El antisemitismo comenzó en Egipto

(Escrito en 2016)
Acabamos de terminar el libro de Bereshit, Génesis. Bereshit no es un libro de leyes. Es un libro que nos cuenta cómo comenzó la humanidad y particularmente cómo se formó la «familia» de Israel (bené Israel).  En el libro de Bereshit, es interesante notar, no se menciona al «pueblo» de Israel. Recién en Shemot, en el primer capítulo, vemos que la familia se trasformó en un pueblo. En nuestra Perashá encontramos por primera vez la palabra, עם  ‘am: pueblo, nación, para definir a «Israel».
DE FAMILIA A PUEBLO
הנה עם בני ישראל «Tenemos aquí un pueblo, los hijos de Israel…». La palabra «pueblo» para definir a la ahora numerosa familia de Israel es mencionada por primera por el Faraón, y en un contexto negativo, hostil; hoy diríamos «antisemita». El Faraón le habla a su pueblo argumentando que los judíos son una gran amenaza para Egipto, y presenta un plan para su eliminación. ¿No es irónico, e increíble, que en la primera escena en la que se menciona al «pueblo judío» también aparezca el mensaje antisemita de la «solución final»?
CAMBIO DE GUARDIA
¿Cómo comenzó el antisemitismo en Egipto? ¿Hicimos algo mal los judíos para merecer ese trato de parte del Faraón? Hay varias opiniones. Creo que desde un punto de vista estrictamente histórico se trata de un fenómeno político bastante común.
En el pasuq 1:8 de Shemot la Torá dice que: «Un nuevo Faraón surgió en Egipto, que no reconocía a Yosef» . ¿Quién era este nuevo Faraón y por qué eligió ignorar a Yosef y la enorme contribución de su pueblo para salvar a Egipto?  Cuando un nuevo gobierno, digamos «la oposición»,  asume la presidencia, es natural que todos los «amigos» del gobierno anterior pasen a ser automáticamente los «enemigos» del nuevo gobierno. Ejemplo: en EEUU desde que asumió Donald Trump en 2016, EEUU ha sido el mejor aliado que el Estado de Israel haya tenido desde su fundación en 1948. Pero el partido opositor a Trump, ha tomado una posición más antagonista hacia Israel, y mas amistosa hacia los enemigos de Israel (como Irán) solo porque Trump es favorable a Israel.
ANTISEMITISMO POR OPOSICION
En Egipto surgió una nueva dinastía faraónica, lo equivalente a un partido político opuesto al anterior. Sería lógico que si el pueblo judío era amado por el gobierno anterior, sea ahora mal visto por la nueva dinastía. Esta hipótesis nos permite aprender una enorme lección respecto al antisemitismo. El odio hacia los judíos no sucede necesariamente por culpa de algo malo que los judíos hayamos hecho. Las causas del antisemitismo no siempre son las mismas. Hitler י»ש nos odiaba por ser comunistas y Stalin por que éramos capitalistas, etc. El antisemitismo  muchas veces surge por razones que están mucho más allá de lo que los judíos hacemos o dejamos de hacer.  Y cuando estamos en el exilio, somos absolutamente vulnerables. Que un gobierno nos trate bien, no quiere decir que el próximo gobierno automáticamente nos va a tratar bien. En realidad, cuanto mejor nos trate un gobierno, peor nos tratará la oposición.  Aunque no hagamos nada malo para merecer ser maltratados.  Esto ocurrió cientos de veces en la historia del pueblo judío en el exilio.
ANTISEMITISMO Y REVISIONISMO
También es interesante ver (y comparar con el presente) cómo se desarrolla la propaganda antisemita, es decir, cómo justifica el tirano de turno su voluntad de eliminar al pueblo judío.
La Torá nos cuenta que el nuevo Faraón לא ידע את יוסף «no conocía [=eligió ignorar] a Yosef» : Lo primero que hace el tirano de turno para justificar su animosidad es ignorar las contribuciones del pueblo judío. Y cuanto más importantes estas contribuciones hayan sido,  más esfuerzo pondrá el soberano para ignorarlas. El gobierno nazi ignoró la participación y la lealtad de los judíos que lucharon por la «madre patria» Alemania durante la primera guerra mundial. Ignoraron la contribución de científicos y médicos judíos, y otros hombres de ciencia y negocios que contribuyeron enormemente para que la Alemania pre-nazi fuera uno de los países más avanzados de Europa.  Los reyes españoles ignoraron la contribución de los judíos en los campos de medicina (piensen en Lorenzo Badoz, el médico judío que salvó la vida de la reina Isabel) , astronomía y navegación (los estudios e inventos del Rab Abraham Zacuto, que le permitieron a Colón llegar a América) y especialmente en el área del comercio.
ANTISEMITISMO Y ANTI-ZIONISMO
Hoy en día, el mundo ignora sistemáticamente las enormes contribuciones del estado de Israel al mundo moderno. Israel se destaca en los campos de medicina, tecnología, agricultura, computación, óptica, irrigación, etc. Pero en lugar de que Israel sea el país más admirado del mundo por sus increíbles contribuciones a la humanidad a pesar de ser un país fundado por sobrevivientes y refugiados; que está en constante estado de alerta por sus infinitos enemigos y es el único país del mundo en la actualidad cuya existencia está amenazada,  Israel – el judío entre las naciones- fue considerado por la BBC en 2016 como el país que «más amenaza la paz mundial».
El problema del antisemitismo no cambió. En todo caso, se hizo más sofisticado.



VAYIJI: El secreto de la educación judía

ÉXITO Y FRACASO EN LA CRIANZA DE LOS HIJOS

Nuestros sabios nunca ignoraron los pequeños y grandes errores de cálculo en algunos actos de nuestros antepasados. Especialmente cuando la Torá aún no había sido revelada, y la mayoría de sus acciones y decisiones tuvieron que ser tomadas sin instrucción Divina explícita. Y precisamente, al des-cubrir sus errores, los Sabios enfatizaron la credibilidad de la Torá, que no cree en superhéroes ni supervillanos. Y nos enseñó el concepto de evolución: en la especie judía, los hijos corrigen los errores de sus padres, y así es como evolucionamos. La lección que aprenderemos hoy proviene del rabino y educador Shimshón Rafael Hirsch (Hamburgo, hoy Alemania, 1808-1888), a quien se considera el fundador de la ortodoxia europea moderna. La idea es muy atrevida. Y puede malinterpretarse fácilmente si se lee superficialmente. Así que la explicaremos con cuidado.

El rabino Hirsch compara dos modelos de «parenting» o educación de los hijos: el modelo de Isaac y el modelo de Jacob. Isaac tuvo dos hijos, Jacob y Esav. Los dos tenían personalidades muy diferentes y opuestas. Uno de ellos, Esav, se desvió y abandonó por completo el camino de Abraham. Por otro lado, Jacob fue un éxito total: continuó el legado de Abraham, tuvo 12 hijos (y una hija), y todos siguieron su camino. La familia que Jacob formó se convirtió en el pueblo de Israel.

CUANDO LO MISMO ES DIFERENTE, Y LO DIFERENTE ES LO MISMO

Ahora, pasemos a los comentarios del rabino Hirsch. Su pregunta es: ¿por qué Isaac y Ribqá no lograron educar a Esav? ¿Qué hizo que Esav abandonara el judaísmo? ¿Acaso sus padres le dieron a Esav una educación diferente a la que le dieron a Jacob? La respuesta del rabino Hirsch es sorprendente: «La continuidad de Esav fracasó porque sus padres le dieron la misma educación que a su hermano Jacob». Con base en el Midrash que citamos abajo, el rabino Hirsch indica que Isaac y Ribqa no se dieron cuenta a tiempo de las profundas diferencias entre sus dos hijos ¡Y pensaron ingenuamente que obtendrían los mismos resultados si le brindaban a los dos la misma educación judía! No sabían que Esav necesitaba una instrucción diferente — personalizada– para continuar en el camino religioso judío. Esav necesitaba un sistema escolar–o un buen maestro- que tomara en cuenta que a Esav no le gustaban las bibliotecas ni los libros. O que tenía algún tipo de ADD, y por lo tanto precisaba una educación religiosa que contemplara sus dificultades de aprendizaje y lo ayudara a canalizar sus talentos hacia el objetivo correcto.

Cito las duras palabras del rabino Hirsch, dirigidas a nosotros, los padres:

Un padre que hace que Jacob y Esav [dos hijos de carácter diferente: Jacob era naturalmente más estudioso, mientras que Esav pasaba su tiempo cazando en el campo] se sienten en el mismo banco de la escuela y les instruye de la misma manera, seguramente arruinará a uno de ellos. [Mientras que el niño que es como] Jacob disfrutará estudiando, como alguien sediento al que se le ofrece agua de un manantial, el niño que es como Esaú solo pensará en el día en que pueda deshacerse de todos esos libros viejos… y dejar atrás el estilo de vida [religioso]…

[Isaac y Ribqá no comprendieron] que la fuerza y el coraje [para la batalla que caracterizaban a Esav] no eran menos importantes que el pensamiento y los sentimientos [que caracterizaban a Jacob]. Nosotros, los padres, necesitamos trabajar con todos nuestros hijos ,con sus diferentes talentos… para lograr el ideal colectivo de Am Yisrael. *

EVOLUCIÓN

Según este célebre Rabino, al ver el fracaso de su hermano Esav, Jacob aprendió la lección y educó a sus propios hijos teniendo en cuenta el carácter, la naturaleza, la personalidad y los TALENTOS de cada uno de ellos. Entendió que aunque son hermanos y se han criado bajo el mismo techo, puede haber diferencias significativas entre un niño y otro. Y una de nuestras misiones como padres, ¡quizás la más difícil!, es identificar en qué área en particular sobresale mi hijo o mi hija y guiarlos hacia un camino de Torá sin ignorar su personalidad, talentos y rasgos de carácter específicos.

