MAIMONIDES y la medicina preventiva

הואיל והיות הגוף בריא ושלם, מדרכי ה’ הוא, שהרי אי אפשר שיבין או יידע, והוא חולה–צריך אדם להרחיק עצמו מדברים המאבדין את הגוף, ולהנהיג עצמו בדברים המברים המחלימים
Además de contarse entre los más importantes rabinos de la historia judía, Moisés Maimónides (conocido en hebreo como HaRambam) fue también un médico de renombre mundial.

Maimónides nació en Córdoba, España, en 1135. No se sabe mucho acerca de su educación médica, pero se cree que leía y estaba muy familiarizado con las obras clásicas y contemporáneas de medicina. Vivió en tiempos donde la salud de la población en general era muy precaria. La mortalidad infantil alcanzaba a la mitad de la niños antes de cumplir los 10 años de edad.

Poco después de su llegada a Egipto, aproximadamente en 1165, Maimónides fue nombrado como el médico de la corte del Sultán Saladino el Grande, famoso por su lucha contra los cruzados. En una carta escrita a su alumno Yosef ben ‘aqnîn, Maimonides cuenta que sus deberes diarios con el Sultan y su familia duraban desde el alba hasta bien entrada la tarde. Recién entonces Maimónides regresaba a su casa. Allí lo esperaba una larga fila de pacientes «tanto judíos como gentiles, nobles y gente común, amigos y enemigos». Maimónides los atendía, muchas veces sin esperar ninguna retribución, hasta bien entrada la noche,.
Maimónides fue un pionero en un campo que curiosamente es considerado muy importante en nuestros días: la medicina preventiva. La medicina preventiva consiste principalmente en mantener los buenos hábitos. Qué y cómo comer, la rutina de hacer ejercicios, mantener una estricta higiene personal; etcétera.
Maimónides escribió que si una persona genéticamente sana sigue sus consejos preventivos, tiene el potencial de vivir una larga vida y muy probablemente no necesitará un médico.

La mayoría de sus recomendaciones para una vida saludable se encuentran en el cuarto capítulo de Hiljot De’ot, de su Mishné Torá.

Maimónides escribió este capítulo como médico y como rabino. En la primera Halajá del capítulo 4 Maimónides explica que el deber de cuidar de nuestros cuerpos es también una obligación religiosa. Un requisito para servir adecuadamente HaShem.

Hiljot De’ot, 4: 1
El mantenimiento de un cuerpo sano y fuerte es una de las formas de [servir] a Dios – ya que uno no puede entender y no será capaz de adquirir ningún conocimiento del Creador estando enfermo. Por lo tanto, se debe evitar todo aquello que puede dañar al cuerpo y debe uno acostumbrarse a aquello que es saludable y que ayuda al cuerpo a mantenerse fuerte.



ÉTICA COMERCIAL JUDÍA: ¿Cómo vender un auto?

En la Torá está escrito ( Vayiqra 19:36 ) » [al comprar o al vender] utilizarás balanzas justas y medidas de peso honestas. [Debes preservar] una efa honesta y un hin honesto. Yo soy haShem tu Dios.» La efa y el hin son unidades de medida bíblicas. La Tora enseña que el vendedor debe mantener sus balanzas ajustadas y limpias para que todas sus ventas sean hechas con integridad. Si la balanza no está limpia, por ejemplo, los restos acumulados en el platillo afectarán el peso final y el comprador recibirá menos de lo que está pagando .

Nuestros rabinos extendieron el alcance de esta Mitzvá a todo tipo de transacciones comerciales. Para recordar esta regla , explicaron que la palabra hin – una unidad para estimar líquidos – es similar a la palabra hen que en arameo antiguo significa «SÍ» (en Hebreo y Arameo, hin y hen se escriben con las mismas letras הין). Y esto es lo que dijeron: de la misma forma que debemos mantener una balanza (hin) honesta debemos mantener un «sí» (hen) honesto. En nuestras transacción comerciales, nuestro «SI» debe ser siempre sincero.

Ilustración : Yo tengo un agencia de autos y un cliente está interesado en comprar un coche ahora mismo si le aseguro que se lo voy a entregar al final de la semana. Yo sé que no voy a tener el coche para el fin de la semana. Pero me digo a mí mismo : «Voy a decir SI y voy a cerrar el trato ahora, y mañana o pasado mañana le digo al cliente que hubo un retraso inesperado.» Este sería un ejemplo de un SI deshonesto. De acuerdo a la ética comercial judía debo decir la verdad a mi cliente, aun cuando yo sé que al decirle NO el cliente podría ir a otro agencia para comprar su vehículo. Si miento y digo un «SI» deshonesto estoy transgrediendo la Mitzvá que me indica que al comprar o al vender, debo decir SI y NO con honestidad.

Rabí Eliezer Papo (1785-1828) en su libro Pelé Yo’etz asegura que aunque en el corto plazo el vendedor podría perder un buen negocio por no usar un falso SI, a largo plazo el SI y NO dicho con honestidad, no sólo es lo correcto desde el punto de vista moral y religioso, sino que también es la decisión comercial mas inteligente. Él dice que no para un vendedor no existe un capital más importante que su palabra, su buen nombre y su reputación.