia bajo las ordenes del emperador.  También demandó a todos los judíos de la ciudad que salieran a bendecirlo y alabarlo.  Muchos lo hicieron por miedo a la impredecible reacción de Florus. Al otro día, Florus demandó que todos los líderes judíos que no estuvieron presentes en su recepción se presentaran para ser castigados por haberle faltado el respeto. Como nadie se presentó Florus ordenó a sus soldados atacar a cualquier judío que encontraran en las calles de Jerusalem. En un solo día Florus hizo asesinar a 3.600 judíos: hombres, mujeres y niños y ordenó que los líderes judíos fueran crucificados vivos.

Como si esto fuera poco, y todavía haciéndose el ofendido, Florus demandó a los líderes rabínicos y a los Cohanim que salieran del Bet haMiqdash para bendecirlo a él y a su ejercito. Los líderes religiosos ingenuamente accedieron a la demanda de Florus. Y cuando se acercaron a su ejercito, los soldados de Florus arremetieron contra ellos y los asesinaron, aplastándolos con sus caballos.  En este preciso momento, dicen, se gestó la rebelión de los judíos contra Roma.

Algunos historiadores afirman que Florus provocó a los judíos de Jerusalem deliberadamente, sabiendo que se rebelaran, y así tendría una perfecta excusa  para destruir y saquear el Bet-haMiqdash

 

Flavio Josefo cuenta que el líder judío Agripas II intentó calmar los ánimos de los Yehudim y les explicó que el problema era Florus, y que debían hacer todo lo posible para que éste fuera reemplazado, pero que no podían rebelarse contra el imperio romano, ya que eso era un acto suicida y sin la minima posibilidad de triunfar.  Pero para muchos Yehudim lo que estaba pasando ya era una cuestión de “vida o muerte”: si no se rebelaban, pensaron, estarían destinados a desaparecer.  Habían llegado a un punto sin retorno y la gran rebelión de los Yehudim contra los romanos se puso en marcha.

Cuando comenzó la rebelión de los judíos los romanos mandaron a traer refuerzos desde Siria. Roma envió a la poderosa 12va legión llamada “Fulminata».  Pero antes de que la legión pudiera llegar a Yerushalayim fue emboscada y derrotada en Bet Horón por las milicias judías lideradas por El’azar ben Shimón. Esta humillante derrota, que incluyó la pérdida del águila dorada, sorprendió a los líderes romanos que no pensaron que los Yehudim podían pelear con tanto valor.

Pero a pesar de estos esporádicos triunfos los Yehudim no se pusieron de acuerdo en un liderazgo único y unido, y los bandos no solo que estaban divididos sino que en realidad estaban enemistados unos con otros (sinat jinam), peleaban y se mataban entre sí.  Como ocurrió, por ejemplo, entre los Yehudim y los Tsaduquim.   Esto fue claramente explicado por Ribbí Yojanán en el Talmud de Jerusalem (Sanhedrin, capítulo 10) diciendo que la destrucción de Yerushalayim y el exilio de los Yehudim no ocurrió hasta que los judíos estuvimos divididos en 24 grupos diferenciados . א»ר יוחנן לא גלו ישראלעד שנעשו עשרים וארבע כיתות של מינים.

Con tantas divisiones internas, la derrota se hacía inevitable.