Rab Moshé Refael Aguilar (1615-1679) y el tratado de retórica

El Rab Moshé Refael Aguilar fue Rabino de la importante comunidad judía de Amsterdam en el siglo 17. La mayoría de los judíos de esa ilustre comunidad eran hijos de anusim, judíos que vivieron en Portugal, en muchos casos durante 3 o 4 generaciones, aparentando ser cristianos.   Durante todo ese tiempo practicaron y transmitieron el judaísmo a sus hijos en completo secreto,  ya que si eran descubiertos por un sirviente, por un vecino, etc. se los acusaba ante la inquisición, y de ser hallados culpables de «judaizar», sus bienes eran confiscados y los culpables eran condenados a muerte. Generalmente los sentenciaban una horrible muerte: ser quemados vivos en la hoguera. Estos actos públicos eran conocidos com «autos de fe».
Estos heroes judíos que arriesgaban diariamente sus vidas para preservar el judaísmo, fundaron una nueva comunidad en Amsterdam que llegó a ser una de las mas importantes y afluentes comunidades Sefaradíes de todos los tiempos.   Entre otras cosas, los judíos de Amsterdam fueron los primeros en llegar al nuevo continente Americano. Brasil, Curazao, Estados Unidos, etc.
¿Por que Amsterdam?  Porque el el año 1597 el príncipe de Orange (Países Bajos) hizo algo que hasta ese entonces era inédito en los anales de la historia: declaró la total libertad de culto.  Y si bien el contexto de esa libertad de culto tenía que ver más con aliviar las tensiones entre católicos y protestantes, los judíos encontraron por primera vez en siglos una ciudad donde podían observar su religión sin ser perseguidos.
Volviendo al Rab Moshe Aguilar, aparentemente nació en Portugal cerca del año 1615.   Estudió en Amsterdam con el Rab Shaul haLevi Mortera (ver aquí). De joven se destacó en sus estudios y fue elegido para recibir una generosa beca que la comunidad otorgaba a los alumnos mas destacados, esa beca se llamaba «aspaqa» (estipendio).
En 1641 viajó a la ciudad de Recife, Brasil, con su maestro, colega y amigo, rabbi Isaac Abohab de Fonseca , el primer rabino de las Américas (ver aquí). En Brasil se desempeño como Jazán (oficiante litúrgico). En el año 1654, cuando los Portugueses finalmente conquistaron Brasil de mano de los Holandeses, los judíos tuvieron que escapar, ya que los portugueses trajeron al inquisición a America, y si algún «portugués» o descendiente de portugués era descubierto «judaizando,» se lo extraditaba a Lisboa, se lo juzgaba y se lo sentenciaba a muerte. De hecho, un sobrino del Rab Agulilar, Isaac de Castro Tartas (זצוק»ל (1623-1647 fue atrapado por la inquisición en Brasil y extraditado a Portugal.  (Posiblemente escriba sobre él BH la próxima semana).
En 1661 el Rab Aguilar regresó a Amsterdam y allí fue asignado como Rab en el Talmud Torá. Cargo que tuvo hasta el final de sus días.
El Rab Aguilar escribió un total de 22 libros. 5 de ellos en hebreo y 17 en español o portugués.
Algunos de sus libros son:
«Epitome da Grammatica hebrayca» que se subtitula «para uso en las escuelas, del modo que se enseña en el Midrash del Talmud Tora de K. K. Amsterdam». El Rab Aguilar, a pesar de que no era un hombre de muchos recursos económicos, pagó de su propio bolsillo la impresión de este libro.
«Dinim de shehita y bedica», para enseñar a la comunidad las reglas básicas de la matanza ritual de animales. Esto era esencial ya que mucha veces las propias familias hacían shejitá a sus animales.
También escribió «zejer rab», un libro en hebreo, que recopilaba todos los Midrashim del Talmud. Y «sefef hama’asim», un libro donde recopiló todas las historias contadas en el talmud.  Estos dos libros nunca fueron publicados y los manuscritos nunca fueron encontrados.
El libro más famoso del Rab Aguilar se llama «Tratado de la inmortalidad del alma» que escribió en Portugués. Este libro fue escrito como respuesta a un judío hereje Uriel de Acosta, que tal como Espinosa, negaba los principios de la fe judía, y ente ellos la inmortalidad del ama.
El Rab Aguilar escribió también un importante libro llamado «Tratado de Retórica». Retórica aquí se refiere el arte de elaborar y pronunciar  un discurso.  Este libro lo escribió para que sus alumnos, muchos de ellos futuros rabinos, aprendieran a elaborar sermones rabínicos (darushim) haciendo uso de los conocimientos clásicos de retórica. Esto los ayudaría a presentar sus ideas en orden y elegancia, lo cual sería esencial para enseñar tema judaicos, especialmente a personas con pocos conocimientos de judaísmo.
Falleció en 1679 y su Darush fue pronunciado por el famoso Rab Shelomó de Olivera.



PRINCIPIO 10: Vivir bajo Su mirada

El Creador ברוך הוא conoce todas las acciones y pensamientos del hombre. Como dijo el rey David «Él, que moldea los corazones … y sabe lo que cada uno hace.» (Salmo 33:15).
El 10mo principio de la fe judía afirma que Di-s  es omnisciente, que todo lo sabe, y que conoce nuestros pensamientos y acciones.
«Su conocimiento es completamente diferente a nuestro conocimiento. Nosotros ‘adquirimos’ conocimiento (antes yo ignoraba algo > ahora lo sé), mientras que el conocimiento Divino no es algo que pueda ser separado de Su esencia (es decir: no se puede concebir que haya algo que Di-s no sabía y luego lo sabe)  … Él y Su conocimiento y Su existencia son uno … Este concepto está más allá del entendimiento humano y de lo que las palabra pueden expresar»(Maimónides MT, Yesode haTora 2:10).

