BEN HAMETSARIM: Música durante las tres semanas (1ra Parte)

Como ya lo hemos explicado, durante las tres semanas entre el 17 de Tamuz y el 9 de Ab mantenemos ciertas costumbres de duelo. No celebramos bodas, no recitamos Shehejeyanu, algunos no se afeitan durante las tres semanas, etc.

¿Qué pasa con tocar música o escuchar música durante estas tres semanas? La respuesta no es un simple «sí» o «no», y en última instancia, dependerá de la tradición de cada comunidad.

En las siguientes líneas vamos a explicar los diferentes puntos de vista sobre la música y el duelo en estas tres semanas y más allá.

En las fuentes judías, la música es una de las más altas expresiones de felicidad. Cuando el pueblo de Israel cruzó el Mar Rojo y se dieron cuenta que finalmente estaban libres de sus amos egipcios, el pueblo, liderado por Miriam, la hermana de Moshe Rabbenu, comenzó a cantar y tocar instrumentos musicales expresando así la alegría y la felicidad de ser libres. También se tocaba música en los casamientos y en muchas otras ocasiones festivas y alegres, desde tiempos talmúdicos o anteriormente.

La tradición judía también se refiere a la música en tiempos de duelo. Una persona que está de luto por su padre o por su madre no puede tocar o escuchar música, o asistir a una celebración donde se escuche música, por todo un año. Una persona de duelo podría asistir, por ejemplo, a la celebración religiosa de un Bar Mtsvá, pero no se le permite participar en la fiesta del Bar Mitsva si se tocará música allí.

Con todos estos elementos en mano debemos preguntarnos: ya que la música es una, o la mayor, expresión de felicidad, y la música se evita en tiempos de luto, ¿Se nos permite tocar o escuchar música durante estas tres semanas?

Hay varias opiniones sobre el tema, y como hemos dicho, depende en última instancia de las tradición de cada comunidad. De todas formas, vamos a explorar los puntos de vista de dos rabinos contemporáneos. Hoy vamos a ver la opinión del Rab Eliezer Melamed y mañana, BH la opinon del rabino Obadia Yosef z «l.

El rabino Eliezer Melamed (Peniné Halajá, Zemanim, 141-146) explica que no toda la música debe ser prohibida durante estos días.

En la opinión del rabino Melamed, la restricción original de los Jajamim (que en teoría debería aplicarse más allá de estas tres semanas, como lo veremos BH mañana) de no escuchar música, como parte de nuestro duelo por el Bet haMiqdash, se refiere a música festiva, música en un ambiente de celebración, música que invita a bailar (bodas, Bar Mitzva, etc.), o un concierto en vivo.

También explica que no toda la música es música «celebratoria». La música clásica o la música inspiracional o música de fondo en un centro comercial, no está relacionada con «celebración» o «felicidad».  Lo mismo podría decirse de tomar  clases de música, escuchare el himno nacional, etc.

El rab Melamed explica que además de la música no celebratoria también hay música melancólica. El Talmud relata que en el antiguo Israel la música triste o melancólica se tocaba en los funerales con una flauta que inspiraba los corazones de los dolientes a entrar en un ánimo de tristeza (Shabbat 151a).

En base a la distinción de estos  tipos de música, el rab Melamed dice que: 1. Uno debe evitar escuchar música festiva o celebratoria  durante las tres semanas. 2. Hasta principios del mes de Ab, uno podría escuchar música inspiracional o no celebratoria  3. Una vez que comienza el mes de Ab y hasta el 9 de Ab, sólo se permitiría escuchar música judía melancólica.

 

(Continuará…)



