PRINCIPIO 10: Vivir bajo Su mirada

El Creador ברוך הוא conoce todas las acciones y pensamientos del hombre. Como dijo el rey David «Él, que moldea los corazones … y sabe lo que cada uno hace.» (Salmo 33:15).
El 10mo principio de la fe judía afirma que Di-s  es omnisciente, que todo lo sabe, y que conoce nuestros pensamientos y acciones.
«Su conocimiento es completamente diferente a nuestro conocimiento. Nosotros ‘adquirimos’ conocimiento (antes yo ignoraba algo > ahora lo sé), mientras que el conocimiento Divino no es algo que pueda ser separado de Su esencia (es decir: no se puede concebir que haya algo que Di-s no sabía y luego lo sabe)  … Él y Su conocimiento y Su existencia son uno … Este concepto está más allá del entendimiento humano y de lo que las palabra pueden expresar»(Maimónides MT, Yesode haTora 2:10).

 

El hombre no puede comprender la naturaleza del conocimiento de Di-s, es decir, cómo Di-s sabe lo que estamos pensando o sintiendo, o cómo su conocimiento del futuro no limita nuestra libertad de elección, etc. Como dijo el profeta Yesha’ayahu (55: 8): «Mis pensamientos [= los pensamientos de HaShem] no son vuestros pensamientos, y Mis caminos no son vuestros caminos».

 

Lo que sí entendemos sobre el conocimiento de Di-s, y lo más relevante para nosotros, es que HaShem nos conoce íntimamente.

 

En las palabras de Rabbí Jaim-Pereira Mendes: «Todo lo que hacemos o decimos o pensamos, Di-s lo sabe. Es inútil intentar engañar a Di-s con falsos pretextos. Dios conoce nuestros pensamientos. Di-s sabe qué conducta se puede esperar de nosotros en razón de nuestra inteligencia, nuestra educación, nuestro medio ambiente. Cuanto mayores sean estos factores, mayores son los ideales de conducta que Él esperará de nosotros. Di-s nos ha dado el poder de discernir entre el bien y el mal. Él sabe que poseemos ese poder. Por lo tanto hay que utilizarlo correctamente y con sabiduría. «

 

Este principio señala principalmente nuestra responsabilidad ética: debemos vivir una vida con la conciencia de que Di-s nos está observando permanentemente.  Él ve nuestras acciones y conoce nuestras intenciones.    Es posible y relativamente fácil engañar a otros seres humanos, y ocultar nuestras malas intenciones o nuestros planes secretos detrás de elocuentes palabras, gestos, etc. Pero cuando se trata de HaShem, no hay mentiras, ni excusas, ni pretextos posibles.

 

De esta manera, cuanto más alerta estemos de la omnisciencia de Di-s (de que Él nos ve constantemente), más fácil será vivir una vida de bien y de justicia. Y viceversa.

 

El Shuljan ‘aruj ( o más precisamente, las glosas de rabbi Moshé Isserles, 1520-1572,  o MURAM) en el primer articulo de su primer capitulo explica que este pensamiento, tener a HaShem presnte y saber que nada se oculta de Su mirada, nos protege de nosotros mismos: «Dice en Tehilim: ‘Pienso [lit. pongo] que HaShem está siempre frente a mí.’  Este es un concepto importantísimo en la Torá y es la cualidad fundamental de los tsadiqim (personas justas) que se conducen por el camino de Di-s. Ya que la forma en que una persona se conduce… y lleva a cabo sus actividades diarias mientras está solo en su casa no es la misma que lo haría frente a un Soberano. Además, la forma en que uno habla, mientras está en la privacidad de su hogar y las conversaciones que mantiene… no son las mismas que mantendría frente a la presencia de un rey mortal. Entonces, cuando cuando uno fija en su mente que el Todopoderoso y Rey, el Santo bendito Él,  se encuentra delante de uno y ve y conoce nuestras obras … este pensamiento, saber que HaShem lo está observando, descenderá sobre el individuo, y si alguna vez está a punto de hacer algo incorrecto, aunque sea privadamente, se sentirá avergonzado ante Di-s y no lo hará…»