 

El hombre no puede comprender la naturaleza del conocimiento de Di-s, es decir, cómo Di-s sabe lo que estamos pensando o sintiendo, o cómo su conocimiento del futuro no limita nuestra libertad de elección, etc. Como dijo el profeta Yesha’ayahu (55: 8): «Mis pensamientos [= los pensamientos de HaShem] no son vuestros pensamientos, y Mis caminos no son vuestros caminos».

 

Lo que sí entendemos sobre el conocimiento de Di-s, y lo más relevante para nosotros, es que HaShem nos conoce íntimamente.

 

En las palabras de Rabbí Jaim-Pereira Mendes: «Todo lo que hacemos o decimos o pensamos, Di-s lo sabe. Es inútil intentar engañar a Di-s con falsos pretextos. Dios conoce nuestros pensamientos. Di-s sabe qué conducta se puede esperar de nosotros en razón de nuestra inteligencia, nuestra educación, nuestro medio ambiente. Cuanto mayores sean estos factores, mayores son los ideales de conducta que Él esperará de nosotros. Di-s nos ha dado el poder de discernir entre el bien y el mal. Él sabe que poseemos ese poder. Por lo tanto hay que utilizarlo correctamente y con sabiduría. «

 

Este principio señala principalmente nuestra responsabilidad ética: debemos vivir una vida con la conciencia de que Di-s nos está observando permanentemente.  Él ve nuestras acciones y conoce nuestras intenciones.    Es posible y relativamente fácil engañar a otros seres humanos, y ocultar nuestras malas intenciones o nuestros planes secretos detrás de elocuentes palabras, gestos, etc. Pero cuando se trata de HaShem, no hay mentiras, ni excusas, ni pretextos posibles.

 

De esta manera, cuanto más alerta estemos de la omnisciencia de Di-s (de que Él nos ve constantemente), más fácil será vivir una vida de bien y de justicia. Y viceversa.

 

El Shuljan ‘aruj ( o más precisamente, las glosas de rabbi Moshé Isserles, 1520-1572,  o MURAM) en el primer articulo de su primer capitulo explica que este pensamiento, tener a HaShem presnte y saber que nada se oculta de Su mirada, nos protege de nosotros mismos: «Dice en Tehilim: ‘Pienso [lit. pongo] que HaShem está siempre frente a mí.’  Este es un concepto importantísimo en la Torá y es la cualidad fundamental de los tsadiqim (personas justas) que se conducen por el camino de Di-s. Ya que la forma en que una persona se conduce… y lleva a cabo sus actividades diarias mientras está solo en su casa no es la misma que lo haría frente a un Soberano. Además, la forma en que uno habla, mientras está en la privacidad de su hogar y las conversaciones que mantiene… no son las mismas que mantendría frente a la presencia de un rey mortal. Entonces, cuando cuando uno fija en su mente que el Todopoderoso y Rey, el Santo bendito Él,  se encuentra delante de uno y ve y conoce nuestras obras … este pensamiento, saber que HaShem lo está observando, descenderá sobre el individuo, y si alguna vez está a punto de hacer algo incorrecto, aunque sea privadamente, se sentirá avergonzado ante Di-s y no lo hará…»



PRINCIPIO 9: La Torá ¿puede ser reemplazada?

Estamos explorando los 13 principios de la fe judía. Éstos fueron formulados por primera vez por Maimónides, Rabbí Moshé ben Maimón o Rambam (1135-1204) en su Pirush haMishanyot, Sanehdrín capítulo 10.
El 9no principio dice que «la Torá nunca será cambiada o reemplazada, Dios nunca dará otra Torá u otra nueva religion al pueblo de Israel o a ningún otro pueblo. «
Maimónides también dice en Mishné Torá Yesodé haTorá 9:1 «Si un profeta viniese a modificar algún aspecto de la Torá de Moshé, sabríamos así inmediatamente que es un falso profeta. Sin importar si este profeta es o no es judío, y sin importar si nos ofrece evidencias de su misión divina a través de milagros que él pueda realizar. Si el profeta dice que Dios lo envió para agregar o anular algún mandamiento de la Torá… sabemos que un falso profeta.  Los verdaderos profetas tiene como misión inspirarnos a cumplir con la Torá y advertir al pueblo cuando la están transgrediendo». 
Este principio apunta principalmente a advertirnos sobre las religiones «Bíblicas», particularmente el cristianismo y el islam. Ambas religiones se basan en una teoría de reemplazo (también llamado teología de suplantación) que afirma que los mandamientos de la Torá deben ser ahora reemplazado por un nuevo testamento (cristianismo) o por una nueva revelación (islam).
En la Parasha de este Shabbat pasado leímos acerca del evento más importante en la historia del pueblo judío,  en hebreoma’amad har sinai, el evento del Monte Sinaí.  ¿Que ocurrió en el Monte Sinaí? La respuesta habitual es: recibimos la Torá. Pero las respuesta un poco más amplia debe ser: en el monte Sinaí, HaShem nos eligió y nos ofreció hacer un pacto con Él, que nosotros aceptamos.  Este berit es conocido en el judaísmo como berit ‘olam, un pacto eterno, que durará כימי השמים על הארץ «mientras los cielos esten sobre la tierra». Y como parte principal de ese «pacto» o «berit», recibimos la Torá.  Sin entrar ahora en los pormenores de ese pacto, es interesante entender que en la jerga cristiana a ese pacto se lo llama «testamento» (como testimonio). Y la base de la teología cristiana es que Di-scambió ח»ו ese antiguo testamento por uno nuevo (la intención de este reemplazo queda más clara cuando exploramos este concepto en hebreo, donde al nuevo testamento se lo llama «berit jadashá» nuevo pacto). La primera razón por la cual los judíos rechazamos el cristianismo es exactamente por la idea, contraria a este principio, que la Torá se puede modificar o reemplazar.
Probablemente aludiendo a otro dogma de la religión cristiana, Maimónides explica que en los tiempos mesiánicos, ningún mandamiento de la Torá será modificado.   A diferencia de Yeshu, el verdadero Mashiaj velará por el cumplimiento de todas las leyes de la Torá, y no por su abolición o reemplazo.
El 9no principio implica también que ningún precepto podrá ser agregado o quitado de la Torá, como dice en Debarim 13:1 » Estas palabras que Yo te ordeno cumplir y observar, no agregarás a ellas, ni restarás de ellas» .
Es cierto que hay muchos preceptos de la Torá que no cumplimos. Pero la mayoría de esos preceptos no se cumplen porque hoy en día no están dadas la condiciones para ello. Por ejemplo, hay decenas de mandamientos que tienen que ver con el servicio religioso en el Bet haMiqdash, el Templo de Jerusalem, que aún no hemos reconstruido.
¿Hay mandamientos que pasan de moda?  Ya en la época de los Griegos y los romanos se criticaban algunos mandamientos por ser estos «anticuados». Por ejemplo, Los griegos consideraban que el descanso semanal de Shabbat era relevante para la antigua sociedad de los esclavos egipcios, pero en la «modernidad» (año 250-300 antes de era común) el Shabbat ya había pasado de moda….    Este Shabbat mi hijo David Bitton, de visita en Nueva York, se refirió al tema de Shabbat en nuestros días y dijo que pareciera como que nunca en la historia de la humanidad el Shabbat haya sido tan necesario como hoy en día. Porque ya no se trata sólo de descansar o no trabajar. El Shabbat nos ayuda también a desconectarnos del mundo electrónico que nos rodea, de la adicción a la media, de los teléfonos celulares, etc. Todo ese universo digital que no solamente no nos deja pensar, sino que también evita la comunicación entre nosotros y nuestros seres queridos.  Hoy en día, el único pueblo que posee la fórmula para que sus hijos abandonen el celular y conversen con su padres es el pueblo judío. Y esa Divina fórmula es el «antiguo» Shabbat.
El 9no principio implica que la Torá no es moderna. Es eterna.



