RESUMEN DE LA PARASHA SHOFETIM

HaShem nos ordena nombrar jueces en todas las ciudades de Israel. Los jueces deben ser justos e imparciales y no pueden aceptar ningún tipo de sobornos.

La idolatría, en todas sus formas, está prohibida y debe ser castigada con la pena capital. Los sacrificios ofrecidos a Dios deben estar libres de defectos.

Los judíos están obligados a seguir las decisiones del Sanhedrín, que es la Corte Suprema Judía. Rebelarse contra este tribunal rabínico se considera un delito capital.

La Torá proporciona instrucciones sobre las leyes del rey judío. El principio general para el rey judío es que debe actuar con el conocimiento de que Dios es el verdadero Rey de Israel. El rey humano tiene limitaciones, para asegurarse de que permanezca consciente de su verdadero rol. No debe acumular caballos —símbolo del poder militar— tener muchas esposas ni amasar grandes riquezas personales. El rey está obligado a escribir su propio Sefer Torá, que es la constitución del pueblo judío, y llevar esa copia consigo en todo momento (como si, en el contexto actual, el presidente de un país estuviera obligado a llevar una copia de la Constitución Nacional permanentemente en su bolsillo). Esto garantiza que el monarca permanezca humilde y recuerde constantemente que su deber principal es observar la Torá y hacer cumplir la Ley de Dios en su dominio.

Dios elige a los Cohanim para servirle en Su Santuario. «Dios es su herencia», lo que significa que el Bet haMiqdash será «su territorio» (como su segundo hogar). Por lo tanto, su tribu, los Levitas, no recibirá un territorio específico en la Tierra de Israel como las otras tribus. Entonces, ¿cómo se sostendrán los Cohanim y los Levitas? Los Sacerdotes y los descendientes de la tribu de Leví se dedica a la enseñanza de la Torá y se mantendrían de una serie de impuestos y diezmos (en hebreo: “regalos sacerdotales”) que el pueblo les concede: ciertas porciones de la carne de sacrificios específicos, los diezmos de la cosecha, los frutos de la tierra, una parte de la esquila, etc.

La Torá prohíbe estrictamente la adivinación, las prácticas ocultas y las predicciones del futuro. Maimónides sostiene que todas estas prácticas de adivinación, como la astrología, etc. son ilusorias, simplemente trucos y engaños, ya que los fenómenos paranormales son ficticios y a menudo manipulados por charlatanes para engañar y explotar a la gente común. En tiempos antiguos, estas prácticas estaban profundamente arraigadas en la idolatría y la cultura pagana. La Torá nos instruye a que pongamos nuestra fe y confianza en el Creador en lugar de intentar descifrar el futuro.

Nosotros, los judíos, tenemos el privilegio de ser guiados por la Torá. Dios también nos envía a Sus profetas para transmitirnos Sus palabras, tal como lo hizo Moshe. Los profetas que Dios envía tienen la misión de advertir al pueblo cuando se desvían del camino de la Torá. Naturalmente, sus palabras deben ser escuchadas. Sin embargo, la Torá también advierte sobre aquellos que falsamente pretenden hablar en nombre de Dios. Estos falsos profetas no advertían al pueblo de sus malas acciones. En cambio, al igual que hábiles demagogos, los tranquilizaban y criticaban a los verdaderos profetas, acusándolos de alarmistas y pesimistas. Se puede reconocer a un falso profeta cuando aboga por suspender o alterar algún mandamiento de la Torá.

La Torá subraya la obligación de establecer ciudades de refugio para los casos de homicidio involuntario (un equivalente moderno sería si alguien mata a otro de manera accidental en un accidente de automóvil). Moshé ordena la designación de seis ciudades de refugio.

Para que un juicio civil o criminal resulte en una condena, es necesario el testimonio de al menos dos testigos. Aquellos que den falso testimonio recibirán el mismo castigo que buscaban para el acusado.

Hacia el final de esta Parashá, la Torá describe algunas de las leyes de la guerra y los protocolos de campaña militar. Por ejemplo, ¿quién está exento del servicio militar? Cuando los soldados se acercan al campo de batalla, uno de los Cohanim debe dirigirse a ellos, asegurándoles que no teman al enemigo, ya que Dios apoya al ejército israelí en sus conflictos. Este Cohen también enumera a las personas que deben regresar a casa: alguien que recientemente se comprometió y está por casarse; alguien que ha construido una nueva casa y aún no la ha habitado; o alguien que ha plantado un viñedo y aún no ha disfrutado de sus frutos. El Cohen además aconseja a cualquiera que sufra de ansiedad o pánico que se retire del campo de batalla para no desmoralizar a los demás soldados. Antes de enfrentarse al enemigo, se debe hacer una propuesta de paz. Solo si el enemigo rechaza esta oferta, comienza el conflicto. Sin embargo, en las guerras contra las naciones cananeas, estas poblaciones deben ser erradicadas por completo para evitar la asimilación en culturas paganas.

Esta Parashá concluye con una descripción del procedimiento legal a seguir cuando se encuentra un cadáver en un lugar no urbanizado y el perpetrador permanece sin identificar.




SHOFETIM: El rey de Israel y su poder limitado

Uno de los primeros temas que aborda esta Perasha es el del «rey» de Israel. A diferencia de todas las demás civilizaciones del mundo, durante toda la historia de la monarquía, para el pueblo judío el rey no era una figura central. Es más, pareciera que la Torá (Debarim 17:14 ) «accede» a que el pueblo tenga un rey, no lo «prescribe».
Y el perfil del rey judío no podía ser más diferente del perfil de los reyes gentiles.  Los reyes gentiles eran «dioses». Así lo era en la antigüedad, por ejemplo, el Faraón. Egipto tenía muchos dioses, pero por encima de todos ellos estaba el rey. Como dice Yejezquel (29:3) del Faraón  «El Gran Cocodrilo [así se llamaba a sí mismo el faraón], que dice: mío es el rio Nilo [también una divinidad suprema en Egipto] y yo me cree a mi mismo«. Algo parecido pasaba con los reyes y emperadores romanos, como Caligula, que se refería a si mismo como un dios.
En la edad media no era muy diferente. Los reyes no se presentaban como dioses, pero se consideraban elegidos por su dios. El rey no obedecía ni daba cuentas a nadie. Era una obligación «divina» obedecer al rey. Obedeciendo al rey se obedecía a su dios. Y de esta manera se produjeron innumerables abusos y ultrajes,  en nombre de los dioses.
La Tora es única, y en este sentido, «revolucionaria».