El rabino Hirsch detecta esta actitud en las bendiciones de Jacob a sus hijos, mencionadas en la Parashá de esta semana.

“Cuando los hijos de Jacob, las futuras 12 tribus, se reunieron para recibir la bendición de su padre, Jacob visualiizó en ellos a la futura nación de Israel: vio sacerdotes y rabinos (la tribu de Levi e Issajar), pero también vio líderes políticos y gobernantes (Yehudá), vio la tribu de aquellos que, en el futuro, se convertirían en grandes comerciantes (Zebulún), la tribu que se destacaría en la agricultura (Asher), y la tribu que produciría los mejores soldados (Gad), o jueces (Dan), etc. … Los bendijo a todos, pero NO con una sola y misma bendición, sino que bendijo a cada uno de ellos con una bendición diferente [deseando que, con la ayuda de Dios, cada uno desarrolle] sus propias virtudes אִישׁ אֲשֶׁר כְּבִרְכָתוֹ בֵּרַךְ אֹתָם (מ»ט, כח) (Génesis 49:28)….Jacob sabía que el pacto de Dios con Abraham implicaba la creación de una nación completa, sana y autosuficiente. Cada individuo tiene que desempeñar un papel diferente hacia el mismo gran objetivo Divino: establecer una nación que mantenga el camino de Dios, practicando e inspirando a otros a practicar la bondad y la justicia.

CONCLUSIÓN

Si Isaac y Ribqa hubieran entendido la profundidad del alma de Esav y se hubieran preguntado qué se debe hacer para que el coraje y la energía física de Esav se canalicen hacia el servicio Divino, entonces seguramente Esav no habría terminado siendo un «cazador valiente» sino un » valiente soldado de Dios». Con sus diferentes tendencias y talentos, Jacob y Esav podrían haber sido mellizos [=socios] también en su vida espiritual y forma de vida… La espada de Esav hubiera estado al servicio de Jacob, y quién sabe cómo la historia [del pueblo de Israel] se habría desarrollado con esa fuerte sociedad entre Jacob y Esav. Pero esto no sucedió, como indica el verso ‘Y los niños crecieron’: sólo cuando los niños ‘se hicieron adultos’, [cuando ya era demasiado tarde] los padres se sorprendieron al ver que sus mellizos… ¡eran tan diferentes! y ahora, opuestos en su estilo de vida y sus acciones.

Creo que la intención del rabino Hirsch no es criticar a Yitzjaq y su esposa, sino enseñarnos esa lección de vida crítica: que como padres judíos, cuyo principal objetivo en la vida es educar a TODOS nuestros hijos para que sigan el camino de la Torá, debemos reconocer –y aceptar–sus talentos individuales y orientarlos hacia una educación religiosa que no mida a todos con la misma vara, sino que reconozca sus límites y sus dones y les ayude a encauzar sus talentos particulares hacia el mismo noble objetivo: Abodat HaShem.

MIDRASH

וַיִּגְדְּלוּ הַנְּעָרִים (בראשית כה, כז), רַבִּי לֵוִי אָמַר מָשָׁל לַהֲדַס וְעִצְבוֹנִית שֶׁהָיוּ גְּדֵלִים זֶה עַל גַּבֵּי זֶה, וְכֵיוָן שֶׁהִגְדִּילוּ וְהִפְרִיחוּ זֶה נוֹתֵן רֵיחוֹ וְזֶה חוֹחוֹ, כָּךְ כָּל י»ג שָׁנָה שְׁנֵיהֶם הוֹלְכִים לְבֵית הַסֵּפֶר וּשְׁנֵיהֶם בָּאִים מִבֵּית הַסֵּפֶר, לְאַחַר י»ג שָׁנָה זֶה הָיָה הוֹלֵךְ לְבָתֵּי מִדְרָשׁוֹת וְזֶה הָיָה הוֹלֵךְ לְבָתֵּי ע»ז 

Bereshit Rabba 63:9

TEXTOS DEL RAB HIRSCH

. המושיב את יעקב ועשו על ספסל לימודים אחד , ובאותם הרגלי החיים מחנך אותם כאחד לחיי לימוד ומחשבה – מובטח לו שאת האחד מהם הוא מקלקל . יעקב ישאב ממעיין החכמה בחפץ גובר והולך , ואילו עשו רק יצפה ליום , בו ישליך מאחורי גבו את הספרים הישנים , ויחד אתם תעודת חיים גדולה , שהכיר אותה רק באופן חד צדדי , ובדרך שמעצם טבעו הוא סולד בה . . (

כאשר נקבצו בני יעקב לשמוע את ברכת אביהם , והלה ראה בהם את שבטי ישראל שלעתיד , לא ראה רק כוהנים ומורי הוראה ; הנה עמד שם שבט הלוויה ושבט המלוכה , שבט הסוחרים , שבט האיכרים , ושבט הלוחמים ; עמד שם לנגד עיניו העם כולו , על כל סגולותיו הרבגוניות , ועל כל דרכי התפתחותו ; את כולם הוא ברך , ‘איש אשר כברכתו ברך אתם’ ( בראשית מ»ט , כח , ( איש איש בסגולותיו המיוחדות לו . כי ברית ה’ הכרותה עם אברהם , חפצה באומה בריאה , שלמה ורעננה ; מטרתה לבנות חיי עם שלמים על כל צורותיהם הרבגוניות , על מנת לכוון אותם אל התפקיד הגדול האחד : לשמור דרך ה’ לעשות צדקה ומשפט . הכוח והאומץ , לא פחות מהמחשבה והרגש , ימצאו שם את גיבוריהם העובדים לה , ‘ ובמקצועות שונים יקיימו כולם את התפקיד הגדול של הכלל . דווקא משום כך – ‘חנוך לנער על פי דרכו , ‘ חנכהו למטרה הגדולה האחת על פי דרכו המיוחדת לו , בהתאם לעתיד הצפוי לו מנטיותיו 

אילו העמיקו יצחק ורבקה לחדור לנפש עשו , אילו הקדימו לשאול את עצמם , היאך יכולים גם האומץ , הכוח והגמישות הרדומים בנפש עשו – היאך יכולים כל אלה להטות שכם לעבודת , ‘ה כי אז ‘הגיבור’ שלעתיד לא היה הופך ל’גיבור ציד , ‘ אלא ל’גיבור לפני ה’ ‘ באמת . יעקב ועשו , על כל נטיותיהם השונות , היו נשארים אחים תאומים ברוחם ובדרך חייהם ; עוד מראשית הייתה חרבו של עשו כורתת ברית עם רוחו של יעקב ; ומי יודע איזה שינוי היה צפוי לקורות הימים על ידי כך . אך לא כן היה : ‘ויגדלו הנערים , ‘ רק משגדלו הנערים והיו לגברים , הופתעו הכל לראות , כי אלה אשר מרחם אחד יצאו , ויחד נתגדלו , נתחנכו ולמדו , היו כה שונים בטבעם ומנוגדים במעשיהם 




VAYIJI: Menashé, el héroe olvidado

Este Shabbat terminaremos de leer el libro de Bereshit (Génesis).

El primero de los cinco libros de la Torá incluye una fascinante historia, entre las lineas de la narrativa principal, que vale la pena analizar.  Se trata de la historia de la fraternidad, la relación entre hermanos.  A lo largo de Bereshit esta relación se va desarrollando, va evolucionando, desde el asesinato hasta la armonía .  

EL PECADO ORIGINAL

La historia de los primeros hermanos de la Torá, como ya sabemos, terminó muy mal. Abel ofreció un sacrificio a Dios, como agradecimiento por todo lo que recibió del Creador. Ofreció lo mejor que tenía, y su sacrifico fue aceptado.  Cain, por el otro lado, quiso imitar a su hermano y también hizo una ofrenda. Pero se comportó con más avaricia. Le ofeció a Dios lo que a él le sobraba y no necesitaba. Y su sacrificio fue rechazado (Aclaremos por las dudas que el Todopoderoso «no necesita» las ofrendas humanas; es el hombre el que se beneficia con ofrecerle a Dios, ya que gracias a ese gesto de gratitud, reconoce e identifica de Quién le llega todo lo que tiene). Cuando Caín vio que su ofrenda no fue recibida, se deprimió. HaShem trató de hacerle entender a Cain su error. Y para evitar que repitiera el error de su padre Adam, es decir: la transferencia de culpa, le explicó lo que tenía que hacer, «halo im tetib, se’et«, «Si te esfuerzas más, tu sacrifico será aceptado». Pero Cain no quiso escuchar. Y en lugar de reflexionar en lo que él había hecho mal y mejorar, ¡se ensañó contra Abel, como si su hermano tuviera la culpa de su propio fracaso. Su frustración personal se trasformó en una profundísima envidia, que lo llevó a asesinar a su hermano Abel.