PARASHAT ITRO: La envidia, y el consejo de mi abuelita

En la Parashá de este Shabbat, ITRO, leeremos los diez mandamientos.  El último de ellos es el que nos advierte «No Envidiarás» .
«No envidiarás la casa de tu prójimo, no envidiarás la mujer de tu prójimo, ni a su siervo, ni a su sierva, ni a su buey, ni a su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.»
La Torá nos enseña que la felicidad no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos. Y si bien el ideal más alto de un Yehudí es desarrollar un carácter que sea inmune al sentimiento de envidia, es casi imposible evitar que un pensamiento de envidia ingrese en nuestra mente. Pero lo que sí podemos evitar es que ese pensamiento se  instale en nosotros, y se quede allí a controlar nuestra mente y causarnos un gran daño emocional.
Ésta es quizás la lección más antigua que HaShem le enseñó a la humanidad. Cuando Cain vio que Hashem recibió la ofrenda de Hebel (Abel) y rechazó la suya, Cain se llenó de envidia y se deprimió. ¿Qué había pasado? Mientras que Hebel le había ofrecido a HaShem, como gesto de gratitud, lo mejor de su cosecha, Cain ofrendó lo que a él ya no le servía, lo que iba a desechar. HaShem le explico a Cain lo que tenia que hacer para que sus ofrendas fueran recibidas.  «Cain, ¿por qué estas deprimido? Si simplemente haces las cosas mejor, y eres un poco menos egoísta, tu ofrenda será recibida «הלא אם תטיב שאת»… Y si no lo haces, quiero que sepas que el pecado [de la envidia] te hará caer, y si no lo controlas, terminará controlándote a ti… .    Pero como sabemos, Cain no escuchó las palabras de HaShem y en lugar de concentrarse en hacer mejor las cosas, para lograr así su objetivo, que su ofrenda sea recibida, eligió la via más fácil: matar a la competencia.
En Melajim 1, capitulo 21 tenemos otro ejemplo del poder destructivo de la envidia. Nabot tenía una viña. Y Ajab, el rey, quería su viña. Y le dijo a Nabot: véndeme tu viña, que está cerca de mi palacio, para que yo me pueda hacer allí un hermoso jardín.  Nabot le respondió a Ajab que no podía vender su viña, ya que era la heredad de sus padres. Ajab se fue a su casa, triste y deprimido. El rey, que todo lo tenía, estaba ahora obsesionado por tener el campo de Nabot. Su esposa fenicia, Izebel, le hizo la misma pregunta que HaShem le hizo a Cain: ¿Por qué estás deprimido? Y cuando Ajab le contó la causa de su tristeza, Izebel le aconsejó a su esposo exactamente lo contrario de lo que HaShem le aconsejó a Cain. Ella le dijo: ¿No eres tú el rey? Levántate y observa como yo te daré la viña de Nabot. Izebel planeó un complot contra Nabot. Lo acusó falsamente de haber blasfemado a Di-s y al rey. Contrató dos falso testigos para incriminar a Nabot, y finalmente el tribunal encontró a Nabot culpable. Lo sentenciaron a muerte y lo ejecutaron. Y entonces Izebel le dijo a Ajab: «Ahora puedes confiscar su viña y hacer con ella lo que te plazca.»
Es interesante observar que violar el ultimo mandamiento, el de la envidia,  llevó a que se violara también el noveno, «NO DARAS FALSO TESTIMONIO»,  cuando se acuso falsamente a Nabot; el octavo, «NO ROBARAS», cuando Ajab «confiscó» la propiedad de Nabot, y finalmente el sexto Mandamiento, «NO MATARAS», cuando ejecutaron al pobre Nabot.
La envidia es destructiva. Nos empuja a destruir a los demás. Pero también termina destruyéndonos a nosotros mismos.  Ya que si bien Hebel y Nabot fueron víctimas fatales de personas envidiosas, Cain y Ajab, tuvieron un final trágico, y fueron víctimas de su propia envidia.
Pero. ¿Como se combaten los pensamientos de envidia? Una respuesta seria y profunda a esta pregunta demandaría todo un libro.
Así que voy a compartir con los lectores una simple idea que me enseñó mi abuelita z»l.  Ella decía que hay que adquirir una «mentalidad de berajá» (lo que Stephen Covey llama: «win/win mentality»).  Brevemente, no hay que pensar que para que yo gane alguien tiene que perder. Y principalmente, no hay que pensar que para que yo tenga más, alguien tiene que tener menos.  
La mentalidad de Berajá consiste en pensar que Baruj HaShem,  HAY SUFICIENTE PARA TODOS.
SHABBAT SHALOM!