Nuestra Perasha describe 3 características del rey de Israel:

1. El rey de Israel tiene limitaciones. No puede acumular tesoros, así no podría justificar cobrar excesivos impuestos al pueblo. El rey judío tampoco podía tener demasiados caballos, así no se hacía de un ejército más poderoso de lo necesario. Y no podía tener demasiadas esposas en su harén, lo que en ese entonces implicaba, entre otras cosas, un límite en las alianzas que podía establecer con pueblos gentiles vecinos (Debarim, 17:16-17).
2. El rey de Israel también debía ser un talmid jajam, es decir, un estudioso de la Torá. Tenía que escribir un Sefer Torá, el libro de Debarim, (17:18) y llevarlo con él adonde sea que fuera, para nunca olvidarse que él, el rey debía ser fiel a la ley Divina. El rey de Israel debía estudiar la Torá «todos los días de su vida» (17:19) para aprender todo lo que HaShem espera de él y de cada uno de sus súbditos. Su estudio no era para presumir de sabiduría ante nobles o plebeyos, sino para mejorar su proceder y refinar su carácter, como veremos a continuación.
3. Quizás lo más característico del rey judío era que –en completa oposición a la actitud de los reyes gentiles y hasta de algunos presidentes contemporáneos- es que debía comportarse con humildad. Así dice la Torá explícitamente Debarim 17:20: [El rey tendrá que leer la Torá…] para que su corazón no se enaltezca por sobre sus hermanos y no se aparte de Sus mandamientos a la derecha o a la izquierda…». Que note el lector la suprema lección de humildad: La Torá no dice que no se enaltezca por sobre «sus súbditos» sino sobre «sus hermanos». En el pueblo judío la relación rey súbditos no era vertical: era horizontal. NO se establece como «rey / súbditos», sino como «hermano mayor / hermanos». Mientras que en los demás pueblos el rey era la excepción en cuanto a obedecer la ley, en el sentido que no estaba sujeto a la misma y la podía cambiar a voluntad por su condición de portavoz de los dioses, el rey de Israel debía ser el ejemplo, el primero en someterse a la ley. En el pueblo judío el rey no es «la figura central» porque la ley no depende de su autoridad. Y por eso la Torá no menciona ninguna obligación de obedecer al rey humano: los reyes y los súbditos del pueblo judío están obligados a obedecer una misma ley: La Torá.
La siguiente oración resume todo lo que se puede decir sobre la diferencia entre lo que era el rey en el pueblo de Israel y lo que eran los reyes en otras naciones y culturas.
MIENTRAS QUE EN LOS DEMÁS PUEBLOS EL REY ES DIOS, EN EL PUEBLO DE ISRAEL DIOS ES EL REY



SHOFETIM: El crecimiento de nuestros hijos y el bambú

כי האדם עץ השדה

Debarim 20:19

Hacia el final de la Parashá de esta semana, la Torá aborda las leyes de guerra y enseña al soldado judío a comportarse con respeto y dignidad, incluso en el campo de batalla. Uno de los detalles más notables se refiere a no destruir la ciudad o los campos sin motivo. Los árboles son particularmente mencionados, indicando que no deben ser vistos y atacados como «el enemigo”. El inusual lenguaje que utiliza la Torá en esta ocasión, se presta a interpretaciones metafóricas que surgen al comparar hombres y árboles.

Hoy me gustaría extender esa comparación al área de la educación de nuestros hijos (parenting) y reflexionar sobre la inagotable paciencia que esta tarea demanda.

En ocasiones, nuestros hijos parecen estancarse, no madurar al ritmo que esperábamos. Esta preocupación se intensifica cuando tienen hermanos o hermanas que sí parecen avanzar. Los padres a veces no comprendemos la influencia del tiempo en el desarrollo de nuestros hijos y nos vemos atrapados en preocupaciones, sufriendo tensiones innecesarias. Nos olvidamos de lo que un experto en la materia una vez mencionó: que la mayoría de los problemas de comportamiento de los hijos se resuelve con el tiempo.

Recuerdo a ciertos alumnos de nuestro Talmud Torá: en quinto y sexto grado eran un desafío constante. Inquietos, no dejaban de hablar e interrumpir. Molestaban a sus compañeros, desobedecían a los maestros y, a menudo, la única solución que quedaba era enviarlos fuera del aula. Pasaban más tiempo con el director que con sus compañeros de clase. Pero, con el paso del tiempo, luego de 15 años o más, he visto que muchos de estos niños “insufribles” se transformaron en padres ejemplares, exitosos empresarios, brillantes profesionales o personas de una admirable disciplina religiosa.

¿Qué pasó?

Simplemente estaban madurando a su propio ritmo o, como dicen los neurólogos, “el cerebro necesitaba tiempo para fortalecer las conexiones entre sus diferentes secciones y hemisferios”.

Tener paciencia no significa que los padres nos vayamos a quedar de brazos cruzados esperando —y rezando— que nuestros hijos maduren. Es esencial que siempre estemos presentes para hablar, guiar y alentar a nuestros hijos. Nunca debemos dejar de hacerlo.

Para comprender mejor el proceso de crecimiento que muchos de nuestros hijos atraviesan y entender nuestro rol de padres en este proceso, me gustaría compartir con ustedes la historia del crecimiento del árbol del bambú.

