Cuando todos éramos persas

¿QUÉ PASO EN PURIM?

A menudo los judíos hemos estado amenazados por un pueblo u otro en diferentes momentos, como si las amenazas a los judíos fueran algo esperable, común y que no merece ser cuestionado. Sin embargo, lo que caracterizó el evento de Purim es que en ese momento todos los judíos del mundo vivían bajo un mismo «techo»: el Imperio Persa. En el año 475 a.C., Hamán, el primer ministro del Imperio Persa y la mano derecha del emperador persa Ajashverosh (Xerxes o Jerjes), emitió un decreto real que ordenaba asesinar a todos los judíos del Imperio, prometiendo a aquellos que participaran de las masacres quedarse con todos los bienes de los judíos. Este habría sido el primer Holocausto. Es importante destacar que este término nunca se usa con ligereza, y a diferencia de 1940, en los tiempos de Ajashverosh, todos los judíos del mundo vivían en el mismo Imperio. Purim iba a ser la «solución final» que todo antisemita soñó.

Es importante conocer esta información histórica para comprender la magnitud del milagro de Purim. ¿Cómo llegamos a ser ciudadanos del Imperio Persa? Después de salir de Egipto, los Yehudim vivieron por aproximadamente 800 años como un pueblo soberano en la tierra de Israel. En el año 586 a.C., el emperador de Babilonia Nebujadnetsar conquistó Yerushalayim. Cientos de miles de judíos fueron asesinados o murieron de hambre o enfermedades, el Bet haMiqdash, o el Gran Templo de Jerusalén, fue destruido y más de 50,000 judíos fueron tomados como cautivos y llevados a Babilonia. En el año 539 a.C., Ciro (llamado Koresh en hebreo) derrotó y conquistó al Imperio babilónico y se proclamó como el primer emperador del Imperio Persa. En el año 538 a.C., ocurrió un gran milagro: el Emperador Persa, inspirado por Dios, como él mismo lo admitió, invitó al pueblo judío a regresar a Yerushalayim y reconstruir el Bet haMiqdash. Este gran evento está registrado en las últimas palabras del Tanaj, la Biblia hebrea. Miles de judíos llegaron a Israel liderados por Zerubabel y en el año 516 a.C., después de 70 años de exilio, comenzó la reconstrucción del segundo Bet haMiqdash. Con el tiempo, la población judía

Miles de judíos llegaron a Israel liderados por Zerubabel y en 516 a.C., después de 70 años de exilio, comenzó la reconstrucción del segundo Templo, tal como había sido profetizado por Yirmiyahu. La población judía de Israel siguió creciendo y en la época de Purim, en la primera mitad del siglo V a.C., vivían en Israel al menos 50.000 judíos.

Diáspora voluntaria Sin embargo, no todos los judíos residían en Israel. La mayoría vivía fuera de Israel, como lamentablemente sucede en la actualidad, debido a que el imperio Persa, el imperio más grande de la historia de la humanidad, les brindó la oportunidad de establecer una red de comercio internacional muy exitosa. Los judíos se dispersaron por todo el Imperio Persa y llegaron hasta la frontera entre India y China. Aprovechando las rutas comerciales protegidas por la guardia imperial persa, establecieron una red de comercio internacional dedicada a la exportación e importación entre Indochina y occidente a través de la famosa «ruta de la seda». Importaban seda y oro de China y exportaban especias, colorantes, jade, lapislázuli y vidrio.

Los primeros banqueros eran judíos El hecho de que los judíos estuvieran diseminados por todo el imperio Persa, tal como confirmó Hamán (M. Ester 3:8), facilitó el comercio internacional y les permitió a los Yehudim establecer una nueva industria, el crédito. Un documento escrito en hebreo por un judío de Turquía podía ser cobrado en la India al ser presentado a otro judío que vivía allí, lo que permitía a los comerciantes evitar el riesgo de transportar dinero, plata u oro a través de cientos o miles de kilómetros. Hay testimonios arqueológicos fascinantes sobre una familia judía de banqueros de la época, los Murashu.

Estos datos son importantes para entender:

  1. Que los judíos vivían voluntariamente dispersos por todo el imperio Persa.
  2. Que, como resultado del éxito de sus comercios, los Yehudim no tenían intenciones de regresar a Israel en ese momento, aunque apoyaban económicamente a Israel enviando donaciones permanentes para el Templo y para los judíos que residían allí.
  3. Que el edicto de Hamán no afectaba solo a los judíos de una ciudad o país, sino que hubiera podido llevar a la eliminación de todos los judíos del mundo

(para más información, ver este artículo en español ).

Rab Yosef Bitton
LA PROCLAMACIÓN DE KORESH (CIRO) PRIMER EMPERADOR PERSA
Con estas palabras concluye el Tanaj o Biblia Hebrea
DIBRE HAYAMIM 36: 22-23
22 «En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, HaShem inspiró el corazón del rey para que este promulgara un decreto en todo su reino y así se cumpliera la palabra del Señor que había anunciado el profeta Jeremías. Tanto oralmente como por escrito, el rey decretó lo siguiente:
23 «Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia:
»HaShem, Dios del cielo, que me ha entregado todos los reinos de la tierra, y me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Yehudá. Por tanto, cualquiera que pertenezca a Yehudá, que vaya [y se dirija a Yerushalayim para construir el Bet haMiqdash, y que [HaShem] su Dios esté con él».