SEGUIR EN LA MISMA

En las próximas generaciones, la relación entre hermanos no mejoró mucho. En realidad, en el libro de Bereshit la fraternidad parece la relación humana más difícil de mantener….  Ishmael envidió –y de acuerdo a los Sabios, intentó matar– a su hermano Itsjac.  Las situación no mejoró con Ya’aqob y Esav, quienes se enfrentaron desde el vientre materno. Luego llegan los hijos de Ya’aqob, donde nuevamente encontramos conflictos entre hermanos. Celos, envidias y una nueva lamentable dimensión: «vaisneu oto», «y los hermanos odiaban a Yosef». Aquí la amenaza del fratricidio (=el asesinato entre hermanos) fue parte de un plan real, que Providencialmente se evitó. 

CAMBIA TODO CAMBIA

La semana pasada la historia empieza a cambiar. Leíamos como Yosef, luego de recrear un escenario en el cual sus hermanos tuvieron que optar una vez más por abandonar o proteger a uno de sus hermanos (Biniamin) está vez se rectificaron y actuaron diferente. Hicieron Teshubá y Tiqún (reparación), como lo explica Ramban.  Yosef, por su lado, demostró el altruismo a su máximo nivel, donde no sólo no existieron reproches, sino que el perdón total diciendoles: «No se sientan mal (=culpables). No fueron Ustedes quienes me enviaron aquí. Fue HaShem. Ustedes fueron parte de un plan Divino para evitar que mucha gente muriera de hambre.» .    
Estas palabras de Yosef cambiaron para siempre el tema de la fraternidad, y trajeron el final del ciclo de celos, odio y competencia entre hermanos que había desencadenado Cain. Las palabras de Yosef cicatrizaron las viejas heridas y abrieron la posibilidad de una nueva y sana relación entre hermanos. 

EVOLUCION

El altruismo de Yosef tuvo su efecto inmediato.  Cuando Yaaqob llama a los hijos de Yosef, bendijo al menor antes que al mayor. Este acto podía haber abierto nuevamente el ciclo de celos, envidias y hasta fratricidio entre Efraim y Menashé. Sin embargo, no escuchamos celos, reproches ni tensiones de parte de Menashé, el hermano mayor «que recibió menos».    Los dos hermanos viven en paz, armoniosamente. Sin envidia.

Cuando bendecimos a nuestros hijos, la costumbre es desearles que HaShem los bendiga como a Efraim y Menashe. ¿Por qué? ¿Por qué no los bendecimos como Abraham, Itsjac, Yaaqob, Yosef, o Yehuda? Una vez escuche que la razón es justamente porque por un lado queremos que nuestros hijos sean Tsadiqiim, rectos e íntegros hacia HaShem, como nuestros antepasados. Pero también queremos que sean buenos hermanos, no separados por la envidia sino unidos, y felices, uno por  el éxito del otro, como Efraim y Menashé.

SHABBAT SHALOM




VAYIJI: Prepararse para morir

VIVIR COMO MORTALES

La idea de la muerte siempre me ha fascinado. Durante mi adolescencia, adquirir conciencia de mi propia mortalidad y su irremediable inevitabilidad, me llevó a reflexionar más profundamente sobre la vida y el propósito de mi existencia. Lejos de asustarme, la idea de nuestra mortalidad fue lo que me acercó más al Creador y a la Torá. Me impactó la explicación de Ribbí Meir (טוב מות) sobre cómo la mortalidad otorga «finalidad» a la vida. Y la invaluable metáfora de Borges en el cuento “Los Inmortales”, donde compara al tiempo con las monedas. Las monedas son idénticas, reemplazables, intercambiables, completamente recuperables. El tiempo, sin embargo, no se puede recuperar ni reemplazar. Las horas o los días no son iguales: a diferencia de las monedas, un día que se perdió no se puede reemplazar. Porque los días no se pierden sino que expiran, «fallecen». Un día que pasó es un día que murió. Que no se repetirá y no volverá jamás.

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL TIEMPO

Podemos corregir muchos errores y faltas. Si tomamos plata ajena, por ejemplo, eventualmente la podemos reemplazar. Pero no hay forma de recuperar el tiempo perdido, un día malgastado. Tomando prestada una metáfora bíblica, זה ספר תולדות אדם, nuestra vida es como un libro, un cuaderno que escribimos —que se escribe solo, como dice en «unetane toquef»— con cada acción que realizamos. Hay libros que están llenos de defectos y errores que cometemos una y otra vez. Uno intenta hacer lo mejor, e irremediablemente se equivoca. Y si hacemos Teshubá, si nos arrepentimos, podemos corregir y enmendar nuestras torpezas. Un cuaderno con correcciones no es necesariamente malo.  El cuaderno horrible, el que debe aterrar,  es un cuaderno con páginas «vacías». Días, semanas y meses que están en blanco, porque no hicimos nada relevante que valiera la pena registrarse en nuestro libro de la vida. Creo que no hay peor forma de enfrentar la muerte que morir sintiendo que la vida de uno fue un cuaderno vacío. Que desperdiciamos tiempo en sobrevivir y nos olvidamos de vivir con sentido. Esa es la única muerte que debería darnos miedo: la que llega después de una vida en vano.

LA MUERTE CON OJOS EGIPCIOS

La Parashá de esta semana se dedica principalmente a la descripción de la muerte de nuestro patriarca Jacob. El énfasis del relato bíblico, juzgando por la cantidad de versículos que la Torá dedica a cada tema, se centra en la conmoción y el duelo vividos en Egipto cuando muere el padre de Yosef; en las delicadas negociaciones entre Yosef y el Faraón para que su padre pudiera ser enterrado en la tierra de Israel, tal como lo había solicitado antes de morir. En la preservación, la momificación y el traslado del cuerpo de Jacob. Su funeral; el impresionante cortejo que lo acompañó y su monumental entierro. Sobre el preciso momento de su muerte, el texto bíblico nos cuenta que Jacob bendijo a sus hijos. Y el Midrash agrega una historia de mucha profundidad, belleza y realismo, dejando claro que la vida de Ya’akov Avinu fue absolutamente significativa, y que así enfrentó su muerte sin miedo, con la convicción de haber cumplido su misión.

MORIR SATISFECHO

En el momento de su muerte, nuestro patriarca estaba en su cama, plenamente consciente y rodeado de sus hijos, y posiblemente de sus nietos y bisnietos. Estar consciente en los últimos momentos de la vida es un privilegio al cual hoy en día la mayoría de los pacientes moribundos no pueden acceder. La medicina moderna, en su afán por alargar la vida y disminuir el dolor, hace que irónicamente sean muy pocos los pacientes que «expiran» conscientes, alertas hasta el final y rodeados de sus seres queridos en lugar de estar conectados a máquinas, tubos y cables. (Sobre este delicadísimo tema recomiendo el extraordinario libro ”Being Mortal” del Dr. Atul Gawande). El Midrash enriquece la descripción de la muerte de nuestro patriarca aportando un detalle muy hermoso. Antes de morir, Ya’akob quiso asegurarse de que todos sus hijos seguían su camino: que eran, y seguirían siendo, leales al pacto de Abraham, que ninguno había abandonado ni pensaba abandonar la senda del Todopoderoso. No podemos culpar a Ya’akob por sus sospechas. Abraham e Isaac tuvieron hijos buenos, pero también aquellos que se alejaron de la senda de sus padres y se asimilaron a las familias de sus esposas. En los últimos minutos de su vida, con las últimas fuerzas que le quedaban, Ya’akob  habla por ultima vez con sus hijos. Los Sabios reconstruyen este profundo diálogo final. Jacob les pregunta si tienen alguna duda acerca de seguir el camino de Dios,  Creador de los cielos y la tierra. La respuesta de sus hijos no pudo ser mejor: “SHEMA ISRAEL HASHEM ELOQENU HASHEM EJAD”. “Escucha Israel [nuestro padre, Jacob e llamaba también Israel. Todos nosotros, tus hijos, afirmamos que] HaShem es nuestro Dios, y que HaShem es uno”.

LA MUERTE QUE NO DA MIEDO

Jacob finaliza su vida escuchando de boca de sus hijos la declaración oficial de los principios judíos,  a promesa de lealtad al judaísmo que sus descendientes seguimos expresando diariamente. En ese momento, Jacob se da cuenta de que sus tremendas dificultades y sufrimientos —147 años de lucha literalmente desde el vientre materno— no habían sido en vano. En sus últimos minutos de vida, Ya’akov se da cuenta de que su familia, “los hijos de Israel”, unidos física y espiritualmente, y están ahora preparados para el próximo paso: transformarse en “el pueblo de Israel”. 

Los Tzadikim, los hombres y mujeres justos, se preparan toda su vida para morir así. Dejando este mundo con la incomparable satisfacción de sentir que su vida no ha sido en vano.

 




RESUMEN DE LA PARASHA VAYIJI

Parashat Vayijí (ויחי) que significa “Y vivió…” , alude a los últimos 17 años de la vida del patriarca Jacob en Egipto.

