ABRAM LLEGA A CANAAN
Dios le ordena a Abram que deje la tierra de sus padres y que se traslade a la tierra que Él le mostrará. Dios promete convertir a Abram en el patriarca de una gran nación. Abram obedece y se muda a Canaan (Israel) llevando con él a su esposa Saray y a su sobrino, e hijo adoptivo, Lot. Una vez que Abram llega a Canaan, Dios le promete que le dará esa tierra a sus descendientes. Abram, a sus 75 años, todavía no tenía hijos.
EGIPTO
Abram busca dónde establecerse, pero una gran hambruna, producto de la sequía, lo obliga a trasladarse a Egipto, donde hay comida. Cuando llega, y por temor a que los egipcios lo maten para tomar a Saray, esta pretende ser su hermana. Tal como Abram lo sospechaba debido a la extraordinaria belleza de Saray, es llevada por la fuerza ante el Faraón. Pero Dios castiga al Faraón y a los miembros de su palacio con plagas, lo que lleva al Faraón a liberar apresuradamente a Saray y a recompensar a Abram con generosas riquezas por las molestias causadas. Abram regresa a Canaan como un hombre rico.
LOT LLEGA A SEDOM
Lot también hizo su fortuna en Egipto y nos cuenta la Torá que los pastores de Lot se peleaban con los pastores de Abram por cuestiones de territorio. Abram le ofrece a Lot separarse y Lot entonces se traslada a la ciudad de Sodoma, que era famosa por sus despiadados habitantes. Dios le vuelve a prometer a Abram que sus descendientes heredaran esa tierra y que llegarán a ser tan numerosos como el polvo de la tierra.
LA GUERRA Y EL BOTÍN
La tierra de Canaan es invadida por varios reyes del medio oriente que peleaban entre sí. Los reyes arrasaron con la región de Sodoma y se llevaron cautivos, entre ellos a Lot. Al enterarse, Abram arma un ejército de más de 300 hombres, derrota al contingente que llevaba a los cautivos, los libera y le devuelve a botín al rey de Sodoma. El rey le agradece por los cautivos y le ofrece de regalo el botín de guerra. Pero Abram no quería que ningún hombre dijera» “yo hice rico a Abram” y rechaza la oferta. El deseo que Abram es que su riqueza y su bendición sea atribuida únicamente a Dios.
LA PROMESA MÁS HERMOSA
Dios le habla nuevamente a Abram y le promete que sería recompensado por su rectitud. Por primera vez, Abraham menciona entonces que no tiene hijos: ¿Quién me heredará si a mi edad todavía no tengo ni un solo hijo? Dios le asegura a Abram que tendrá un hijo y le promete que sus descendientes serán tan numerosos como las estrellas del cielo.
Dios y Abram celebran un pacto como testimonio de que sus descendientes heredarían la tierra. En ese momento Dios le dice a Abram que sus descendientes serán exiliados y sufrirán la esclavitud por mucho tiempo, pero que luego sus descendientes regresarán y heredarán la tierra de Canaan.
ADAPTAR AL HIJO DE HAGAR
Al ver que ella y Abram aún no tenían hijos, Saray sugiere que Abram tuviera un hijo con su sierva egipcia, Hagar. Hagar concibió y entonces comenzó a ser despectiva con Saray, quien respondió con mano dura, e hizo que Hagar se escapara de allí. Un ángel animó a Hagar a regresar a la casa de Saray, prometiéndole que su hijo se convertiría en una gran nación. Hagar obedeció y dio a luz a Yshmael.
CAMBIOS Y MÁS CAMBIOS
Dios agregó la letra hebrea “HE” ה al nombre de Abram, convirtiéndolo en “Abraham”, que significa: el patriarca de numerosas naciones. Dios hace otro pacto con Abraham y sus descendientes: la circuncisión de todos los niños varones a los ocho días. El nombre de Saray es reemplazado por Sara, que significa “Princesa”, en el sentido de matriarca. Dios le promete a Abraham que tendrá otro hijo, pero esta vez de su propia esposa Sara.
A la edad de 99 años, Abraham se circuncidó a sí mismo, también circuncidó a su hijo Yishmael y a todos los miembros de su hacienda.