EL LIBRO DE ESTER: Introducción

¿MITO o HISTORIA?
A diferencia de algunos otros libros de la Biblia hebrea –poesías o algunas obras de ficción literaria como Yiob, según algunas opiniones– la historia que cuenta Meguilat Ester es absolutamente verídica. Uno de los elementos que distinguen a una historia verídica de un mito o ficción es que las historias son presentadas con referencias de tiempo y espacio, y los mitos no. La historia de Ester comienza exactamente así: «En los días de Ajashverosh (Nombre hebreo del conocido emperador persa, Xerxes), cuando el imperio persa se extendía desde la India (en el Oriente) hasta Etiopía (en África)…. En el tercer año de su reinado (Xerxes reinó desde 486 hasta 465 a.e.c ).
MORDEJAY, EN LA CORTE DEL REY
Otro elemento que hace de Meguilat Ester un libro único es que no fue escrito por un rey o un profeta en el estado soberano judío, como la mayor parte de la Biblia, sino “bajo los auspicios (y la censura) de un gobierno no judío”. Según el texto lo menciona, Ester y Mordejay –cuando este último fue el ministro más importante del imperio de Ajashverosh– escribieron la Meguilá que luego enviaron a todos los judíos del imperio. Y por esta precisa razón hay algunas cosas que no se pudieron describir explícitamente en este documento oficial «para no ofender las sensibilidades del rey o del imperio persa». Por ejemplo, no se puede mencionar al Dios de Israel en un documento oficial persa, ni aludir a ritos religiosos judíos, como “rezar”, palabra que nunca aparece explícitamente en la Meguilá (sí aparece: “ayunar”). Y obviamente no se puede criticar directa o indirectamente al soberano persa, quien en el plan de genocidio gestado por Hamán, aparece desinformado de la identidad de las víctimas y como engañado por Hamán. Hacia el final de la historia, Ajashverosh muy sutilmente, es transformado en el héroe de la película, cuando gracias a su sello, «salva» al pueblo de Israel del exterminio. Si uno no asume que la historia de Ester fue escrita de esta manera diplomática y en estas circunstancias, no podrá entender ninguna de estas y otras anomalías en un libro judío.
UN TEXTO, DOS AUDIENCIAS
Hay algo más relacionado con este último punto, que hace de Meguilat Ester un libro especialmente sofisticado. Meguilat Ester es el único libro, que yo sepa, que ha sido escrito simultáneamente para dos audiencias diferentes: por un lado debía ser apto para ser aprobado por el escrupuloso ojo de la censura del imperio persa, y por otro lado debía ser entendido y apreciado por los judíos de todo el mundo. Pero, ¿cómo es posible hacer esto? ¿Cómo puede un texto revelar y ocultar un mensaje al mismo tiempo? Voy a tratar de explicarlo brevemente.
LA COMUNIDAD LINGÜÍSTICA
El idioma hebreo, sus términos, poseen una semántica más o menos fija, como todos los idiomas del mundo. Pero más allá del simple significado de las palabras, el idioma hebreo está íntimamente asociado con el texto bíblico. Y para el pueblo judío que sabe (o debería saber) el Tanaj (la Biblia) de memoria, las palabras y muy especialmente ciertas combinaciones o juegos de palabras, invitan a una inmediata conexión mental con otros textos de la Torá donde esa misma palabra figura. Una vez que el texto de referencia es reconocido por un miembro de ese «grupo lingüístico», el texto original adquiere una nueva dimensión. Y así el autor puede crear en un mismo texto dos mensajes diferentes: uno simple, para el lector que solo comprende el hebreo, y otro más sofisticado, dirigido al lector que reconoce el texto Bíblico de referencia.
¿RIQUEZA O SABIDURÍA?
Un ejemplo. El libro de Ester comienza con la descripción de una mega-fiesta que duró seis meses y 7 días que el rey Ajashverosh ofrece para los gobernantes, ministros y súbditos del imperio persa. Después de que la Meguilá nos brinda los detalles técnicos de la fiesta, explica el propósito de esta gran celebración (1:4): Ajashverosh quería “mostrar su riqueza y la gloria de su reino» (‘osher kebod maljutó) frente a todos sus invitados. Irónicamente, el último día de la fiesta, el Rey se emborracha –pierde su sabiduría– y comete un error faltar: manda a llamar a su esposa la reina Vashtí para exponerla indignamente ante los hombres allí presentes. Vashtí se niega y se arma un gran escándalo de estado que termina en una gran humillación para el rey. Ajashverosh quería obtener fama y prestigio a través de su gran “riqueza” pero su falta de sabiduría no se lo permitió.
EL JUICIO SALOMÓNICO
Las palabras “riquezas y gloria” que usa la Meguilá son fácilmente identificables por quienes conocen el texto bíblico. Pertenecen al contexto de la coronación de otro rey, Salomón, cuando a punto de ascender al trono tiene un sueño. En ese sueño Dios le ofrece cumplir cualquiera de sus deseos. Salomón, que podía haber optado por «riqueza y gloria», como todos los reyes, pide a Dios que le conceda «sabiduría», para guiar a su pueblo con rectitud y justicia. Dios le concede sabiduría. Pero al final también lo recompensa con “riquezas y prestigio”, ‘osher vejabod.
LECCIÓN APRENDIDA
El contraste entre estos dos reyes no podía ser más claro. El autor de la Meguilá a través de estas dos estratégicas palabritas “riqueza y prestigio”, señala que Salomón, que renunció a la riqueza y al honor, eligió la sabiduría y al final Dios también le concedió riquezas y el honor. Por otro lado, Ajashverosh, persiguió la riqueza para obtener fama y prestigio. Pero al no poseer sabiduría, de nada le sirvió su riqueza, y lejos de obtener prestigio, terminó haciendo el ridículo frente a todo su imperio.



¿Cuál era el plan de la reina Ester?

אם על המלך טוב יבוא המלך והמן היום אל המשתה אשר עשיתי לו

La vez pasada explicamos que la reina Ester arriesgó su vida ingresando ilegalmente a la zona de maxima seguridad del rey. El rey la vio, tuvo compasión de ella y le perdonó la vida. Ahora bien, se supone que lo que hizo Ester fue para llamar la atención del rey, informarle acerca del plan genocida del malvado y rogar clemencia para su pueblo. Pero sorpresivamente Ester no pide nada de eso. Veamos. Cuando el rey vio a Ester aproximarse le preguntó: “Qué te ocurre Ester ? Qué es lo que deseas?“ Esta pregunta del rey debe ser entendida con mucho más drama. Lo voy a intentar: “Ester -dijo el rey- veo que arriesgaste tu vida para llamar mi atención. Estoy seguro que lo quieres pedirme debe ser muy importante para ti. ¿De qué se trata Ester? ¿Qué puedo hacer por ti?” 

La respuesta de Ester fue absolutamente inesperada para el rey: “Si al rey le parece bien, lo que quiero es que hoy [a la noche] venga el rey y Hamán a la recepción que he preparado para él”. 

El rey se habrá preguntado por qué arriesgaría Ester su vida por una cena. Pero lo que más tiene que haber fastidiado a Ajashverosh es que el banquete de Ester no consistirá en una cena íntima con el rey (¡eso le habría encantado a Ajashverosh!). Ester, inexplicablemente, le pide al rey que en la cena esté presente Hamán. Esto tiene que haber molestado muchísimo al rey. ¿Por qué?  Imaginemos lo ridículo (¡y sospechoso!) que sonaría si la esposa de A le dice a su marido: “Quiero que esta noche me lleves a cenar… junto a fulano, tu mejor amigo“. ¿Para qué invitar a un tercero a una cena entre marido y mujer?

Rashí, siguiendo la opinión de Ribbí Yehoshua ben Qorjá, explicó que la intención de Ester era eventualmente sacrificar su vida. Ya que estaba segura que en el momento que Ajashverosh sospechase de la existencia de alguna relación entre Ester y Hamán, los mandaría a matar a los dos.  

Ester eligió la estrategia de “celos y sospechas” en lugar de presentarle al rey su petición de forma directa. ¿Por qué? Porque Ester sabía que ella tendría una sola oportunidad de convencer al rey. Y razonó que si simplemente le informaba al rey acerca del edicto y pedía compasión, se arriesgaba a que este rey, famoso por su machismo, le dijera a Ester que ella no tenía por qué intervenir en asuntos de estado, o en el mejor de los casos, que él discutiría el tema con Hamán y le informaría de su decisión.

 
Ester decidió entonces llevar el tema a un plano “personal”. Hacerle pensar al rey que había algún tipo de interés común, o incluso afectivo, entre Hamán y Ester. La reina conocía el narcisismo extremo del rey (capítulo 1) y su machismo (capítulo 2, versículo 19), y calculó correctamente que no sería difícil despertar los celos de un hombre tan arrogante. Y aunque el plan no salió exactamente tal como lo planeó Ester (en realidad salió mejor) vemos que Ester no se equivocó. 

Al final, en el momento culminante de la segunda cena, cuando Ajashverosh tiene que reaccionar a la información que recibió de Ester acerca del plan genocida de Hamán, el rey no toma la decision de ejecutar a Haman por sus ideas políticas o por haberle ocultado su plan genocida. Absurdamente, el rey sentenció a Hamán porque este último “se arrodilló frente a la cama de Ester para pedirle clemencia”. Y al verlo así, el rey “reaccionó con celos”. Y las últimas palabras que Hamán escuchó del rey Ajashverosh fueron: “¿Y ahora que pretendes, conquistar a la reina frente a mis narices? ”

Con exquisita sofisticación Ester plantó en la cabeza de Ajashverosh las semillas de sospechas y los celos hacia su hombre de confianza.  