1. LOS ULTIMOS DIAS DE JACOB
Cuando Jacob siente que su vida está llegando a su fin, llama a Yosef y le hace prometer que lo enterrará en Israel, y no en Egipto. Yosef accede a la solicitud de su padre. Cuando Jacob se enferma y cae en cama Yosef lo visita, acompañado de sus dos hijos Menashé y Efraim. Jacob le concede a Efraim y Menashé el estatus de “jefes tribales”, es decir, que Yosef, en lugar de heredar una sola tribu como sus hermanos heredará el doble: tendrá dos tribus, Menashé y Efraim, en lugar de una sola que se hubiese llamado “Yosef”. Yosef le pide a su padre que bendiga a sus hijos. Jacob cruza sus manos y posa su mano derecha, con la que se consagraba al primogénito, sobre la cabeza de Efraim, el menor de los dos hermanos. Y los bendice diciéndoles: «Que el ángel de haShem que me redimió de todo mal bendiga a los jóvenes, y que sean llamados por mi nombre y por el nombre de mis padres, Abraham e Isaac, y que se multipliquen en abundancia en toda la tierra.» Yosef se inquieta porque piensa que Jacob puso su mano derecha sobre Efraim por error, e intenta colocar la mano de su padre sobre Menashé. Pero Jacob se niega y le dice que él sabe quién es el hijo mayor, pero “el hermano menor será mayor, y sus hijos se llenarán de fama en las naciones». Luego Jacob los bendice diciendo que el pueblo de Israel bendecirá el uno al otro diciendo: «Que Dios te bendiga como a Efraim y Menashé».

2. LA BENDICION FINAL DE JACOB
Luego Jacob convoca a todos sus hijos y le dedica un mensaje o una bendición personalizada, según el carácter, los talentos, el futuro y el potencial de cada uno de ellos. Reubén es criticado por su impulsividad y por haber profanado la cama de su padre. Shimón y Levi también son reprendidos por su ira, que se expresó en la matanza de los hombres de Shejem. Yehudá es bendecido con la monarquía y el éxito en la batalla. Zebulún es bendecido por sus talentos en el comercio marítimo. Jacob compara a Isajar con un fuerte burro (el burro era un animal respetado en esos días) que trabaja sin descanso. Dan posee la habilidad de juzgar. Gad, valentía en la batalla. Asher , la capacidad de producir abundante aceite y comercializarlo. Naftalí, posee la velocidad de los ciervos. Yosef es reconocido por su encanto, su sufrimiento y su rectitud y recibe una gran variedad de bendiciones. Benjamín, finalmente, es comparado con un lobo feroz que enfrenta sin miedo a sus enemigos. Jacob también reitera ante todos sus hijos su solicitud de ser enterrado en Israel, en la Cueva de Majpelá en Hebrón. Luego de bendecir a sus hijos fallece con una edad de 147 años.

3. EL FUNERAL
Después de un período muy prolongado de duelo nacional donde todo Egipto llora por al muerte de Jacob, Yosef recibe el permiso del Faraón para trasladar el cuerpo de Jacob a Israel. Una gran procesión fúnebre compuesta por todos los ancianos de Egipto y toda la familia de Jacob se traslada a Israel para enterrar a Jacob.

4. LA FAMILIA NUEVAMENTE UNIDA
Luego, ya de regreso en Egipto, los hermanos de Yosef temen que ahora, una vez que Jacob ya no está vivo, Yosef se vaya a vengar de ellos por haberlo vendido como esclavo. Pero Yosef les asegura que no les guarda rencor. La familia de Israel finalmente vuelve a estar unida y en paz.

5. EL ULTIMO DESEO DE YOSEF
Yosef vive hasta la edad de 110 años. Antes de fallecer, le dice a sus hermanos que Dios eventualmente los sacará de Egipto y los devolverá a la Tierra de Israel. Yosef les hace prometer que cuando llegue ese momento sus restos mortales sean llevados con ellos para ser enterrados en la tierra de Israel, como hizo su padre.




VAYIGGASH: Yosef, y todos los niveles del perdón

Cuando leemos en la Torá las últimas Parashiot del libro de Bereshit que nos cuentan sobre Yosef y sus hermanos, surgen muchas preguntas. Una de esas preguntas tiene que ver con la reacción de Yosef cuando ve a sus hermanos que 20 años atrás lo traicionaron y lo vendieron como esclavo. Ahora, cuando los ve llegando a Egipto para abastecerse de comida, Yosef tiene que decidir qué hacer con sus hermanos: ¿Ignorarlos, vengarse de ellos, perdonarlos?

VENGANZA

La primera opción de Yosef, la más «normal», hubiera sido vengarse de sus hermanos. Naturalmente, estaba tremendamente herido por su crueldad y por lo que sufrió durante todos esos años lejos de la casa de su padre. La tristeza y el dolor de la esclavitud fueron sin duda abrumadores. Ahora, sus hermanos llegan a Egipto, Yosef está en una posición de poder y tiene la capacidad de «hacerles pagar todo el sufrimiento que le causaron».

Pero la venganza no era lo que movía a Yosef. Yosef había superado unilateralmente su resentimiento. ¿Cómo lo sabemos? Entre otras cosas, porque cuando nace su primer hijo le pone el nombre de «Menashé», explicando que Dios lo ha beneficiado tanto que lo ha hecho «olvidarse (nashani) de todo el sufrimiento» que le causaron sus hermanos. Yosef no permitió que el dolor y la ira del pasado definieran su futuro. Yosef no estaba pensando en venganza. Había superado ese sentimiento autodestructivo.

IGNORAR

La otra opción de Yosef era simplemente ignorar a sus hermanos. Si Yosef no se quería vengar, podría haber optado por ser indiferente, hacerse como que no los vio y continuar su extraordinaria vida y su brillante carrera en Egipto: el país más poderoso de la antigüedad. ¿Por qué iba a querer Yosef reconstruir su relación con sus hermanos que actuaron tan mal?  Pero Yosef no los ignora. Cuando los ve, se le ocurre un plan maestro de varias movidas: los acusa de espionaje. Luego, los fuerza a que traigan a Binyamin, su hermano menor. Cuando este llega, hace una trampa para encarcelar a Binyamin y les propone a los hermanos que regresen a sus casas «sanos y salvos» y que dejen a Binyamin con él, como esclavo en Egipto. De esta manera Yosef «recrea», reconstruye»  de la mejor manera posible el escenario que tuvo lugar 20 años atrás: decidir abandonar a uno de sus hermanos. Yosef les da la posibilidad de redimirse y demostrar que ahora están dispuestos a dar su vida, uno por el otro. Cuando Yosef se da cuenta que sus hermanos han aprendido la lección y no están dispuestos a repetir su error, les revela su identidad y los perdona.

RECONCILIACIÓN
El nivel de perdón que vemos en la historia de Yosef es excepcional. Casi sobrehumano. Ya que Yosef no los perdona con un discurso lleno de reproches ni de resentimiento: es una reconciliación total. En primer lugar, es absolutamente desinteresada ya que en lo estrictamente personal, Yosef no tiene nada que «ganar» en lo que concierne a su carrera o prestigio en Egipto perdonando a sus hermanos. El gesto de Yosef es altruismo puro. Un extraordinario acto de bondad. En segundo lugar, Yosef da un paso más, inesperado. Lejos de reprocharles, hace lo posible para aliviar emocionalmente a sus hermanos de sus sentimientos de culpa y los trata de convencer de que las trágicas acciones del pasado «no fueron su responsabilidad. Fueron eventos orquestados por el Todopoderoso para salvar a su familia y para que millones de personas no murieran de hambre». Lejos de buscar la distancia, Yosef les ofrece a sus hermanos que vengan a vivir con él en el prestigioso barrio de Goshen, en el delta del Nilo. Y así Yosef logra lo que parecía imposible: reunificar a su familia que estaba destruida. El Rab Sabato, de Bircat Moshé, explica que a Yosef se lo llama Yosef haTzadiq, Yosef el justo, no solo por lo que pasó (o no pasó) con la esposa de Potifar, sino por su increíble capacidad de perdonar.EXONERACIÓNEl Dr. Stephen Marmer, psiquiatra de la Universidad de California, UCLA, explica que hay tres tipos de perdón: 1. Liberación. 2. Tolerancia y 3. Exoneración (nos referimos principalmente a situaciones familiares o sociales, no a crímenes o terrorismo).

«Liberación» es el nivel más básico de perdón, y ocurre cuando la persona que causó el daño no se disculpa con el damnificado. No tiene la voluntad ni la capacidad de pedir perdón. No hay reconciliación, pero la víctima elige «olvidar» el incidente y no le permite al victimario vivir en su mente, y así, se libera del efecto tóxico de su resentimiento.

«Tolerancia» es cuando la víctima ha recibido una disculpa parcial o poco sincera, porque aquel que lo hirió u ofendió no ha asumido suficiente responsabilidad por sus acciones. No obstante, el damnificado elige perdonar a su victimario, y reconstruir la relación ya que es importante para él mantenerla, aunque ahora actuará con más cautela.

«Exoneración» es el nivel más alto de perdón, que ocurre cuando uno busca restaurar la relación y llevarla al nivel que estaba antes de que ocurriera la ofensa. La exoneración suele ocurrir en situaciones donde la parte lastimada se da cuenta (o decide asumir voluntariamente) que la ofensa fue un accidente, o que la persona que lo lastimó actuó impulsivamente, o no sintió que le estaba causando dolor. O cuando el ofensor sinceramente lamenta su error, asume toda la responsabilidad y pide perdón por lo que hizo.

