jueves, octubre 3, 2024
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El judaísmo como pacto

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EL PACTO o BERIT
Hoy es Rosh Jodesh Siván. Este Sábado por la noche celebraremos Shabu’ot, la fiesta de la entrega de la Torá. En un día como hoy, hace de 3500 atrás, el pueblo de Israel se congregó en el desierto de Sinai y comenzó a preparase para el evento más importante de su historia: la celebración de un pacto, una alianza con Dios.
A los eventos que tuvieron lugar en el desierto, frente al Monte Monte Sinaí, se los conoce en hebreo como “ma’amad har sinai”, la revelación de Dios al pueblo judío en Sinai.
 
Lo que allí sucedió se lo puede describir en tres actos.
 
הצעת הברית 1. HaShem nos ofreció ser su pueblo elegido, comprometemos a un pacto con Él, y nosotros aceptamos. Dios por su parte se comprometió a tomarnos como su pueblo protegido, ‘am segulá (ver más adelante) .
מתן תורה 2. Dios nos entregó la Torá, el «documento» que contiene las pautas y condiciones de la alianza entre Dios e Israel.
קבלת התורה 3. El pueblo judío aceptó regirse por las leyes de la Torá. La Torá se transformó desde ese entonces en nuestra ley fundamental: nuestra «Constitución».
 
Este pacto entre Dios y un pueblo es único en la historia de la humanidad y se describe en detalle en el capitulo 20 y en el capítulo 24 del libro Shemot (Éxodo).
Veamos ahora lo que ocurrió, un poco más detalladamente.
 
LA PROPOSICION
El primer día del mes de Siván Moshé ascendió al monte Sinai y recibió allí el mensaje Divino que decía: (Exodo 19:3-6): «Así hablarás a la casa de Ya’aqob, y le dirás a los hijos de Israel. Ustedes habéis visto lo que hice a los egipcios [las diez plagas, etc] , y [también habéis visto] cómo los conduje a ustedes [protegiéndolos] como el águila [que lleva a sus polluelos] sobre sus alas, y los he traído hacia Mí. Y ahora, si obedecen Mi voz y [están dispuestos] a cumplir Mi pacto, se convertirán en una posesión preciada para Mí entre todas las naciones, un pueblo especial. [Yo puedo elegirlos entre todos los pueblos], ya que toda la tierra me pertenece. Ustedes serán para Mí un reino de sacerdotes y una nación consagrada [para servirme].”
Dios propuso al pueblo de Israel establecer un pacto con Él. Nos ofreció ser una nación de sacerdotes (cohanim), esto es, un pueblo consagrado a Dios. Esto es, manteniéndonos cerca de Dios, aprendiendo y enseñando acerca de Su existencia y Su voluntad, y acercando a otras personas a Dios. La condición de ser «sacerdote» implica el privilegio de la cercanía de Dios y la atención Divina, pero más que nada implica un enorme número de obligaciones y preceptos. Una exigencia superior en cuanto a lo moral.
 
EL COMPROMISO
Luego, Moshé descendió del monte Sinaí y presentó al pueblo de Israel los términos del pacto. El pueblo escuchó la propuesta y aceptó celebrar el pacto con HaShem, y transformarse en «una nación a Su servicio» respondiendo a una voz: (Exodo 19:8) ”Estamos dispuestos a hacer todo lo que HaShem ha dicho.” Esta NO fue la aceptación final del Pacto, sino la aceptación de celebrar un pacto. Es exactamente como «el compromiso» en el marco de un casamiento. En el compromiso novio y novia aceptan seguir adelante y en un futuro mediato, casarse. El pueblo de Israel declarará dos veces más su aceptación del pacto. La segunda vez fue luego de escuchar los 10 mandamientos y los Mishpatim, y la tercera vez, la definitiva, fue cuando el pueblo respondió con la famosa frase: “Todo lo que Dios ha dicho, haremos y escucharemos”. Recién en ese momento, formalmente, comenzó «el casamiento», nuestra alianza con Dios.
 
LA PREPARACION PARA EL GRAN DIA
Una vez que el pueblo de Israel expresó su compromiso preliminar, HaShem anunció que se revelaría ante todo el pueblo en el plazo de tres días, esto es Shabu’ot. Dios le dijo a Moshé (Exodo 19:10-12): “Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que se purifiquen, que laven sus ropas y que se preparen para el tercer día, porque en ese día Yo descenderé sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo”. De acuerdo a nuestros Sabios la purificación y lavado de las ropas que menciona aquí la Torá se refiere a la inmersión de todo el cuerpo en un Mikvé, el baño ritual judío. Los hijos de Israel se purificaron durante tres días (3, 4 y 5 de Siván) y se dispusieron así a entrar en un Pacto con Dios.
 
Continuará…
 

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