Al comienzo, es fundamental preparar el suelo, seleccionar un lugar óptimo con suficiente luz y humedad. Luego uno siembra las semillas. Durante el primer año, se riega constantemente el suelo con las semillas, pero no ocurre nada visible. En el segundo año, se riega y se fertiliza, pero aún no brota ni un solo retoño. El tercer año se continúa regando y cuidando el área con la esperanza de ver algún cambio, pero sigue sin haber señales del bambú. En el cuarto año, se observa el terreno y no se ve ningún progreso. Llega el quinto año y, al no ver resultados, uno podría pensar que ha fracasado en su intento de cultivar bambú. Sin embargo, sorprendentemente, en la mitad de ese año, el bambú comienza a crecer rápidamente y ¡en solo seis meses alcanza una impresionante altura de hasta 30 metros!

La pregunta del millón es: ¿Cuánto tiempo le llevó al bambú crecer? La respuesta inmediata parece ser “6 meses”. Pero en realidad, al bambú le tomó 5 años y medio crecer. Es decir, despegarse del suelo, literalmente, y comenzar a crecer. Y una vez que comenzó, ya nadie lo puede parar.

También hay que saber que, aunque el progreso no se notaba, en realidad, durante esos 5 años y medio, el bambú estaba creciendo «hacia abajo»: estaba formando un robusto sistema de raíces capaz de sostener su gran tamaño.

Nuestros hijos muchas veces experimentan un proceso similar al bambú. Su crecimiento requiere constantes cuidados “aunque no se noten los resultados”, con una paciencia inagotable. Recordemos el bambú: si durante los primeros 5 años uno hubiera desistido y dejado de regar o proteger al bambú, ese árbol jamás hubiera surgido.

Cada palabra de aliento que les damos, incluso en sus momentos de rebeldía o inmadurez, es edificante. Son como el agua para el bambú. Nuestros hijos crecen y se desarrollan de formas que no vemos. No sabemos cuándo ese crecimiento interno comenzará a manifestarse hacia afuera y alcanzará alturas sorprendentes, a veces incluso superando a sus hermanos que parecían desarrollarse más rápidamente.

Como los árboles de bambú, nuestros hijos necesitan que los nutramos permanentemente con amor y esmero.

Con el tiempo, y con la ayuda divina, madurarán y florecerán.

Rab Yosef Bitton




El Rab Yehudá Jayat, y la expulsión de los judíos de España

El injustamente desconocido rabino sefaradí Ribbi Yehudá ben Ya’aqob Jayat z»l vivió todas las tribulaciones que conllevó la expulsión de los judíos de España. Su dolorosa historia ejemplifica lo que sufrieron cientos de miles de judíos que fueron expulsados de la Península Ibérica por negarse a abandonar su religión.

En su libro «Minjat Yehudá», el Rab Jayat describe lo que sufrió durante casi 10 años. Después de ser expulsados de España en 1492, aproximadamente 120.000 judíos buscaron refugio en Portugal. El rey portugués Juan II aceptó a los judíos con la condición de que pagaran una exorbitante suma de dinero para poder quedarse allí. Al año siguiente, en 1493, el rey decidió que los judíos no podían permanecer en su reino a menos que se convirtieran al catolicismo o volvieran a pagar esa misma suma. Los judíos eran refugiados que habían sido despojados de todos sus bienes al ser expulsados de España y se les prohibió llevar consigo plata, oro o cualquier otra cosa de valor. Vivían en condiciones de extrema pobreza en Portugal y no podían pagar lo que el rey exigía.

Junto con otros 250 refugiados judíos, el Rab Jayat abandonó Portugal y partió desde el puerto de Lisboa en una embarcación muy precaria hacia la costa de Marruecos. Las condiciones a bordo eran tan insalubres que, a los pocos días en el mar, se desató una epidemia en el barco y no les estaba permitido desembarcar en ningún puerto. Finalmente, la precaria embarcación llegó al puerto de Málaga. Allí, cuenta el Rab Jayat, varios curas los esperaban para intentar convertirlos. Los desesperados pasajeros judíos les suplicaban que les dieran agua y pan, pero los caritativos curas se negaron a proporcionarles cualquier alimento si no aceptaban el bautismo. Durante aproximadamente cinco días, estos refugiados judíos sufrieron hambre y sed, y cerca de 50, incluyendo a la esposa del Rab Jayat, fallecieron.

Al pisar tierra firme en Marruecos, el Rab Jayat fue inmediatamente encarcelado y condenado a muerte por fanáticos musulmanes, quienes argumentaban que las creencias y prácticas religiosas de un rabino ofendían al Islam. Para salvar su vida, le dijeron que debía convertirse al Islam. Durante 40 días, el Rab Jayat estuvo tirado en un pozo en condiciones inhumanas, rodeado de roedores, víboras y escorpiones. Al final, algunos refugiados judíos extremadamente pobres lograron reunir algo de dinero y así salvaron al Rab Jayat de una muerte segura. Él logró escapar a la ciudad de Fez, un poco más al sur, donde se estableció.

En Fez, el hambre era terrible y la gente se veía obligada a comer pasto para sobrevivir. El Rab Jayat trabajaba diariamente moliendo granos de trigo con sus propias manos en la casa de una familia musulmana para ganar un pequeño pedazo de pan. Él y otros judíos que habían escapado de España no tenían casa ni refugio. Por las noches, tenían que cavar pozos en las afueras de la ciudad para poder dormir.

Después de estar en Fez durante 8 meses, un gran incendio estalló en la ciudad y mucha gente murió en las llamas. Como consecuencia de las posteriores sequías, más de 20.000 (sic.) judíos murieron de hambre y epidemias. Al presenciar esto, muchos de los que habían llegado de España y Portugal decidieron regresar a sus lugares de origen para evitar una muerte segura en Fez, tanto para ellos como para sus hijos.