SHEBA BERAJOT: Los siete días de celebración

Es un gran Mitsvá alegrar al novio y a la novia (לשמח חתן וכלה). Esta Mitsvá es cumplida cuando estamos presentes en su boda y bailamos con ellos o frente a ellos o cuando los elogiamos y felicitamos.
Esta Mitsvá se cumple durante el día de la boda y también durante los siete días siguientes a la boda, conocidos en hebreo como shib’at yemé hamishté.
A continuación presentamos algunos ejemplos de las leyes y costumbres de estos siete días. :
1. La novia y el novio deben evitar trabajar durante la semana después de su boda. Esta no es la misma prohibición que existe de trabajar en Shabbat o en días festivos (Yom Tob). Más bien, la pareja debe evitar las actividades para evitar distraerse de su regocijo. Sin embargo, hay algunas excepciones en las que se permite a la pareja, o a uno de ellos, llevar a cabo determinadas tareas incluso durante los siete días de celebración. Por ejemplo, un negocio que sólo se puede realizar durante un tiempo limitado, o que si no se realiza acarreará pérdidas (דבר האבד), un servicio público, obras comunitarias, etc.
2. Durante estos días la novia y el novio deben usar ropa de fiesta y celebrar con comidas festivas. Es una costumbre muy antigua que los familiares y amigos de los novios preparan las comidas para la pareja. Y en los tiempos del Talmud, las familias y amigos de los novios venían (con la comida) a celebrar en la casa de la nueva pareja (bet jatanim) durante estos siete días.
3. Durante esta semana, la pareja no está obligada formalmente a realizar de cada comida una celebración, sino que se les permite también comer comidas normales donde sólo ellos participan. Sin embargo, cuando la pareja asiste a, o celebra una comida festiva en su honor que satisface ciertas condiciones (como explicaremos más adelante), entonces se deben recitar los Sheba’ Berajot, las siete bendiciones para alegrar y bendecir a la novia y el novio, al final de Bircat Hamazón (la oración que se recita después de una comida con pan).
4. Las siete bendiciones se recitan sólo si se cumplen las siguientes condiciones:
a. Deben haber diez varones adultos presentes (el novio se cuenta como uno de ellos).
b. La comida festiva tiene que tener lugar en la residencia de la nueva pareja  (bet jatanim).
c. Debe haber al menos dos nuevos invitados (panim jadashot), que no participaron en la boda o de un sheba’ berajot.
Si no se cumple una de estas 3 condiciones, entonces si por lo menos tres hombres adultos participan de la comida festiva, se recitará bore peri hagefen y la barajá asher bará.
En muchas comunidades Sefaradies de la diáspora, las siete Berajot  se recitan aun cuando la comida se haga fuera de la casa de los novios (se debe consultar sobre este tema al rabino de la comunidad). Las otras dos condiciones, nuevos invitados y minyan, son idénticas para todas las comunidades Sefaradim.
La costumbre Ashkenazi también permite recitar los sheba berajot incluso cuando la comida no tiene lugar en la residencia de los novios y alcanza con que haya un sólo nuevo invitado (Rab Knohl), no dos.
5. Cuando se recitan las Sheba Berajot, la costumbre es tener dos copas de vino: sobre la primera copa se recitará el Birkat Hamazón y al final de las Sheba Berajot , la misma persona que recitó el Birkat hamazon dirá sobre esta copa «boré perí hagefen». Sobre la segunda copa de vino, se dicen las otras seis Berajot. Al final, el vino de las dos copas se debe mezclar y se le da de probar de este vino a la novia y al novio. Cuando solamente se recita la berakha asher bará , la costumbre es decir primero boré perí hagefen y luego asher bará.



TEHILIM # 12: La mentira como profesión

1. Lamenatseah ‘al haSheminit, salmo de David.
Como casi todos los salmos, éste también ha sido compuesto por David haMelej, quien sufrió y presenció personalmente el inmenso daño que las personas sin escrúpulos pueden causar con sus palabras. David fue víctima de engaños y mentiras en su ejercito, en su corte y hasta en su propia familia.
2. Sálvanos Hashem, pues los hombres de bien han desaparecido, la rectitud se ha desvanecido entre los hombres.
David se pregunta, ¿Qué puede hacer un justo, el hombre de bien, cuando vive en una sociedad en la cual todos mienten y engañan? El hombre íntegro no tolera la mentira, su palabra es sagrada. Pero  ¿Qué le queda por hacer cuando la falsedad se ha instalado para quedarse y donde todos a su alrededor triunfan gracias a sus engaños y estafas? David haMelej teme que ya no queden hombres de bien. Teme que hasta las personas íntegras se hayan adaptado a la «nueva normalidad», a la falsedad, no ya para triunfar, sino para sobrevivir.
3. Los hombres, unos a otros, sólo dicen vanidades, todos hablan el idioma del engaño, como si tuvieran dos corazones.
Los hipocritas tienen un corazón doble: por una lado (con un corazón) odian a una persona, pero por el otro lado (con el otro corazón) simulan amar a esa misma persona. Para engañarlo y eventualmente obtener algún beneficio personal. O en el caso de los enemigos del rey David, alababan al rey en su presencia, para ganarse su confianza y así cuando se presente la oportunidad, traicionar y matar a David para heredar su trono.
Pienso también en la relevancia de este Mizmor para nuestra sociedad contemporánea. En tantos hombres que viven del engaño y que se han convertido en estafadores profesionales. Pienso en las maniobras inmorales pero «legales»; en la letra chica  de los contratos; en las promesas que se hacen sabiendo que no se van a cumplir; en el periodismo que se vende al mejor postor; en las cortinas de humo que fabrican los conspiradores; en la política corrupta, etc. El engaño es endémico. Pareciera que la sociedad humana ha construido un modelo diseñado para que caigan los ingenuos y triunfen los estafadores.
4. HaShem partirá los labios de falsedad, y la lengua que practica la arrogancia. 5. [HaShem castigará a] esos hombres que dicen: «nuestra lengua nos hará poderosos, mientras podamos hablar con nuestros labios, quien nos podrá vencer»?
De acuerdo al rey David, la única esperanza de las víctimas de lamentira «legal» es la intervención Divina. Esperar que Él haga la justicia que los hombres de bien no pueden alcanzar. Que de alguna manera, D-s exponga las mentiras de los estafadores, destruyendo su herramienta de trabajo: su mal usada elocuencia.
6. «Desde el abuso a los pobres, desde el grito desesperado de los abusados, Yo Habré de surgir», dirá HaShem, «venceré [a los estafadores] y los hare desaparecer».
David le pide a HaShem que Él se encargue de castigar a los  que usan sus labios para embaucar y sus lenguas para hacer caer al hombre crédulo. La decadencia humana a veces sólo puede ser corregida por la intervención divina. Para David haMelej, la justicia de HaShem surgirá desde lo mas profundo, desde el dolor de los estafados. Desde el clamor de los abusados.
7. Las palabras de HaShem son puras, refinadas como la plata que ha sido pulida siete veces. 8. Tu HaShem protegerás [a los justos de los malvados], cuidarás [a los hombres de bien] para siempre. 9. Los oprimidos subirán [=surgirán desde los profundo], y los malvados estarán condenados a dar vueltas, [como perdidos, sin saber donde ir].
D-s ha prometido justicia. Y protección a los oprimidos. Y a diferencia de los hombres, Su palabra, Sus promesas, siempre se cumplen. En esta vida o quizás después.  Pero Él hará justicia.  Porque Él conoce la duplicidad del embaucador. Y no tolera la impunidad de los malvados.



