Las 3 ideas más importantes del Seder de Pésaj

פסח, מצה ומרור
Hay 3 conceptos que deben mencionarse en el Seder:
1.Pésaj, 2.Matsá y 3.Maror.
Pésaj, representa lo que HaShem hizo por nosotros.
Matsá, es lo que hicimos nosotros, el pueblo de Israel, para merecer nuestra libertad.
Maror, es lo que nos hicieron los Egipcios.
PESAJ
De acuerdo al Rab Menashe Ben Israel, la palabra Pésaj en la Torá no significa que HaShem “salteó” las casas de los Yehudim sino que las “protegió” (como lo traduce el Targum Onkelos jayis). Cuando HaShem mandó la décima plaga, la muerte de los primogénitos, (משחית, plaga mortal, ver Shemot 12:13 y 12:23), que en teoría tendría que haber afectado a todos los primogénitos de Egipto, gentiles o judíos, indiscriminadamente, HaShem “protegió” (pasaj) las casas de los Yehudim, y no dejó que esta plaga afectara a los primogénitos judíos. Pésaj, entonces, es la festividad en la que celebramos la constante, directa y sobrenatural protección que HaShem le brinda al pueblo de Israel. Esta protección selectiva (hashgajá peratit) al pueblo judío que celebramos la noche del 15 de Nisán (en Hebreo conocida como ליל שימורים) acompaña desde entonces a Am Israel a través de su historia y hasta nuestros días. Desde entonces HaShem protege al pueblo de Israel de una manera sobrenatural. La existencia de Israel desafía las estadísticas o las predicciones más lógicas. El pueblo judío, es el grupo humano más perseguido y hostigado en la historia de la humanidad. «Lógicamente», deberíamos haber desaparecido hace mucho tiempo atrás ח»ו. Pero “gracias a HaShem”,literalmente, aquí estamos.  El pueblo y el estado de Israel existen milagrosamente, a pesar de todos los que alzan sus voces y sus armas para destruirnos, porque tal como ocurrió en esa noche de Pésaj HaShem nos sigue protegiendo. Y esto es lo que celebramos en Pésaj.
MATSA
La Matsá representa lo que el pueblo judío hizo para merecer su libertad. El 14 de Nisán, HaShem ordenó a los Yehudim abandonar Egipto y encaminarnos hacia el desierto.
Esto parece fácil.¿Quién no querría dejar de ser esclavo? Pero hay que tener en cuenta un elemento que ocupa un lugar importantísimo en Pésaj, pero que por alguna razón, no se habla mucho del mismo.
Egipto era el país más moderno, más próspero, más estable y más seguro del mundo es esos tiempos.
Los Yehudim, a pesar de que éramos esclavos, teníamos agua y comida, lo cual no era común en otros lugares del mundo, donde muchas veces hasta la gente común se moría de hambre o de sed, por ejemplo, en tiempos de sequías. A Egipto no le afectaban las sequías. Egipto contaba con el caudaloso rio Nilo, el más largo del mundo, un recurso natural y estable, que proveía agua, riego para las plantas y peces en gran abundancia.
Hay otro factor que tampoco es muy mencionado.  Estoy leyendo un libro sumamente interesante llamado “1177 AEC”, que describe la invasion por mar de las tribus salvajes de las costas e islas europeas a las costas del Mediterráneo. Estas terribles invasiones, que no eran poco comunes en esos tiempos, destruyeron todas las civilizaciones de esa época. Egipto sobrevivió estas invasiones (el pueblo de Israel también, pero eso es para otro día…) gracias a su poderoso ejercito, que pudo repelar el ataque de estos temibles invasores. Egipto era, para esa época, un país muy seguro militarmente.
Por todo esto hay que entender algo que suena un poco irónico ¡no fue fácil para los Yehudim abandonar la prosperidad, la estabilidad y la seguridad de Egipto —a pesar de la esclavitud— e irse al desierto, a una tierra seca, sin agua, sin comida, sin plantas ni frutas, con serpientes venenosas, alacranes, enemigos, bandidos del desierto, etc.
Cuando se dio la orden de partir, los Yehudim podríamos haber dudado, debatido, demorado la partida (להתמהמה), ya que nos encaminábamos hacia un lugar muy peligroso. Nuestro gran mérito fue que no demoramos la partida sino que nos apresuramos a partir. Salimos con mucho entusiasmo y lealtad a HaShem, confiados únicamente en la promesa de Su protección. Y en las últimas horas antes de partir, preparamos rápidamente la mayor cantidad de comida que pudimos, tan apresuradamente que no esperamos a que la masa fermentara para hacer pan … Salimos de Egipto cargando solamente algunas Matsot.
La Matsá nos recuerda este mérito: que no dudamos en dejar Egipto y partir rumbo a lo desconocido, entregándonos en las manos de Boré Olam.
Este gran mérito del pueblo de Israel es recordado con mucho énfasis por el profeta Yirmiyahu, cuando dijo en nombre de haShem, refiriéndose a la salida de Egipto: “Recuerdo tu mérito de joven; tu amor incondicional [por Mi]: cuando me seguiste hasta el desierto, a una tierra seca [sin agua, y sin comida]…” (Jeremiah 2:2).