PRINCIPIO 8:¿Cómo se llega desde la Torá Escrita a la Halajá?

La semana pasada explicamos que la primera categoría de la Torá Oral es el PERUSH, es decir la definición básica de los preceptos Bíblico y su extension (ver  aquí).

La segunda categoría se denomina Halajá leMoshé MiSinai. Brevemente, esta categoría también define los detalles de las mitsvot, quizás más específicos que la primera categoría , como por ejemplo: el color del tefilín,  el tamaño de un mikvé, la cantidad de matsá que se debe consumir en Pésaj, etc.  ¿Cuál es la diferencia entre esas dos categorías?
Mientras que para las mitsvot incluidas en la primera categoría siempre se encuentra alguna alusión bíblica a las mismas, los detalles de las mitsvot clasificadas como Halajá leMoshé miSinai no tienen una fuente Bíblica, directa o indirecta.
¿Y que tiene en común estas dos categorías?  Que los detalles de las Mitsvot incluidas en ambas categorías (1) fueron recibidos por Moshé Rabbenu y (2) no existe ninguna discusión sobre los mismos.
Vamos a clarificar este último punto:  Muchas veces no existe consenso entre los rabinos respecto a ciertas leyes. A este disenso rabínico se lo conoce como «majloqet» (lit. debate, discusión, desacuerdo).
Sigamos con el ejemplo del Tefilín:
La TORA ESCRITA dice: «Y las atarás como señal en tu brazo». No hay ninguna especificación adicional en el texto acerca de cómo «atar palabras al brazo».
El PERUSH, dice: esto es el Tefilin del brazo, 4 textos bíblicos en una cajita de cuero, que se coloca en el brazo más debil (generalmente el izquierdo),  etc.
HALAJA LEMOSHÉ MISINAI: Esta cajita debe ser cuadrada, las tiras de cuero: negras, el nudo se debe hacer una manera específica, etc.
Sobre todos estos y otros detalles, por ejemplo, hay un completo consenso entre los Rabinos. Lo cual, de acuerdo a Maimónides, «es evidencia que estos detalles fueron recibidos por Moshé en Sinai» .
Para Maimonides, cualquier detalle de la Ley Oral sobre el cual existe disenso, no fue recibido por Moshé en Sinaí.
Esto nos lleva a la tercera categoría. Los DINIM MUFLAIM.  Estas son las leyes, las más numerosas por cierto, que aunque definan algún detalle de un precepto bíblico, no son consideradas bíblicas. Como dice Maimónides, no fueron recibidas «directamente» por Moshé en Sinaí, sino que fueron definidas por las cortes rabínicas o los Rabinos de cada generación.
Un ejemplo moderno de un «din muflá»:
¿Se pueden colocar las tiras del Tefilín sobre el reloj?  ¿O debemos primero remover el reloj y poner las tiras de cuero directamente sobre nuestra piel?
La respuesta a esta pregunta Halájica, no fue transmitida «directamente» a Moshe en Sinai. Pero, sí existe un antiguo concepto Halájico que contempla este tipo de casos: jatsitsá, esto es, cuando algún elemento interrumpe entre el cuerpo y el elemento con el cual realizamos una Mitsvá.
No puede haber jatsitsá, por ejemplo,  cuando nos lavamos ritualmente las manos, netilat yadayim. Es decir, no puedo tener restos de barro, cerámica o cualquier otro elemento físico en mis manos cuando hago netilat Yadayim. Primero debo lavarme las manos, remover la jatsitsá , y luego proceder a netilat yadayim. Algo parecido sucede en el caso del mikvé: la mujer primero debe lavar su cuerpo, y verificar que no haya ningún elemento extraño sobre su piel cuando se sumerge en el Mikvé.
Ahora bien, un reloj evidentmente representa  una «jatsitsá», un elemento que se interpone entre el Tefilin y mi piel.  La pregunta es si la ley de jatsitsá en el Tefilín se aplica a toda la extension de las tiras de cuero, el brazo, antebrazo y la mano,  o solamente se aplica al brazo, donde las tiras de cuero sostienen la cajita del Tefilín.
El Rab Obadia Yosef explica que la ley de jatsitsá en Tefilín se aprende de un pasuq  (על ידך). Es decir, esta ley no es Halajá leMoshé MiSinai, pero sí es una ley recibida, de la categoría PERUSH.
Luego trae una extensa discusión acerca del alcance la la jatsitsá.  De acuerdo a la mayoría de las opiniones sólo se aplica la jatsitsá donde la tira de cuero ajusta al tefilín (en el brazo, מקום הקשירה). De acuerdo a otras opiniones, también se aplicaría durante las siete vueltas que las tiras de cuero dan alrededor del antebrazo. El Rab Yosef concluye que, técnicamente la ley dejatsitsá no se aplica en la muñeca, donde se viste el reloj, ya que casi no hay opiniones que lo prohiban (aunque también aclara que conceptualmente, es mejor quitarse el reloj al usar el Tefilín , והמחמיר תבוא עליו ברכה).
Vemos en este caso típico cómo funcionan en el mecanismo halájico las distintas categorías de leyes incluidas en la Torá Oral.