Este punto está magistralmente explicado por el Rab Almosnino que analiza las palabras con las cuales la reina invitó al rey a la primera cena de agasajo: “Que venga el rey y Hamán hoy [a la noche] a la recepción que he preparado para él”. El rab observa que para referirse a un agasajo al rey, Ester tendría que haber dicho “… a la recepción que he preparado para el Rey”. Pero al decir solo el pronpombre: “para él”, deja abierta la interpretación para que el rey interprete que Ester se está refiriendo a ¡Hamán!  La reina quería que el rey piense: “¿Ester arriesga su vida para pedirme un favor para Hamán?…. ¡Aquí hay algo que no cierra! ¿Qué estará planeando contra mí Hamán, el hombre de mi mayor confianza?» 

Y de esta manera, el arriesgado plan de Ester para evitar el genocidio de su pueblo se puso en marcha. 




¿Cómo convencer al rey?

Una vez que Hamán decidió llevar a cabo el exterminio del pueblo judío, tenía que convencer al rey de que lo autorizara firmando un documento oficial, un edicto real. Ajashverosh fue fácilmente persuadido, y ni siquiera se molestó en leer o firmar el documento. En lugar de eso, el rey le entregó a Hamán su sello real para que él dispusiera en nombre del rey lo que quisiera hacer con ese pueblo. 

Este edicto significaba el genocidio de los judíos del imperio persa, incluyendo unos 50,000 judíos que vivían en la tierra de Israel. La totalidad de los judíos que había en el mundo. En ese edicto, firmado el día 13 de Nisán del año 474 antes de la era común, se indicaba que al cabo de once meses, el día 13 de Adar,  aquellos ciudadanos del imperio persa que así lo desearan podían “matar” a los judíos y “quedarse con sus bienes” (ושללם לבוז). Al igual que en Polonia, Ucrania, Hungría, etc. durante el Holocausto, quedarse con los bienes de los judíos asesinados representaba un estímulo irresistible aun para aquellos gentiles que no tenían una animosidad personal contra sus vecinos judíos. 

El tema que me gustaría abordar hoy es cómo convenció Hamán al rey Ajashverosh para que aprobara, activa o pasivamente, este asesinato en masa. 

Mucho se ha escrito sobre este tema.  Y lo primero que se debate es si el rey Ajashverosh estaba al tanto de lo que decía ese edicto, o si Hamán, de alguna manera lo engañó.  Algunos comentaristas dicen que, aunque por razones diplomáticas el texto Bíblico no lo mencione de manera explícita, Ajashverosh sabía perfectamente bien de lo que se trataba y la idea de la “solución final” no le pareció mal. 

De acuerdo a otras opiniones,  y siguiendo el sentido literal del libro de Ester, Hamán engañó a Ajashverosh. Uno de los comentaristas que así lo explican es el Rab Moshé Almosnino en su libro Yedé Moshé.

Para entender esta opinión tenemos que leer con mucha atención las palabras de Hamán cuando le presenta al rey su plan.

Capitulo 3

8: Hamán le dijo al rey Ajashverosh: «Hay en tu reino un pueblo que se ha esparcido y distribuido entre todos tus pueblos y tus provincias. Sus leyes son diferentes a las de cualquier otro pueblo, y no acatan las leyes del rey. Y en nada beneficia el rey dejarlos así. 

9: Si al rey le parece bien, que sea escrito un edicto para causar su perdición. Y yo me ocuparé que diez mil talentos de plata sean ingresados por los que ejecuten este trabajo a las arcas del rey.»

10: El rey se quitó su anillo y se lo dio a Hamán hijo de Hamedata el Agagueo, el enemigo de los judíos, 

11: y le dijo: «Puedes quedarte con la plata. Y con ese pueblo, puedes hacer lo que mejor te parezca.» 

A continuación escribiré con mis propias palabras los comentarios del rab Almosnino. 

Según este rabino, en sus calculadas palabras Hamán sembró falsas pistas, minimizando su plan y manipulando al rey para que acepte firmar un documento. 

UN PUEBLO SEPARADO Y ESPARCIDO: Hamán enfatiza que el pueblo judío vive en un exilio voluntario.  Al no estar unidos, ni concentrados en un mismo lugar geográfico, no representan un peligro para la estabilidad del imperio. Los judíos, si bien son muy importantes para el comercio, militarmente son muy débiles, y no opondrán resistencia.

SUS LEYES SON DIFERENTES …NO OBEDECEN LAS LEYES DEL REY.  Hamán presenta este argumento como la justificación principal del edicto. Los judíos tienen su propia relgion y desobedecen las órdenes del rey.

QUE SEA ESCRITO UN EDICTO PARA “CAUSAR SU PERDICIÓN”. La palabra clave en el texto hebreo es le-abedam (לאבדם) que generalmente se traduce en la Meguilá como “destruirlos” o “matarlos”. Mi imperfecta traducción “causar su perdición” no es fruto de una distracción, sino un esfuerzo para captar la ambigüedad deliberada del discurso de Hamán.  

Veamos. En el Shemá Israel esta palabra va-abadtem (ואבדתם מהרה ) que literalmente significa “os perderéis”, significa que el castigo Divino por la desobediencia será el exilio, una forma de perdición o destitución. Al usar esta palabra Hamán dio a entender al rey que los quería destituir, expulsar o exiliar del imperio.  

O también, que los quería “esclavizar”, otra forma clásica de destituir. Esclavizar a los judíos para  causar su perdición fue exactamente lo que hizo el Faraón con el incipiente pueblo de Israel en Egipto. Hamán insinuó, cínicamente, que el castigo para los que desobedecen al rey debe ser la obediencia total al rey, el sometimiento a la esclavitud.  Expulsar a los judíos o someterlos a la esclavitud, implicaría la confiscación de sus bienes, y aquí está la otra falsa pista que planta Hamán:  Diez mil talentos de plata que ingresaran a las arcas del rey.  

Finalmente, le-abedam puede referirse no al pueblo sino a sus propias leyes.  Hamán da a entender que lo que quiere es ”suprimir sus leyes” , es decir, forzarlos a abandonar el judaísmo. 

En resumen, el rab Almosnino (al igual que Ralbag y otros) explica que Hamán hizo todo lo posible para ocultar del rey su verdadera intención: llevar a cabo el genocidio del pueblo judío,  fruto de su animosidad personal hacia Mordejai (sumado a su procedencia Amalequita)

Hamán hablo con ambigüedad, sugiriendo que quería exiliarlos, esclavizarlos o convertirlos.  Nunca habló de matarlos.   El rey mordió el anzuelo y le entregó su sello.   




Los cuatro años perdidos

Las primeras palabras del libro de Ester mencionan una fecha: El tercer año del reinado de Ajashverosh.  “Y ocurrió en los días de Ajashverosh, el que reina desde la india hasta Etiopía, un total de 127 provincias, en el tercer año de su reino, el rey hizo una fiesta para [agasajar] a todos sus ministros y súbditos, los ejércitos de Persia y Media, los gobernadores y los lideres de las provincias,  por 180 días…

Esta fiesta fue seguida por otra fiesta más modesta de sólo 7 días, a la cual fue invitado todo el pueblo de Shushán. Fue en esta segunda celebración, durante el último día de festejos, que Ajashverosh se emborrachó y mandó a llamar a su esposa Vashti para alardear de su belleza.  Vashti se negó a obedecer la orden del rey, y acto seguido, de acuerdo a las disposiciones de la rígida ley persa, el rey tuvo que ordenar destronarla (y posiblemente ejecutarla). 