Según el historiador español contemporáneo Andrés Bernáldez (1450-1513) en su libro «Historia de los reyes católicos», los judíos que abandonaban Fez eran víctimas de todo tipo de abusos. En los caminos que dejaban la ciudad, eran atacados por moros que secuestraban y violaban a sus mujeres e hijas, y abrían los cuerpos de los hombres para ver si habían escondido plata u oro en sus estómagos.

El Rab Jayat logró escapar de Marruecos y embarcar hacia Italia. Llegó al puerto de Venecia solo, semidesnudo y habiendo perdido a toda su familia . Cuando los judíos españoles que vivían en Venecia lo reconocieron, se ocuparon de él. Luego, lo llevaron a la ciudad de Mantova, donde se estableció hasta sus últimos días. Allí conoció a un rabino sefaradí llamado Rabbi Yosef Ya’abets, quien lo convenció de escribir un comentario sobre el famoso y enigmático libro místico «Ma’arajot Eloquim». El Rab Jayat llamó a su libro «Minjat Yehudá» (La ofrenda de Yehudá), ya que era una ofrenda que él, Rabbi Yehudá Jayat, ofrecía a Hashem por haberle salvado la vida.

Este libro es considerado una obra fundamental, ya que explica los principios más complejos de la Kabbalá y contribuyó a la difusión de la sabiduría de la mística judía, que alcanzó su punto máximo en el siglo XVI.

Aunque no se conocen los detalles exactos, se estima que el Rab Jayat falleció en Mantova, Italia, alrededor del año 1510




החזירו אותם הביתה או שלח את עמי?

לפני שנה השתתפתי בניו יורק ב־Israel Parade, המצעד השנתי הגדול למען ישראל. הסיסמה של אותה שנה הייתה מרגשת: “Bring them home” — “החזירו אותם הביתה”. התרגשתי לראות עשרות אלפי אנשים מתכנסים בסולידריות עם ישראל ועם בני הערובה הישראלים שנחטפו. צילמתי סרטונים ושיתפתי אותם עם חברים במיאמי ובבואנוס איירס.

אבל הערה של חברי היקר ליאון גרמה לי לחשוב מחדש על נאיביותי הפוליטית. ליאון שאל אותי: “למי בדיוק מופנית הקריאה הזאת? לחמאס? לקטר? למדינות ערב שמממנות ומגינות על חמאס? או בעצם לממשלת ישראל?” אז הבנתי שבלי לשים לב נפלתי למלכודת פוליטית מתוחכמת: באמירה “החזירו אותם הביתה” הלחץ מונח על ישראל, כאילו נתניהו וממשלתו הם אלה שצריכים לשחרר את החטופים.

הסיסמה הזאת אינה נועדה ללחוץ על נתניהו שיחלץ אותם במבצע צבאי. המסר הסמוי של “Bring them home” הוא אחר: “נקבל את תנאי חמאס כדי להביא אותם הביתה”. כלומר: נפסיק את המלחמה, ניכנע, נמשוך את הכוחות מהשטחים שכבשנו בעזה, נשחרר אלפי מחבלים, ניתן עוד אדמות, עוד אוכל, עוד פריבילגיות, ונשאיר את חמאס בחיים. פתאום הדרישה שאמורה להיות מופנית כלפי הרוצחים ובני בריתם הבינלאומיים — מתגלגלת לעבר ישראל!

הנטל על הקורבנות

הגישה הזאת של להאשים את הקורבן היא מעוותת. חמאס ובעלי בריתו — האירופאים, הצלב האדום, האומות המאוחדות, אונר״א וכו׳ — הם האחראים. המשקל צריך להיות מונח עליהם.

דוגמה: תארו לכם שאירופה הייתה מאיימת על הצלב האדום שתפסיק כל מימון אם לא יגיעו מיד אל בני הערובה היהודים לבדוק את מצבם ולסייע להם רפואית. אני מבטיח לכם שבאותו רגע הצלב האדום היה מתנועע מידית.

הקמפיין “Bring them home” הופך את ההיגיון המוסרי: האחריות כבר אינה מונחת על הרוצחים ובעלי בריתם — הפעילים או הפסיביים — אלא על כתפיהם של הקורבנות ושל ממשלתם. מבלי להתכוון, המשתתפים בצעדות כאלה מחזקים את הנרטיב הכוזב של חמאס: שטבח 7 באוקטובר היה תגובה “לגיטימית” להתנחלויות ולכיבוש של ישראל. “נעשה את הוויתורים שהם דורשים ויעזבו אותנו בשקט”.

מחיר בני הערובה

לפני שנים, בטיסה מבואנוס איירס לניו יורק, צפיתי בסרט Ransom בכיכובו של מל גיבסון. בנו נחטף והפושעים דרשו כסף. בצעד נגד־אינטואיטיבי, גיבסון הופיע בטלוויזיה והכריז שלא ישלם סנט אחד. להפך — הוא הציע פרס על ראשי החוטפים. הוא איים: אם תפגעו בבני, הכסף הזה ישמש לצוד אתכם.

כל דולר שהחוטפים ביקשו הפך ללחץ נגדם. המסר היה ברור: איני נותן לכם כוח, אני לוקח מכם כוח.

עם חמאס צריך לנהוג כך. אין לתגמל את החוטף בוויתורים או בהפסקות אש שמחזקות אותו. האסטרטגיה היחידה ההגיונית היא להגדיל את הלחץ הפוליטי, הצבאי והכלכלי, עד שיבינו שחטיפת בני הערובה עולה להם יותר ממה שהיא מועילה.

Let My People Go

הסיסמה הנכונה איננה Bring Them Home. הקריאה האמיתית היא זו שאמר משה רבנו לפרעה: “שַׁלַּח אֶת עַמִּי” — מופנית לפרעה, לא למשה.

