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El Faraón de Gaza

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EGIPTO

Uno de los temas más conocidos de la historia de la salida de Egipto es el de las diez plagas con las que el Creador azotó a Egipto. Fueron plagas devastadoras, hasta el punto de que algunos egiptólogos, como David Rohl, sugieren que la invasión de los Hicsos, que se apoderaron de Egipto por más de 150 años, fue consecuencia directa de esta devastación que dejo a los poderosos egipcios debilitados, tanto militar como económicamente.

Pero, ¿cómo pudo Egipto permitir que ocurriera eso? ¿Cómo se explica que el Faraón se haya negado sistemáticamente a liberar a los esclavos judíos y haya provocado así su propia destrucción? Porque como todos sabemos, Moisés, en nombre del Dios de los hebreos, le dice una y otra vez al Faraón: “Si no dejas salir a los israelitas, sufrirás las consecuencias. Pero si liberas a mi pueblo. No habrán más plagas. El ‘cese al fuego’ está 100% en tus manos”.

La negativa del Faraón a liberar a los israelitas parece inexplicable. En primer lugar, porque demuestra que no le importa en absoluto de sus civiles, de aquellos ciudadanos que supuestamente él tiene la obligación de proteger.  Hay una escena dramática que ilustra esta situación. El texto está en Shemot (Éxodo 10:7-8). Cuando los sirvientes del Faraón le reprochan a su jefe: «¿Hasta cuándo seguirás provocando nuestra perdición  («lanu» se refiere a los ciudadanos egipcios). ¡Deja salir a estas personas —los judíos— antes de que nos demos cuenta que Egipto está completamente destruido.»

Repito: El faraón solo tenía que hacer una cosa para evitar la destrucción de Egipto: liberar a los israelitas. Si lo dejaba ir, las plagas llegarían a su fin.

La pregunta del millón es por qué el Faraón actuó de esa manera irracional provocando la destrucción y la ruina de Egipto.

Parece que a los faraones solamente les importaba de su propio honor, de su reputación y especialmente mantenerse en el poder. Y todo este aparato de poder colapsaría si demostraba debilidad. El Faraón solo cedió en la última plaga cuando el tema lo afectó en lo personal: cuando perdió a su primogénito y sintió que su propia vida estaba en peligro.

Desde el punto de vista bíblico, la obstinación del Faraón fue producto de una intervención divina. Maimonides explica que hubo una combinación de ambos factores: la terquedad inicial del Faraón, fruto de su arrogancia, lo había metido en un callejón sin salida, hacia cruzado la linea roja por su propia voluntad, y una vez allí, el Creador, ya no le permitido que diera marcha atrás.

Dios se lo había anticipado a Moshé explícitamente: iba a endurecer el corazón del Faraón con el fin de darle su merecido escarmiento a Egipto por haber hecho tanto daño a nuestro pueblo, y quedaría demostrado Quién es el verdadero Dios.

GAZA

La prensa internacional da cuenta de que ya han muerto más de 20,000 personas en Gaza. Las ciudades están destruidas.  La situación humanitaria es catastrófica: hay hambre, enfermedades, epidemias. El mundo entero reclama un cese al fuego. Y el ejército de Israel está dispuesto a suspender su ofensiva. ¡Sí, de verdad! Todo lo que tiene que hacer el Faraón de Gaza es rendirse y liberar a los israelíes. Dejar que salgan de su cautiverio. La solución de este conflicto, como lo dijo esta semana Anthony Blinken, esta 100% en sus manos. Entonces, ¿por qué el líder de los palestinos no libera a sus israelíes cautivos? ¿Por qué sigue provocando la destrucción de sus ciudades, y la ruina de los ciudadanos a quienes se supone que debe proteger?

Los líderes de Gaza parecen actuar con la misma soberbia que el monarca egipcio y actúan hacia su pueblo con el mismo desprecio por sus vidas que tuvo el Faraón.

Este empecinamiento en preferir la destrucción de Gaza y la perdida de vidas a “dar marcha atrás y liberar a los israelíes cautivos” los ha metido en un callejón sin salida, han cruzado la linea roja y una vez allí, la poderosa mano ( יד חזקה ) del ejército de HaShem les da el merecido escarmiento por la terrible masacre que han causado a nuestro pueblo.

Algunos comentaristas politicos también se sorprenden de la irracionalidad autodestructiva de los Hutíes del Yemen: ¿por qué comenzaron estas agresiones marítimas provocando a los Estados Unidos y a una coalición de países europeos? ¿Sucederá lo mismo con los faraones de Hezbollah, que a pesar de que tiene tanto que perder provocando a Israel —como ha quedado demostrado hasta este momento— no para con sus ataques. ¿Será que los Faraones del Yemen, Libano y Tehrán están siguiendo el mismo camino que los Faraones de Gaza? ¿O será que las Fuerzas del Cielo están endureciendo sus corazones, y traer así una victoria épica al estado de Israel, y protegerlo de sus enemigos, como lo anticipó Netanyahu?

Mientras vemos cómo se van desarrollando estos acontecimientos día por día, les confieso que para mí esta confrontación entre Israel y sus malos vecinos cada vez parece más bíblica.

Quiera Boré Olam proteger a Medinat Israel, a sus ciudadanos y a sus valientes soldados.

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