Diferencias entre Sefaradim y Ashkenazim

Aunque los elementos básicos de la boda son exactamente los mismos para ambas tradiciones, hay algunas costumbres que difieren de una comunidad a otra, e incluso de una familia en familia en cuanto a la ceremonia de casamiento. En las siguientes líneas voy a presentar muy brevemente algunos ejemplos de costumbres que varían entre la tradición Sefaradí y la tradición Ashkenazí.

AYUNAR ANTES DE LA BODA

En muchas comunidades Ashkenazies la costumbre es que el novio ayuna el día de su boda.  Este ayuno es parte del proceso de Teshubá que el novio y la novia realizan, ya que de acuerdo a la Gemará en Yebamot 63b y en el Talmud Yerushalamí Bikurim 3:3,  a los novios se les perdonan todas sus transgresiones (cuando hacen Teshubá).  La costumbre entre los Sefaradim, particularmente de acuerdo al Rab Obadia Yosef, es que los novios no deben ayunar ese día, ya que entre otros motivos, para el novio el día de la boda es como su Yom Tob, es decir un día festivo, y la Teshubá debe ser llevada a cabo de otra manera, por ejemplo, rezando y estudiando con más intensidad durante ese día.

SHABBAT JATAN

La tradición Ashkenazí es celebrar el Shabbat Jatán, es decir, el Shabbat en el que se invita al novio a subir a la Tora (Aliya) antesde la boda. Este Shabbat es conocido entre los Ashkenazim como el «Oifruf» (o Aufruf), que significa en idish «llamar» (=llamar al Jatán a la Torá). En las comunidades Sefaradíes el Shabbat Jatán o el Shabbat del novio tiene lugar el Shabbat después de la boda. Es también costumbre entre algunos Sefaradim que el novio sea llamado a la Torá el día de su boda, si se casa un lunes o un jueves.

BEDEKEN

En la tradición Ashkenazi, inmediatamente antes de la ceremonia de la boda, el novio acompañado de sus padres, amigos, y rabinos cubre el rostro de la novia con un velo, en medio del cantos alegres. El velado de la novia recuerda al evento en el que Ya’aqob Abinu tomó a Leah como su primera esposa, creyendo que era Rajel. La novia lleva el velo hasta la conclusión de la ceremonia de la Jupá.  En las comunidades Sefaradíes la novia ingresa a la Jupá con su velo, pero el velo es removido en el momento de los qiddushim, cuando el novio le entrega el anillo a la novia y al consagra como su esposa, ya que los testigos deben reconocer a la novia.

BAJO LAS ESTRELLAS

En muchas comunidades Ashkenazíes la costumbre es casarse bajo las estrellas, es decir que cuando el clima lo permite, la Jupá se lleva a cabo al aire libre y por la noche. En las comunidades Sefardíes no hay tal costumbre y las bodas se celebran al aire libre o en un salon cubierto, indistintamente. De acuerdo a la costumbre Sefaradí (minhag Yerushalayim) la boda se debe celebrar, preferentemente,  durante el día, antes de la puesta del sol.

CAMINAR ALREDEDOR DEL NOVIO

En la mayoría de las comunidades Ashkenazim, cuando la novia entra a la Jupá da vuelta siete veces alrededor del novio. Según fuentes cabalísticas, los siete rondas representan los siete días de la Creación: «Cada matrimonio es una recreación del proceso creativo, por eso ella da vueltas alrededor del novio para indicar que estos siete ciclos se repiten ahora». Los judíos Sefaradim no practican esta costumbre.

EL JEDER YIJUD

En la tradición Ashkenazí, inmediatamente después de la boda, el novio y la novia se recluyen en un jeder yijud, una habitación cerrada donde permanecen juntos y solos por unos minutos. La mayoría de los rabinos Sefaradíes, y en particular el rabino Obadiá Yosef, rechazan esta costumbre. En la tradición Sefaradí la reclusión del novio y la novia tiene lugar no después de la ceremonia de la Jupá sino después de que termina la fiesta del casamiento, cuando el novio y la novia se retiran a su habitación privada.




¿Quiénes pueden ser testigos de la Ketubá?

Como hemos explicado ayer (ver  aquí) la ley judía requiere la presencia de dos testigos adultos hombres en una ceremonia de casamiento. No cualquier hombre es competente para actuar como testigo.

