viernes, abril 19, 2024
InicioPerashat haShabuaSHOFETIM: El juego de la Teshubá. Por Rabbanit Coty Bittón.

SHOFETIM: El juego de la Teshubá. Por Rabbanit Coty Bittón.

image_pdfVer en PDFimage_printImprimir
La Parashá y nuestros hijos
שופטים ושוטרים תתן לך
Los Jajamim del Musar vieron un mensaje muy importante en el primer pasuk de esta Parashá, algo que se relaciona con el comienzo del mes de Elul y el proceso de Teshubá o arrepentimiento.  Las primeras palabras de nuestra parashá literalmente dicen: Jueces… deberás asignar para ti mismo…  Esto quiere decir que, más allá de la Mitsvá de asignar jueces para juzgar y sentenciar crímenes, debemos desarrollar la capacidad de actuar como jueces «de nosotros mismos».
Las palabras: «Jueces… deberás asignar para ti mismo»,  nos enseñan que la Teshubá no es posible a menos que abandonemos la zona de confort de la auto-defensa y tengamos el coraje de observarnos a nosotros mismos «desde el balcón» es decir, como otras personas nos ven.
Cuando mis niños eran chiquitos los llevaba a la cama un poco más temprano de su horario de dormir. Esto nos permitía disfrutar un ratito juntos leyéndoles un cuento, charlando y jugando algún juego sin sentirme presionada por el tiempo. Uno de esos «juegos» consistía en que cada uno de nosotros tenía que contar algo que hicimos durante ese día y que nos hizo sentir contentos y orgullosos. Surgían ejemplos como: dije Tefilá con Kavaná;  le presté mi lápiz a un amigo; ayudé a mamá a poner la mesa; no lloré cuando me caí; metí un gol, etcétera.
En una segunda ronda nos tocaba hablar de algo que hicimos hoy, pero que ahora desearíamos haber actuado de manera diferente. Y los casos que traían mis niños podían ser: Le pegué a mi hermanito; tiré mi sandwich a la basura en vez de comerlo; le dije una palabra fea a mi amiga; tomé algo «prestado», etc.  Por supuesto que yo también participaba con ejemplos de mi día. Compartía con ellos mi sentimiento de satisfacción si le había cocinado la cena a la familia de mi amiga que había dado a luz, y mi frustración si, por ejemplo, fallé y hablé lashón hará.
Muchas veces, cuando nos sentíamos inspirados y creativos, se desarrollaba una conversación donde cada uno analizaba lo que había dicho su hermanito o hermanita. Se aplaudía por los logros, y también opinábamos sobre cómo se podía modificar una acción equivocada: mañana le tengo que pedir perdón a mi amiga; no voy a tirar la comida; tengo que devolver lo que tomé prestado, etc.
Hoy entiendo que sin darme cuenta les estaba regalando a mis hijos una práctica invaluable: el hábito de la  introspección. Acostumbrarse a tener el coraje de mirar adentro de uno y reflexionar. Y analizar nuestro comportamiento en la forma más objetiva posible, sin caer en el riesgo de llevarlos a sentir una culpa dañina o destructiva. Porque estábamos jugando y aprendiendo que nadie es perfecto. Que es normal equivocarse y cometer errores. Y que siempre es posible ¡y muy bueno a los ojos de HaShem! mirar hacia atrás y hacia adentro, reconocer nuestras fallas, reparar y pedir perdón. Practicamos a no ser muy estrictos juzgando a los demás. Y sobre todo aprendimos que cuando me pongo en el papel de juez «de mis propias acciones», y reconozco que lo que hice estuvo mal,  me va a llevar a mejorar, y va ayudarme a que lo que haga hoy sea mejor que lo que hice ayer.
SHABBAT SHALOM. 
 
ABOUT THE AUTHOR 
Rabbanit Coty Bittón is a certified marriage and family counselor. Her weekly Torah classes are rich in relationship advice and home improvement. Her Shalom Bayit and parenting classes combine modern psychology and Tora knowledge.  Her email address for referrals and consultations is: [email protected].
RELATED ARTICLES