jueves, marzo 28, 2024
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El libro de Job y la Edad de la Tierra

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Otra interesante coincidencia entre ciencia y Torá, que se relaciona con la «evolución» y la «edad» del planeta tierra, se puede ver de un texto del libro de Yiob (Job). Yiob fue un hombre bueno y honesto que sufrió la muerte accidental de todos sus hijos. El libro de Yiob, 42 capítulos, trata sobre el tema de la justicia divina y cuándo le las cosas malas le pasan a las personas buenas. Hacia el final del libro, capítulo 38, HaShem se revela a Yiob y le muestra lo poco que los seres humanos podemos saber sobre la realidad que nos rodea. Y si nuestro conocimiento escapa a la comprensión de la realidad física -material, visible y accesible-, cuánto más remoto es nuestro acceso potencial a la dimensión del Conocimiento Divino, en este caso, la administración de la Justicia Divina. Dios le demuestra a Yiob las limitaciones inescapables del conocimiento humano, y así disuade a Yiob (y al lector) de la comprensión de la Justicia Celestial. En este capítulo, que es un monólogo porque Yiob no tiene respuestas, Dios confronta a Yiob con una serie de preguntas fascinantes sobre cuestiones relacionadas con la Creación, la armonía del cosmos, el misterio de la luz, los secretos de la vida en el fondo marino y mucho, mucho más. Es en este contexto que encontramos un versículo (38:38) donde Dios desafía el conocimiento de Yiob sobre la formación de la tierra. El texto dice: «[¿Dónde estabas …] cuando [el planeta] se fusionó en una masa, y las capas de la tierra se adhirieron entre sí?» Esta última expresión [בְּצֶקֶת עָפָר לַמּוּצָק] llevó a los rabinos a afirmar (Yoma 54b) hace dos mil años que nuestro planeta está compuesto de varios estratos y no, por así decirlo, de una sola pieza. El Beur, un comentario contemporáneo sobre el Bereshit Rabbá escrito por el Rabino Abraham Shteinberger (Midrash Bereshit Raba HaMobar, Jerusalén, Makhon HaMidrash haMeboar, 1980, página 13), indica que «el hecho de que nuestro planeta haya sido creado por estratos y capas, hace que la Tierra parezca más antigua de lo que realmente es, y esa es la razón por la cual algunos hombres de ciencia suponen que deben haber transcurrido millones de años entre estrato y estrato «.

Es interesante saber que esta coincidencia entre el texto bíblico y la geología fue evidente sólo en la modernidad. Durante miles de años los científicos no sospecharon que debajo de la superficie, nuestro planeta está formado por diferentes capas. Solo mucho tiempo después el «uniformismo», un concepto desarrollado por James Hutton (1726-1797), el padre de la geología moderna, «descubrió» que el Planeta Tierra se formó paso a paso y consta de numerosas capas.

Para resumir, el texto bíblico establece que, si bien nuestro planeta fue creado por el Creador en un solo acto, fue creado compuesto por diferentes estratos, desde el centro hasta la superficie de la tierra.
Ahora bien, si un geólogo examina la composición de nuestro planeta y «descubre» sus numerosas capas, seguramente atribuirá esta composición a un proceso evolutivo que demandó millones de años.

Curiosamente, desde el punto de vista bíblico, el geólogo no está descubriendo algo que contradice a la Torá, sino algo que realmente la confirma. El único elemento en conflicto es la «interpretación» de que los estratos terrestres implican un proceso que duró millones de años. Y esta «interpretación» se basa en sacar de la ecuación un acto de Creación inicial.
Sin embargo, cuando examinamos los hechos partiendo de la premisa de un acto inicial de la Creación, el descubrimiento de los estratos de la tierra, ¡es exactamente lo que esperábamos encontrar!

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