La próxima referencia de tiempo la encontramos en el segundo capitulo.  Los súbditos del rey organizan la búsqueda de la próxima reina, y hacen traer, en algunos casos por la fuerza, a todas las jóvenes solteras y bonitas del imperio, para que el rey seleccione a una de ellas como su consorte. En esa ocasión, Ester, una joven judía huérfana de padre y madre, es elegida por el rey.  El texto nos indica una nueva fecha cuando describe la coronación de Ester: “El décimo mes, Tebet, del séptimo año del reinado de Ajashverosh”. 

A diferencia de lo que sucede con otros libros del Tanaj, el libro de Ester puede ser comparado con numerosas fuentes históricas no judías paralelas y contemporáneas que no solamente ratifican la precisión histórica de Meguilat Ester sino que también nos ayudan a entender mejor algunas aparentes “lagunas” del texto.

Del tercer año la Meguilá salta al 7 año. ¿Por qué? ¿Qué sucedió durante esos 4 años perdidos?

Veamos. 

En primer lugar debemos recordar quién era Ajashverosh. Y para eso, nadie mejor que los judíos de Irán, descendientes  directos de los protagonistas de la historia de Purim. Los judíos de Irán identifican al rey Ajashverosh con “Jashayarshá”, el cuarto emperador Persa. Conocido en español como  Jerjes (o en ingles “Xerxes”) o Asuero, que reinó entre los años 486-465 antes de la era común.

Ajashverosh es famoso en la historia universal por haber organizado, dirigido y encabezado personalmente la expedición militar más grande de la historia de la humanidad, tratando de derrotar a Grecia y expandir así el imperio persa hacia el resto de Europa.

El famoso historiador griego Heródoto (484-425, aec., considerado como el padre de la historia moderna) comienza sus detallados relatos históricos con Ajashverosh y su invasion a Grecia.  Dice que el emperador Persa preparó un ejercito de 5 millones de almas. Para ser más precisos: 5.283.220 de hombres, entre soldados y auxiliares de los soldados. Aparte de una flota de 1.207 barcos, que acompañaban al ejército desde la costa. 

¿Cuánto tiempo duró esa guerra? 

De acuerdo a Heródoto, ¡4 años! Incluyendo los intensos preparativos de una invasion de tal magnitud, como por ejemplo la colosal construcción de dos puentes flotantes en el estrecho del Bósforo. Ver aquí.

A pesar de que Ajashverosh conquistó y redujo Atenas a cenizas, su invasión fracaso miserablemente. Ajashverosh cayó en un una trampa que le tendió el general griego Temístocles, tentándolo a entrar con sus naves en el estrecho de Salamis. Allí Ajashverosh perdió cerca de 500 barcos, y decidió entonces retirarse y regresar, vencido, a Persia. 

Desde ese entonces Ajashverosh desistió de su conquista de Grecia y en lugar de eso se dedicó a dirigir faraónicas construcciones e interminables ampliaciones de su palacio. 

Ahora podemos comprender mejor varias cosas mencionadas en Meguilat Ester. 

1. Que el libro de Ester, con exquisita precisión, no menciona nada de lo ocurrido durante 4 años (o sea, del 483 al 479 aec) ya que Ajashverosh no estaba en el palacio (recordemos que “oficialmente” el emperador es el principal protagonista de Meguilat Ester). 

2.Es probable que la primera “fiesta” que se menciona, no fue una fiesta sino una intensa reunion de trabajo donde el emperador convocó a los ejércitos, desde todos los rincones del imperio, para preparar su ambiciosa campaña militar. Herodoto relata que en el ejercito de Ajashverosh había soldados de 46 naciones (incluyendo Yehudim).  Arriba se puede ver la fotografía de un relieve persa que muestra la variedad étnica de los soldados de Ajashverosh. La evidencia más importante de que esa fiesta no era una fiesta es que los invitados eran principalmente los militares de Persia y Media (חיל פרס ומדי).  

Ademas, llama la atención que el texto no describe los detalles suntuosos de esta “fiesta”, como lo hace con la próxima celebración, donde se mencionan las decoraciones, la bebida alcohólica, los lujosos utensilios que se utilizaban para servir y beber el vino, etc.  

3. Es posible que en este caso “fiesta” sea un eufemismo. Explicamos la vez pasada que el texto de Ester parece haber sido escrito teniendo en cuenta las sensibilidades locales. No sorprende entonces, que la Meguilá evite mencionar (o recordar a los Persas) la preparación de la invasion militar que fracasó, y que todos preferían olvidar… 




PURIM: ¿Qué pasó con los judíos que no quisieron ir a vivir a Israel?

 

רוצים בגלות … שלא יפָּרדו ממשכנותיהם ועניניהם 

LA MASACRE QUE PUDO SER

En el capitulo 4 de Meguilat Ester encontramos las primeras reacciones de los judíos al edicto que anunciaba el genocidio del pueblo de Irseal. Hamán, como dijimos, ocultó esta información al Rey Ajashverosh para evitar cualquier posibilidad que lo vetara. Y para eso, hizo que en Shushán –capital del imperio y sitio de residencia de Ajashverosh– solo se anunciara la fecha de algo especial que iba a suceder con los judíos, y no se mencionara nada acerca de una masacre étnica. Mordejai, sin embargo, se enteró del contenido del edicto y mandó a informar a Ester para que la reina hiciera saber al rey lo que estaba pasando e intercediera por su pueblo. Mientras tanto, los judíos que vivían diseminados por todas las ciudades del imperio, estaban aterrorizados, por esta terrible noticia.   

“Y en cada una de las provincias, en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto [de exterminar a todos los judíos del imperio], había entre los judíos un gran duelo y ayuno, llanto y lamento; vestiduras de duelo y ceniza, se disponían en lugares públicos . “

EL ARREPENTEMIENTO QUE NO FUE

Las palabras de este versículo nos recuerdan los términos que usaron dos profetas, Joel (2:12-14) e Yesha’ayahu (58:5) refiriéndose a un ayuno de contrición.   ”Vestiduras de duelo y ceniza” es una clara alusión a la famosa profecía de Yesha’ayahu, capitulo 58:5, que leemos nada menos que en el día de Yom Kippur. El gran profeta de Israel observa que durante el día del perdón, mucha gente se concentra en gesticular su arrepentimiento, «vistiéndose de luto, y cenizas, ayunado y reclinándose ‘como un arbusto que se dobla [por la fuerza del viento] hasta tocar el suelo’ ” . Pero a pesar de estos dramáticos gestos, el profeta ve que en el corazón no existe el arrepentimiento. Los gestos de pesar parecen “un intento de convencer a Dios para que los salve del castigo” y no un gesto que manifiesta la sinceridad de la voluntad de cambiar y mejorar las acciones. Así también lo expresó el profeta Yoel (2:12-14) cuando le pidió al pueblo que no “rasguen sus vestiduras, sino sus corazones», para expresar su arrepentimiento .Si asumimos que al mencionar estas palabras para describir el ayuno de los judíos el texto de Ester está indicando subliminalmente que en este momento los judíos todavía no habían arribado a un nivel de arrepentimiento sincero, nos lleva a una gran pregunta que nuestro sabios abordaron hace mucho tiempo atrás. ¿De qué tenían que arrepentirse el pueblo? ¿Qué habían hecho mal los judíos que vivían esparcidos por todos los confines del imperio persa?     