Algunos ejemplos:

La ley Bíblica descalifica el testimonio de un familiar. Esto se aprende del versículo de Deuteronomio 24:16 que describe la pena capital «Los padres no han de ser sentenciados por sus hijos …. ni los hijos condenados por sus padres». La ley judía explica que de la misma manera que los familiares no son competentes para declarar en un caso criminal, tampoco son  competentes para declarar en cualquier otro caso: civil, comercial, etc. Ahora bien, una vez que sabemos que los familiares son descalificados como testigos, debemos precisar cuál es el grado y la naturaleza del parentesco que descalifica a una persona para ser testigo en una ceremonia de casamiento. Por ejemplo: es un primo segundo o tercero considerado un pariente cercano? Es un cuñado considerado un pariente cercano?  La ley que explica qué familiares están calificados  o descalificados como testigos es muy compleja y se puede encontrar en el Shulján ‘Aruj, Joshen Mishpat, capítulo 33.

Aquí presentamos tres ejemplos:

1. La Mishná en Sanedrín 3:4 menciona como testigos descalificados a los siguientes familiares: padres, hermanos, tíos, suegros, y cuñados. Esta exclusión se extiende a sobrinos, primos y a sus esposos.

2. Una regla muy importante conocida como ishto kegufo, lit. «Su esposa, como sí mismo» indica que el marido de un familiar cercano está descalificado. Por ejemplo: el esposo de la hermana o de la prima de la novia no podría actuar como testigo, a pesar de que no existen vínculos de sangre entre ellos.

3. Los testigos que son familiares entre sí, son incompetentes para dar testimonio juntos, incluso cuando no están emparentados con la novia o con el novio.

Aparte de los familiares, la ley judía también descalifica a un menor para actuar como testigo, hasta que llegue a la edad de 13 años. En algunos otros casos, para testificar sobre la compra o venta de bienes raíces por ejemplo, la edad mínima requerida por la ley judía es de 20 años (MT, Edut 9: 6).

También hay cuestiones de carácter que pueden descalificar a un testigo. Los impíos (resha’im) son incompetentes para actuar como testigos. Esto incluye: delincuentes, estafadores, personas que han cometido delitos, ladrones, usureros, estafadores; los jugadores y los apostadores. También los holgazanes, es decir, personas que deliberadamente dejan de trabajar o estudiar, ya que son sospechosos de pasar su tiempo libre en actividades delictivas (ver más detalles en el Shulján ‘Aruj Joshen Mishpat Capítulo 34).

Un hombre que no tiene conocimientos básicos de la Tora (la Biblia) o de la Mishna, o de las normas básicas de conducta civilizada (derej erets), se presume que es ocioso y que su vida es reprochable y por lo tanto se lo considera incompetente como testigo. Esta presunción, sin embargo, es refutable si hay evidencia de que, a pesar de la ignorancia de este hombre, su conducta es intachable.

Una persona llamada a declarar junto con otra persona, que él sabe que es incompetente como testigo, debe negarse a testificar, ya que la incompetencia de un testigo invalida el testimonio de todo el grupo de testigos.

Por todo esto, en una ceremonia de matrimonio el rabino seleccionará muy cuidadosamente a los dos testigos e indicará al novio asignarlos «excluyendo a todos los demás testigos potenciales», es decir, a todas las otras personas presentes en la ceremonia que podrían ser descalificados como testigos.




Los testigos de la Ketuba y del casamiento

Después de que la Ketubá se lee,  es firmada por  dos testigos. El papel de los testigos es, obviamente, testificar el estado civil de la pareja, cuando fuera necesario. En este sentido el requisito de la presencia de los testigos en una boda judía es similar a la exigencia de testigos en otros eventos legales, religiosos o seculares. La mayoría de los estados en los Estados Unidos, por ejemplo, requieren la presencia de dos testigos en un matrimonio civil (aunque en algunos estados, como California, se puede tener una boda «privada» sin testigos).

En la ley judía los testigos juegan otro papel muy importante. Los testigos, de hecho, validan el matrimonio. Técnicamente hablando, la presencia del rabino no es un requisito sin-a-qua-non para la realización de un matrimonio judío como lo es la presencia de un Ministro religioso para otras religiones, o como es la presencia de un juez para la validez de un matrimonio civil. En teoría, todo lo que se necesita para que una pareja judía se considere casada es la presencia de dos testigos durante los momentos claves de la ceremonia (ver más adelante). Los testigos actúan como notarios que validan y dan un estado público (en oposición a «privado»)  a la ceremonia del casamiento . Sin la presencia de dos testigos, una ceremonia de matrimonio judía no es válida, aunque hubiera un Rabino presente.

La presencia de los testigos es necesaria dos veces durante la ceremonia:

(1) qiddushin: Cuando el novio le entrega a la novia el anillo, diciéndole: «He aquí que eres consagrada para mí, como mi esposa, por este anillo, de acuerdo a la Ley de Moisés y de Israel».

(2) Ketubá: Cuando la Ketubá es aceptada por el novio, a través del qinyan. Los dos testigos también firman la Ketubá.

Aunque halajicamente no es necesario , en muchas comunidades es costumbre que quienes actúan como testigos en el acto de qiddushin sean también los testigos del qinyán y firmen la  Ketubá.

De acuerdo a lo que explicamos anteriormente, que los testigos son los que validan la ceremonia de matrimonio, el lector entenderá que una de las responsabilidad más importantes del Rabino que preside la ceremonia de casamiento, quizás la más crítica,  es la cuidadosa elección de los testigos. Ya que si uno de los testigos no es apto para actuar como tal, el matrimonio no es válido.