יציאת מצרים הייתה הסוף השמח של אירוע טראגי: קודם הטבח של הילדים היהודים שהושלכו ליאור ואחר־כך החטיפה ההמונית של עם שלם, שנשבה בכוח ושועבד — לא רחוק מעזה. התורה איננה מסתירה את פרטי העימות ההוא בין משה לפרעה, כי היא רוצה שנלמד ממנה את האסטרטגיה שעלינו לזכור וליישם באירוע דומה.

הדיאלוג שלא עבד

בהתחלה משה נכנס לארמון עם בקשה דיפלומטית: ביקש בנימוס מפרעה לשחרר את העבדים היהודים. תגובתו הראשונה של פרעה הייתה להסלים: הוא הקשה את השעבוד. העמיס עוד עבודה, דיכא עוד יותר את העם. זו הייתה תשובתו של העריץ למילות הנימוס של משה. כצפוי, העם החל ללחוץ ולתקוף את משה.

משה חזר והראה לפרעה את כוח האל באמצעות מופתים: הפך את מטהו לנחש, הפך את מי היאור לדם והשאיר את המצרים בלי מים. בתחילה פרעה העמיד פני אדיש.

אחר־כך הגיעו מכות קשות יותר: צפרדע, כינים, ערוב, דבר. ואז הלחץ החל להשפיע.

ככל שהמכות התרבו ופגעו בכלכלה, בבריאות ובחיי היומיום של מצרים, פרעה החל לחוש את הלחץ של עמו עצמו. אז התחילו ה”משאים ומתנים”:

  • “עשו את הקרבנות כאן, במצרים”, הציע פרעה. משה השיב: בלתי אפשרי.

  • “לכו, אבל הנשים והילדים יישארו”. משה ענה: כולם יוצאים.

  • “לכו כולכם, אבל השאירו את רכושכם”. משה שוב סירב.

משה עמד איתן. לא קיבל תנאים. הוא לא ניהל משא־ומתן, כי ידע שעם עריצים וחוטפים לא מנהלים משא־ומתן.

כל סירוב החליש את המדכא, כי המכות הלכו והתגברו. עד שהגיעה המכה האחרונה: מכת בכורות. ורק אז, כשכאב נכנס לארמון עצמו, העריץ נשבר.

הלקח ברור: המדכא מוותר רק כשהמחיר על עקשנותו הולך וגדל.

מה אנו לומדים מהאירוע הזה?

בלתי מובן לי איך עם ישראל בשנת 2025 לא פותח את התורה כדי למצוא הדרכה ודגמי פעולה במצבים דומים. אנחנו עם הספר — אבל משאירים אותו סגור. סיפור השעבוד במצרים, הטראומה הלאומית שלנו, צריך להיות הניסיון והמדריך שלנו. חמאס, כמו פרעה, איננו מבין ויתורים או טיעונים מוסריים. הוא מבין רק לחץ ותוצאות. והוא ייכנע רק כאשר יבין שהחזקת החטופים מחלישה אותו ולא מחזקת.

אם כל יום של שביים מביא לחמאס ויתורים או הישגים פוליטיים — כמו הפגנות נגד ממשלת ישראל — חמאס ימשיך להחזיק בהם. אבל אם כל יום של שביים מביא אובדן — טריטוריאלי, פוליטי או צבאי — אז, ורק אז, הם ישוחררו.

תארו לכם דוגמה מעשית: על כל יום שחמאס לא משחרר את בני הערובה היהודים, ישראל תספח רשמית קילומטר רבוע אחד מעזה ותכריז עליו כשטח ישראלי. מה יקרה? עבור חמאס, איבוד קרקע הוא התבוסה הקשה ביותר: פסיכולוגית, צבאית ודתית. המתים הם “שהידים”, ואינם נספרים כהפסד. אבל איבוד קרקע — זה מה שהם אינם יכולים לשאת. זה, ורק זה, יכריח אותם לוותר.

הלקח מההיסטוריה הקרובה

הקול שלנו חייב להיות ברור ואחיד: LET MY PEOPLE GO — שַׁלַּח אֶת עַמִּי. והוא צריך להיות מופנה לכל התומכים בחמאס, במיוחד למדינות האסלאמואירופיות כמו צרפת, אנגליה, אוסטרליה וקנדה.

אסור לנו לחזור על טעויות העבר. מאז 2009, כל הפסקת אש עם חמאס שימשה אך ורק כדי שיתחמש מחדש ויתכונן לטבח הבא. ה־7 באוקטובר היה תוצאה ישירה של אותן ויתורים והסכמים שחיזקו את החוטף.

המדיניות הנכונה היחידה שישראל חייבת להחזיק בה כיום היא ברורה: לספח שטחים מעזה ולהחזיק בהם, ולהמשיך לספח עד שבני הערובה ישוחררו. בלי ויתורים. בלי משא־ומתן דרך קטר או מצרים.

על המחבלים לשאת בתוצאות פשעיהם. רק כך הם לא יחזרו עליהם.

זה עבד עם פרעה, זה יעבוד גם עם חמאס.




PARASHAT REE: Sandwiches de atún y mayonesa

El vuelo a Shanghai

Fabián, más allá de ser un experto mundial en informática telefónica, es un joven   judío que, a pesar de no usar Kippá, tiene un compromiso religioso total con Shabbat y Kashrut. Su empresa lo sabe y lo deja libre los sábados y las festividades, y la secretaria de la empresa siempre se preocupa de encargarle comidas Kosher en vuelos y hoteles. Pero por las dudas, Fabián lleva consigo sándwiches de atún envueltos en papel de aluminio, que antes le preparaba su mamá y ahora los prepara Leah.