CONFORT Y ASIMILACION 
Los sabios en la Guemará discuten seriamente este tema. Hablan, por ejemplo, de la participación de los judíos en las fiestas del rey, algo que indica un nivel avanzado de asimilación social. Según otras opiniones los judíos no hicieron los esfuerzos suficientes para evitar prácticas asociadas con la idolatría, etc.  El Rab Yehudá haLevi (1075-1141) en su famoso libro “El Cuzarí” formula una respuesta muy dura, y extremadamente relevante (y un poco vergonzosa) para todos los que todavía no vivimos en Israel….
El rey de los Cazares le pregunta al Rabino: ¿Qué sucedió en los tiempos del segundo Templo, cuando los judíos le rezaban a Dios regresar a Israel, y cuando esto fue posible, en los tiempos de Ciro (o Ajashverosh) los judíos optaron por permanecer en el exilio, “pero [irónicamente] seguían rezando para que Dios los regresara a Zion?” 
El comentario del Cuzari a esta cuestionable actitud de los Yehudim fue muy dura:  

REPRIMENDA Y ADVERTENCIA 

“Este pecado, el no haber regresado a la tierra de Israel, es lo que nos impidió completar el plan Divino en el Segundo Templo, como dijo el profeta: “Canta y alégrate, hija de Zion [que Dios está nuevamente en Su tierra, Zacarías 2:14]. La profecía, la voz Divina, ya estaba por regresar a Israel esperando que los Yehudim regresaran voluntariamente a su tierra. Pero increíblemente, esto no sucedió y solo algunos judíos regresaron, [los más pobres] y la mayoría permaneció en Babilonia [Persia], en un exilio voluntario, ya que no querían separase de sus asuntos mundanos, de sus mansiones y de sus negocios. 

El antisemitismo que se vivió en Purim sirvió como un llamado de atención para los judíos que vivían cómodamente en el exilio. A partir de lo que ocurrió con Hamán, muchos Yehudim se despertaron y decidieron volver a Israel con Ezrá y Nejemiá. 




Purim, Ucrania, y la solución final al problema judío

LA SENTENCIA DE MUERTE 

Purim tuvo lugar en el año 474 a.e.c., lo cual corresponde  año 12 de Ajashverosh. Todos los judíos del mundo vivíamos en ese entonces bajo un mismo techo político: el imperio Persa. Los judíos estaban diseminados por todo el imperio y se dedicaban con mucho éxito al comercio internacional. Pero ahora, que habían sido sentenciados a muerte todo el pueblo judío iba a ser eliminado del planeta. Y el mundo sería Judenrein, «libre de judíos»,   la “solución final” con la que soñaban los nazis י»ש.   El método de Hamán para asesinar a los judíos consistía en incentivar a los asesinos a matar a sus vecinos y conocidos judíos. Asegurándoles que, de acuerdo a la ley, los ejecutores NO sufrirían ninguna consecuencia por sus crímenes y encima podrían quedarse con los bienes de los judíos que matasen.   Y el ejército imperial, así parece, estaría del lado de los represores, impidiendo que los judíos pudieran defenderse. Todo esto está expresado directa o indirectamente en el edicto que Hamán firmó y envió en nombre del rey Ajashverosh.  El decreto establecía que el genocidio de los judíos, la mega-ejecución de cientos de miles de judíos, incluyendo los cerca de 50,000 judíos que vivían en Israel (que también pertenecía al imperio Persa) se llevaría a cabo el 13 de Adar de ese año.  Las cartas que contenían el edicto real fueron enviadas 11 meses antes, el 13 de Nisán. Luego de que Ester y Mordejai desbarataron el siniestro plan de Hamán y el malvado ministro persa fuera ejecutado , se enviaron nuevas cartas oficiales anunciando que los judíos podían defenderse de sus enemigos. Estas cartas fueron despachadas el 23 de Siván, es decir, 70 días después que se enviaron las primeras cartas.   

¿PODIAN ESCAPAR LOS JUDIOS? 

Uno de los temas que más cuesta visualizar en la historia de Purim es lo que tiene que haber pasado con los judíos una vez que escucharon su sentencia de muerte, durante esos 70 días de terror, hasta que llegó la nueva decisión del rey. Los Midrashim cuentan que muchos vecinos gentiles se deleitaban mostrando sus cuchillos afilados a las pobres madres judías, advirtiéndoles que con esas armas iban a matar a sus pequeños hijos. El Midrash también explica que los represores celebraban por anticipado la masacre y se repartían por anticipado los bienes y las posesiones de los judíos. El rab Yom Tob Tsahalón (1559 -1619) en su libro leqaj tob dice —cuando se refiere a la urgencia de Mordejai por anular el decreto de Hamán, a pesar de que faltaban 9 meses para su implementación— que los judíos habían sido “detenidos” o “esclavizados” ( משועבדים) con la colaboración del ejército imperial, para evitar que pudieran escapar del imperio o liquidar sus bienes, o salvar sus vidas antes del 13 de Adar.   Pensando en la Europa de 1940-1945 no es difícil imaginar los “campos de detención” donde concentraban a miles de judíos a la espera del día de su ejecución. Los Yehudim no podían hacer nada más que rezar y esperar un milagro, que al final ocurrió.   El Rab Tsahalon menciona también una opinión que dice que los enemigos de los judíos habían comenzado a matar a los judíos ni bien recibieron el edicto, interpretando la palabra «velo ya’abor» como que estaban autorizados a matar judíos «hasta» el 13 de Adar.   

¿QUIÉNES ERAN LOS ENEMIGOS DE LOS JUDÍOS? 

El rab Abraham Saba (1440-1508) en su libro Eshkol haKofer sugiere otra teoría: para asesinar a los judíos Hamán reclutó a su propio pueblo, los Agaguitas, descendientes étnicos de Amaleq. Estos primeros “antisemitas” concebían, al igual que los nazis, que su misión existencial era destruir al pueblo judío.  Los Agaguitas se transformaron así en el brazo ejecutor de su máximo representante: Hamán.   El Rab Saba explica que una vez que Hamán fue ajusticiado por traición, por haberle ocultado al rey los detalles de su diabólico plan, todos aquellos que colaboraron con Hamán correrían con la misma suerte que Hamán: ejecución por orden del rey, ya que se consideraban cómplices del crimen de “traición a la patria” cometido por Hamán. Es muy posible que los enemigos de los judíos eran “oportunistas”, personas comunes y corrientes que respondían a la irresistible invitación de Hamán de “matar a un judío y quedarse con sus bienes”. Durante la segunda guerra mundial miles de ciudadanos comunes de Polonia, Ucrania, Hungría, etc. delataron a sus vecinos judíos para que cayeran en manos de los nazis y así quedarse con sus casas y posesiones. Una vez más, lo ocurrido en la Shoah nos deja imaginar con más realismo lo que seguramente aconteció en Persia 2.500 años atrás.

En Purim celebramos que al final todo “resultó al revés”. Es decir, no solo nos salvamos milagrosamente de una muerte segura, sino que también nos pudimos liberar de aquellos que buscaban nuestra destrucción. El elevado número de represores que murieron –75.800– nos ofrece una idea aproximada de la magnitud del genocidio judío que gracias a Dios pudo ser evitado.

 



El vertiginoso final de Hamán

El capítulo 6 de Meguilat Ester nos cuenta que luego del primer banquete que la reina Ester preparó para Ajashverosh y un invitado inesperado, Hamán, el rey no puede dormir. El rey está consumido por celos o sospechas, pensando que Hamán puede encontrar aliados entre los guardias que tenían acceso al rey, o entre los sirvientes que podían envenenar su comida, etc. En su inusual insomnio, el rey pide que le traigan el libro de las Crónicas, los registros históricos oficiales (de los cuales nada quedó) que eran escritos por los historiadores del reino. El rey estaba interesado en leer si había recompensado generosamente a aquellos que lo habían protegido, informando acerca de posibles atentados contra su vida. Ser generoso con los informantes leales al rey era esencial para que otros imitaran este gesto. Y el rey quería asegurarse que en esos momentos, que parecían tan peligrosos, los súbditos supieran de su generosidad.  Al leer las crónicas el rey descubre que 5 años atrás, Mordejai, el judío, había informado acerca de Bigtana y Teresh, dos guardias del tesoro que querían envenenar al rey. El rey preguntó si se había recompensado a Mordejai de alguna manera y sus servidores le respondieron que no. Al amanecer, justo antes de que el rey diera la orden de recompensar a Mordejai, Hamán llega al palacio. ¿Qué estaba haciendo Hamán tan temprano en el palacio de Ajashverosh? En el capitulo anterior vimos que Hamán se consumía de ira cada vez que veía a Mordejai que no se arrodillaba ante él. 