A continuación veremos algunas reglas que se relacionan con la asignación de los testigos

a. ¿Cuántos testigos hacen falta? En la ceremonia de la boda se necesitan dos testigos. Esta es la regla general no sólo en el caso de un matrimonio sino también para casi todos los actos legales (hay muy pocas excepciones en las cuales el testimonio de un solo testigo es suficiente, por ejemplo, aguná).  El rabino que preside la ceremonia está a cargo de asignar a los testigos y generalmente le pedirá al novio que reasigne a esos testigos «con exclusión de cualquier otro testigo.» Esto es necesario porque si alguien por su cuenta llegara a actuar como testigo ocular y no fuera apto para ser un testigo (por ejemplo, un familiar de la novia o el novio) todo el testimonio, y el casamiento mismo, quedaría invalidado. Por eso es que el novio tiene que asignar a los testigos, generalmente diciendo, ate tihyiu ‘edai (Ustedes serán los testigos de mi matrimonio), excluyendo explícitamente a cualquier otra persona a funcionar como un testigo adicional.




KETUBA (4ta Parte): La firma de la Ketubá

עד שבא שמעון בן שטח ותיקן שיהא כותב לה : כל נכסי אחראין

לכתובה

כתובות פ»ב

Ayer, explicamos que la Ketubá es similar a un seguro de matrimonio. Lo que significa que en caso de disolución del matrimonio, la Ketubá establece la suma de dinero que el marido tiene que pagar a su esposa en carácter de indemnización. La función de la Ketubá, por lo tanto, es proteger a la mujer. Si no existiera la Ketubá, una mujer divorciada podría quedar sola y desprotegida (ese era el caso, por cierto, en la mayoría de las civilizaciones no judías hasta los tiempos modernos). La Ketubá asegura que esto no le sucedería a una mujer judía. Y al mismo tiempo, como los rabinos explicaron, la Ketubá sirve como un elemento disuasivo muy poderoso para para un marido no tome la decision impetuosa de divorciarse de su esposa. Sabiendo que si lo hace, tomará sobre sí una gran responsabilidad económica. Para reforzar aún más este punto, los rabinos hicieron una adición muy importante al texto de la Ketubá, como lo explicaremos a continuación.

Al principio la Ketubá era más que nada un «mohar», un regalo o herencia que el marido le dejaba voluntariamente a su esposa. Esto creó una situación en la cual muchas mujeres se quedaban solteras, por miedo a que sus maridos las dejaran sin nada. Por eso, al final del texto de la Ketubá se agregan algunas cláusulas para que la Ketubá se pueda cobrar incluso en el caso que el marido no tenga los medios líquidos suficientes para cubrir el valor de la Ketubá. Así, el texto de la Ketubá menciona que si el marido no cuenta con el dinero para compensar a su mujer en caso de divorcio o fallecimiento, sus bienes serán confiscados y ejecutados por el Bet Din (la corte rabínica) para pagar el valor de la Ketubá a su ex-esposa o a su viuda. Esta cláusula fue establecida por Rab Shimon ben Shataj (120-40 aC). Rabbí Shimón fue acreditado con la formulación (o la reformulación) de la Ketubá (שבת טז שמעון בן שטח תיקן כתובה לאשה). En otras palabras, él hizo que la Ketubá se transformará en una deuda cobrable y no en un regalo voluntario o herencia.  El texto de la Ketubá, entonces, luego que calcula el importe total de la indemnización, menciona una larga lista de cláusulas que indican que todas las propiedades (bienes raíces o qarqa‘) y posesiones (bienes portátiles o metaltelim) están hipotecados a esta Ketubá. El novio se compromete a pagar por el Ketubá incluso con «la camisa que lleva sobre sus hombros». El novio también se compromete a que la Ketubá sea vinculante para sus herederos (que podrían no ser necesariamente los hijos de su esposa), durante su vida y después de ésta.

Finalmente, la Ketubá es firmada por dos testigos. Pero antes de eso, la Ketubá es formal y legalmente aceptada por el marido a través de un procedimiento legal llamado qinyan. El qinyan se realiza como un trueque (qinyan sudar o jalifín), es decir, un intercambio por el cual bienes o servicios se intercambian por otros bienes o servicios. En este caso, el rabino que preside la boda le da al novio un elemento, normalmente un pañuelo, un bolígrafo o cualquier otro elemento excepto alimentos o monedas y el novio declara: «qibbalti ‘alay beqinyan …», lo que significa, «Acepto formalmente sobre mí mismo … todas las obligaciones de la Ketubá». Y entonces, levantando el elemento que recibió del Rabino, el novio adquiere ese elemento y a cambio cede los derechos de la Ketubá a su esposa.

Después de realizar el qinyan la Ketubá, que está escrita desde el punto de vista de los testigos, dice: VEQANINAN … «Y hemos adquirido (es decir, hemos presenciado el procedimiento de adquisición o qinyan) del novio …. a la novia … y damos fe de que todo es válido y confirmado (sharir veqayam) «. Estas últimas palabras son la fórmula rabínica para indicar que el documento ha terminado, por lo que nada más se puede añadir al texto de la Ketubá, excepto la firma de los dos testigos y del novio.