Hace algunos años, en uno de esos innumerables viajes, abordó en Nueva York un avión rumbo a Shanghai. Fabián descubrió que la aerolínea había cometido un error: no le subieron la comida kosher para él. Resignado, sacó su paquetito con papel de aluminio, que desentonaba totalmente en business class. En ese preciso instante, una agradable chica que estaba sentada detrás, Leah, notó la situación y se dio cuenta de que ella no había sido la única que se había quedado sin Kosher. Sin dudarlo, le ofreció compartir sus frutas. Fabián le ofreció uno de sus sándwiches. Y luego de compartir ese largo viaje juntos, se prometieron volver a verse. Y así, lo que comenzó como una comida accidental en un vuelo se transformó en una propuesta de matrimonio y en la formación de una hermosa familia judía, “por culpa” de un simple sándwich de atún.

La conferencia en Suiza

En otro de sus viajes, Fabián asistió a un congreso en Suiza organizado por su empresa. El evento culminó en un lujoso restaurante, donde cientos de empleados de distintos países se deleitaban con manjares como caviar y buey Wagyu. A pesar de que la empresa usualmente es muy considerada, ese día olvidaron solicitar una vianda kosher para Fabián. Sin hacer alarde y con discreción, Fabián no probó nada. Y a la hora de los postres, Fabián sacó su fiel sándwich de atún que le había preparado Leah y lo disfrutó en un discreto rincón del amplio salón.

Lo que Fabián no esperaba es que el fundador y CEO de la empresa lo estuviera observando. Tras la cena, se acercó a Fabián no solo para disculparse por el error con su comida, sino también para ofrecerle un ascenso a un puesto ejecutivo de mayor prestigio. Fabián, sorprendido, pensó que el dueño estaba siendo excesivamente cortés con él por la omisión de la comida Kosher. Sin embargo, el magnate le aclaró: «No busco compensarte por una comida. Busco tener en mi equipo a alguien que, incluso en los detalles más pequeños, muestre convicción y personalidad. Tu lealtad y tu compromiso con tus principios son admirables, y eso es lo que nuestra empresa necesita en sus líderes. Creo que encontré a la persona indicada».

Moraleja

No todas las historias de observancia de Kashrut terminan así: el 99% de casos, como los que mencionamos , cuidar Kasher es sacrificado y no siempre acompañado de una gratificación inmediata o recompensa. Pero lo que rescato de estas historias de vida reales es que el Kashrut va más allá de una dieta. Kashrut es identidad. Es lo que hace que personas judías se conecten y se conozcan en los lugares más remotos del mundo. Y además, la observancia de Kashrut es un ejemplo de convicción en un mundo donde lo que prima es la conveniencia. En la conferencia de Zúrich, Fabián no era el único judío presente. Pero era el único judío absolutamente leal a sus principios religiosos, en una actividad que a veces es la más mundana y otras veces la más importante en el plano social: el acto de comer.

 

Rab Yosef Bittón




RESUMEN DE PARASHA REE

Moshé informa al pueblo de Israel que Dios les presenta la opción de recibir bendiciones o, por el contrario, maldiciones: las bendiciones llegarán si obedecen los mandamientos de Dios, y si no lo hacen, no recibirán estas bendiciones. Les indica que deberán proclamar las bendiciones en el Monte Guerizim y las maldiciones en el Monte Ebal. Moshé también les ordena destruir todos los ídolos paganos que encuentren al entrar en la Tierra de Israel, incluyendo los altares paganos, y les asegura que en el futuro, Dios designará un lugar específico (que será Jerusalem) donde se ofrecerán todos los sacrificios.

Está prohibido ofrecer sacrificios en cualquier lugar que no sea el designado por Dios. Sin embargo, está permitido sacrificar ganado para consumo, aunque la sangre no se puede consumir. También se aclara que el consumo de los diezmos y alimentos sagrados, de origen animal o vegetal, debe llevarse a cabo en la ciudad designada.

Moshé advierte a los israelitas que no se dejen seducir por las prácticas paganas de los cananeos y que permanezcan fieles a la Torá, sin agregar ni quitar nada de sus leyes. Si una persona se presenta como profeta y alega tener instrucciones de Dios para adorar ídolos o desviarse de la Torá, debe ser condenada a muerte, incluso si realiza actos sobrenaturales o predice eventos futuros. También se prescribe la pena de muerte para quien intente inducir a otros a la idolatría y se describe el destino catastrófico que deberá recaer sobre una ciudad que haya caído completamente en la idolatría.

Se prohíbe desfigurar nuestros cuerpos mediante diversas formas de mutilación, algo que era muy común entre los pueblos paganos. Se menciona una lista de animales y aves puros (kasher) e impuros, y se indica cuáles son las señales para distinguir entre animales y peces kasher y no kasher. Asimismo, se prohíbe comer carne de un animal que no haya sido sacrificado adecuadamente. También se menciona la prohibición de cocinar y comer carne con leche.

Después de dar un diezmo de los cultivos al Levita, se debe tomar un décimo de lo restante —el «Segundo Diezmo»— y consumirlo dentro de los límites de Jerusalem (esta ciudad, obviamente, no es mencionada explícitamente en el Pentateuco). Se hace una provisión para las personas que vivan lejos de Jerusalem, a quienes les sería poco práctico transportar los alimentos, y se explica que podrán redimir los alimentos por dinero, que luego llevarán a Jerusalem y lo gastarán allí en comida.

Hay un ciclo de diezmos de tres años. Al concluir cada ciclo, se ordena liquidar cualquier diezmo atrasado y entregarlo a sus destinatarios correspondientes. La Torá ordena a los judíos designar cada séptimo año como un año de Shemitá (año sabático). Durante este año, los acreedores deben perdonar los préstamos pendientes. La Torá menciona la importante mitzvá de ayudar a los pobres con un corazón generoso y de prestarles dinero si es necesario, incluso si se avecina el año de Shemitá (en el cual las deudas son perdonadas).

Un esclavo judío debe ser liberado después de seis años de servicio y debe recibir generosos regalos de parte del patrón cuando sale para rehacer su vida con dignidad. El primogénito macho del ganado debe ser consagrado y entregado al Cohén. Si el animal no tiene defectos, primero se ofrece como sacrificio en el Templo.