Volvamos a Yosef. Primero, antes de encontrar a sus hermanos, Yosef decidió unilateralmente perdonar y liberarse del resentimiento. Luego, no ignoró a sus hermanos y buscó volver a relacionarse con ellos. Pero su nobleza no terminó allí. Yosef exoneró completamente a sus hermanos. Entendió – o decidió asumir – que actuaron con impulsividad y que ahora hicieron Teshubá, es decir, se arrepintieron y cambiaron.

Quizás Yosef también se dio cuenta de que en su juventud, él había procedido hacia ellos con soberbia, y ahora asume con magnanimidad parte de la responsabilidad por lo sucedido… Yosef no da vuelta la página, con respecto a sus hermanos. Yosef propone comenzar un nuevo libro. La nueva relación entre los hermanos no va a ser como fue en el pasado: va a ser mejor. La reconciliación entre hermanos, entre amigos o entre marido y mujer puede ser «mágica», y llevarnos desde las profundidades de la enemistad a un nivel de relacionamiento superior inimaginable, donde el cielo es el límite 🙂




VAYIGGASH: La Torá y el ajedrez

אני הוא שאמרתי לאביך אל תרד מצרימה אני הוא שאומר אליך אל תירא מרדה מצרימה אתה וזה כי לגוי גדול אשימך שם כי אמנם אם היו בניך יושבים פה היו מתחתני’ בכנעני’ ומתערבים עמהם אבל במצרים לא יקרה זה כי לא יוכלון המצרי’ לאכול את העברים לחם כאמרם רזז»ל ויהי שם לגוי מלמד שהיו מצויינים שם:

רב עובדיה ספורנו
Genesis 46:3

Génesis 46:3

¿CONSUELO O SABIDURÍA?
En la Parashá de esta semana, Vayiggash, Yosef finalmente revela su identidad a sus hermanos: “Yo soy Yosef», les dice. Los hermanos están en estado de shock. Tomados por sorpresa, no pueden responder. Permanecen en silencio, asustados y quizás consumidos por la culpa: hace 22 años, vendieron a Yosef como esclavo y fingieron su muerte ante su padre. Ahora Yosef, consciente del remordimiento de sus hermanos, y en una muestra inigualable de nobleza y altruismo, los consuela y les dice: [«Quiero que sepan que] no fueron ustedes los que me vendieron [a Egipto]: fue Dios quien me hizo llegar aquí». Uno podría pensar que Yosef les está diciendo a sus hermanos una mentira piadosa para que no se sientan mal. Pero las palabras de Yosef son un poco más profundas que una farsa diplomática y superficial. Yosef, cuya vida fue una montaña rusa de eventos impredecibles, aunque con un final feliz, comprendió que los seres humanos somos simples piezas de un juego de ajedrez.

NOSOTROS Y EL AJEDREZ
Jorge Luis Borges escribió que las piezas del ajedrez sienten que se mueven a voluntad y “No saben que la mano designada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino somete su voluntad y su viaje”. En el tablero de la vida, el Creador es el Gran Maestro invisible que mueve las piezas. Pero a diferencia del ajedrez, en el juego de la vida, los seres humanos somos piezas conscientes e irónicamente, con libre albedrío: responsables de aquellas acciones que elegimos. La intervención Divina tiene lugar, no interfiere con la elección humana. Este es más un principio axiomático que un tema demostrable. La dinámica entre el libre albedrío humano y la intervención divina, es probablemente el tema más complejo en filosofía judía. Algunos rabinos consideran que esto es lo que el misticismo judío llama «ma’ase merkabá», algo que todos experimentamos, pero cuya comprensión permanece más allá de nuestro entendimiento. O que a veces, pero no siempre, lo entendemos mejor con el pasar del tiempo, como veremos a continuación. Siguiendo esta línea de pensamiento, la pregunta que debemos abordar es ¿cuál fue el propósito divino de la llegada de Yosef a Egipto, que trajo como consecuencia el arribo de toda su familia, el incipiente “pueblo de Israel”, a la tierra de los faraones? A menudo se explica que Dios envió a Yosef para salvar a Egipto del hambre, algo que el mismo Yosef admite ante sus hermanos de manera explícita

EL JUEGO DE LAS INFLUENCIAS
Un comentarista italiano del siglo XVI, Ribbí Obadiá Seforno, identificó un ángulo diferente (o adicional) de este interrogante. En el texto hebreo citado arriba, Seforno indica que los hijos de Ya’aqob, irónicamente, ¡corrían el peligro de asimilarse en la tierra de Israel! Veamos. Yehudá, el cuarto hermano y el líder natural de todos los hermanos, se casó con una mujer cananea. Y tomó para su hijo una esposa cananea. Según el comentarista Eben Ezra, la razón principal por la que Isaac y Ya’aqob fueron a buscar a sus esposas y las trajeron desde la ciudad de Harán, en el norte de Siria, a pesar de que también practicaban la idolatría, fue la siguiente: una mujer que llega desde tan lejos, sola y sin su familia, no ejercerá una influencia «religiosa» negativa en sus marido y sus hijos. Por el contrario: lejos de su sociedad y su vida pagana, tendrá que adaptarse a los valores monoteístas y a la fe de Abraham, Isaac y Ya’aqob. Si Isaac o Ya’aqob se hubieran casado con mujeres locales, como hizo Esav, las familias de estas esposas (madres, hermanas, primas, etc.) y el ambiente pagano local, habrían ejercido una tremenda influencia contra la fe de Abraham, imposible de neutralizar. Y el camino de Abraham no hubiera sobrevivido en la próxima generación. Seforno nos hace notar lo que estaba sucediendo ahora con los hijos de Ya’aqob, que, uno tras otro, se estaban casando con mujeres cananeas locales y ellos o sus hijos podrían muy fácilmente asimilarse a los valores paganos de las familias de sus esposas y abandonar el camino de Abraham. El destino del futuro pueblo de Israel y la fe de Abraham, estaban en juego.

ALIMENTACIÓN Y ASIMILACIÓN
Seforno continúa diciendo que en Egipto, la influencia de las esposas cananeas y sus familias estaría, irónicamente, neutralizada porque en Egipto, ellas mismas —lejos de sus propias familias serían extranjeras y no locales y se verían obligadas a cultivar y preservar los valores de sus «familias nucleares” (esposos + hijos) y transmitir el camino a los abuelos Abraham Yitsjaq y Yaaqob, a la próxima generación. Y esto ocurriría porque la cultura y la sociedad egipcias eran muy diferentes de las sociedades semíticas. Y estas diferencias los protegerían de la asimilación. La Torá, al pasar, menciona uno de estos rasgos. Para los egipcios, los animales eran sagrados, representaban fuerzas divinas, y muchos eran adorados como dioses, como las vacas en la India. Los carneros (machos de ovejas), por ejemplo, eran considerados dioses que concedían virilidad, y los egipcios no consumían su carne. Lo que es más: la ganadería era ofensiva para los egipcios. Comer animales se consideraba to’ebá, una abominación (versículo)… Los hermanos de Yosef, por otro lado, eran pastores. Criaban, esquilaban y también comían ovejas y carneros. Esta y otras diferencias culturales / religiosas en la alimentación otras áreas, explica Seforno, evitaría que los hijos de Israel se integraran socialmente a los egipcios. Y por esta razón, cuando Yosef le cuenta al Faraón que su padre y sus hermanos han llegado de Canaán, lo primero que le describe al monarca egipcio es que sus hermanos «son pastores” y solicita al Faraón un lugar de residencia “especial”donde puedan seguir sus costumbres. El Faraón magnánimamente les asigna un área separada, para no “herir los sentimientos” de sus súbditos egipcios. Al no vivir en la misma área en la que viven los egipcios, los Hijos de Israel, no se van a asimilar y podrán seguir preservando el camino de Abraham.

EL ROMPECABEZAS MÁS SOFISTICADO
Los hermanos vendieron a Yosef a Egipto y, al hacerlo, crearon una realidad que terminó por conducirlos a Egipto. Irónicamente –siempre de acuerdo a Seforno– esta concatenación de buenas y malas elecciones, los protegió de un proceso de potencial de asimilación que hubiera tenido lugar, irónicamente, en la tierra de Israel. Fue en Egipto, que el pueblo de Israel, en su etapa más frágil e incipiente, comenzó a forjar su propia identidad como un pueblo distinto y diferente de los egipcios, y también de los cananeos. Los rabinos expresaron esta idea con una frase que leemos en la Hagadá de Pésaj: מלמד שהיו מצויינים שם, es decir, la Torá nos enseña que en Egipto vivieron como un pueblo con identidad propia. Los hermanos de Yosef, si bien fueron culpables de haber vendido a Yosef a Egipto, en realidad también fueron los responsables involuntarios de haber salvado a sus descendientes de la asimilación. Dios movió, o dejó que se movieran, o hizo una serie de movidas adicionales para que las piezas del ajedrez viajaran, en una dirección que terminó protegiendo a Su pueblo. A lo que se sumó la visión de Yosef cuando le pidió al Faraón un lugar de residencia separado para preservar a su familia de la asimilación a la sociedad egipcia. Y así fue como en Egipto, la familia Ya’aqob pudo transformarse en el pueblo de Israel. Y este partido pudo haber comenzado cuando Dios le prometió a Abraham que sus descendientes llegarían a Egipto, y regresarían a la tierra de Israel en un plazo de 400 años. Para pensarlo…




RESUMEN DE PARASHAT VAYIGASH

1. Luego de haberlo acusado (falsamente) de robo Yosef demanda que Binyamín sea esclavizando. Yehudá, el hermano que le garantizó a su padre Jacob que le traería a su hijo Binyamín sano y salvo, interviene y trata de convencer a Yosef que libere a Binyamín por el gran amor que su padre tiene por él, luego de haber perdido a su hermano mayor (Yosef). Yehudá le explica a Yosef que su padre no podrá sobrevivir otra pérdida, y en caso que Yosef no acceda liberar a Binyamín ofrece que él sea esclavizado en su lugar. Al ver este gesto Yosef se quiebra emocionalmente, pide a los egipcios presentes que abandonen el lugar, llora y revela su identidad a sus hermanos.