KETUBA (3ra Parte) Las obligaciones económicas de un marido judío

Como hemos explicado anteriormente, la Ketubá es el documento que registra las obligaciones del marido judío hacia su esposa. El texto de la Ketubá se compone de tres partes:

1. La fecha y el lugar de la boda, y los nombres del novio y de la novia (ver aquí).

2. Las obligaciones del marido hacia su esposa mientras están casados. Las hemos resumido al mencionar las tres principales obligaciones bíblicas (ver aquí).

3. Las obligaciones financieras que el marido asume hacia su esposa, en particular la compensación monetaria que la esposa debe recibir en caso de que, D-s no lo quiera, el matrimonio se disuelva. Esta parte de la Ketubá es en realidad la parte más importante de este documento y contiene el texto más extenso (aprox. 75% de todo el texto) de la Ketubá. La Ketubá menciona que el marido asegura a su esposa con una indemnización monetaria en caso de disolución del matrimonio. El importe de esta indemnización se calcula sobre la base de los siguientes elementos.

1. Iqar Ketubá o la suma básica de la Ketubá

2. La Nedunyá o dote

3. El Tosefet o tosafot, o adiciones a la suma principal.

IQAR KETUBA:  Esta es la suma de dinero que la ley judía determina como la compensación mínima que la mujer tiene derecho a recibir de su marido en caso de disolución del matrimonio. Hay una discusión entre los rabinos si esta compensación es de origen bíblico (Rashí) o rabínico (Maimónides). Esta suma, también llamada «mohar», consiste en «doscientos zuz». Aunque el valor monetario actual de estos doscientos zuz es un tema de discusión entre los sabios contemporáneos, en los tiempos del Talmud doscientos zuz era la cantidad de dinero que una persona necesitaba para mantenerse a sí misma durante un año (comida, ropa, alojamiento, etc). En otras palabras, doscientos zuz es el equivalente al salario básico de un año.

NEDUNYA: El segundo elemento que compone la Ketubá es la nedunyá, a menudo traducido como «la dote». La nedunyá incluye todos los objetos de valor y los activos que la esposa trae al patrimonio de su nueva familia. La Ketubá menciona como ejemplos: artículos de plata y de oro, joyas, utensilios, ropa de cama, etc. Estos artículos se mencionan explícitamente para demostrar que la mujer no está llegando al matrimonio con las manos vacías. Técnicamente hablando, el marido tiene el derecho de utilizar los activos de la dote si fuera necesario, pero aún así acepta la responsabilidad por las pérdidas. Estos activos se convierten para el marido en lo que se denomina en hebreo Talmúdico valores que son como «ovejas de hierro» (tson barzel), lo que significa que su responsabilidad financiera hacia ellos nunca expirará. Por lo tanto, si el matrimonio se disuelve, el marido debe restituir la dote registrada en la Ketubá o el valor de la misma a su esposa, aparte de la suma mencionada anteriormente . Ahora bien, independientemente del valor real de la dote, la antigua costumbre es registrar el patrimonio de la esposa en la suma fija de «cien piezas de plata» (mea zequqim dekesef) que según algunas opiniones, en el valor de la plata (el metal «plata») en el mercado de hoy seria un valor aproximado de 17.000 dólares.  Esa suma era el promedio del patrimonio que una novia traía en su dote. Ahora bien, ¿por qué se registra una suma uniforme y no se registra la suma particular que cada novia trae? La tradición judía considera que esta uniformidad evita cualquier distinción entre una novia que viene de una familia rica y una novia que no viene de una familia rica. Así se evita tanto la vergüenza de una como la ostentación de la otra. De manera que, independientemente del valor de la dote que la novia lleva a su matrimonio,  el marido se obliga a restituir a la esposa en caso de disolución de matrimonio, el valor de la «dote» por la suma fija de «100 piezas de plata».

TOSEFET: El tercer componente de la compensación monetaria de la Ketubá son los incrementos voluntarios. Hay dos incrementos que normalmente se añaden a la Ketubá. En primer lugar, el incremento de la dote, que tradicionalmente es el equivalente a la dote. En otras palabras, el marido duplica el valor de la dote en un adicional de otras cien piezas de plata.      En segundo lugar, hay un incremento a la Ketubá principal que el marido promete a su esposa. En algunas comunidades se indica el importe de este incremento en moneda local. En otras comunidades, y para evitar mencionar sumas de dinero en la ceremonia de casamiento,  sólo se menciona que el marido agregará un incremento a la suma principal (iqar ketubá) sin especificar una cantidad específica. El importe de este incremento se fija generalmente siguiendo las costumbres locales.

Como el lector entenderá, la suma de dinero que se menciona en el Ketubá no está relacionado con dinero que el marido «paga por la esposa» o a su familia. Estos son prejuicios que se basan en la ignorancia de lo que realmente dice la Ketubá. La Ketubá es un seguro de matrimonio, en el cual el hombre declara que, en caso de disolución del matrimonio él indemnizará a su esposa con una significativa suma de dinero, le restituirá el patrimonio que ella y su familia contribuyeron, y sumará a esto todas los incrementos adicionales, según el uso y la costumbre local.