PRINCIPIO 8: Presentación del libro Maté Dan, del Rab David Nieto

El tema de la Torá Oral fue explicado por muchos de nuestros sabios.  Uno de ellos fue Maimónides, quien se explayo sobre este tema en su Mishné Torá y también en su comentario a la Mihsná.  Es este última texto el que estamos usando para analizar las diferentes categorías de Leyes que incluye la Torá Oral.
Ahora bien, por más que escribamos durante dos o tres semanas sobre este tema,  estimo que no será suficiente para el lector que realmente quiere aprender sobre la Torá Oral. Es por eso que hoy quiero presentar un libro que lamentablemente es es muy poco conocido  El libro se llama MATÉ DAN y fue escrito por el Rab David Nieto (Venecia, 1654 – Londres, 1728). MATE DAN fue escrito simultáneamente en hebreo y en español (sic!). ¿De que trata el libro MATE DAN? El libro trata de la Torá Oral, a la que el Rab Nieto, siguiendo la costumbre Sefaradí, llama en español «Ley Mental».   El libro MATE DAN era imposible de conseguir, aun en bibliotecas especializadas, hasta hace 3 o 4 años. En nuestros días, tenemos en grandísimo mérito de que este libro se encuentra al acceso de todo publico online. Yaquí podrá encontrar el lector la edición bilingüe el Maté Dan, Londres, 1714.
El Rab Nieto escribió ese libro para los BENE ANUSIM de su época, es decir, para aquellos judíos que a partir de la Inquisición y la expulsion de España (1492) y Portugal (1496), habían vivido como cristianos por varias generaciones, y ahora buscaban regresar a sus raíces y recomenzar a vivir nuevamente como judíos. Estos descendientes de ANUSIM conocían la Biblia a la perfección, por su pasado cristiano, pero ignoraban casi por completo la Torá Oral y sus principios.
Maté Dan esta dividido en 5 capitulos , que el autor llama diálogos. Se llaman diálogos porque Maté Dan está escrito deliberadamente en una forma de diálogos imaginarios entre un rabino, el Jajam, y un rey gentil, al que el autor llama «el Cuzarí», el rey de los Kazares (o Jázaros, ver aquí ), un rey gentil que se convirtió al judaísmo en el siglo 8.  El rab Nieto tomó el modelo del famoso libro «el Cuzarí» de Rabbi Yehuda ha Levi (1075-1141). Ya que como él mismo lo explicó, «en el Cuzarí el autor demostró la verdad de la Torá Escrita , y en este libro, al que también llamaré el segundo Cuzarí, demostraré la verdad de la Torá Oral» .
Veremos a continuación una reseña de este libro, capitulo por capitulo.
1. En el primer diálogo o capítulo el Rab Nieto demuestra que la Torá Oral existió incluso antes que la Torá escrita. Y que una tradición oral siempre necesaria para entender una ley escrita.
2. En el segundo dialogo, en mi opinion el más original de todos, el Rab Nieto demuestra con argumentos lógicos y usando principios de sicología, que la Torá Oral no pudo ser «inventada» por los Rabinos, sino que fue transmitida a ellos por las generaciones anteriores.
3. En el tercer capitulo se habla de las diferentes categorías de leyes que incluye la Torá Oral, que es el tema que comenzamos a analizar la semana pasada.  Se explica también en qué tipo de leyes hay un consenso total entre los rabinos y en cuáles no .
4. El cuarto capitulo demuestra que nuestros Sabios de la Mishná y la Guemará (חז»ל) poseían profundísimos conocimientos de la ciencias como medicina, física, biología, etc.
5. En el quinto capitulo se habla casi exclusivamente del calendario hebreo. La determinación del mismo implica el dominio de las ciencias asociadas a la astronomía, física, matemáticas , etc. El tema es muy complejo ya que en el calendario Hebreo se combina el calendario lunar con el solar, y para que esta combinación sea posible hay que conocer con muchísima precisión (un número seguido de 4 o 5 decimales) el tiempo exacto del año lunar y del año solar. Para demostrar que este dato no es sencillo el Rab Nieto cita el ejemplo del papa Gregorio XIII, que en 1582 tuvo que ajustar el calendario cristiano, pasando en ese año del día 4 de octubre al 15 de Octubre en 24 horas, por no haber tenido la información precisa sobre el ciclo solar. Este es el capitulo mas técnico de todo el libro, y creo que es una introducción indispensable para quienes quiera saber acerca de los pormenores de nuestro calendario lunar-solar, y para comprender el rol que la Torá Oral juega en éste  y en muchos otros casos de la ley judía.
En mi opinion, el libro Maté Dan debería ser de lectura obligatoria para cualquier alumno que quiera estudiar Mishná o Guemará, o para cualquier Yehudí que quiera conocer los principios básicos del judaísmo rabínico ortodoxo.
Aprendiendo a leer español antiguo
Creo que el lector hispano moderno no tendrá mayores problemas en entender el contenido de este libro, ya que el vocabulario, si bien con un estilo que hoy resulta anticuado, es muy similar al nuestro. 
Por mi propia experiencia creo que la única dificultad que tendrá el lector principiante es la de identificar la letra «S» cuando ésta se escribe al principio o en el medio de la palabra. En español antiguo la «S» en esta posición se escribía «alta» y el lector moderno la suele confundir con una «F».  Fuera de esto, creo, es muy fácil leer este libro, y las ventajas de estudiar un libro de esta categoría y de esta autoridad en su original son, creo yo, invaluables.   
Para facilitar aún mas la lectura, voy a copiar un pequeño párrafo del libro y lo re-escribiré en una versión más moderna. 
mate dan
Pruebase que todos los preceptos y  estatutos que mando Dios a los patriarcas del Mundo y a los Nuestros, tanto afirmativos como negativos fueron mentales, hasta que se escribieron en nuestra santa ley. Página 2
Que tanto en tiempo de nuestro legislador Moshe, como de los otros Profetas y Justos, autores de la Biblia, había Ley mental. Página  4
Que aun para los preceptos que parecen claros en la ley, es necesaria Ley mental. Página 17 



