1. Lamenatseah ‘al haSheminit, salmo de David.
Como casi todos los salmos, éste también ha sido compuesto por David haMelej, quien sufrió y presenció personalmente el inmenso daño que las personas sin escrúpulos pueden causar con sus palabras. David fue víctima de engaños y mentiras en su ejercito, en su corte y hasta en su propia familia.
2. Sálvanos Hashem, pues los hombres de bien han desaparecido, la rectitud se ha desvanecido entre los hombres.
David se pregunta, ¿Qué puede hacer un justo, el hombre de bien, cuando vive en una sociedad en la cual todos mienten y engañan? El hombre íntegro no tolera la mentira, su palabra es sagrada. Pero ¿Qué le queda por hacer cuando la falsedad se ha instalado para quedarse y donde todos a su alrededor triunfan gracias a sus engaños y estafas? David haMelej teme que ya no queden hombres de bien. Teme que hasta las personas íntegras se hayan adaptado a la «nueva normalidad», a la falsedad, no ya para triunfar, sino para sobrevivir.
3. Los hombres, unos a otros, sólo dicen vanidades, todos hablan el idioma del engaño, como si tuvieran dos corazones.
Los hipocritas tienen un corazón doble: por una lado (con un corazón) odian a una persona, pero por el otro lado (con el otro corazón) simulan amar a esa misma persona. Para engañarlo y eventualmente obtener algún beneficio personal. O en el caso de los enemigos del rey David, alababan al rey en su presencia, para ganarse su confianza y así cuando se presente la oportunidad, traicionar y matar a David para heredar su trono.
Pienso también en la relevancia de este Mizmor para nuestra sociedad contemporánea. En tantos hombres que viven del engaño y que se han convertido en estafadores profesionales. Pienso en las maniobras inmorales pero «legales»; en la letra chica de los contratos; en las promesas que se hacen sabiendo que no se van a cumplir; en el periodismo que se vende al mejor postor; en las cortinas de humo que fabrican los conspiradores; en la política corrupta, etc. El engaño es endémico. Pareciera que la sociedad humana ha construido un modelo diseñado para que caigan los ingenuos y triunfen los estafadores.
4. HaShem partirá los labios de falsedad, y la lengua que practica la arrogancia. 5. [HaShem castigará a] esos hombres que dicen: «nuestra lengua nos hará poderosos, mientras podamos hablar con nuestros labios, quien nos podrá vencer»?
De acuerdo al rey David, la única esperanza de las víctimas de lamentira «legal» es la intervención Divina. Esperar que Él haga la justicia que los hombres de bien no pueden alcanzar. Que de alguna manera, D-s exponga las mentiras de los estafadores, destruyendo su herramienta de trabajo: su mal usada elocuencia.
6. «Desde el abuso a los pobres, desde el grito desesperado de los abusados, Yo Habré de surgir», dirá HaShem, «venceré [a los estafadores] y los hare desaparecer».
David le pide a HaShem que Él se encargue de castigar a los que usan sus labios para embaucar y sus lenguas para hacer caer al hombre crédulo. La decadencia humana a veces sólo puede ser corregida por la intervención divina. Para David haMelej, la justicia de HaShem surgirá desde lo mas profundo, desde el dolor de los estafados. Desde el clamor de los abusados.
7. Las palabras de HaShem son puras, refinadas como la plata que ha sido pulida siete veces. 8. Tu HaShem protegerás [a los justos de los malvados], cuidarás [a los hombres de bien] para siempre. 9. Los oprimidos subirán [=surgirán desde los profundo], y los malvados estarán condenados a dar vueltas, [como perdidos, sin saber donde ir].
D-s ha prometido justicia. Y protección a los oprimidos. Y a diferencia de los hombres, Su palabra, Sus promesas, siempre se cumplen. En esta vida o quizás después. Pero Él hará justicia. Porque Él conoce la duplicidad del embaucador. Y no tolera la impunidad de los malvados.