 




¿Qué es la KETUBA? 1ra parte

La palabra Ketubá significa: documento. A pesar de lo que mucha gente supone, la Ketubá no es un contrato entre el esposo y la esposa.  Es el documento que establece las obligaciones del marido hacia su esposa, mientras están casados, y las disposiciones para proteger económicamente a la esposa si el matrimonio se disuelve o si el marido fallece. En este último sentido, la Ketubá es un seguro de matrimonio, donde el beneficiario es la esposa y el benefactor es el marido.  La Ketubá no es estrictamente un contrato ya que las obligaciones de la esposa hacia su marido no están registradas en la Ketubá.  Por esta razón, la Ketubá la firman el marido y dos testigos, pero no la firma la esposa.

Una vez que entendimos lo esencial de la Ketubá, vamos a explorar detalladamente el texto de la misma.

La Ketubá se divide en tres partes.

La primera parte contiene la fecha, el lugar de la ceremnioa y los nombres del mariod y la mujer.

En la Ketubá se registran, en primer lugar, todos los datos básicos que se incluirían en cualquier otro documento legal: la fecha de la boda, la ciudad y el estado donde se lleva a cabo, y los nombres de la novia y del novio.

Si quisiéramos escribir la Ketubá hoy, en Yerushalayim, la Ketubá diría «En el día cuarto de la semana (miércoles), a los 30 días del mes de Siván, que es el primer día de Rosh Jodesh Tamuz, en el año 5775, desde la creación del mundo, en la ciudad de Jerusalem…».

A continuación, se escriben los nombres de los novios. Primero se escribe el nombre del novio seguido del nombre de su padre, por ejemplo, YOSEF BEN YAAQOB (Yosef hijo de Yaaqob) y el apellido de la familia. También se debe aclarar si es Cohen o Levi. Luego se escribe el nombre de la novia y el de su padre, aclarando también si es Cohen o Levi.

También, y especialmente fuera de Israel, se deben escribir los nombres de los novios y sus padres en inglés, español o en el idioma que sea. Por ejemplo, si el nombre hebreo del novio es YOSEF pero todo el mundo lo llama «José», en la Ketubá se escribirá YOSEF DEMITQARE JOSE, es decir, «Yosef, también conocido como José».

Los nombres de la novia, del novio y de sus padres tienen que ser escritos con extremo cuidado. El rabino que escribe la Ketubá debe saber no solamente cómo escribir los nombres en hebreo correctamente sino tambiien cómo escribir los nombres no-hebreos con letras hebreas, lo cual a veces es complicado (¿cómo se escribe «José» en letras hebreas?), ya que no todas las consonantes o diptongos en español tienen su correspondencia exacta en hebreo.

Dentro de la primera parte de la Ketubá también se indica el previo estado civil de la novia. Si la novia es soltera la Ketubá dirá «betultá» (lit. virgen). En algunas comunidades escriben simplemente  «kalatá», que significa «la novia».  Si la novia es  viuda o divorciada, la Ketubá lo deberá registrar: «metarakhtá» o «armelatá»,  «divorciada» o «viuda», en arameo, el idioma de la Ketubá.

La segunda parte de la Ketuba establece las obligaciones del esposo hacia su esposa. El novio declara a su novia que la está tomando legalmente como su esposa «según la ley de Moisés e Israel», lo que implica que acepta todas las responsabilidades de un esposo judío.

La Tora estableció los tres principales deberes del esposo hacia su esposa:

  1. she-erah: proporcionar a su esposa sustento
  2. kesutah: suministrarle ropa y alojamiento
  3. ‘onatah: cohabitar con ella.
  4. she-erah. La primera responsabilidad del esposo es mantener a su esposa financieramente. Este es el primer deber indicado en la Tora (Éxodo 21:10), en el lenguaje de los rabinos se llama «mezonot» (alimentos, es decir, pensión alimenticia/alimento = comida).

Algunas ilustraciones de Maimónides

MT, Ishut 12:10-11: El esposo está obligado a proporcionar alimentos a su esposa e hijos de acuerdo a sus medios materiales. Un esposo pobre solo debería proporcionar dos comidas al día, y un esposo rico debería hacer provisiones para tener alimentos nutritivos (carne, pescado, o lo que sea la costumbre local) todos los días.

MT, Ishut 12:16-17: Si un esposo deja su hogar para un viaje de negocios al extranjero (en la antigüedad, las personas viajaban al extranjero durante meses o años, con prácticamente ninguna posibilidad de comunicación) y la esposa se queda sin medios para obtener comida, el tribunal rabínico podría confiscar y vender los activos del esposo para proporcionar comida a su esposa e hijos, siempre que hayan pasado al menos tres meses desde que el esposo se fue. Se suponía que los esposos considerados dejarían sustento para sus familias durante al menos 90 días.

  1. kesutah. Literalmente significa «su ropa». El esposo judío está obligado a proporcionar a su esposa ropa adecuada, ropa de cama, muebles y un lugar de residencia.

Ilustraciones:

Ropa: El esposo tiene que proporcionar a su esposa ropa adecuada para cada temporada del año. En cuanto a la calidad de esta provisión, la regla es que el esposo debe proporcionar a su esposa un nivel de ropa de acuerdo a: a) lo que el esposo puede permitirse, b) la costumbre local, por ejemplo, las necesidades sociales de una mujer que vive en una granja no son las mismas que las necesidades de una mujer que vive en una ciudad (Maimónides, MT ishut 13:2). Esta categoría también incluye la obligación del esposo de proporcionar a su esposa artículos no esenciales (13:4) como joyería, cosméticos, etc. a un nivel que resulte del equilibrio entre las posibilidades financieras del esposo y las necesidades sociales de la esposa (= costumbre local).