PRINCIPIO 8: La autenticidad de la Tora oral

Seguimos analizando el octavo Principio de la fe judía. Como todos sabemos, aparte de la Torá escrita tenemos la Torá Oral, es decir,  la tradición que explica la Torá escrita.
El octavo principio dice que la Torá Oral es también de origen divino, y fue trasmitida por HaShem a Moshé rabbenu.
Creo que este es un tema fundamental y me parece que deberíamos dedicarle un poco más para explicarlo en detalle.
Hay por lo menos 3 temas que debemos conocer en mayor profundidad
1. Los elementos que incluye la Torá oral.
2. La historia de la transmisión de la Torá Oral.
3. La metodología del  proceso halájico. Es decir ¿cómo se llega desde los preceptos de la Torá escrita hasta la práctica halájica cotidiana?
Vamos a comenzar por los elementos que constituyen la Torá oral.
De acuerdo a lo que escribió Maimónides en su introducción al comentario de la Mishná la Torá oral se divide en 5 categorías.
1. Perush (la antigua pronunciación Sefaradí era «pirush»). Esta categoría es también llamada por Maimónides «qabbalá», que NO se refiere a la parte mística de la Torá .
2. Halajá leMoshé MiSinai.
3 Dinim muflaim.
4. Gezerot
5. Taqanot y Minhaguim.
Explicaremos hoy la primera categoría.
1. PERUSH:  En la introducción a Mishné Torá Maimónides dice: «Cada mandamiento dado a Moisés en el Monte Sinaí fue dado junto con su explicación (perush).»  Estas son las instrucciones básicas –la definición de cada precepto– que no fueron escritas por Moshé sino que fueron recibidas y transmitidas oralmente por generaciones.
Ilustración:  En la Torá escrita se menciona el precepto del Tefilín. Pero la Torá escrita sólo dice: «Y estas palabras que te encomiendo hoy… las atarás en tu mano (o brazo)… y estarán sobre tu frente».  Fuera de este breve texto no hay ningún otro texto que describa cómo es el Tefilín. Ahora bien ¿cómo podemos saber entonces a qué se refiere la Torá con «atar palabras sobre la mano»?. ¿Como se «atan» las palabras?  ¿Hay que escribirlas primero? ¿Y una vez escritas, dónde exactamente hay que atarlas?, y ¿con qué? Estas son algunas de las numerosas preguntas que podríamos tener, y que sería imposible resolver, si sólo tuviéramos frente a nosotros la Torá escrita. Y lo mismo ocurriría con absolutamente TODAS las Mitsvot. Hasta con las que parecen más sencillas. El «texto» bíblico no sería suficiente para cumplir con los preceptos bíblicos.   Por ejemplo: si yo sólo tuviera frente a mi las palabras «No matarás»  ¿como podría saber la definición y el alcance de este mandamiento? ¿Qué incluye y qué no incluye?  Por ejemplo: ¿Incluye NO MATARÁS la prohibición de matar animales o sólo la de matar personas? ¿Qué pasa con matar en defensa propia, para evitar que nos maten?  ¿Y qué pasa con eutanasia  (matar a una persona moribunda que esta sufriendo) o con el aborto (¿es parte de no matarás? ) o con el suicidio ( a lo mejor «no matarás» no incluye «no te matarás» ), ¿y qué pasa con matar en la guerra o con condenar a muerte a un asesino?
No hay manera de saber exclusivamente a partir del texto qué incluye y qué no incluye «NO MATARÁS?
Por eso, como explicamos , cada precepto de la Torá fue transmitido con su PERUSH, que es la definición BASICA y ESENCIAL de cada uno de los 613 preceptos de la Torá escrita.
Por ejemplo:
La Torá Oral, el PERUSH, indica que la forma de cumplir con el precepto del Tefilín consiste básicamente en:
1. Escribir en pequeños pergaminos las palabras de los 4 párrafos bíblicos en los cuales se menciona el Tefilín.
 2. Colocar estos pergaminos en cajitas de cuero.
3. Realizar una hendidura en el extremo de esas dos cajitas e introducir en esa hendidura unas tiras de cuero.
4 Colocar una de esas cajitas en el brazo y la otra cajita sobre la frente, ajustando las cajitas con las tiras de cuero, etcetera, etcetera.
Ahora que comprendemos lo esencial de la Torá oral podemos volver al octavo principio del judaísmo.
El octavo principio afirma que este tipo de instrucciones básicas, lo que llamamos PERUSH,  NO fueron inventadas por Moisés o por los rabinos. Su origen es divino. Son una parte integral de lo que llamamos en general  «LA TORA» y fueron recibidas por Moisés en el Monte Sinai.
Continuará… 



PRINCIPIO 8: ¿Cómo sabemos que nuestra Torá es auténtica?

El octavo de los trece principios de la fe judía dice que la Torá que poseemos en la actualidad es la misma que le fue dada a Moshé Rabenu (Moisés) en Sinaí.