La trama principal de Purim es la mega-venganza que Hamán planea para desquitarse contra Mordejai: exterminar a todo su pueblo. El malvado Hamán pensó que su venganza sería mas placentera si Mordejai veía con sus propios ojos la muerte de su pueblo, y por eso lo dejó con vida. Pero ahora Hamán le confiesa a su esposa y a sus amigos que ya no puede soportar la presencia de Mordejai. Su esposa, Zeresh, le sugiere a Hamán que vaya a ver a al rey y “denuncie” a Mordejai, para que éste sea inmediatamente ejecutado. Pero, ¿de qué se lo iba a acusar a Mordejai? El texto no nos proporciona ningún detalle.   Según el profesor Yonatán Grossman, Hamán fue aconsejado por su esposa Zeresh que acusará a Mordejai de “traición a la patria”. ¿De dónde se puede deducir esta ida? Grossman muestra la similitud entre las palabras que usa el texto cuando Zeresh habla con su marido Hamán, y las palabras que uso Izebel al hablar con su marido el rey Ajab (Reyes 1, 4-7). 

Veamos.  Ajab, uno de los reyes de Israel (ca. 900-850 aec.) deseaba poseer el viñedo de su vecino Nabot. El rey le ofreció a Nabot comprarle su tierra, pero Nabot se negó. Ajab se deprimió y su esposa Izebel —una mujer fenicia que no respetaba en absoluto las leyes judías— mandó a sobornar a dos testigos para que acusaran falsamente a Nabot de haber maldecido al rey, lo cual se consideraba una acto de alta traición y se condenaba con la muerte del ofensor. Con la ayuda de todo un aparato de justicia completamente corrupto, Izebel logró que los jueces condenaran a Nabot, lo ejecutaran y confiscaran sus tierras , que ahora quedaban a disposición del rey. (הרוגי המלכות, נכסיהן למלך). 

Grossman explica que a pesar de que el texto de Ester no menciona los detalles del plan de Zeresh y Hamán , podemos deducir por la similitud entre los dos textos que se trataba del mismo plan: acusar falsamente a Mordejai de alta traición, probablemente por intermedio de testigos sobornados, y proceder a su inmediata ejecución. Haman llegó esa mañana al palacio de Ajashverosh con ese plan en mente (y acompañado, probablemente, de testigos falsos). Hamán estaba tan seguro del éxito de su misión que antes de salir de su casa mandó a erigir un poste de 25 metros de alto para ejecutar a Mordejai.

Dicho sea de paso, la forma tradicional de ejecución en el impero persa no era la horca, como se suele entender de las traducciones convencionales, sino el empalamiento, que consistía en atravesar el cuerpo del reo con un palo afilado que salía por su garganta, y dejarlo desangrar así hasta morir. Esta horrible forma de ejecución fue desarrollada por los asirios y adoptada luego por los persas.  Se han encontrado relieves que ilustran esta ejecución.

Esta ilustración muestra el empalamiento de Yehudim ejecutados por Sanjerib, cuando este invadió Israel en el 722 aec. Al parecer Bigtana y Teresh también fueron ejecutados de esta manera.  Y así quería Hamán ejecutar a Mordejai. La altura exagerada del poste, 25 metros — la altura de un edifico de 8 o 9 pisos— es otra evidencia de que el plan de Hamán era acusar a Mordejai de alta traición, ya que el gobierno quería que la ejecución de los traidores sea vista públicamente para que a nadie se le ocurriera actuar contra el rey.  
Al final, como se dice en Purim, venahafoj hu, a los enemigos de Israel les salió todo al revés”. Esa horrible ejecución, en ese mismo poste, le llegó a Hamán esa misma noche, cuando Ajashverosh lo acusó de “traicionar” al rey, galanteando con su esposa. 




La vida por una cena

El final del capitulo 4 de Meguilat Ester nos cuenta que los Yehudim se enteran de la existencia de un decreto para eliminar a los judíos del imperio persa, esto es, todos los judíos del mundo, probablemente unas 200 o 300 mil almas, incluyendo 50.000 judíos que vivían en la tierra de Israel. Todos el mundo sabía acerca de este decreto, menos el rey y los que vivían en el palacio, entre ellos la reina Ester. Evitar que esta información llegara hasta el palacio era parte del plan de Hamán, para impedir que el rey eventualmente vetase ese terrible edicto, que era esencialmente una venganza personal de Hamán.  

PELIGRO, AREA RESTRINGIDA

Acto seguido, Mordejai le informa a Ester lo que está sucediendo y le pide su intervención. Ester era la única persona en el mundo que podía tener acceso al rey. Pero sorpresivamente Ester se niega a intervenir. Y le explica a Mordejai por qué. Nadie, incluyendo la misma reina, podia solicitar una audiencia con el rey. Solicitar una audiencia era la prerrogativa exclusiva del rey. Y no había otra forma que Ester pudiera encontrarse a solas con el rey, ya que como ella misma lo explicó, Ajashverosh no había pedido verla— en sus aposentos— hacia ya un mes. El lector moderno puede pensar que ya que vivía en el palacio Ester podría simplemente acercarse al rey en algún momento que él estuviese libre y contarle al rey su problema y solicitarle clemencia para su pueblo. Lo que debemos entender es que por razones de seguridad el rey vivía protegido (me imagino que casi recluido) en el JATSER HAPENIMIT, una zona de alta seguridad, como una “oficina presidencial” (o el “Oval Office” en la Casa Blanca) a la cual NADIE tenía acceso, a menos que fuera convocado por el mismo el rey. Y si alguien cruzaba la linea e ingresaba ilegalmente (אשר לא כדת) en este perímetro, la ley ordenaba que los guardias, que estaban armados para este propósito con largas hachas, debían matar al intruso de inmediato. Incluso si el intruso era alguien de confianza, como la propia reina. Todo esto era parte de las extremas medidas de seguridad que los emperadores habían concebido para protegerse de atentados contra sus vidas, que no eran poco comunes. Y a veces participaban de estas atentados personas muy allegadas al rey. Recordemos que este mismo rey, Ajashverosh, fue asesinado por Artebano, su tío y jefe de su guardia personal.