La Parashá concluye con la presentación de las tres festividades de peregrinación: Pésaj, Shabuot y Sucot, y se ordena regocijarse durante estas festividades, en las que todos los hombres deben presentarse en el Templo de Jerusalem durante estos días festivos.




REE: Ayudar sin avergonzar

Esta semana la Torá (Debarim 15:1-4) menciona una ley Bíblica no muy conocida: Shemitat Kesafim, la cancelación de las deudas por parte del acreedor. No se trata de la ley de quiebra; cuando una persona justificadamente o no se declara insolvente. Acá se trata de la Mitsva del acreedor de perdonar voluntariamente a los deudores en el año de la Shemitá.
Para entender esta Mitsvá hay que recordar cómo vivamos los judíos en el pasado, dos mil o tres mil años atrás. En el antiguo Israel los Yehudim éramos agricultores. Durante el año el agricultor come de lo que cosecha en su tierra: granos,verduras y frutas. En un buen año, si produce más de lo que necesita para comer, el agricultor venderá el superávit de sus frutas y —luego de distribuir un porcentaje de sus ingresos a los pobres, a los Levitas, etc—comprará más animales, más tierra, etc. Pero si el año fue malo, y el campesino no tiene lo suficiente para comer, dependerá de la asistencia de los demás. Por lo general pedirá un préstamo –algo que no era una práctica poco común incluso para un campesino que no era pobre– para “pasar el invierno”. Recordemos que el invierno era el peor momento para el agricultor. En el otoño, mientras se sembraba, todavía quedaban frutos (secos!) del verano pasado. Pero en el invierno las frutas y el grano —ya procesado como harina— se termina y hay que esperar al final del invierno, el comienzo de la primavera, para que los nuevos frutos florezcan.
Hay otra ocasion en la que el agricultor judío es muy vulnerable. El año sabático. Una vez cada siete años el campesino judío podia recoger únicamente los frutos que necesitaba para comer. Lo demás, era de libre acceso para los desposeídos: las viudas, los huérfanos o los pobres que no tenían ninguna tierra para sembrar. El campesino, al no poder comerciar con sus frutos, necesitaba crédito para pasar el invierno, y se le dificultaba pagar sus deudas anteriores, lo que por lo general hacia cuando vendía su cosecha.
En este tipo de circunstancias — deudas particularmente relacionadas con el año de la Shemitá: un año sin ingresos–, la Torá le indica al acreedor ser sensible a las deudas del campesino y perdonarlas. Esta era una forma de Tsedaqá que ayudaba a que los campesinos no tuvieran que embargar o vender sus tierras, y les diera tiempo a recuperarse. Evitaba así que los pobres se hicieran más pobres y los ricos se hicieran más ricos.
Ahora bien, los acreedores judíos conocían perfectamente la posibilidad de que las deudas fuesen canceladas el séptimo año. No solo eso: la Torá le prohibió al acreedor demandar estas deudas al deudor ( לא יגוש את רעהו). De manera que cuando prestaban su dinero, los acreedores eran plenamente conscientes de la posibilidad que no recuperarían su dinero. Y aún así, lo “prestaban” (=regalaban) a quienes lo necesitaban. “Prestar” dinero y luego no demandarlo es considerado como la forma más noble de Tsedaqa. ¿Por qué? Porque aún el deudor que se siente mal de pedir dinero como caridad, seguramente no le molestará pedir un préstamo. Incluso ¡con la plena intención de pagarlo! El acreedor, por su parte, prestaba el dinero pero con la pena intencionalidades de no cobrarlo. Este préstamo sin ánimo de devolución es solo un ejemplo de muchas leyes de ayuda al projimo que menciona la Torá (ver más abajo).