Exploraremos hoy cuál fue el meticuloso método que usaron los Sabios de Israel para transmitir el texto de la Torá de una manera que se eviten los errores involuntarios. 
Debemos saber que la presencia de errores en la transmisión de textos era algo absolutamente común, especialmente antes del invento de la imprenta.  Ver por ejemplo este artículo (donde dice «Mecánica de la copia») que explica como solían ocurrir «los errores de copistas» cuando copiaban de un texto a otro.  
El Sefer Torá (libro, pergamino, rollo de Torá), como lo tenemos hoy, contiene exactamente las mismas las palabras que HaShem le transmitió a Moisés.  El texto se ha conservado durante siglos con muchísimo cuidado, ya que nuestros Sabios eran muy conscientes que estaban transmitiendo un texto único: la palabra de HaShem. Y por lo tanto no podían permitir la posibilidad de que hubieran errores involuntarios en la transmisión o la copia de un texto a otro.   ¿Qué hacían entonces los Sabios para evitar errores de copistas? 
Nuestros escribas o copistas eran llamados en hebreo «Soferim». Ellos fueron los Sabios responsables de copiar el texto Bíblico de un Sefer Torá a otro, manteniendo intacto el texto. La tarea de los Soferim era mucho más difícil en tiempos de guerra, destrucción y el exilio, por ejemplo, después de la destrucción del Primer Bet haMiqdash, donde tenían que huir de un lado a otro y los recursos eran muy escasos.
Para entender el sistema de transmisión que utilizaron esto Sabios tenemos que comprender por qué se llamaban «Soferim».  La palabra «Sofer» o el plural «Soferim» es un término que se utiliza en referencia a un «escriba», es decir, al individuo que se dedica a escribir Tefilin, Mezuzot y los pergaminos de la Torá. Pero es curioso que esta  palabra «sofer» en realidad significa «contador» no «escritor» o «escriba»… ¿Por qué los rabinos que copiaban y escribían el Sefer Torá se llamaban Soferim y no por ejemplo «kotebim» , escritores?  Nuestros Sabios explicaron que se llamaban Soferim porque «contaban todas las letras de la Torá».  Es decir, ellos sabían exactamente cuántas letras tenía la Torá, cuántas letras tenía cada Parashá, y hasta cuántas veces aparecía cada una de las 22 letras del alfabeto hebreo en la Torá y en cada Parashá. Y cada vez que copiaban el texto no solamente leían las palabras sino que también para verificar la exactitud del texto contaban las letras, y se aseguraban así que no hubiera ninguna letra de más o ninguna letra de menos.
Por ejemplo: Ellos sabían desde hace mucho tiempo atrás, desde los tiempo de Moshé rabbenu que fue el primer «Sofer, que la Torá, los 5 Libros de Moshé, contiene exactamente  79.847 palabras y un total de  304.805 letras. Los Soferim también sabían por ejemplo  cuántas letras contiene cada uno de los 5 libros de la Torá: Bereshit: 78.064, Shemot: 63.529, Vayqrá: 44.790, Bamidbar: 63.530, Debarim: 54.892.
De esta manera, cuando escribían un nuevo Sefer Torá contaban las letras para asegurarse de que no faltara nada.
Un ejemplo personal muy sencillo para demostrar cómo el conocimiento del número de letras asegura la exactitud de la transmisión de una palabra. Mi correo electrónico personal es «[email protected]». Cuando yo le digo o le dicto a alguien la primera parte de mi email siempre aclaro que «rabbibitton» se escribe con 11 letras. Muchas veces la gente me dice que pudieron darse cuenta que mi apellido se escribe con doble «T» gracias a que yo les dije «11 letras». Si no les hubiera dado el número de letras, muchos escribirían «biton», o «rabi» si no saben inglés. 
El número de letras garantiza la transmisión fiel de una palabra o un texto. 
Este octavo principio de nuestra fe, que la Torá que tenemos hoy es la misma que recibimos en Sinai,  tiene que ver esencialmente con la fe que tenemos en nuestros antepasados.  Confiamos absolutamente que cuidaron y nos transmitieron con absoluta fidelidad y precisión cada letra de nuestra  sagrada Torá. Y desarrollaron un método, contar letras, que garantiza que «la cadena de custodia» del texto más importante del mundo era y es absolutamente confiable.
Mañana B’H veremos que este octavo principio incluye también nuestra creencia que la Torá oral que poseemos hoy es la que fue transmitida por HaShem a Moshé Rabbenu



PRINCIPIO 7: Moshé fue el profeta más importante

Previamente, hemos analizado el sexto principio de la fe judía que afirma nuestra creencia que Dios se comunica con los hombres a través de la profecía. Explicamos quién podría ser un candidato a la profecía y la naturaleza de la profecía (ver aquí).
El séptimo principio también se refiere a la profecía. Aunque trata específicamente sobre los detalles de un solo profeta: Moshé Rabenu (Moisés). El séptimo principio dice que Moshé fue el profeta más grande y más importante que existió, y que ningún profeta alcanzó ni alcanzará el nivel de su profecía.
En primer lugar vamos a discutir en qué sentido la profecía de Moshé fue superior a la de cualquier otro profeta. Y en segundo lugar, por qué es relevante para nosotros Yehudim afirmar la superioridad de Moshé.
Nuestros Rabinos explican que el nivel de la profecía de Moshé fue mayor y dieron algunos ejemplos. Todos los demás profetas, dijeron, recibieron su mensaje profético por medio de una visión, en una especie de trance, o en un sueño. Moshé Rabenu, sin embargo, fue capaz de recibir el mensaje de HaShem, estando consciente y despierto, no en un trance profético. Esto es lo que la Torá llama: panim el panim, literalmente: «cara a cara», lo que significa que Moshé Rabenu podía escuchar las palabras de Di-s de la misma manera que un hombre escucha a otro hombre en una conversación normal, «cara a cara».
La posibilidad de estar consciente le permitió a Moshé Rabenu, en primer lugar, ser el receptor perfecto de la Torá. En otras palabras, la Torá no es la interpretación que hizo Moshé de una visión profética. La Torá tampoco está escrita por Moshé via «inspiración divina». Nosotros creemos que Moshé fue de hecho el escritor de la Torá, pero la Torá le fue dictada textualmente (verbatim) por Dios. Dios le habló a Moisés sin ninguna intermediación. Esta forma de «comunicación directa», que está por encima de la profecía de cualquier otro  profeta, fue posible porque Moshé estaba totalmente consciente mientras escuchaba a Di-s. Como dijo el Rab Pereira Mendes «… Moshé no recibió el mensaje de Dios en visiones o en parábolas… sino en plena posesión de sus facultades» .
Estar consciente durante la recepción de la profecía también le permitió a Moshé «hablar» con Di-s, iniciar la comunicación con Dios. Algo que ningún otro profeta alcanzó…. Si bien tenemos textos que describen diálogos entre otros profetas y Di-s, la tradición judía explica que estos diálogos tuvieron lugar en una visión profética, no en la vida real. Moshé Rabenu, por otro lado, podía comunicarse con Dios a voluntad, «cada vez que él lo deseaba, podía ser envuelto por la inspiración divina, y la profecía descendía sobre él» (Maimónides, Yesodé haTorá 7:6), lo que le permitía estar en un contacto constante con Di-s.
Por lo tanto, Moshé fue capaz, por ejemplo, de hacerle una pregunta a Di-s, algo que ningún otro profeta pudo hacer. Después del pecado del becerro de oro, un encuentro muy cercano entre Di-s y Moshé tuvo lugar. Moshé oró a HaShem para que perdone al pueblo judío. En un momento Moshé Rabenu le dijo a HaShem: «Hazme conocer Tu gloria». Nuestros Jajamim explican que Moshé le estaba preguntando a Dios una pregunta muy difícil: «¿Por qué permites que le sucedan las cosas malas a la gente buena». Tal vez en nombre de toda la humanidad, Moshé le hizo a Di-s la pregunta que tantas veces perturba nuestra mente . La respuesta de HaShem a Moshé es materia de un extenso análisis. Pero en lo que se refiere a nuestro tema, Di-s le demostró a Moshé (y a nosotros) que la respuesta a esa, y a otras preguntas de esta naturaleza, estaba más allá de la comprensión de cualquier hombre (כי לא יראני האדם וחי), incluso de Moshé. Esto nos enseña que aún el más grande de los profetas, Moshé, era un ser humano con límites, no era un hombre-dios. Moshé sabía esto y por eso dice la Torá que, a pesar de su nivel elevadísimo de profecía (o quizás gracias a él) Moshé fue el hombre más humilde sobre la faz de la tierra.
Ahora bien, ¿por qué es tan importante hacer hincapié que la profecía de Moshé nunca será superada por la de otro profeta en el futuro? Porque la Torá nos fue entregada a través de la intermediación de Moshe. Y, como vamos a aprender en el siguiente principio, la Torá es eterna e inmutable. Concebir que otro profeta podría alcanzar el nivel de Moshé Rabenu, abriría la posibilidad de que nuestra Torá pudiera ser cambiada o reemplazada por ese otro profeta ח»ו .