SALVARSE, JUSTO A TIEMPO

Pero a pesar del inminente riesgo de muerte, Ester decide llevar a cabo su misión suicida e ingresar al perímetro de máxima seguridad. Su esperanza era que el rey la viese antes de que los guardias la llegasen a matar, y que el rey decidiera perdonarle la vida, extendiendo hacia ella su cetro real. 
Consciente del altísimo riesgo de su misión, Ester le pide a Mordejai que todos los judíos de Shushán ayunen (y recen) por su éxito. Este no era un ayuno común de 12 o 24 horas. Los judíos de Shushán, y la misma reina Ester junto con sus doncellas, ayunaron por tres días seguidos, sin comer ni beber, implorando a Dios que protegiera a Ester y la ayudará en su misión.  Digamos de paso que una de las razones por la cuales ayunamos en el día 13 de Adar (esta año el 20 de Marzo, la víspera de Purim), es justamente para recordar este importante ayuno colectivo que duró 72 horas .  
En el comienzo del capitulo 5 leemos que en el tercer día del ayuno, Ester finalmente cruzó la zona de seguridad. Ajashverosh la vio y Ester “halló gracia en sus ojos”. Y fue gracias a este “providencial” sentimiento que el rey decidió perdonarle la vida. Y antes de que fuera ejecutada por sus guardias, le extendió su cetro y la indultó. En ese momento, el rey le preguntó a Ester qué podia hacer por ella. Y agregó: Pídeme lo que quieras, “hasta la mitad del reino te será concedido”.   

Y aquí la gran sorpresa. Contra todas nuestras expectativas Ester “desaprovecha la oportunidad” y en lugar de informarle al rey sobre el edicto del genocidio de los judíos y pedirle que anulase este documento, Ester no menciona ningún edicto y ningún conflicto . Lo único que hace Ester es invitar al rey a un mishté, a una cena o recepción, que ella había organizado para esa misma noche para el rey y para un invitado especial: Hamán.  El rey, fiel a su promesa de complacer a Ester, no hizo preguntas. Y como no le incomodaban las fiestas se prestó al enigmático juego, aceptó de inmediato la invitación y mandó a traer a Hamán a la cena que ofreció Ester.

Continuará… 




Matar sin que el rey lo note

La trama de Meguilat Ester, al menos en su nivel superficial, sólo tiene sentido si asumimos que el rey Ajashverosh no estaba al tanto del contenido del decreto de Hamán. Como ocurre innumerables veces en todo tipo de contextos politicos, monarquías y democracias, muchas veces los ministros o asesores ocultan cierta información del rey o del presidente por consideraciones políticas, partidarias, personales, etc. Hamán no solo no reveló a Ajashverosh que el edicto decretaba el genocidio de los judíos, sino que es razonable asumir que hizo todo lo necesario para evitar que el contenido de ese edicto llegara a oídos del rey, y que el rey pudiera cuestionarlo. 

El Rab Almosnino en su magistral obra Yedé Moshé explica una de las tácticas de Haman para ocultar la información del rey, mencionada con exquisita sutileza por el texto de Ester. 

KETAB HADAT

Había dos documentos oficiales que anunciaban el edicto. El primer documento era el ketab hadat (cap. 3:14). Este era el texto oficial. Y a pesar de no haber sido redactado por el rey, este documento era leído oficialmente ante el rey para su aprobación final. Según el rab Almosnino este documento fue redactado de una manera ambigua. Solo mencionaba que todos los sujetos del imperio “debían estar preparados para ese día ( להיות עתידים ליום הזה), el 13 de Adar”, a la espera de nuevas instrucciones. Como cuando una publicidad moderna dice: “Save the date (“Reserva esta fecha”), los detalles llegaran más tarde». Este documento fue proclamado oficialmente en Shushán y en todas las ciudades del imperio. Con este ambiguo documento Hamán hacía pensar al rey que el plan final era despojar a los judíos de sus privilegios civiles y de sus bienes ( לאבדם), y así, someterlos a la esclavitud. De esta manera, sugirió Hamán, se castigaría el desacato de los judíos “que desobedecen las leyes del rey y siguen sus propias leyes”, y se recaudaría una importante suma de dinero para las arcas reales.   Si el rey cuestionaba a Hamán la ambigüedad del edicto, Hamán le explicaría al rey que si el edicto fuera más explícito los judíos descubrirían de qué se trataba y escaparían, ocultarían sus bienes, etc. y se perdería el factor sorpresa para atraparlos. 

PATSHEGUEN HAKETAB

El segundo documento es el patsheguen del ketab hadat (cap 3:13). La palabra patsheguen significa: explicación. Este segundo texto (llamado aquí «sefarim») proveía los detalles de la implementación del ketab hadat, y en el mismo se mencionaba explícitamente que ese día se permitiría, cito «en todas las provincias del rey destruir, matar y exterminar a todos los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres…y sus posesiones estarían dadas al saqueo”.  Este segundo texto fue redactado por Hamán, sin conocimiento del rey, y fue enviado junto con el primer documento a todos los rincones del imperio. Sin embargo, no fue leído ni proclamado en la cuidad capital , Shushán, para evitar así que llegará a oídos del rey. Todo lo que se anunció en Shushán fue el ketab hadat, el primer documento que solo mencionaba la fecha para la cual los ciudadanos deberían prepararse a la espera de nuevas instrucciones. Y así el rey no llegó a tener conocimiento del verdadero plan de Hamán.De esta manera se comprende también por qué en todas las ciudades del imperio los judíos estaban de duelo (Ester 4:3) mientras que en Shushán, la ciudad estaba perpleja, es decir, la gente estaba confundida porque no sabían de qué se trataba ese misterioso edicto. 

LOS DOS DOCUMENTOS 

En el inicio del capitulo 4, la Meguilá dice que Mordejai se enteró del contenido del segundo documento, y en el versículo 8 vemos claramente la distinción entre estos dos decretos. El versículo 4:8 dice que Mordejai “Le dio a Hataj una copia del texto del patsheguen, detallando que lo que había sido promulgado [ketab hadat] en Shushán indicaba la destrucción de los judíos, para que se lo mostrase a Ester y ella supiera de qué se trata, mandara a Ester [a informar] al rey para implorar su favor e interceder ante él por su pueblo.”  Mordejai le entrega a Hataj una copia del segundo documento y todo lo que pretende es que Ajashverosh sepa que había sido engañado por Hamán –al ocultarle su plan genocida– y convencerlo que evite una gran matanza. 

El resto del 4 capítulo trata de las dificultades que le esperan a Ester para lograr el próximo paso: conseguir una audiencia con el rey. 

Para leer el libro del Rab Almosnino, ver este link. El tema que explicamos se menciona brevemente en las páginas 452-453 (.רכו ע»ב-רכז) 




El Rey Ajashverosh y el Rey Salomón

אחשורוש …בא לישב על כסא שלמה ולא הניחוהו 

Lo primero que nos cuenta el libro de Ester es acerca de una fiesta (mishté) que el rey Ajashverosh ofreció para agasajar a todos los gobernantes de sus 127 provincias, sus ministros y sus súbditos (‘abadav). Esta fiesta se celebró en el tercer año de su reinado, una vez que Ajashverosh terminó de sofocar todas las rebeliones contra él y se sintió establecido en su trono.

Después de que la Meguilá nos da los detalles técnicos de esta fiesta (Capítulo 1: 1-3), explica el propósito de esta celebración (1: 4) Ajashverosh quería «exhibir (presumir de] su riqueza y honor [o gloria] de su Reino (‘ Osher Kebod Maljutó) delante de todos sus invitados «.

El último día de la fiesta, el rey se emborracha y manda a buscar a su esposa Vashti para comparecer ante los hombres. La Meguilá, con delicadeza y eufemismos, explica la razón por la que Ahashverosh llamó a Vashti. Para «exhibir» su belleza frente a la gente y los nobles, ya que era hermosa «. Vashti se negó a cumplir la orden del Rey, y en este punto comienza la trama que concluirá no solo con el destronamiento de Vashti, pero también con la humillación del rey Ajashverosh, debido a su impulsividad y la falta de sabiduría.