2. Viendo la sorpresa, la vergüenza y el pesar de los hermanos por lo que habían hecho con él 20 años antes, los consuela y les dice que todo fue parte de un plan Divino para salvar sus vidas, ya que aún quedan otros cinco años de hambre. Yosef le pide a sus hermanos que regresen a Canaán y traigan a Jacob y a sus familias a Egipto, donde él les proporcionará su sustento y todo lo que necesitan hasta que termine la hambruna. Yosef abraza a sus hermanos y llora con ellos.

3. El Faraón es informado de que la familia de Yosef había llegado y se suma a la invitación para que vengan a Egipto donde les promete darles lo mejor. Los hermanos llegan a Israel y le informan a Jacob que Yosef está vivo y gobierna en Egipto. Al escuchar esto, el espíritu de Jacob revive, luego de haber sufrido un larguísimo duelo por su hijo desaparecido y dado por muerto. Jacob y su familia se dirigen a Egipto. En el camino se detienen en Beer-Sheba y Dios le dice a Jacob que no tenga miedo de ir a Egipto, porque allí se convertirá en una gran nación y que Él los traerá de regreso a Israel. La Torá menciona a los setenta miembros de la familia de Jacob que descendieron a Egipto.

4. Jacob y su familia llegan a Egipto y se dirigen a Goshen. Yosef se traslada allí para recibir a su padre, y lleno de emoción se encuentra con él. Yosef prepara a su familia para reunirse con el Faraón e instruye a sus hermanos para que digan al Faraón que son pastores. El faraón recibe atentamente a los hermanos de Yosef. Luego llevan a Jacob a encontrarse con el Faraón. El monarca egipcio se sorprende de la avanzada edad de Jacob y el patriarca de Israel lo bendice. Yosef se ocupa que nada le falte a su familia.

5. Los  ciudadanos egipcios se encuentran en una situación desesperada. Primero pagan con dinero la comida que Yosef les vende. Luego, cuando ya no tienen más dinero y el hambre no cede, pagan con su ganado. Y finalmente, cuando no les queda nada más, venden sus tierras y se ofrecen como esclavos del Faraón a cambio de comida. Mientras tanto, en la tierra de Goshen, la familia de Jacob prospera y se multiplica. .




MIQUETZ: Tener presente a Dios, también cuando nos va bien

“Emuná” se traduce generalmente como “fe”, y se entiende como “creer en la existencia de Dios”.  Pero la Emuná/fe de Yosef fue mucho mas allá de un tipo de fe/creencia pasiva. La Emuná de Yosef consistía en tener presente a Dios en las buenas y en las malas. La Guiaba sus pasos, lo detenía antes de hacer algo malo y lo motivaba para hacer lo que es bueno.
Hay una diferencia fundamental entre Yosef y sus antepasados. HaShem habló y se comunicó de una manera directa con Abraham, Itsjaq y Ya’aqob. Pero HaShem nunca habló directamente con Yosef. En ese sentido Yosef se parece más a nosotros, que no tenemos el privilegio de una revelación directa de HaShem. Al igual que Yosef, nosotros también tenemos que buscar a HaShem activamente, pensar en Él, tenerlo en cuenta y principalmente, dejar que guíe nuestros pasos. Veamos.
VIVIR BAJO SU MIRADA
Cuando fue provocado por la esposa de Potifar (Gen. 39:9) Yosef tuvo presente a HaShem. En ese momento Yosef vio la imagen de su padre, que le recordaba que lo que estaba por ocurrir con la esposa de Potifar, no seria correcto a los ojos de HaShem. La manifestación más importante de la Emuná tiene lugar en el plano moral. Emuná es sentirse observado por HaShem y aprender a evitar hacer lo que está mal en sus ojos. Más adelante, vemos que su Emuná también le hizo a Yosef perdonar a su hermanos. Yosef les dijo (Bereshit 50:19): “Es posible que ustedes pensaron hacerme mal, pero HaShem transformó ese mal en un gran bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.  La Emuná de Yosef le hizo ver que, muchas veces, lo que hoy nos parece un gran problema, mañana resulta ser una gran solución.
LA FE SE MIDE EN LAS MALAS
Cuando la esposa de Potifar lo acusó falsamente, Yosef fue llevado al calabozo. Estuvo preso por un largo tiempo por un crimen que no cometió. Aparte de ser esclavo, Yosef era ahora un criminal. Nada más bajo que esa posición en el antiguo Egipto. Yosef no tenía ninguna esperanza de salir de allí. No tenía familia que lo buscara y nadie que lo conociera o le importara de él. En esta situación injusta y desesperante Yosef no abandonó a HaShem. Muchas personas en esas circunstancias no hubieran persistido en su fe. Uno podría decir: “Si HaShem no me ayuda, ¿para qué voy a seguir creyendo en Él y guiándome por sus leyes?” o “Si esto que es tan injusto me esta sucediendo a mí, quizás Dios no exista: Él no lo permitiría.” Cuando uno es víctima de una gran injusticia es muy posible que piense que HaShem lo abandonó, o que ח”ו no existe. Pero Yosef perseveró. Tuvo a HaShem presente y nunca dejó de creer en Él (40:8).
FE Y HUMILDAD
Leemos en la Perashá de esta semana, que el Faraón necesita los servicios de Yosef. Lo manda a traer de la cárcel y le cuenta su sueño. Yosef escucha el sueño del Faraón y se da cuenta de lo que significa. La Torá no dice que HaShem le reveló a Yosef el significado del sueño del Faraón, como ocurrió con Daniel y el emperador Nebujadnetsar mil años más tarde. Yosef interpreta el sueño real, aparentemente, por su cuenta. Y cuando una oportunidad de este tipo se presenta, cuando por ejemplo las autoridades sacan a un preso de la cárcel para pedirle algún tipo de información o usar alguno de sus talentos, el preso se da cuanta que tiene la posibilidad de salir de la cárcel y trata de hacer un “deal” con las autoridades para que lo dejen salir. Lo increíble es que Yosef no pide nada a cambio de interpretar el sueño del Faraón. Y lo que es más: Cualquier otro individuo se hubiera jactado de poseer una gran sabiduría o superpoderes para interpretar sueños. Yosef ni siquiera se atribuyó a sí mismo la interpretación del sueño. “Dios [¡y no yo!] es el que revelará el [significado del] sueño del Faraón”, dijo Yosef (Bereshit 41:16).
LA FE SE MIDE EN LAS BUENAS
El logro más importante en la Emuná de una persona es tener presente a HaShem cuando uno está bien de salud y bien económicamente. La fe de mucha gente falla en el desafío de la riqueza y del bienestar. “Uno se olvida de HaShem porque siente que no lo necesita ח”ו”. Nuestros Jajamim nos advirtieron sobre este fenómeno cuando nos dijeron גדול נסיון העושר מנסיון העוני que “el desafío de la riqueza (tener presente a HaShem cuando es rico) es más difícil que el desafío de la pobreza.



VAYESHEB: La paciencia como parte de la fé

וכל אשר הוא עושה ה’ מצליח בידו

YOSEF, EL CAPATAZ

Yosef fue vendido por sus hermanos y fue llevado al mercado de esclavos en Egipto, donde Potifar, un ministro de la corte de Faraón, lo adquirió. En la casa de Potifar, Yosef se destacó por su gran trabajo. Su amo se dio cuenta de que el esclavo que había adquirido era un genio en la administración y también inspiraba confianza. Potifar dejó todos sus bienes y su hacienda, probablemente cientos de personas, en manos de Yosef. Aparentemente, Yosef había encontrado su destino final; aunque estaba lejos de su familia, al menos estaba en una posición privilegiada. Ser ascendido a «manager» era el último sueño, la utopía, de cualquier esclavo. Sin embargo, todo comenzó a empeorar para Yosef. La esposa de Potifar lo provocó, pero Yosef no sucumbió y rechazó sus avances con sutileza pero con firmeza. Trató de razonar con la mujer y le explicó que lo que ella quería hacer era un gran pecado contra su esposo y, sobre todo, contra Dios. «¿Cómo podría yo hacer algo tan malo y pecar contra Dios?» (Gén. 39:9). Pero la esposa de Potifar no tomó bien el rechazo de Yosef: ¡se sintió ofendida de que un hombre, un esclavo bajo su mando, la haya rechazado! Y acusó falsamente a Yosef de abuso sexual. Potifar, creo, no le creyó a su esposa. Si le hubiera creído hubiese matado a Yosef en el acto. Por el otro lado, no podía ignorarla ya que afectaría el honor de su familia. Por lo tanto, decidió enviar a Yosef a un calabozo.