PRINCIPIO 6: La escuela de Profetas

Estamos explicando el 6to principio de la fe judía: Di-s se comunica con los hombres a través de la profecía.
Ayer dijimos cuáles son los tres requisitos para que una persona pueda ser candidato a recibir la profecía (ver aquí). Comentamos que más allá de ser un hombre (o una mujer, ya que hubieron 7 profetizas en Am Israel)  temeroso de Di-s, y en total control de sus impulsos físicos y psicológicos, el profeta tenía que ajustar su mente a la realidad de Di-s, dejando de lado lo habitual y lo material. El aspirante a profeta se debía comportar como si fuera «absolutamente rico», es decir, con un total desinterés por acumular más posesiones materiales. Y obviamente, una mente que esperaba recibir un mensaje de Di-s, no podía distraerse con actividades mundanas.
Parafraseando al Rab Jaim Pereira-Mendes: «Los profetas eran hombres dedicados a la oración. Su principal ocupación era la conexión espiritual con Dios y la meditación constante en Sus palabras… todo esto combinado con una conducta moral intachable…  así se disponían los hombres y mujeres de la Biblia a recibir la inspiración o los mensajes divinos (a esta preparación se la conoce en hebreo como התנבאות). Así como la consecuencia del ejercicio físico es el desarrollo de una mayor posibilidad física, estos ejercicios mentales resultaban en un desarrollo espiritual superior, y el candidato a Profeta alcanzaba por lo tanto mayores posibilidades espirituales.»
De acuerdo con nuestra tradición había escuelas para la formación de profetas, como la establecida por el profeta Shemuel. Los estudiantes de estas escuelas eran llamados «bene hanebi-im  (בני הנביאים), es decir, «aprendices de profetas». En esa escuela se preparaban para alcanzar el nivel de comportamiento y comprensión que les permitiría renunciar a la ambición material,  adquirir la fuerza para controlar los impulsos y alcanzar la humildad, que es la clave de la sabiduría. Según algunos ge-onim, los aspirantes a Profetas también se entrenaban en técnicas que hoy llamaríamos «meditación», es decir, control y concentración mental para «tolerar» la profundísima experiencia de absorber una visión que viene directamente de HaShem, un esfuerzo mental indescriptible, que como dice Maimónides, dejaba a los profetas exhaustos. (Si el lector está interesado en saber más acerca del fascinante mundo de la profecía, le recomendaría leer al Rab Aryeh Kaplan, z»l, especialmente el libro «Inner Space: Introduction to Kabbalah, Meditation and Prophecy»).
Cuando una persona lograba perfeccionar su carácter, su mente y su espíritu en los más altos niveles, estaba preparado entonces para recibir la profecía. Y trataba de meditar y «sintonizar» su pensamiento con la palabra de HaShem (a esta actividad se la llama en la Torá מתנבאים, אֶלְדָּד וּמֵידָד מִתְנַבְּאִים בַּמַּחֲנֶה).
Pero aún así, no existía ninguna garantía de que el aprendiz de profeta necesariamente recibiera la profecía. De alguna manera recibir el mensaje profético se podría comparar con recibir un llamado telefónico de HaShem. Y la perfección de carácter alcanzada por el aspirante a Profeta se podría comparar con tener un teléfono celular. Obviamente, si uno no tiene teléfono, no podrá recibir esa llamada. Pero por el otro lado, el hecho de que alguien tuviera el aparato telefónico activado y sintonizado en la frecuencia Divina no garantizaba que recibiera ese llamado. Esa persona era un receptor potencial de la llamada de Di-s. Pero la decision final de llamar o no llamar es prerrogativa de HaShem.