viernes, marzo 29, 2024
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VAYIGGASH: Yosef, y todos los niveles del perdón

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Cuando leemos en la Torá las últimas Parashiot del libro de Bereshit que nos cuentan sobre Yosef y sus hermanos, surgen muchas preguntas. Una de esas preguntas tiene que ver con la reacción de Yosef cuando ve a sus hermanos que 20 años atrás lo traicionaron y lo vendieron como esclavo. Ahora, cuando los ve llegando a Egipto para abastecerse de comida, Yosef tiene que decidir qué hacer con sus hermanos: ¿Ignorarlos, vengarse de ellos, perdonarlos?

VENGANZA

La primera opción de Yosef, la más «normal», hubiera sido vengarse de sus hermanos. Naturalmente, estaba tremendamente herido por su crueldad y por lo que sufrió durante todos esos años lejos de la casa de su padre. La tristeza y el dolor de la esclavitud fueron sin duda abrumadores. Ahora, sus hermanos llegan a Egipto, Yosef está en una posición de poder y tiene la capacidad de «hacerles pagar todo el sufrimiento que le causaron».

Pero la venganza no era lo que movía a Yosef. Yosef había superado unilateralmente su resentimiento. ¿Cómo lo sabemos? Entre otras cosas, porque cuando nace su primer hijo le pone el nombre de «Menashé», explicando que Dios lo ha beneficiado tanto que lo ha hecho «olvidarse (nashani) de todo el sufrimiento» que le causaron sus hermanos. Yosef no permitió que el dolor y la ira del pasado definieran su futuro. Yosef no estaba pensando en venganza. Había superado ese sentimiento autodestructivo.

IGNORAR

La otra opción de Yosef era simplemente ignorar a sus hermanos. Si Yosef no se quería vengar, podría haber optado por ser indiferente, hacerse como que no los vio y continuar su extraordinaria vida y su brillante carrera en Egipto: el país más poderoso de la antigüedad. ¿Por qué iba a querer Yosef reconstruir su relación con sus hermanos que actuaron tan mal?  Pero Yosef no los ignora. Cuando los ve, se le ocurre un plan maestro de varias movidas: los acusa de espionaje. Luego, los fuerza a que traigan a Binyamin, su hermano menor. Cuando este llega, hace una trampa para encarcelar a Binyamin y les propone a los hermanos que regresen a sus casas «sanos y salvos» y que dejen a Binyamin con él, como esclavo en Egipto. De esta manera Yosef «recrea», reconstruye»  de la mejor manera posible el escenario que tuvo lugar 20 años atrás: decidir abandonar a uno de sus hermanos. Yosef les da la posibilidad de redimirse y demostrar que ahora están dispuestos a dar su vida, uno por el otro. Cuando Yosef se da cuenta que sus hermanos han aprendido la lección y no están dispuestos a repetir su error, les revela su identidad y los perdona.

RECONCILIACIÓN
El nivel de perdón que vemos en la historia de Yosef es excepcional. Casi sobrehumano. Ya que Yosef no los perdona con un discurso lleno de reproches ni de resentimiento: es una reconciliación total. En primer lugar, es absolutamente desinteresada ya que en lo estrictamente personal, Yosef no tiene nada que «ganar» en lo que concierne a su carrera o prestigio en Egipto perdonando a sus hermanos. El gesto de Yosef es altruismo puro. Un extraordinario acto de bondad. En segundo lugar, Yosef da un paso más, inesperado. Lejos de reprocharles, hace lo posible para aliviar emocionalmente a sus hermanos de sus sentimientos de culpa y los trata de convencer de que las trágicas acciones del pasado «no fueron su responsabilidad. Fueron eventos orquestados por el Todopoderoso para salvar a su familia y para que millones de personas no murieran de hambre». Lejos de buscar la distancia, Yosef les ofrece a sus hermanos que vengan a vivir con él en el prestigioso barrio de Goshen, en el delta del Nilo. Y así Yosef logra lo que parecía imposible: reunificar a su familia que estaba destruida. El Rab Sabato, de Bircat Moshé, explica que a Yosef se lo llama Yosef haTzadiq, Yosef el justo, no solo por lo que pasó (o no pasó) con la esposa de Potifar, sino por su increíble capacidad de perdonar.EXONERACIÓNEl Dr. Stephen Marmer, psiquiatra de la Universidad de California, UCLA, explica que hay tres tipos de perdón: 1. Liberación. 2. Tolerancia y 3. Exoneración (nos referimos principalmente a situaciones familiares o sociales, no a crímenes o terrorismo).

«Liberación» es el nivel más básico de perdón, y ocurre cuando la persona que causó el daño no se disculpa con el damnificado. No tiene la voluntad ni la capacidad de pedir perdón. No hay reconciliación, pero la víctima elige «olvidar» el incidente y no le permite al victimario vivir en su mente, y así, se libera del efecto tóxico de su resentimiento.

«Tolerancia» es cuando la víctima ha recibido una disculpa parcial o poco sincera, porque aquel que lo hirió u ofendió no ha asumido suficiente responsabilidad por sus acciones. No obstante, el damnificado elige perdonar a su victimario, y reconstruir la relación ya que es importante para él mantenerla, aunque ahora actuará con más cautela.

«Exoneración» es el nivel más alto de perdón, que ocurre cuando uno busca restaurar la relación y llevarla al nivel que estaba antes de que ocurriera la ofensa. La exoneración suele ocurrir en situaciones donde la parte lastimada se da cuenta (o decide asumir voluntariamente) que la ofensa fue un accidente, o que la persona que lo lastimó actuó impulsivamente, o no sintió que le estaba causando dolor. O cuando el ofensor sinceramente lamenta su error, asume toda la responsabilidad y pide perdón por lo que hizo.

Volvamos a Yosef. Primero, antes de encontrar a sus hermanos, Yosef decidió unilateralmente perdonar y liberarse del resentimiento. Luego, no ignoró a sus hermanos y buscó volver a relacionarse con ellos. Pero su nobleza no terminó allí. Yosef exoneró completamente a sus hermanos. Entendió – o decidió asumir – que actuaron con impulsividad y que ahora hicieron Teshubá, es decir, se arrepintieron y cambiaron.

Quizás Yosef también se dio cuenta de que en su juventud, él había procedido hacia ellos con soberbia, y ahora asume con magnanimidad parte de la responsabilidad por lo sucedido… Yosef no da vuelta la página, con respecto a sus hermanos. Yosef propone comenzar un nuevo libro. La nueva relación entre los hermanos no va a ser como fue en el pasado: va a ser mejor. La reconciliación entre hermanos, entre amigos o entre marido y mujer puede ser «mágica», y llevarnos desde las profundidades de la enemistad a un nivel de relacionamiento superior inimaginable, donde el cielo es el límite 🙂

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