YOSEF, DENTRO Y FUERA DE LA PRISIÓN

La situación de Yosef era ahora desesperada. La sentencia era por vida. Yosef pasó de ser un gerente exitoso y con privilegios, al nivel más bajo que podía llegar un ser humano en Egipto: «un esclavo condenado a prisión». En Egipto, el valor de la vida de un esclavo era probablemente menor que el de un caballo o un perro. ¿Qué se puede decir entonces del insignificante valor de un esclavo en prisión? Sin embargo, gracias a su personalidad y carácter, Yosef también se ganó la confianza del jefe de la prisión, quien, al igual que Potifar, dejó la administración de la cárcel en manos de Yosef.

Yosef cuidó a dos prisioneros VIP, ministros del faraón. Ambos tuvieron sueños muy extraños. Y Yosef, que sabía mucho de sueños, le aseguró a uno de los dos ministros, el encargado de lo que bebía del Faraón –la persona de confianza que se aseguraba de que las bebidas que le llegaban al monarca egipcio no estuvieran envenenadas– que sería liberado y restituido a la corte. Yosef aprovechó esta circunstancia fortuita y le pidió al ministro que se acordara de él, y como pago por haber interpretado positivamente su sueño, le rogó que le dijera al Faraón que lo liberara de la prisión, ¡ya que era inocente!

UN FINAL FELIZ

Pero a medida que pasaban los días o las semanas, Yosef se dio cuenta de que su esperanza era una fantasía. El ministro del Faraón se olvidó de Yosef y conscientemente lo borró de su memoria. Porque, naturalmente, lo último que hubiera querido el ministro era recordarle a su jefe, que le había dado una segunda oportunidad, sus días en la cárcel. Un día, sin embargo, el Faraón tuvo un sueño inquietante y nadie pudo interpretarlo. En ese momento, el ministro, sabiendo que ahora no estaba «pidiendo» sino «haciendo» un favor al Faraón, le informó que había un joven hebreo en la cárcel que sabía interpretar los sueños. Yosef fue llevado al palacio y luego, como todos sabemos, se convirtió en la mano derecha del Faraón, lo que le permitió encontrar a sus hermanos y eventualmente reconciliarse con ellos.

¿QUÉ HUBIERA PASADO SI…?

Una de las grandes lecciones de vida que nos enseña la historia de Yosef es que a menudo queremos que algo suceda AHORA. Oramos y suplicamos desesperadamente a HaShem para lograrlo… y al final, puede ser que NO suceda. Pero después de un tiempo, miramos nuestras vidas hacia atrás y quizás nos demos cuenta de que GRACIAS A DIOS,  ¡LO QUE QUERÍAMOS QUE SUCEDIERA NO SUCEDIÓ! Y que ahora tenemos una mejor oportunidad, estamos en una mejor posición, etc.

Yosef deseaba desesperadamente que el ministro del Faraón ejerciera toda su influencia para sacarlo de prisión. Supongo que Yosef debió haber esperado con impaciencia día y noche a que alguien viniera a sacarlo de la cárcel en nombre del ministro de Faraón. Pero imagínese por un segundo si eso hubiera sucedido: Yosef estaría ahora fuera de la cárcel, sin dinero, sin familia y con el historial de un ex-convicto. No hubiese podido llegar muy lejos… Hubiera terminado como esclavo por segunda vez. Y en el mejor de los casos, habría culminado su carrera siendo un buen capataz en la hacienda de algún poderoso funcionario egipcio …

LA PACIENCIA COMO FORMA DE FE

Yosef aprende ¡y nos enseña! que la paciencia es parte integral de nuestra Emuná o fe. Porque muchas veces, las cosas que nos pasan o no nos pasan son al final para nuestro propio bien. Todas las experiencias negativas que vivió Yosef al principio lo hicieron bajar cada vez más, hasta el punto de la desesperación. Pero cuando Yosef toca fondo, inesperadamente, y sin que Yosef haya soñado con tal escenario, la vida de Yosef mejora meteoricamente.

No todos tenemos el mismo privilegio que Yosef. No siempre es posible ver una excelente resolución final para todos nuestros problemas en la vida. Sin embargo, esta lección es muy importante. Prácticamente todos los días escucho de alguien que no consiguió el trabajo que tanto deseaba o que fracasó en una cita potencial (Shidduj) o en un negocio. Uno puede sentir en ese momento que Dios lo ha abandonado. Pero luego, escucho a mucha gente decir: «¡Gracias a Dios que no sucedió lo que yo tanto deseaba que sucediera! Hubiera sido un gran problema, o al final pude conseguir algo mejor… Ahora me doy cuenta de que, al no acceder a mis plegarias, Dios me protegió de un terrible error  negocio/trabajo/shidduj, etc.

Esta es una actitud importantísima que una persona de fe debe cultivar en su vida. Saber que (y «actuar estratégicamente como si…» ) cuando lo que le pido a Dios en mis rezos no sucede, en última instancia, es porque algo mejor podría estar esperándome a la vuelta de la esquina.




VAYISHLAJ: Una respuesta proporcional a la masacre de Hamás

VAYISHLAJ: Israel y sus guerras desproporcionadas

LAS NACIONES, UNIDAS CONTRA ISRAEL

La mayoría de las naciones del mundo critican y demonizan sistemáticamente a Israel cuando Israel se defiende de ataques terroristas. Y cuando el crimen de los enemigos de Israel es tan grande que ya no pueden justificar el llamado a la pasividad de Israel, utilizan uno de sus argumentos favoritos: “Israel debe defenderse en proporción al crimen al que fue sometido”. Este aberrante argumento que las naciones del mundo sólo utilizan en su permanente vocación de deslegitimar y demonizar a Israel es una invitación al enemigo a continuar con su agresión. Israel, por supuesto, no puede escuchar estos reclamos de las naciones que, aunque no lo digan abiertamente, desean fervientemente la desaparición del Estado judío.

Quiero presentar un episodio histórico (un crimen y la reacción ante ese crimen) del que nos habla la Parashá Vayishlaj de esta semana en el capítulo 34 del Génesis. Veamos qué lección podemos aprender de esta historia.

LA PELIGROSA INOCENCIA DE DINA

Jacob y sus hijos finalmente se restablecen en la tierra de Israel. Están cerca de la ciudad de Siquem. Un día, Dina, la única hija de Yaakob y hermana de doce niños, visita el pueblo vecino para intentar conocer a las chicas locales. Es joven y ha salido sola sin la protección de sus valientes hermanos. Dina, equivocadamente, no tiene miedo, porque fue criada en un lugar seguro para una mujer: la casa de Yaakob. Ella no es consciente del comportamiento de los hombres en esos lugares. El error de Dina, como les ha ocurrido a muchas víctimas decentes de crímenes, fue proyectar sus valores morales en personas sin moral. Y es por eso que terminó en sus viciosas manos.

El nombre del atacante era Shejem  (se llamaba como su pueblo). Era el hijo del rey Hamor. Este príncipe, a quien efectivamente no le faltaba nada, vio a la joven judía Dina, “la tomó por la fuerza, la sometió y la violó”. Y tras violarla, se obsesionó con Dina y la secuestró.

La familia de Jacob se entera de lo que está pasando. Los hijos de Israel “están tristes y enojados” por la abominación cometida por este pueblo. Mientras tanto, el joven titulado le pide a su padre que “le consiga a esta chica como esposa” (קַח לִי אֶת הַיַּלְדָּה הַזֹּאת לְאִשָּׁה). El rey Hamor ofrece dinero a la familia de Jacob para quedarse con Dina: “Ustedes fijan el valor de la dote”, les dice, “y yo os la pagaré”. Pero los hijos de Jacob tienen un plan diferente. Engañan al rey con palabras que él entiende: “Estamos dispuestos a unirnos a tu pueblo en matrimonio y comercio. Pero con una condición: primero, estar circuncidados”. Los habitantes de Shejem, pensando en los beneficios futuros, se someten a una circuncisión masiva.

EL PODER DE LA DISUASIÓN

Al tercer día después de la circuncisión, que es cuando el dolor es más evidente, Shimón y Leví, hermanos de padre y madre de Dina, realizan una operación militar de rescate: atacan la ciudad, que era incapaz de defenderse y matan a todos los hombres. , destruyen la ciudad y finalmente rescatan a su hermana Dina del cautiverio.

La reacción de los hijos de Jacob no fue proporcional al crimen que sufrieron. Jacob objetó lo que hicieron sus hijos (sigo en esta explicación la opinión del rabino David Qimji) y les dijo: “¡Me estáis destruyendo! Me has puesto en peligro delante de todas las naciones de esta región ya que ahora se van a unir entre sí, atacarnos y eliminarnos a mí y a toda mi familia”. Ya’akob, explica el rabino Quimchi, temía la posible reacción violenta de sus vecinos, que eran mucho más numerosos que su familia y podían fácilmente atacarlo y destruirlo. Sus hijos, quienes, según el rabino Qimchi, mostraron más coraje que Jacob, dijeron a su padre: «¿Vamos a permitir que traten a nuestra hermana como a una prostituta?»

¿QUIÉN TENÍA RAZÓN?