Lugar de residencia: El lugar de residencia a veces se determina y se escribe en la Ketuba, si el esposo y la esposa lo acordaron con anticipación. Si el esposo desea cambiar su lugar de residencia habitual, se espera que la esposa se mude con él. Algunas excepciones son: 1. Un barrio de mala reputación (13:15). La esposa puede negarse a mudarse a un lugar violento o corrupto. 2. Israel: si la pareja vive en Israel, la esposa puede negarse a salir de Israel o, si viven en Jerusalén, puede negarse a abandonar Jerusalén. (13:19-20).

  1. ‘onatah. En la Ley Bíblica, los derechos conyugales se conceden explícitamente a la esposa. La Tora indica en Éxodo 21:10 que el esposo «no debe privar a su esposa de su comida, su ropa y sus derechos maritales». Según las palabras de Maimónides, la negativa constante de un esposo a mantener relaciones sexuales, deliberada o maliciosamente, se considera una transgresión de una prohibición bíblica, y la mujer tiene motivos legales para pedir su divorcio, reclamando la totalidad de las compensaciones financieras establecidas en la Ketuba. Esto no se aplica, sin embargo, cuando la razón de la abstinencia del esposo es, por ejemplo, por razones de salud. (Maimónides MT, ishut 14:7). El Talmud también discute la frecuencia esperada de los deberes maritales del esposo en función de la ocupación del esposo (14:1).

Aunque no se basa en una declaración bíblica específica, también se espera que la esposa cumpla con sus deberes conyugales. Una esposa que sin una razón justificada o maliciosamente (kede letsa’aro) niega permanentemente a su esposo sus derechos conyugales se llama esposa rebelde (moredet) y, en caso de divorcio, no tiene derecho a ninguna compensación (14:9).

Es importante aclarar que el propósito principal de Mitsvat ‘ona es reforzar el vínculo amoroso entre el esposo y la esposa. En una Mitsva separada, la Tora indica el mandamiento de tener hijos (peru urbu). Esta Mitsva, ‘ona, es independiente de la intención de procrear. Ilustración: cuando la concepción no es posible, como durante el embarazo o cuando la mujer está bajo una forma permisible de control de la natalidad, o cuando la esposa ya no puede tener hijos, aún se espera que la pareja tenga una vida marital activa.




El talet bajo la Jupá

Luego de la ceremonia de la entrega del anillo (qiddushin) el novio viste el Talit (un chal o manto de lana). La costumbre es que el novio use un Talit nuevo, generalmente regalado por la novia.

Si la Jupá se celebra mientras todavía no oscureció, el novio pronunciara dos bendiciones: Lehit’atef BeTsitsit y Shehejeyanu. Si ya es de noche, recitará sólo la bendición Shehejeyanu.

Según el rab  Obadia Yosef, si la Jupá tiene lugar durante el día el novio tiene que envolverse (lehit’atef) con el Talit de la misma forma que lo hace cada mañana: primero, se cubrirá su cabeza con el Talit y luego se lo colocará sobre sus hombros.  Si la boda se lleva a cabo durante la noche,  el novio no tiene que envolverse con el Talit.

Luego, y en ambos casos, el Talit se coloca sobre (o por encima, dependiendo de la costumbre) la cabeza del novio y de la novia (Yalqut Yosef p. 136).

Finalmente, la berajá Shehejeyanu que se recita cuando el novio está por vestir su nuevo Talit, es una bendición de alabanza a HaShem por el privilegio de vivir una nueva ocasión feliz. Cuando el novio dice esta bendición por su nuevo Talit debe tener en mente que también le está dando las gracias a HaShem por el mérito de su nueva esposa, su nuevo hogar, etc.

¿Por qué se usa un Talit en la boda?

El Rab Obadiá Yosef menciona varias razones (y pesuqim , ver Yalqut Yosef p. 132). Una de estas razones es que la Torá menciona la mitsva de Tsitsit, junto a la Mitvsá del matrimonio (Debarim 22:12, Tsitsit; Debarim 22:13, casamiento). Es interesante observar que por este motivo, mientras que los judíos sefaradím y los judíos de las comunidades judías oriundas de Alemania acostumbran a que un niño judío vista el Talit desde el día de su Bar-Mitzva (o incluso antes), en las comunidades judías de Europa es habitual que el hombre comience a vestir el Talit sólo después de que se casa, siguiendo «al pie de la letra» el orden de la Tora, donde la Mitsvá del Talit/ Tsitsit es mencionada junto a la Mitsvá de casarse.

El Rab Aryeh Kaplan en su libro «Hecho en el cielo» ofrece otra explicación, muy original. Él dice que el Talit se lo regala la novia al novio como un gesto de reciprocidad por haber recibido de él su anillo y agrega que: «así como el anillo de bodas simboliza que ella está consagrada exclusivamente a él, con exclusión de todos los demás hombres, el Talit simboliza que él está consagrado exclusivamente a ella, excluyendo a todas las demás mujeres»

Después de que el el novio y la novia se cubren con el Talit, se lee la Ketubá.

Mañana, BH, vamos a comenzar a explicar qué es la Ketuba.