REE: Socialismo, capitalismo y distribución de riqueza

פותח את ידך ומשביע לכל חי רצון
«Abre/s Tus manos y satisfaces a todas las criaturas de acuerdo a Tu voluntad»
¿QUIÉN SE COME A QUIEN?
Hay un pasuq (versículo) muy conocido en Tehilim, el libro de los Salmos, que decimos todos los días del año, 3 veces por día. Y este pasuq tiene una particularidad: debe ser dicho con kavaná, o sea, haciendo una pausa y reflexionando en en lo que estamos diciendo, a fin de internalizar su mensaje. En el Salmo 145, Tehilá leDavid (ashré…) el pasuq 16, dice así: «poteaj et yadeja…». La traducción convencional es: «[Tu HaShem] Abres Tus manos y satisfaces a todas las criaturas de acuerdo a Tu voluntad». Y la explicación tradicional es que este pasuq habla de «las manos de Dios» –lo cual obviamente es una metáfora — e indica que El Creador «abre permanentemente Sus manos» proveyendo de mil formas diferentes el alimento que todo ser vivo necesita. ¿Y cómo es que HaShem «abre Su mano»? En el mundo animal, HaShem ha diseñado un mecanismo altamente sofisticado, que los científicos llaman «cadena alimenticia», a través de la cual todos los seres vivos tienen asignado su alimento. Este mecanismo ecológico permite que cada criatura del bosque, de la selva o del mar, tenga lo que comer.
ECOLOGIA HUMANA.  ¿QUIÉN LE DA DE COMER A QUIÉN?
También los seres humanos procuramos nuestro alimento consumiendo plantas u otros seres vivos.  Pero hay un elemento particular que corresponde exclusivamente a la raza humana: el que tiene comida le puede dar de comer al que no tiene lo que comer. Los seres humanos, no solo que no nos comemos unos a otros (por lo meanos en el sentido literal) sino que tenemos una capacidad que ningún otro ser vivo tiene:somos capaces de práticar la  «solidaridad» y el «altruismo», incluso con el extranjero. Es decir, de una manera que va amas alla del insitnto de supervivencia.
Ahora bien: entendemos que la cadena alamienticia animal es practicmante, un milagro. Es decir: la manera que Dios interviene para que todos los animales esten satsfechos. La pregunta es: ¿que papel juega el Todopoderoso en la solidaridad, quer es mas o menos: la la cadena alimenticia humana?
Este es uno de los temas que se desarrollan en la Parasha de esta semana.
INTERPRETACIÓN LITERAL
Como todos sabemos, la Torá nos permite (o nos exige) múltiples interpretaciones de su texto.  Hay interpretaciones literales (peshat) e interpretaciones no-literales (derash). En este caso voy a presentar una nueva «interpretación» del versculo de Sakmos que mecnionames anteriormente , que se ajusta estrictamente al sentido literal de sus palabras y que nos va a proveer la respuesta a nuestro interrogante: cómo hace Dios para dar de comer a los pobres.    Veamos. En hebreo, los verbos en el tiempo presente se dicen de igual manera para la primera, segunda o tercera persona del singular. En hebreo, por ejemplo, «yo escribo», «tu escribes» o «él escribe», se dice de la misma forma: «KOTEB», lo que cambia es el pronombre.  En nuestro caso, la primera palabra del  versículo , POTEAJ, se podria interpretar  entonces como la hemos leído anteriormente: «[Tú, HaShem,] abres Tus manos y satisfaces a todas las criaturas, hasta que colmas su voluntad». Pero también, las primeras tres palabras de este versículo se pueden leer de una manera distinta, sin violar su sentido literal: «[HaShem] abre tu mano, y así satisface a todas las criaturas según Su voluntad». En esta segunda lectura, (poteaj, como verbo transitivo) el texto debe entnderse así: El Creador abre «nuestras manos», las manos humanas, para saciar el hambre de otros seres humanos. HaShem, el Creador, abre NUESTRAS manos para que le demos de comer a los que no tienen que comer.
¿CÓMO HACE DIOS PARA ABRIR NUESTRAS MANOS?
En la Perashá de esta semana, REE,  capítulo 15:7 la Torá habla de la Mitsvá de Tsedaqá. HaShem nos pide que NO cerremos nuestra mano cuando nuestros hermanos nos necesitan ( לא תקפוץ את ידך מאחיך האביון). Y en el siguiente pasuq 15:8, la Torá usa unas palabras que es imposible no asociarlas con nuestro versículo en Tehilim. El pasuq 15:8, dice: «Habrás de abrir tu mano … [cuanto tu hermano te necesita ] y le proveerás de todos lo que le haga falta». ( פתוח תפתח את ידך לו). Según esta interpretación, Dios literalmente abre nuestras manos a través de la Mitsvá de Tsedaqá y de esa manera le concede a cada persona el alimento que necesita.
A través de la Tsedaqá, nos transformamos en un instrumento de HaShem. Nos convertimos en esa cadena almientica humana de Jesed que HaShem implementa a través de nuestras manos para que todos tengan lo que comer
SHABBAT SHALOM



HAFTARA de PARASHAT REE

(Del año 2014)

כל-כלי יוצר עליך לא יצלח וכל-לשון תקום-אתך למשפט תרשיעי

El profeta Isaías (Yesha’ayahu) dice en la Haftará de esta semana  ‘Ningún arma forjada contra ti prosperará, tú triunfarás sobre toda lengua que te acuse ‘ (Isaiah 54).

Nuestros rabinos explicaron que nuestro eenmigos  asaltan freceitnemnte al pueblo judío: Algunos nos atacan con armas y otros con palabras.

En diferentes momentos de nuestra historia, este versículo fue interpretado de diversas maneras. En los tiempos de la inquisición, los judíos que no aceptaron la conversión fueron expulsados de la España cristiana. Muchos de ellos huyeron a tierras árabes, donde fueron amenazados a convertirse al Islam o morir. Reflexionando sobre esta situación atroz y sin salida Don Isaac Abarbanel (1437-1508) escribió lo siguiente: «El profeta [Isaías] escribió que ‘Ningún arma forjada contra ti prosperará, y triunfarás sobre toda lengua que te acuse ‘. Por un lado hoy vemos religiones cuyos seguidores no se contentan con afirmar la supremacía de su fe por la vía del debate y la discusión, sino que amenazan de muerte a todos los que rechazan su fe. Los Ismaelitas (alusión al Islam) pertenecen a esta categoría. Hay otros, en cambio, que la imposición de su fe la practican con debates y argumentación, como hacen los Edomitas (alusión a la Iglesia católica)».

Aunque hoy los judíos no somos víctimas de ese tipo intenso de proselitismo, las palabras de Don Isaac Abarabanel resuenan en nuestros oídos como propias. Grupos terroristas como Hamas, que están luchando su Jihad o guerra religiosa (ver aquí artículo 13) contra el pueblo de Israel, atacan a Israel con armas mortales, cohetes y bombas que tienen como objetivo matar a la mayor cantidad de judíos posible. Ese ataque militar está complementado con los ataques verbales de los medios de comunicación del mundo. Que están siempre listos para agredir a Israel con palabras de crítica injusta, ignorando deliberadamente que Israel actúa en defensa propia.  Israel es víctima no sólo de los cohetes del enemigo sino también de acusaciones cínicas de crímenes de guerra, que nunca van a ser dichas contra ningún otro país que se defiende contra la organización terrorista que busca su destrucción.

Como lo anticipó Isaías, la agresión contra el pueblo judío persiste.  Sólo que hoy el antisemitismo se disfraza de la censura  obsesiva contra Israel. Pero Isaías también previó que no estamos solos en este conflicto. Que a pesar de la desesperación que sentimos cuando vemos que a nadie le interesa defender ni entender nuestra causa,  HaShem está con nosotros, protegiendo a Israel de las armas, de la espada y de la palabra de aquellos que buscan nuestra destrucción.