El capítulo anterior termina sin un veredicto final de la Torá sobre este argumento: ¿hicieron lo correcto los hermanos al atacar desproporcionadamente a los habitantes de Shejem?

Para encontrar un veredicto indirecto pero inequívoco, debemos seguir leyendo el siguiente capítulo, el 35.

La familia de Jacob se prepara para abandonar el lugar. Cuando levantan el campamento y están a punto de partir, saben que es un momento de extrema vulnerabilidad. Sería natural que sus enemigos los atacaran entonces. Jacob lo sabe. Hay tensión en el aire. El versículo 5 lo dice todo en una palabra, «VAYISAU». “Y comenzaron su viaje”. Luego, hay casi un punto final (atnach), creando suspenso y expectativa sobre lo que hará el enemigo a continuación. Luego, la Torá dice con su habitual economía de palabras: “Pero las naciones de la región estaban poseídas por un temor ‘divino’ (sobrenatural) y no persiguieron a la familia de Jacob”.

La reacción desproporcionada de Shimón y Leví tuvo el efecto deseado: persuadió a las naciones de la región de que estos judíos eran impredecibles y no era prudente meterse con ellos. La Torá emitió así su veredicto: una respuesta proporcional podría haber puesto en peligro a Jacob. La respuesta desproporcionada de Shimon y Levi creó un elemento disuasorio para todo el vecindario hostil.

SHIMON LEVI Y EL EJÉRCITO DE ISRAEL

Como mencioné en ocasiones anteriores, la historia actual del pueblo judío, especialmente desde 1948, es como un déjà vu bíblico: se siente que ya hemos vivido experiencias similares que están grabadas en nuestra memoria genética bíblica. Vemos cómo el patrón de comportamiento de nuestros enemigos (violencia, indignación, secuestro) se repite exponencialmente. Pero quizás también podamos aprender de los acontecimientos bíblicos un par de cosas sobre la respuesta adecuada a la masacre shoática del pasado 7 de octubre: Israel no tiene que reaccionar proporcionalmente a la masacre. Israel debe responder de una manera no proporcionada que impida que Hamás u otros enemigos de Israel repitan este crimen. Israel debe reaccionar de una manera que cree un «disuasivo sobrenatural entre nuestros implacables enemigos». No hay otra manera.

Mi amigo Mordejai Kedar ya lo dijo: los funcionarios libaneses advirtieron a Hezbollah que no se metiera con Israel cuando vieron la destrucción de la ciudad de Gaza. ¡No quieren que Beirut se parezca a Gaza! Y las palabras que usaron fueron: «Israel se volvió loco. Los israelíes están peligrosamente locos». La respuesta no proporcional disuadió al enemigo y le hizo pensar dos veces antes de atacarnos. Si Israel no destruye a Hamás, si no aprende una lección completamente humillante, corre el riesgo de ser atacado por Hamás y nuestros demás vecinos.

Israel, al igual que los hijos de Jacob, no sólo tiene que ser el tipo más musculoso en el vecindario de Medio Oriente sino también el más impredecible si es atacado. La no proporcionalidad de la respuesta al ataque del enemigo es la estrategia existencial para el futuro del Estado judío.

AMOR A LA MUERTE

Hay una razón adicional por la que Israel no puede defenderse proporcionalmente contra un enemigo como Hamás. Es un tema muy delicado, incomprendido por la mayor parte del mundo y del que Hamas abusa cínicamente como material de propaganda. Tiene que ver con la total asimetría moral entre judaísmo y yihadismo respecto al valor de la vida.

Este tema, absolutamente fundamental para comprender las fenomenales vulnerabilidades de Israel, fue formulado magistralmente por el periodista estadounidense Charles Krauthammer, fallecido hace unos años. Escribió las siguientes palabras en enero de 2009, cuando Israel luchaba contra Hamás en respuesta a una serie de ataques suicidas y al asesinato de tres jóvenes israelíes. Después de una incesante presión internacional sobre las víctimas palestinas, Israel tuvo que suspender su ataque y dar marcha atrás:

«Algunos conflictos geopolíticos son moralmente complicados. La guerra entre Israel y Gaza no lo es. Posee una claridad moral que no sólo es rara sino insoportable. […] Para Hamas, lo único más preciado que los judíos muertos son los palestinos muertos».

Krauthammer explica lo inconcebible: que Hamás «celebre» el martirio, la muerte de sus civiles, no sólo porque, según su religión, heredan un paraíso sexual en el más allá, sino también porque su muerte es un factor crítico en la Jihad, crea un elemento precioso y «preciado» que pone a Israel de rodillas, cuando el ejército judío está a punto de derrotar a Hamas, debido a una tremenda presión internacional.

La idea de que la muerte de los propios ciudadanos sirve como herramienta de presión en el ámbito internacional es muy difícil de digerir para una persona con moralidad occidental. Pero explica, por ejemplo, por qué Hamás no tiene problemas para esconderse detrás de civiles o almacenar arsenales en hospitales y escuelas o por qué los combatientes de Hamás abrieron fuego contra su población cuando abandonaban el norte de Gaza mientras Israel, irónicamente, protegía a los civiles con sus tanques.

La respuesta proporcional y aún aborrecible que siempre proponen nuestros enemigos políticos: «Debería matar a una persona de tu lado por cada persona que mates a mi lado», nunca disuadirá a un movimiento que abraza el martirio de la Jihad. Incluso si la proporción es mayor: 10 x 1 o 100 x 1, esto no hará que Hamás deponga las armas y se rinda, ya que para los yihdistas, la muerte que la Jihad causa a los civiles está moral y religiosamente justificada, siempre que puedan ser atribuido al ejército sionista y sirve para exacerbar la opinión pública internacional con cínicas afirmaciones de genocidio.

Las siguientes palabras de Ismail Haniyeh, uno de los líderes actuales de Hamás, lo explican todo: «Nosotros [Hamás] amamos la muerte en la misma medida que nuestro enemigo [Israel] ama la vida».

TIERRA > VIDA

Pero si la muerte de sus combatientes y civiles (15.000, 20.000 o más) no significa una derrota para Hamás, ¿cuál debería ser la respuesta de Israel para disuadir al enemigo terrorista? Según el periodista israelí Guy Bechor, la única respuesta aleccionadora al terrorismo y el único castigo significativo y realmente «proporcional» que Hamás debería sufrir, más allá de perder su poder político, es perder parte de sus territorios en Gaza. ¿Por qué? Porque para la narrativa yihadista palestina, la tierra es lo único más preciado que la vida. Perder parte de us territorio, Nakba,  sería la peor pesadilla de Hamás. La recuperación de Gush Katif y la creación de cinturones de seguridad territoriales de 4 o 5 kilómetros de ancho por parte de Israel representarían la derrota más significativa para Hamás y un elemento disuasorio de dimensiones bíblicas para todos los pueblos de la región. 

Espero y rezo para que esta respuesta, la única respuesta «proporcional» a la masacre del 7 de Octubre en el lenguaje de Hamás, sea parte de los planes de Netanyahu para el día después de la guerra.




Resumen de Parasha VAYISHLAJ

LA PARASHA EN 5 ACTOS

  1. Jacob regresa a la tierra de Israel después de haber estado 20 años en la casa de su tío Laban, en la ciudad de Jarán (al sur de Turquía). Al llegar a Israel, Jacob le envía emisarios a Esav, su hermano, para avisarle de su regreso. Los mensajeros le informan que Esav, quien había jurado matar a Jacob por haberle quitado su primogenitura, está llegando con 400 hombres (armados?). Jacob sospecha lo peor y se prepara estratégicamente. Divide su familia, por si Esav lo ataca; le reza a Dios pidiéndole Su protección y le envía un generoso regalo a Esav, cientos de animales, para tratar de apaciguarlo.
  2. Jacob pasa la noche cruzando el río y trasladando a su familia y a sus bienes de un lado al otro del río. Antes de cruzar por última vez, se enfrenta con un ángel (o un hombre enviado por Dios), lucha con él y lo derrota. Jacob adquiere su nuevo nombre “Israel” que significa «el que lucha contra quien es más fuerte que él y prevalece”.
  3. Jacob y Esav finalmente se encuentran. Jacob se arrodilla 7 veces ante Esav, en acto de sumisión y tratándolo con el máximo honor y deferencia posible. Los hermanos al final se reconcilian y se saludan afectuosamente. Esav invita a Jacob a vivir con él, pero Jacob muy diplomáticamente, rechaza la invitación .
  4. Jacob viaja a Sukkot, llega a Shejem y adquiere un terreno cerca de la ciudad. Su hija Diná es secuestrada y violada por el príncipe heredero de Shejem. Dos hijos de Jacob, Shimón y Levi convencen a los habitantes de Shejem a circuncidarse. Y luego, aprovechando su convalecencia, destruyen la ciudad y a todos los hombres de la misma.
  5. Jacob deja Shejem y se dirige a Bet-El. Dios se revela a Jacob y le promete que él heredará la tierra de sus padres. Jacob construye un altar. Rajel, su amada esposa, muere al dar a luz a su segundo hijo, Binyamín, y es enterrada en una tumba cerca de Bet Lejem. Jacob finalmente llega a Hebrón y se encuentra con su padre Isaac (su madre ya había fallecido) quien muere a la edad de 180 años. La Parashá termina mencionando a las esposas, hijos y 11 descendientes de Esav, que fundan la nación de Edom.