El Rab Obadiá Yosef z’l, a 7 años de su fallecimiento

PASION POR EL ESTUDIO Hoy se conmemora el séptimo aniversario de la muerte del Rab Obadiá Yosef z”l, fallecido a la edad de 93 años. El Rab Obadiá no solo fue el más ilustre Rabino principal de Israel (Rishon LeTsion), sino también el rabino que lideró a los sefardíes en Israel y la diáspora a recuperar sus costumbres y tradiciones. La pasión del rabino Obadiá Yosef fue el estudio de la Tora. En particular, los aspectos legales del judaísmo (halajot). La jurisprudencia judía es una disciplina muy compleja. Y hay que leer y recordar muchísimos libros, algunos de tamaño enciclopédico, para llegar a ser un maestro en este campo. El rabino Yosef estaba dotado de una memoria prodigiosa que le permitía citar de memoria miles de opiniones, análisis y fallos rabínicos. Pero sus excepcionales talentos mentales no hubieran sido suficiente sin la dedicación ininterrumpida al estudio de la Torá. Recuerdo que su hijo, el rabino Ya’aqob Yosef z «l, con quien estudié por 2 años en Yerushalayim, nos dijo que su propia pasión por estudiar Tora comenzó cuando vio a su padre meciendo suavemente la cuna de uno de sus hermanos pequeños con una mano, mientras sostenía y leía un libro de Torá con la otra.

LA IMPORTANCIA DE UN BUEN MAESTRO Desde una edad muy temprana, el rabino Obadiá Yosef mostró los dos signos más importantes de una gran luminaria de la Tora: una pasión por el estudio de la Tora y una memoria excepcional. Pero eso no era suficiente en la década de 1930 en Israel. En esos días de depresión financiera, la situación económica del mundo era caótica e Israel (en esos días: Palestina) obviamente no era la excepción. La familia Yosef no podía permitirse tener un hijo fuera del mercado laboral. Durante un tiempo, al joven Obadiá Yosef se le permitió estudiar en la Yeshibá sefaradí más prestigiosa, Porat Yosef, en la Ciudad Vieja de Jerusalem. Pero al poco tiempo se vio obligado a dejar sus estudios y trabajar en la tienda de su padre en “shejunat habujarim” en Jerusalem. La Yeshiva Porat Yosef estaba dirigida por un gran rabino nacido en Aleppo, Siria, Ezra Attie z”l (1887-1970) quien además de ser un hombre muy piadoso y uno de los más grandes eruditos de la Torá de su generación también tenía la habilidad de identificar el potencial intelectual y las cualidades de liderazgo en sus alumnos. Durante el poco tiempo que el rabino Yosef estudió en Porat Yosef, el rabino Attie identificó su carisma, su mente brillante y su carácter positivo. Y cuando se enteró que el joven Obadiá tenía que dejar sus estudios para salir a trabajar se puso muy triste. Pero no se rindió e hizo lo inesperado. El rabino Attie se acercó al padre del rabino Yosef y le rogó que dejara que el niño regresara al Yeshibá. Le dijo a su padre: «Si usted necesita ayuda en la tienda, yo me quedaré aquí y trabajaré para usted gratuitamente. Mantenerme alejado del estudio de Torá importa menos que mantener alejado a su hijo». El padre del rab Yosef no pudo decir que no. Y al darse cuenta del potencial de su hijo como un gran estudioso de la Torá, le permitió volver a la Yeshibá. Este fue probablemente el punto de inflexión más importante en la vida del rabino Yosef.

REGRESAR LA CORONA A SU ORIGEN

Lo que caracterizó al rabino Yosef como líder de los judíos sefardíes fue el coraje de reclamar las voces sefardíes halájicas del pasado como vinculantes en el presente. No fue una tarea fácil, considerando que en su momento tuvo que desafiar abiertamente a otros líderes rabínicos que también alegaban representar el auténtico enfoque sefaradí. La contribución principal del rab Obadiá fue quizás la restauración del rabino Yosef Caro (1488-1575) y su Shulján ‘aruj como la máxima autoridad para los judíos sefardíes en Israel ya que «Quibalnu Horaot Maran» , históricamente, los Sefaradim, aceptamos guiarnos por los fallos del rabino Yosef Caro, y nos comprometimos a hacer ni menos ni más de lo que en su libro se establece.

¿BEN ISH JAI o SHULJAN ARUJ?

Unir a los judíos sefaradíes de Israel alrededor del Shulján Aruj fue uno de los principales objetivos y logros del rabino Obadia Yosef z ”l. Los judíos sefaradíes venían a Israel de muchos países diferentes (Marruecos, Algeria, Libia, Siria, Egipto, Irán, etc.) y traían consigo múltiples costumbres locales, y en muchos casos, estas prácticas eran más estrictas de lo que la ley judía requiere. Pésaj es un buen ejemplo de estas restricciones adicionales. Los judíos del Marruecos español, por ejemplo, solían cubrir la mesa del comedor con siete manteles. Nadie se atrevía a comprar azúcar o aceite común para Pésaj. Y muchos buscaban hasta productos de limpieza que estuvieran certificados Kosher para Pésaj, etc. El primer libro publicado por el rabino Obadiá Yosef fue Jazón Obadiá, un libro sobre las leyes de Pésaj, que cuando se publicó por primera vez en los años 50 fue revolucionario. Debido a que el rabino Yosef indicaba a sus seguidores a renunciar a las restricciones adicionales (dictamindas en el Ben Ish Jay, o por minhaguim locales) que para el Rab Yosef no eran aplicables en Israel, donde el rab Yosef caro era la autoridad final. Algo muy similar sucedió con las leyes de Nidda (pureza familiar), las leyes de Shabbat, y hasta Kashrut, solo por mencionar algunos ejemplos conocidos. Recuerdo que una vez tuve una reunión privada con el Rab Yosef y le pregunté sobre el alcance Halájico de las reglas del Ari haQadosh y me dijo sin ambigüedades que son aplicables “solo en el campo de la liturgia”, Tefilá, o “como práctica privada”, en todo lo demás nos regimos por el Shulján Aruj.

¿SEFARADIM O ASHKENAZIM? Parte de su visión era facilitar la práctica del judaísmo, algo que él vio como un principio muy necesario para nuestros días modernos. En la década del 50 el Rab Obadiá fue criticado por muchos rabinos, Ashkenazim y Sefaradim, que lo rechazaban como autoridad Halájica válida. En los años 60 y 70, muchos consideraban que sus opiniones eran demasiado «liberales». Otra de las razones por la cual muchos Sefaradim habían abandonado su tradición milenaria fue que el sistema educativo judío en esos tiempos —las escuelas judías y especialmente las Yeshibot— era predominantemente Ashkenazí, y la tradición halájica sefaradí estaba literalmente en peligro de extinción. Pasaron décadas hasta que su voz se convirtió en la máxima e indiscutida autoridad de las comunidades sefaradíes del mundo entero.

Rab Yosef Bitton