La semana pasada explicamos que el libro de Ester contiene dos narraciones paralelas: la versión oficial , compatible con la cultura persa; y la otra versión, la narrativa judía, que transmite el punto de vista judío sobre los eventos narrados en el texto común. También dijimos que para «descubrir» este segundo texto debemos encontrar las palabras clave que dirigen nuestra atención a contextos similares y que profundizan nuestra comprensión de lo que dice la Meguilá .

Un nuevo libro que estoy leyendo este año, Meguilat Setarim, del profesor de biblia de la universidad de Bar Ilán Yonatán Grossman, explica que en este texto la Meguilá compara muy sutilmente a Ajashverosh con el rey Salomón.

Veamos. El libro Melajim Alef (Reyes I) escribe que en el tercer año de su Reino (2:39), una vez que el rey Salomón terminó con el último de los enemigos de su padre, Shim’i ben Guera, y se sintió seguro en su trono (2: 46), el rey celebró una fiesta (mishté) e invitó a todos sus súbditos (‘abadav, 3:15). Hasta ahora todo se ve parecido. Excepto por dos palabras clave: «עושר וכבוד», riqueza y gloria. En este punto, el rey Ajashverosh y el rey Salomón están en dos extremos diferentes.

Cuando el rey Salomón estaba a punto de ocupar su trono, tuvo un sueño. Y en ese sueño HaShem le ofreció cumplir cualquiera de sus deseos. Salomón, que podría haber optado por lo que cualquier otro rey hubiera pedido, la riqueza y la fama, le pidió a Dios que le concediera «sabiduría», un corazón inteligente para guiar a su pueblo con justicia y rectitud. Dios le otorga sabiduría a Salomón y, como sabemos, el pueblo judío considera al rey Salomón como el hombre más sabio que jamás haya existido. El texto bíblico también registra que Dios apreció lo que Salomón NO pidió y espontáneamente se lo concede (3:12): «También lo que NO me pediste, te lo concederé: riqueza y honor».

Ahora podemos cerrar el círculo. El autor de Megilla asume que identificaremos esas dos palabras «riqueza y honor» y conectaremos los puntos entre Ahashverosh y el rey Salomón.

1.Ajashverosh hizo una fiesta para celebrar su riqueza y su honor. Salomón, para celebrar la sabiduría que Dios le otorgó.

2. La «imagen social» de Ajashverosh dependía de que sus súbditos notaran su riqueza y lo honraran por ella. Y por eso necesitaba mostrar sus riquezas o la belleza de su esposa. Para el rey judío la riqueza y la gloria eran prescindibles. No le importaba su propia imagen. Quería la sabiduría para beneficio de sus súbditos.

3. Al final de la fiesta, Ajashverosh se emborracha, comete algunos errores grotescos y termina haciendo el ridículo frente a todo su imperio. Su riqueza y su gloria no ayudaron a su imagen porque carecía de sabiduría. El rey Salomón, por otro lado, pidió sabiduría, y Dios, al final, también le otorgó riqueza y honor.

Los Sabios que por supuesto notaron todo esto, dijeron con pocas pero muy significativas palabras, que «Ajashverosh quiso sentarse en el trono del rey Salomón, pero no lo logró» (Esther Rabba 1:11).




Un libro con dos relatos

«ויכתב מרדכי – היא המגילה הזאת כמות שהיא»

En lo personal tengo fascinación por el libro de Ester, ya que tiene algunos elementos únicos. En primer lugar, no fue escrito como virtualmente todos los demás libros del Tanaj, en la tierra de Israel, sino que como dice explícitamente el texto, fue compuesto en Shushán por Mordejai (ver Rashí arriba), y enviado por Ester a los Sabios para su aprobación canónica. 
Este libro no era un documento privado, sino que fue enviado a las comunidades judías de todas las provincias del imperio Persa. Por lo tanto, el libro iba a ser leído también por no judíos. Incluyendo enemigos de Israel y funcionarios del gobierno persa. Y por ese motivo debemos asumir que el texto fue redactado teniendo en cuenta las sensibilidades del emperador persa. Si tenemos en cuenta este simple punto creo que podremos comprender mejor algunos aspectos únicos de este libro.
Dos ejemplos:
1. El tratamiento preferencial del Rey Ajashverosh. Superficialmente, el protagonista principal de la historia de Purim, parece ser el Rey Ajashverosh. El libro comienza y termina con él y sus gloriosos actos. Su nombre, Ajashverosh, o más comúnmente “el Rey” , es el que más aparece en la Meguilá. El texto trata al rey con máximo respeto y honor. Y nunca se critican sus acciones, su carácter, sus decisiones etc. algo muy poco común en la Biblia, que siempre menciona las faltas de sus heroes, para enseñarnos a no cometer los mismos errores. Y a Ajashverosh no le faltaban defectos. Era de carácter débil. No podía tomar una decisión por sí mismo. Cometió grotescos errores politicos. Era ostentoso e insaciable. Adicto al alcohol, a las mujeres y a las fiestas. Pero en el texto no críticas explícitas hacia el rey. El monarca salé muy bien parado de todos los enredos que él mismo provocó. El rey es presentado casi como un héroe, que una vez se dejó llevar por el mal consejo de Hamán, pero que a último momento tuvo la sabiduría de cambiar las cosas y hacer justicia.  Todo este esfuerzo diplomático se comprende mejor si asumimos que el autor de Meguilat Ester escribió bajo la atenta mirada del emperador y sus oficiales. 
2. El próximo elemento que hace de Meguilat Ester un libro diferente a todos los demás libros de la biblia hebrea (Tanaj) es que en sus lineas NO aparece el nombre de Dios. ¿Cómo es posible que la milagrosa salvación del pueblo judío no haya sido atribuida explícitamente, como siempre lo es, a la intervención Divina? Identificar a Dios detrás de la historia, especialmente un milagroso evento el el cual TODO el pueblo judío fue salvado del exterminio, ¡es la esencia de la Torá!  Algo más: si observamos el texto un poco más de cerca veremos que no solo está ausente el nombre Divino. En realidad no se menciona de manera explicita ningún milagro, ningún acto, ni ritual religioso, ni judío ni persa. Un ejemplo, cuando Ester está por arriesgar su vida y ruega a todos los judíos de Shushán que se reúnan por ella, les pide que “ayunen”, y la palabra más esperable: “rezar”, ¡brilla por su ausencia!. Es como si el libro de Ester hubiese sido escrito en un plano “secular”, más que judío, que evita cruzar los limites de lo que se llama hoy “la separación entre religion y estado…”
Todos estos misterios creo que se resuelven cuando asumimos que el libro de Ester fue escrito teniendo en cuenta la sensibilidad, o la censura, del Imperio y que por esa razón, los aspectos religiosos (es decir, «nacionales judíos») no podían ser mencionados explícitamente. 
Recién una vez que entendemos estos puntos podemos pasar al próximo nivel. 
3. El libro de Ester tiene dos narrativas, una persa y otra judía. La version persa es «la historia oficial». La que se lee superficialmente. La version judía es la que el autor realmente quiere trasmitir. Es subliminal. Hay que leer entre las líneas. El texto está repleto de alusiones a otros acontecimientos bíblicos, fácilmente reconocibles por el lector que medianamente conoce la Torá. Y al identificar estos puntos de contacto, las palabras se abren como cuando se hace click a un hyperlink, la historia persa secular se convierte en un texto bíblico sagrado. Este segundo texto nos muestra entre otras cosas, el sacrifico de Ester y el coraje de Mordejai. Nos revela la vanidad y el materialismo de Ajashverosh, para que aprendamos a alejarnos de esos vicios. Y por sobre todo nos ayuda a des-cubrir la providencial Intervención Divina, tema principal de este, y cualquier otro libro judío. 
Continuará